Trastorno por consumo de sustancias

Todo lo que Necesitas Saber sobre el Síndrome de Alcoholismo Fetal

El síndrome de alcoholismo fetal (SAF) es una condición que se produce en bebés cuando la madre consume alcohol durante el embarazo. El alcohol atraviesa la placenta y puede afectar el desarrollo del feto, lo que resulta en una variedad de problemas físicos, mentales y conductuales en el niño.    Características del Síndrome de Alcoholismo Fetal:   Defectos Físicos: – Rasgos faciales característicos, como ojos pequeños, labio superior delgado y surco nasolabial liso. – Crecimiento deficiente antes y después del nacimiento. – Anomalías en órganos internos, como corazón, riñones o huesos. – Problemas de visión u audición.   Problemas de Desarrollo y Conducta: – Retraso en el desarrollo cognitivo y del habla. – Dificultades en el aprendizaje y la memoria. – Problemas de atención y conducta, como hiperactividad o impulsividad. – Dificultades para regular las emociones.   Problemas de Salud Mental: – Mayor riesgo de trastornos psiquiátricos, como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF), y trastornos del estado de ánimo.   Causas y Factores de Riesgo   – Consumo de alcohol durante el embarazo, especialmente en etapas tempranas. – La cantidad de alcohol consumida y la frecuencia de consumo pueden influir en el grado de daño al feto. – Factores genéticos y ambientales pueden aumentar la susceptibilidad de un feto al SAF.   Diagnóstico y Tratamiento   – El diagnóstico del SAF se basa en la observación de características físicas y problemas de desarrollo y comportamiento. – No hay cura para el SAF, pero el tratamiento temprano y la intervención pueden mejorar la calidad de vida del niño. – El enfoque del tratamiento suele incluir terapias para abordar los problemas cognitivos y conductuales, así como el apoyo educativo y emocional.   Prevención   – La prevención primaria implica evitar por completo el consumo de alcohol durante el embarazo. – La educación y la conciencia sobre los riesgos del consumo de alcohol durante el embarazo son fundamentales para prevenir el SAF.   El SAF es una condición prevenible, y la prevención comienza con la toma de conciencia y la toma de decisiones saludables durante el embarazo. Siempre es importante buscar orientación médica adecuada y apoyo si estás embarazada o planeas concebir.

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Prevenir el alcoholismo en jóvenes

  Es fundamental para promover estilos de vida saludables y reducir los riesgos asociados con el consumo excesivo de alcohol. Aquí tienes algunas actividades que pueden ser efectivas para prevenir el alcoholismo en esta población:   Educación y Concienciación: – Organizar charlas y talleres en escuelas y comunidades sobre los riesgos del consumo de alcohol, los efectos en la salud y las consecuencias sociales. – Utilizar campañas de sensibilización atractivas y dirigidas específicamente a los jóvenes a través de medios de comunicación, redes sociales y materiales educativos.   Promoción de Estilos de Vida Saludables: – Fomentar la participación en actividades extracurriculares, deportes y pasatiempos que promuevan el bienestar físico y emocional. – Organizar eventos y actividades alternativas sin alcohol, como fiestas temáticas, excursiones, noches de cine, o eventos deportivos.   Desarrollo de Habilidades para la Vida: – Impartir programas de desarrollo de habilidades sociales y emocionales que ayuden a los jóvenes a lidiar con el estrés, la presión de grupo y la toma de decisiones. – Ofrecer talleres de resolución de problemas, comunicación efectiva y manejo del estrés.   Participación de la Comunidad: – Involucrar a padres, maestros, líderes comunitarios y otros adultos en la vida de los jóvenes para proporcionar modelos a seguir y apoyo. – Organizar actividades comunitarias que promuevan la cohesión social y fortalezcan los lazos familiares y comunitarios.   Acceso a Recursos y Apoyo: – Proporcionar información sobre servicios de asesoramiento, grupos de apoyo y líneas telefónicas de ayuda para jóvenes que necesiten orientación o apoyo emocional. – Crear espacios seguros y confidenciales donde los jóvenes puedan buscar ayuda sin temor a ser juzgados.   Legislación y Políticas: – Apoyar y promover la implementación y cumplimiento de políticas y regulaciones que restrinjan el acceso de los jóvenes al alcohol, como el aumento de la edad legal para beber y la prohibición de la venta de alcohol a menores. – Promover la responsabilidad social de los establecimientos que venden alcohol para prevenir la venta a menores de edad y promover prácticas de consumo responsable.   Modelos a Seguir: – Fomentar la participación activa de jóvenes en la comunidad como líderes y modelos a seguir para sus compañeros. – Destacar historias de éxito de jóvenes que han tomado decisiones saludables y han evitado el consumo de alcohol.   Al integrar estas actividades en programas educativos, comunitarios y familiares, podemos trabajar juntos para prevenir el alcoholismo en jóvenes y promover un futuro más saludable y próspero para ellos.

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Perfil psicológico del ludópata

Es difícil construir el perfil de la hipotética personalidad del jugador patológico típico, porque todos los intentos han dado como resultado el hallazgo de una serie de rasgos que suelen darse frecuentemente cita, pero que, por su matiz dispar, y aun paradójico, no han permitido diseñar una personalidad pre mórbida especifica. Hay ingredientes constitutivos de la psicología del jugador que se detallan a continuación: En el plano afectivo instintivo o impulsivo, el ludópata es una persona fuertemente dotada pero también descontrolada de impulsos. Se ha detectado que el juego modifica o incrementa el nivel de activación neurofisiológico del cerebro, mediante la liberación de sustancias como la serotonina o los opiáceos endógenos, según afirman investigadores como Blaszczynsky (1986) y ello ha hecho pensar que el ludópata adolece de una carencia de nivel adecuado de activación en su sistema nervioso central que trataría de compensar con el juego. En definitiva, el ludópata se siente instado a la realización de conductas que tienden a llenar un estado de vacío, de hipotonía o de insatisfacción instintiva mediante la obtención fácil de sensaciones compensatorias. Es como la define Zuckerman, un buscador de sensaciones, siendo la búsqueda de sensación de constructo afectivo-instintivo, de naturaleza probablemente biológica, e incluso genética, integrado por varios factores psíquicos, cuales son el gusto por el riesgo, la búsqueda de acción, la desinhibición y la susceptibilidad al aburrimiento. En cuanto al estilo vivencial cognitivo-afectivo, el jugador patológico suele albergar un patrón de pensamiento de tipo mágico-fantasioso, tal vez como consecuencia de su incompetencia para el manejo adulto de la realidad y de las frustraciones que conlleva, optando por dar curso a sus desmedidos deseos y ambiciones a través de la fantasía, que incluye los mitos y la superstición como recursos. Tal vez sea este patrón de pensamiento, como sostienen Corney y Cummings (1985), el que aplicando al juego de azar, permite diferenciar especialmente al jugador patológico del ocasional. Así como el pensamiento lógico, principal atributo de la madurez, es el pensamiento objetivo y racional por excelencia, basado en la capacidad de diferenciación entre lo intenso y lo externo, entre el yo y el no yo, entre la realidad y la fantasías, e independiente del substrato afectivo-instintivo de la persona, el pensamiento mágico, connatural en el ser humano, se fundamenta en lo irracional, se origina en la falta de conocimiento o experiencia racional satisfactoria y campea en el niño y a su vez persiste en las personas inmaduras y en los pueblos primitivos como fermento inspirador de sus mitos y supersticiones. Para el niño, el adulto inmaduro o para los pueblos primitivos, el pensamiento en efecto, se vuelve flexible, acomodaticio y sumiso a sus conveniencias instintivo-afectivas. El pensamiento deja de ser entonces un medio de aprehensión de la realidad, en el sentido zubiriano, para ser, un instrumento de impresión de realidad; o a lo sumo, en él, la aprehensión de la realidad, la intelección sentiente, en lugar de atenerse a un criterio lógico, basado en preceptos sistematizados con arreglo a su propia esencia y modo, pasa a un libre creación, a una reconformación de las notas reales, en un movimiento intelectivo cuyo fruto es entonces no ya el perceptor, sino el factor, el ficto, que no es, advierte Zubiri, ficción de realidad, sino realidad en ficción: no se finge la realidad, sino que se finge que la realidad sea así. La intelección pasa de lógica a fantástica, el pensamiento lógico se trasforma en mágico. Una de las características más llamativas del jugador es su capacidad ideo plástica para, sin pasar por el tamiz de la censura racional, plegarse a sus tendencias hedonistas, que son para él la única realidad. El jugador adquiere y desarrolla su pensamiento a partir de una fuente interna subjetiva de información. Se tiene más en cuenta a sí mismo que al entorno, su impaciente deseo de felicidad le condicionan de tal modo el intelecto que le convierten en un órgano excretor de fantasías. Podría decirse del jugador que es la persona cuyos deseos transforman sus pensamientos en falacias y estas una vez instaladas en su mente con derecho a realidad son adoptados como parapetos defensivos frente a la posible impugnación superyoica, para así propiciar la dedicación impune a su más dilecta pasión, el juego. Los usuarios inveterados del juego desarrollan una serie peculiar de mitos y supersticiones: Los mitos. Por su condición de pensamiento irracional, su carácter estereotipado y su resistencia a la argumentación lógica, podrían equipararse a las mitologías que Sarró (1972) describió en los enfermos delirantes. Entre las referidas mitologías se encuentran: La negación de realidad del consumo excesivo de juego, en cuya virtud el jugador sostiene jugar lo normal, negando en todo caso cualquier insinuación de desmesura. La subjetivación del resultado, que admite al menos tres posibles mecanismos de distorsión perceptiva: La ilusión del control sobre el resultado del juego de azar, lo que induce a pensar al ludópata que puede desarrollar estrategias mediante las cuales será capaz de manipular, influir o al menos confiar en el resultado final de la apuesta; o lo que es lo mismo: la ilusión de control le induce al ludópata a sobrevalorar sus posibilidades de éxito en virtud de un mecanismo de contaminación subjetiva de la lógica, o de lo que podría llamarse la “lógica desiderativa” (“hace mucho que no me toca, luego me tiene que tocar” o “estoy en buena racha de suerte, luego tengo que aprovechar”) La negación de realidad del resultado (fracasos y dependencia), por cuyo mecanismo el jugador aun admitiendo sus excesos, se hasta de contar con un balance positivo en su haber, gracias a su presunta habilidad para escapar como apunta Wagenaar (1988), a las leyes de la probabilidad del azar, minimizando sus fracasos o incluso convirtiéndoles en casi éxitos y sobrevalorando sus triunfos; así como por otro lado alberga la ilusión de poder controlar volitivamente el juego, excluyendo la idea de la dependencia o esclavitud. La interpretación autorreferencial o atribuciones del resultado, en cuya virtud el ludópata se siente tan artífice de su

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Grupos de autoayuda y Alcohólicos Anónimos

La estrategia de intervención incluida dentro de los grupos de autoayuda podría definirse siguiendo a Robinson (1986) como procesos de autocambio mutuo haciendo referencia al cambio personal producido como consecuencia de la influencia de las personas que integran el grupo. Esta definición del proceso de cambio se considera relevante a la hora de diferenciar las estrategias implicadas en otros procesos de cambio como el cambio sin terapia y el autocambio individual. El origen y proliferación de los grupos de autoayuda normalmente está unido a la falta de cobertura de una serie de servicios por parte de la administración. Esto no incluye únicamente a este tipo de grupos, sino también en el caso del alcoholismo al surgimiento de una serie de asociaciones dedicadas a atender a las personas con problemas de bebida. Normalmente estos grupos suelen tener en su origen una figura profesional que implanta, desarrolla y facilita la puesta en marcha de estos grupos que de este modo vienen a cubrir unas necesidades no satisfechas en ese momento. Algunos autores como Mowrer (1971) al referirse al gran auge en su país de esta serie de grupos los llega a clasificar como la nueva iglesia del siglo XXI al señalar que sustituyen a la iglesia por la pérdida progresiva de importancia social de ésta. Otros autores aluden a que el papel creciente de estos grupos es parte de lo que se conoce a partir de los años sesenta como el movimiento de “el poder del pueblo” o como una parte de una nueva cultura surgida tras la segunda guerra mundial y que se refleja en una mayor descentralización y desburocratización de la vida pública. Katz y Bender (1976) califican al movimiento de autoayuda en general como “el fenómeno social más importante de los últimos años” señalando que surgen como respuesta a los sentimientos de alineación y desesperanza producidos por la despersonalización y deshumanización de las instituciones y la sociedad. Después de enumerar los motivos de la aparición, mantenimiento y posible papel en el futuro de los grupos de autoayuda, debe mencionarse una serie de características de estos grupos. En primer lugar, siguiendo a Killilea (1976) podría hablarse de una serie de aspectos comunes como: experiencias comunes, la prestación de ayuda mutua, el principio de ayuda, la constitución de unas creencias y fuerza de voluntad colectiva así como la construcción de metas compartidas. Un aspecto que también señala este autor es el refuerzo de auto conceptos de normalidad en estas personas, lo cual en algunos grupos como A.A. resulta altamente discutible, creándose más bien en nuestra opinión una serie de auto conceptos diferenciadores de la personalidad normal en los integrantes de este grupo. Esto nos lleva en segundo lugar a considerar que no todos los grupos de autoayuda son iguales, presentando una serie de características diferenciadoras. En el caso del alcoholismo, el grupo de mayor renombre a nivel mundial es Alcohólicos Anónimos aunque en España, en Galicia, su contribución es superada por otros grupos como alcohólicos rehabilitados y las asociaciones de ex alcohólicos y de tratamiento de los problemas de bebida. Esto es así, por diversas razones como el menor impacto de los grupos de autoayuda en España y la financiación y los requisitos requeridos para ésta por parte de las instituciones estatales y autonómicas. De la diversidad de grupos de autoayuda expuestos puede deducirse la dificultad de referirse a su efectividad, entre otros motivos por falta de datos sistemáticos sobre su eficacia y resultados así como la falta de investigación sistemática y controlada. Similitudes entre el enfoque médico según Alcohólicos Anónimos Características básicas de la persona con problemas de bebida. Enfoque médico: el alcohólico neurótico se ahuyenta de la vida, presenta un cuadro de preocupación y ansiedad anormal, se retrae de su prójimo. Necesidad de cambiar. Enfoque médico: el alcohólico necesita un cambio de personalidad. Enfoque moral: el alcohólico necesita un cambio de corazón, un despertar espiritual. Metas u objetivos del tratamiento. Enfoque medico: el alcohólico tiene que encontrar un nuevo y dominante interés en la vida, tiene que “volver al rebaño”. Tiene que encontrar intereses y distracciones que ocupan el lugar del alcohol. Tipos de intervención. Enfoque médico: el alcohólico necesita ser analizado: debe experimentar una catarsis mental completa y sincera Resultado de la intervención. Enfoque médico: los defectos graves de personalidad deben ser eliminados por medio de un exacto conocimiento propio y de un ajuste realista a la vida. (Información extraída de Los problemas de la bebida, un sistema de tratamiento paso a paso: manual del terapeuta, manual de autoayuda / Bárbara McCrady, Rafael Rodríguez Villarino, José́ Manuel Otero-López, 1997)

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Tipos de jugadores en los juegos de azar

El hecho de que en el juego se juegue dinero introduce un claro factor diferenciador, según su alcance económico, que normalmente se correlaciona con su significación moral y su contexto legal. En este sentido puede hablarse de juegos lícitos, que por la escasa cuantía que implican en cada operación se aproximan a meros pasatiempos, aunque se reiteración pueda alcanzar proporciones enormes; e ilícitos que por el volumen económico que mueven se convierten en un profesional habitual o en una actividad mórbida o vicio, y que arriesgan la seguridad económica familia y reprueban su consumo la moral, la economía, la política y el derecho por lo que puede ser prohibido por las leyes y hacerse cumplir tal prohibición por las autoridades. Ahora bien, como quiera que siempre se ha jugado, se juega y se jugará, con frecuencia se ha considerado que puede ser mejor reglamentario o incluso organizarlo institucionalmente desde la propia administración del estado (juegos legales), que prohibirlo (juegos ilegales), y así se ha procedido y se sigue procediendo en algunos países cuyos estados, además convierten el juego en fuente de ingresos, mediante la nacionalización parcial y la imposición de fuertes tributos a las casas de juego. En España de legalizaron los juegos de azar en el año 1977: “El gobierno considera la legalización del juego una medida adecuada para contribuir de forma destacada al impulso del sector turístico, cuyo peso es tan significativo e importante en el conjunto de la economía del país y cuya reactivación no admite espera”. Estos hechos propician otra clasificación de los juegos legales en privados y públicos aunque hay que advertir que los unos predisponen y conducen a los otros y viceversa. En España contamos con una amplia muestra de juegos legalizados comenzado por la lotería nacional, el cupón de la ONCE, las quinielas de futbol, apuestas hípicas, casinos y bingos, maquinas recreativas y tragaperras, la lotería primitiva, bonoloto y la lotería del horóscopo. Atendiendo al contenido intrínseco del juego podemos distinguir: Máquinas mecánico-eléctricas de tipo A (recreativas), B (tragaperras) y C (tragaperras especiales de casino) Bingos y loterías rápidas o instantáneas Juegos de casino Juegos de cartas privados Apuestas deportivas o quinielas de futbol Loterías Ateniendo a su potencial adictivo, dependiente de la inmediatez del juego se pueden distinguir los altamente adictivos, por el escaso tiempo transcurrido entre el momento de la apuesta y el resultado y escasamente adictivos por el carácter diferido en el tiempo del resultado respecto al momento de la apuesta. Tipos de jugadores Han sido varias las propuestas de los jugadores, como la de Bergler (1957), la de Morán (1970) y la de Kusyszyn (1978), la más sencilla la postulada por González (1989) y otros. Paralelamente a la clasificación establecida para los juegos, aunque con algunas variantes introducidas por aspectos relacionables con la personalidad y conducta del jugador, pueden distinguirse las siguientes modalidades de jugadores cuyas características se reflejan a continuación: Jugador social. Controla su conducta por mecanismos relacionales tal como apunta Malkin y Syme (1985) pudiendo dejar de jugar en cualquier momento independientemente de si está ganando o perdiendo, ya que como observa Custer para este tipo de jugador el juego es accesorio, contingente y prescindible, frente a otros aspectos más importantes de la vida. Hay que advertir tal como apunta Rosenthal (1989) que no siempre el jugador social, que él llama controlado, está tan alejado del juego patológico, puesto que con frecuencia el jugar socialmente constituye el principio de un proceso que desemboca en el juego patológico. Jugador profesional. Típico tahúr que mediante cálculos ponderados de probabilidades, experiencia dilatada y a veces estratagemas de dudosa o nula legalidad e incluso mediante la colaboración de compinches, utiliza el juego sobre todo en su modalidad de juegos donde la habilidad es excesiva o influyente, como fuente irregular de ingresos, por lo cual hace de esta actividad una forma de vida prácticamente exenta de pasión, aunque ciertamente, se trata de una especie cada vez más rara, a medida que la cobertura legal de los juegos de azar ofrece mayor garantía frente al fraude. Jugador patológico, ludomano o ludópata. Es aquel que establece con el juego una relación de dependencia, lo que implica la pérdida de libertad de elección entre jugar y no jugar, haciéndolo en forma impulsiva o compulsiva y la pérdida de control para detenerse una vez iniciado el juego hasta que le frenan las circunstancias exteriores, lo que se quiere decir que el jugador patológico solo obedece a un “locus de control externo” que sin embargo contrasta con lo que Gaboury y Ladouceur (1989) llaman “ilusión de control” que alberga el jugador patológico. El jugador patológico es definido por Lesieur como la persona que fracasa en su intento de desistir el impulso de jugar a pesar de las complicaciones en la vida personal, familiar y socio profesional.   (Información extraída de Trastornos adictivos: drogodependencias: clínica y tratamientos psicobiológicos / [elaboración, Conselleria de Bienestar Social, Dirección General de Drogodependencias; coordinadores, Francesc Giner, Gaspar Cervera], 2001)

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El papel del alcohol: celebración, coloque y desfase

Desde hace décadas en nuestra cultura se han ido configurando unos valores, actitudes y prácticas sociales, según las cuales, toda celebración festiva y grupal debe estar acompañada por el alcohol. Bodas, bautizos, cenas, fiesta mayores, tratos económicos, reuniones familiares y de amigos, salidas, etc., requieren de la presencia del alcohol, que actúa como elemento de sociabilidad. Refuerza al grupo y establece lazos entre sus miembros. El escote, el invite y la ronda son formas y expresiones de dicha sociabilidad. Los adultos, incluso los padres de los actuales jóvenes y adolescentes, fueron socializados en esta realidad. Para ello hay un patrón de consumo de alcohol, repetitivo y diario, asociado a las comidas y a las relaciones sociales y un consumo más intensivo en momentos de fiesta y celebración, que incluye también a las mujeres, a los adolescentes y a los jóvenes. El nuevo patrón de bebida emergente en los ochenta y consolidado en los noventa, rompe con el modelo anterior adulto. Se basa en un tiempo dualizado, en que el consumo se concentra en el fin de semana, trastoca la tradición sobre cuales alcoholes son los adecuados para según qué circunstancias, crea nuevas combinaciones y usos diferenciales; rompe las exigencias de moderación y control sobre los más pequeños, abriendo la puerta para que se den, mas allá del control ritual, consumos excesivos en edades muy tempranas; cambia los comportamientos de género, puesto que entre los más jóvenes los consumos de alcohol se equiparan entre todos. Este nuevo patrón que tiene más que ver con el modelo de la celebración que con el del uso cotidiano, permite a nivel simbólico, revalorizar el coloque y el desfase mimetizados en términos de los jóvenes por la expresión “coger el punto”. Emborracharse, sobrepasando el límite del puntillo es una actividad puntual, pero repetitiva en el ciclo anual, para gran parte de los jóvenes que están experimentan con sus límites. Tiene un carácter opcional y de celebración, puesto que la mayoría de sus salidas no se alcanza dicho punto, aunque para una minoría puede llegar a ser la pauta más seguida y buscada. Colocarse y desfasarse aparecen como la conducta opuesta a aburrirse y entre ambos polos quedan modalidades de consumo de alcohol más o menos intensivas, pero mucho más integradas. De lo que se trata es de relacionarse con los iguales, pero en determinados momentos en la relación con otros está bien valorado desfasarse: en momentos especiales, cuando se celebra algo no rutinario, etc. El problema se produce cuando se interpretan los consumos festivos, entendiéndolos no dese la diversidad, sino enfatizando la celebración del desfase, puesto que este tipo de discurso opera no solo en el imaginario adulto, sino también en el de los jóvenes ya que las variadas formas de beber se reducen a una única: la borrachera y el coloque. Lo que es puntual y representa un acontecimiento especial en los itinerarios vitales de la mayoría de los jóvenes y adolescentes, se convierte en algo cotidiano y normal. Queda inscrito en el orden simbólico dentro de los comportamientos juveniles como algo rutinario y ritualizado.   (Información extraída de Más allá́ del botellón: análisis socioantropológico del consumo de alcohol en los adolescentes y jóvenes / [Javier Elzo Imaz, Marina Teresa Laespada, Joan Pallarés], 2003)

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El alcohol y las drogas: la adicción como automedicación

La experimentación con el alcohol y las drogas parece ser un rito de pasaje para los adolescentes pero, en algunos casos, esta primera toma de contacto puede llegar a tener efectos permanentes. El origen de la adicción de la mayoría de los alcohólicos y demás toxicómanos se remonta a la edad de diez años, aunque pocos de los que han experimentado con el alcohol y las drogas terminan convirtiéndose en alcohólicos o toxicómanos. Por ejemplo, más del 90% de los alumnos que concluyen la enseñanza secundaria ya han probado el alcohol, pero solo el 14% de ellos llega a transformarse en alcohólico. Del mismo modo, solo un porcentaje inferior al 5% de los millones de norteamericanos que han probado la cocaína se han convertido en adictos. ¿Qué es pues lo que determina la diferencia entre uno y otro caso? Algunos pueden llegar a hacerse adictos convirtiéndose en camellos ocasionales, simplemente debido a su facilidad de acceso o a una subcultura miope que mitifica el uso de las drogas; un factor este último que aumenta el riesgo del abuso de drogas en cualquier entorno e incluso entre los muchachos más acomodados económicamente. Pero todo ello no responde a la cuestión de cuáles son los chicos que se hallan más expuestos a este tipo de trampas y presiones. ¿Quiénes van a tener simplemente una experiencia ocasional y quienes por el contrario son más propensos, a convertirlo en un hábito permanente? Una teoría científica al uso afirma que las personas que dependen del alcohol y de las drogas están utilizando esas sustancias como una especie de medicación que les ayuda a mitigar su ansiedad, su enojo y su depresión, puesto que les permiten calmar químicamente la ansiedad y la insatisfacción que les atormentan. En un seguimiento efectuado sobre varios cientos estudiantes de séptimo y octavo curso a lo largo de un par de años, quienes acusaron mayores niveles de angustia emocional mostraron posteriormente las tasas más elevadas de abuso de drogas. Eso también podría explicar por qué hay tantos jóvenes que prueban el alcohol y las drogas sin llegar a convertirse en adictos, mientras que otros se hacen dependientes casi desde el comienzo. Las personas más vulnerables a la adicción parecen encontrar en las drogas y el alcohol una especie de varita mágica que les ayuda a sosegar las emociones que les han atormentado durante muchos años. Como señala Ralph Tarter, psicólogo del Western Psychiatric Institute and Clinic de Pittsburgh: “hay personas que parecen biológicamente predispuestas y cuya primera toma de contacto con la droga es tan recompensante que los demás no podemos ni siquiera llegar a sospechar. Muchas personas que han logrado recuperarse del abuso de las drogas confiesan que cuando la tomaron, se sintieron normales por primera vez en la vida. Así pues, al menos a corto plazo, la droga actúa como una especie de estabilizador psicológico. Y en esto se basa la principal tentación a la que recurre el demonio de la adicción, ya que es capaz de provocar una sensación de bienestar a corto plazo, aunque a la larga termine abocando al desastre permanente. También existen ciertas pautas emocionales que parecen determinar que las personas tiendan a encontrar consuelo emocional en unas sustancias más que en otras. Hay dos caminos diferentes que conducen al alcoholismo. El primero de ellos se inicia cuando una persona que ha tenido una infancia llena de tensión y ansiedad descubre que el alcohol le permite mitigar la sensación de ansiedad. Es frecuente que estas personas sean hijos de alcohólicos que también recurren a la bebida para tratar de calmar su nerviosismo. Uno de los indicadores biológicos de esta pauta es la hiposecreción de GABA, uno de los neurotransmisores que regulan la ansiedad. Cuanto menor es el nivel de GABA mayor es el índice de tensión que experimenta el individuo. Cierto estudio puso de manifiesto que los hijos de padres alcohólicos presentan un bajo nivel de GABA y en consecuencia son sumamente ansiosos. Pero cuando estas personas ingieren alcohol, su nivel de GABA aumenta en la misma proporción en que disminuye su sensación de ansiedad. Los hijos de alcohólicos beben principalmente para aliviar la tensión y descubren en el alcohol una sensación de liberación que no saben conseguir de otro modo. Este tipo de personas es asimismo muy vulnerable al abuso de sedantes combinados con el alcohol, que también potencian el descenso del nivel de ansiedad. Un estudio neuropsicológico llevado a cabo con hijos de alcohólicos que a la temprana edad de doce años evidenciaban ya claros síntomas de ansiedad demostró que estos niños presentaban un pobre funcionamiento del lóbulo frontal. Esto significaba que pueden confiar menos que otros chicos en aquellas áreas cerebrales que podrían ayudarles a paliar la ansiedad o a controlar la impulsividad. Esta búsqueda desesperada de calma parece ser el indicador emocional de una susceptibilidad genética hacia el alcoholismo. Un estudio efectuado con 1300 parientes de alcohólicos demostró que los hijos de éstos que presentaban un elevado índice de ansiedad crónica, son quienes mayores riesgos tienen de abusar de la bebida. La conclusión de los investigadores que llevaron a cabo este estudio fue que, en estas personas, el alcoholismo constituye una forma de automedicación que les permite combatir los síntomas de ansiedad. El otro camino emocional que conduce al alcoholismo está ligado a un elevado nivel de agitación, impulsividad y aburrimiento. Durante la infancia, esta pauta se manifiesta como un comportamiento inquieto, caprichoso y desobediente y en la escuela primaria asume la forma de nerviosismo, hiperactividad y búsqueda de problemas, una tendencia que como se apunta, puede empujarles a buscar amigos problemáticos y terminar abocándoles a la delincuencia o al diagnostico de “trastorno de personalidad antisocial”. El principal problema emocional de estas personas (sobre todo en varones) es la agitación; su principal debilidad, la impulsividad descontrolada y su reacción habitual ante el aburrimiento, la búsqueda compulsiva del riesgo y la excitación. Los adultos que presentan esta pauta de conducta son incapaces de soportar la monotonía y están dispuestos a probarlo

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¿Cómo se trata la dependencia de la nicotina y con qué eficacia?

La dependencia de la nicotina es una potente adicción y muy difícil de tratar. A quienes empiezan a fumar antes de los veintiún años les cuesta más. El prescindir de la nicotina se caracteriza por irritabilidad, impaciencia, hostilidad, ansiedad, animo depresivo, dificultad para concentrarse, nerviosismo y aumento de peso. En parte, la razón por la que es tan difícil dejar de fumar se debe a que, incluso en una época de menor tolerancia en general para los fumadores, sigue siendo un hábito socialmente aceptable poco prohibido y no muy mal visto. Por otro lado, existe un poderoso vínculo psicológico creado y reforzado constantemente entre fumar y experiencias sociales placenteras como son comer y estar con amigos. No obstante, pueden contrarrestarse los síntomas de la abstinencia mediante el empleo de dos métodos de tratamiento. El primero consiste en absorber la nicotina que contiene un chicle  a través de la mucosa, y el segundo, directamente a través de la piel. El tercero y más reciente es un comprimido. Sin embargo, ninguno de los métodos procura el grado de nicotina que se absorbe al fumar que hace que la droga vaya directamente al torrente sanguíneo a través de los pulmones. Aunque el chicle y el parche han dado buenos resultados y muchos fumadores han podido reducir su dependencia de la nicotina durante días o semanas, el deseo de experimentar los efectos psicoactivos de la droga no desaparecen. Los resultados de varios ensayos demuestran que los índices de abstinencia varían entre un 9 y un 40% seis meses después de interrumpir el tratamiento. No son unas cifras muy elevadas teniendo en cuenta la magnitud y el grave perjuicio que el tabaco causa sobre la salud y la gran cantidad de personas que padecen la enfermedad crónica por culpa de él. El último esfuerzo para tratar esta adicción, se centra en el empleo de un comprimido sin nicotina que contiene bupropion, que se toma entre siete y doce semanas. Hay un ensayo en el que se demuestra que es más eficaz que el parche de nicotina, pero como es un medicamento que puede causar efectos secundarios el médico debe controlar la dosificación minuciosamente. La investigación va orientada igualmente a la combinación de un parche de nicotina con un antagonista de la sustancia, la macamilamina. Se han empleado otros medicamentos como la clonidina y la naltrexona pero los resultados no son concluyentes. Como se ha asociado el fumar a la depresión, los antidepresivos como fluoxetina se han utilizado en combinación con la terapia de sustitución de nicotina. Los estudios provisionales demuestran que el empleo de antidepresivos en fumadores no deprimidos mejora notablemente los índices de abstinencia. Aunque el chicle, los parches y la medicación con bupropion dan ciertos resultados, la práctica mas reciente consiste en recurrir a esta clase de medicación combinada con una terapia conductual.   (Información extraída de Tratamiento de trastornos mentales: una guía de tratamientos que funcionan / Peter E. Nathan, Jack M. Gorman, Neil J. Salkind; traducción de Francisco Martin Arribas, 2005)

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¿Cómo podemos clasificar las drogas?

Durante mucho tiempo hemos estado utilizando una clasificación que posiblemente les suene de algo a los iniciados en el tema sobre todo porque fue muy utilizado por los medios de comunicación y es la de drogas duras y drogas blandas. Los estudiosos de las drogas piensan que estos términos (duras y blandas) se prestan a malas interpretaciones, como por ejemplo pensar que las duras son drogas malas y las blandas son las drogas menos malas, cuando en realidad tenemos que insistir en que todas, absolutamente todas las drogas son malas (dañinas, perjudiciales, nocivas, peligrosas, etc.). Por todo ello, desde hace ya algunos años se habla de drogas legales e ilegales, que tampoco refleja la realidad del problema en toda su extensión, pero por lo menos evitamos que se pueda llegar a pensar que cualquiera de estas sustancias no es peligrosa. No obstante, habrá que matizar más aun esta forma de dividir las drogas, dado que las que denominamos legales no lo son para todo el mundo. La ley nos dicta en nuestro país que no pueden consumir alcohol, ni tabaco los menores de 16/18 años, dependiendo de la comunidad autónoma en la que nos encontremos. Tabaco Nombre: tabaco (nicotina) Apellidos: aumenta la actividad del sistema nervioso Fecha de nacimiento: época precolombina Lugar de nacimiento: civilización maya Padres: Cristóbal Colón (1492) lo introduce en Europa Enfermedad más característica: cáncer de pulmón Clasificación: droga legal (exceptuando menores de 16 años en general y determinados lugares en los que la ley prohíbe fumar) Forma de consumo: fumado, mascado o aspirado por la nariz Ejemplo de uso: fumar cigarrillos en cualquier situación sobre todo y equivocadamente buscando la relajación (no olvidemos que es excitante). El tabaco es otra de nuestras drogas por excelencia y se encuentra completamente introducida en nuestra cultura. Desde su descubrimiento fuimos los españoles los máximos difusores de esta sustancia, comercializándola e introduciéndola en todos los rincones del planeta. En los años sesenta es cuando se averiguó la relación existen entre fumar tabaco y el cáncer de pulmón. En la actualidad se pueden atribuir algunas causas de muerte además de la citada (como otros tipos de cáncer) Los riesgos de fumar dependen de la duración, la intensidad y el tipo de exposición al humo, además de otros factores (genéticos, tipo de tabaco, forma de fumar, etc.); pero muchos estudios médicos han determinado que la mortalidad es dos veces más alta en los fumadores que en los no fumadores y que el consumo de un paquete de cigarrillos diario acorta en unos seis años la expectativa de vida. En general, los efectos del tabaco en el organismo se reducen al aumento de la actividad de nuestro sistema nervioso y lo más comportamiento de fumar es el deseo constante de fumar en aquellos que han adquirido la dependencia del tabaco Riesgos por consumo de tabaco Enfermedades de corazón (infarto de miocardio y angina de pecho) Deficiencias en el riego sanguíneo Enfermedades respiratorias (irritaciones del apartado respiratorio, tos crónica, bronquitis) Diversos tipos de canceres (de boca, laringe, esófago, duodeno y de pulmón) En el caso de mujeres embarazadas: Niños de bajo peso Aumento de la frecuencia cardiaca Aumento de la probabilidad de sufrir malformaciones Mayor número de abortos Mayor riesgo de muerte al nacer Los efectos y riesgos del consumo de tabaco aumentan progresivamente con el tiempo y el consumo Heroína Nombre: heroína (sustancia derivada de la morfina) Apellidos: baja la actividad del sistema nervioso Fecha de nacimiento: 1874 Lugar de nacimiento: Laboratorios Bayer (Alemania) Padres: Dr. H. Dreser (técnico de los laboratorios Bayer) Enfermedad más característica: muerte por adulteración o sobredosis Clasificación: droga legal Forma de consumo: inyectada, fumada o aspirada por nariz Ejemplo de uso: normalmente se inyectan una dosis en solitario La heroína nace como un analgésico y se puede afirmar que es el más potente que se conoce (entre dos y cinco veces más poderoso que la morfina y en dosis más pequeñas). Cuando lo vemos en su estado puro, es como un polvo cristalino, blanco, inodoro y muy fino aunque su aspecto puede variar dependiendo de los procesos de purificación o manipulación a los que haya sido sometido. Los efectos de la heroína son más cortos (duran menos tiempo); esto hace de ella una droga altamente peligrosa, incluso controlada médicamente, desarrolla en pocas dosis la tolerancia y crea una importante dependencia psicológica y física. Al ser una droga ilegal que genera unos rendimientos económicos muy altos, se corre el riesgo constante de adquirir heroína en la calle en muy malas condiciones, pues lo  normal es que sea cortada (término que se emplea para decir que ha sido mezclada con alguna que otra sustancia para aumentar la cantidad de droga y conseguir más ganancias) en el mejor de los casos con azúcar o similares y en el peor con sustancias venenosas. Por este motivo es bastante usual que los adictos a la heroína mueran por adulteración (por consumirla cortada) o bien por sobredosis (dado que no se puede calcular la cantidad real de heroína que tiene una dosis, por lo que puede coincidir que sea demasiado pura y se inyecta más de la cuenta) Riesgos por consumo de heroína La heroína produce dependencia más rápidamente que la morfina y que otras muchas drogas, sea cual sea la forma de consumo La heroína provoca la pérdida de apetito y facilita la deshidratación del organismo La dependencia es tan fuerte que a las pocas horas de tomar la ultima dosis comienza el síndrome de abstinencia conocido con el sobrenombre de mono Alto riesgo de muerte por sobredosis y/o adulteración de la droga Cocaína Nombre: cocaína (sustancia elaborada a partir de la hoja de coca) Apellidos: aumenta la actividad del sistema nervioso Fecha de nacimiento: el cultivo de la coca cuenta con casi 7.000 años de antigüedad. Su consumo, alrededor de 2.800 años. La cocaína en 1860 Lugar de nacimiento: América del sur Padres: imperio inca (hoja de coca). Albert Niemann (la cocaína) Enfermedad más característica: depresión (normalmente de carácter grave, que

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Como padre, ¿tengo que preocuparme si mi hijo consume drogas?

Por más vueltas que le demos, desde el mismo momento en que nos planteamos tener un hijo aparecen las primeras preocupaciones. Nos preguntamos si estaremos preparados para su educación, su manutención y su posterior salida de nuestras vidas. Quizá nuestras preguntas sean aun mas primarias y tan solo nos planteamos si nacerá sin ningún problema físico o psicológico o por el contrario tendremos la fatalidad de que nazca con alguna malformación con las que a veces la naturaleza nos sorprende para decirnos que casi todo es posible en este mundo. No pensamos que la probabilidad de que nuestro hijo nazca con alguno de estos problemas es de hecho bastante baja, ya que es “normal” que nuestro hijo sea “normal”. Estos pensamientos pueden servir de paralelismo hacia otros aspectos de la vida. Lo normal es que nuestro hijo se eduque con unas normas de vida saludable y que no llegue nunca a ser consumidor de drogas, como tantos otros jóvenes de todo el mundo, pero cabe la posibilidad de que en algún momento se asome a esa otra cara de la vida donde consumir drogas es algo tan “normal” como cotidiano. Cuando nuestros hijos son pequeños tenemos la precaución de ir indicándoles todas aquellas cosas de su alrededor que pueden provocarles daño. Nos preocupamos de enseñarles que el fuego quema y es muy doloroso o que hay unos “agujeritos” muy surgentes y atractivos repartidos por las paredes de toda la casa que parecen estar diseñados para meter el dedo en ellos, pero al hacerlo se nos ponen todos los pelos de punta y pueden llegar a ser muy peligrosos. Estos primeros aprendizajes son fundamentales para ellos, pero también para nosotros, sobre todo porque estamos haciendo prevención y porque ganamos mucha credibilidad para las advertencias y consejos que les daremos en el futuro. Otras fuentes de preocupación que van surgiendo en el día a día son, sin duda, las que van ligadas a la alimentación, su aseo personal, la calidad del sueño, la sociabilidad, los estudios y un larguísimo etc. que hace que nos sintamos en más de una ocasión prisioneros de la educación. Constantemente nos están asaltando dudas acerca de cómo lo estamos haciendo con ellos: ¿somos buenos padres?, ¿le dedicamos el tiempo suficiente? ¿Estará viendo demasiada televisión? ¿Tengo que castigarlo cuando no me obedece? Todas estas cuestiones nos hacen dudar de nuestra capacidad de ser buenos padres y de estar actuando correctamente, pero quizá la clave de todas estas preguntas se encuentra en la información que realmente tenemos para poder educar y educar bien. Está claro que nuestro grado de preocupación ante los problemas va a estar siempre en función de nuestro nivel de información del mismo; si nuestra información sobre el problema ese las drogas es alto y de calidad, nuestro grado de preocupación será bajo o muy bajo y viceversa. Podemos compararlo con lo que nos sucede en el trabajo; si sabemos hacerlo, no nos crea preocupación alguna, lo malo es cuando no sabemos. A continuación puede someterse a una sencilla prueba de información donde su hijo de X años le plantea una serie de cuestiones a las que usted, en principio, solamente tiene que responder un SI o un NO. Prueba: Marque con un círculo la respuesta correcta. El ¿? Es para aquellas respuestas que no sepa contestar. ¿si tomo bebidas con alcohol de vez en cuando será malo para mí? SI NO ¿? Me han dicho que aunque empieces a fumar lo puedes dejar cuando quieras SI NO ¿? ¿La marihuana es una droga “blanda” que no es muy peligrosa? SI NO ¿? Eso que llaman “drogas de síntesis” ¿son unas pastillas estimulantes? SI NO ¿? Me han dicho mis amigos que solamente se enganchan a las drogas las personas con muchos problemas ¿es cierto? SI NO ¿? Tengo un colega que toma cocaína desde hace varios años, pero dice que solo los fines de semana y que el resto de la semana no la necesita ¿puede ser eso cierto? SI NO ¿? ¿el café es una droga? SI NO ¿? Me ha dicho un amigo que la heroína es tan peligrosa que con un par de veces que te chutes puede ser suficiente para engancharte SI NO ¿? ¿es verdad que algunos vinos abren el apetito? SI NO ¿? Los que fuman y beben dicen que pueden controlar su consumo sin ningún problema, fumar y beber cuando quieran y dejarlo cuando lo deseen SI NO ¿? Para obtener su nivel de preocupación hacia el problema de las drogas consulte la tabla siguiente Entre 0 y 3 aciertos. Nivel de preocupación ALTO. Debería estar muy preocupado. Necesita profundizar mucho en el tema Entre 4 y 6 aciertos. Nivel de preocupación MEDIO. Su preocupación debería ser moderada. Necesita profundizar un poco más en el tema 7 o más aciertos. Nivel de preocupación BAJO. Puede respirar tranquilo. En teoría es capaz de afrontar bien el problema. Conteste a la siguiente pregunta: ¿ha hablado alguna vez con sus hijos sobre el problema de las drogas? Es muy i importante que nos plantearemos cuando tenemos que abordar el tema. En principio, no deberíamos esperar a que ellos nos pregunten directamente aunque resulte más cómodo para nosotros esperar la pregunta: ¿Papá/Mamá qué es esto de las drogas? Parece que si no preguntan nada, es como si nuestros hijos no vivieran en este mundo, es decir, que podemos penas erróneamente que si no preguntan sobre un tema determinado, es que no hay ningún problema. Pero ¡cuidado! Cuando nuestros hijos nos hacen una pregunta directa, no están esperando una respuesta discurso ni una lección magistral, ni por supuesto que salgamos por peteneras. En el caso de que seamos nosotros los que tengamos la iniciativa y abordemos el tema de las drogas con nuestros hijos, será fundamental tener en cuenta la edad de cada uno. Partamos de la base de que tenemos los primeros 12 años de vida del niño a nuestra entera disposición para intentar formar y educar en materia de salud.

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