Tipos de jugadores en los juegos de azar

El hecho de que en el juego se juegue dinero introduce un claro factor diferenciador, según su alcance económico, que normalmente se correlaciona con su significación moral y su contexto legal. En este sentido puede hablarse de juegos lícitos, que por la escasa cuantía que implican en cada operación se aproximan a meros pasatiempos, aunque se reiteración pueda alcanzar proporciones enormes; e ilícitos que por el volumen económico que mueven se convierten en un profesional habitual o en una actividad mórbida o vicio, y que arriesgan la seguridad económica familia y reprueban su consumo la moral, la economía, la política y el derecho por lo que puede ser prohibido por las leyes y hacerse cumplir tal prohibición por las autoridades.

Ahora bien, como quiera que siempre se ha jugado, se juega y se jugará, con frecuencia se ha considerado que puede ser mejor reglamentario o incluso organizarlo institucionalmente desde la propia administración del estado (juegos legales), que prohibirlo (juegos ilegales), y así se ha procedido y se sigue procediendo en algunos países cuyos estados, además convierten el juego en fuente de ingresos, mediante la nacionalización parcial y la imposición de fuertes tributos a las casas de juego. En España de legalizaron los juegos de azar en el año 1977: “El gobierno considera la legalización del juego una medida adecuada para contribuir de forma destacada al impulso del sector turístico, cuyo peso es tan significativo e importante en el conjunto de la economía del país y cuya reactivación no admite espera”. Estos hechos propician otra clasificación de los juegos legales en privados y públicos aunque hay que advertir que los unos predisponen y conducen a los otros y viceversa. En España contamos con una amplia muestra de juegos legalizados comenzado por la lotería nacional, el cupón de la ONCE, las quinielas de futbol, apuestas hípicas, casinos y bingos, maquinas recreativas y tragaperras, la lotería primitiva, bonoloto y la lotería del horóscopo.

Atendiendo al contenido intrínseco del juego podemos distinguir:

  • Máquinas mecánico-eléctricas de tipo A (recreativas), B (tragaperras) y C (tragaperras especiales de casino)
  • Bingos y loterías rápidas o instantáneas
  • Juegos de casino
  • Juegos de cartas privados
  • Apuestas deportivas o quinielas de futbol
  • Loterías

Ateniendo a su potencial adictivo, dependiente de la inmediatez del juego se pueden distinguir los altamente adictivos, por el escaso tiempo transcurrido entre el momento de la apuesta y el resultado y escasamente adictivos por el carácter diferido en el tiempo del resultado respecto al momento de la apuesta.

Tipos de jugadores

Han sido varias las propuestas de los jugadores, como la de Bergler (1957), la de Morán (1970) y la de Kusyszyn (1978), la más sencilla la postulada por González (1989) y otros. Paralelamente a la clasificación establecida para los juegos, aunque con algunas variantes introducidas por aspectos relacionables con la personalidad y conducta del jugador, pueden distinguirse las siguientes modalidades de jugadores cuyas características se reflejan a continuación:

Jugador social. Controla su conducta por mecanismos relacionales tal como apunta Malkin y Syme (1985) pudiendo dejar de jugar en cualquier momento independientemente de si está ganando o perdiendo, ya que como observa Custer para este tipo de jugador el juego es accesorio, contingente y prescindible, frente a otros aspectos más importantes de la vida. Hay que advertir tal como apunta Rosenthal (1989) que no siempre el jugador social, que él llama controlado, está tan alejado del juego patológico, puesto que con frecuencia el jugar socialmente constituye el principio de un proceso que desemboca en el juego patológico.

Jugador profesional. Típico tahúr que mediante cálculos ponderados de probabilidades, experiencia dilatada y a veces estratagemas de dudosa o nula legalidad e incluso mediante la colaboración de compinches, utiliza el juego sobre todo en su modalidad de juegos donde la habilidad es excesiva o influyente, como fuente irregular de ingresos, por lo cual hace de esta actividad una forma de vida prácticamente exenta de pasión, aunque ciertamente, se trata de una especie cada vez más rara, a medida que la cobertura legal de los juegos de azar ofrece mayor garantía frente al fraude.

Jugador patológico, ludomano o ludópata. Es aquel que establece con el juego una relación de dependencia, lo que implica la pérdida de libertad de elección entre jugar y no jugar, haciéndolo en forma impulsiva o compulsiva y la pérdida de control para detenerse una vez iniciado el juego hasta que le frenan las circunstancias exteriores, lo que se quiere decir que el jugador patológico solo obedece a un “locus de control externo” que sin embargo contrasta con lo que Gaboury y Ladouceur (1989) llaman “ilusión de control” que alberga el jugador patológico. El jugador patológico es definido por Lesieur como la persona que fracasa en su intento de desistir el impulso de jugar a pesar de las complicaciones en la vida personal, familiar y socio profesional.

 

(Información extraída de Trastornos adictivos: drogodependencias: clínica y tratamientos psicobiológicos / [elaboración, Conselleria de Bienestar Social, Dirección General de Drogodependencias; coordinadores, Francesc Giner, Gaspar Cervera], 2001)

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