Como padre, ¿tengo que preocuparme si mi hijo consume drogas?

Por más vueltas que le demos, desde el mismo momento en que nos planteamos tener un hijo aparecen las primeras preocupaciones. Nos preguntamos si estaremos preparados para su educación, su manutención y su posterior salida de nuestras vidas. Quizá nuestras preguntas sean aun mas primarias y tan solo nos planteamos si nacerá sin ningún problema físico o psicológico o por el contrario tendremos la fatalidad de que nazca con alguna malformación con las que a veces la naturaleza nos sorprende para decirnos que casi todo es posible en este mundo. No pensamos que la probabilidad de que nuestro hijo nazca con alguno de estos problemas es de hecho bastante baja, ya que es “normal” que nuestro hijo sea “normal”.

Estos pensamientos pueden servir de paralelismo hacia otros aspectos de la vida. Lo normal es que nuestro hijo se eduque con unas normas de vida saludable y que no llegue nunca a ser consumidor de drogas, como tantos otros jóvenes de todo el mundo, pero cabe la posibilidad de que en algún momento se asome a esa otra cara de la vida donde consumir drogas es algo tan “normal” como cotidiano.

Cuando nuestros hijos son pequeños tenemos la precaución de ir indicándoles todas aquellas cosas de su alrededor que pueden provocarles daño. Nos preocupamos de enseñarles que el fuego quema y es muy doloroso o que hay unos “agujeritos” muy surgentes y atractivos repartidos por las paredes de toda la casa que parecen estar diseñados para meter el dedo en ellos, pero al hacerlo se nos ponen todos los pelos de punta y pueden llegar a ser muy peligrosos. Estos primeros aprendizajes son fundamentales para ellos, pero también para nosotros, sobre todo porque estamos haciendo prevención y porque ganamos mucha credibilidad para las advertencias y consejos que les daremos en el futuro.

Otras fuentes de preocupación que van surgiendo en el día a día son, sin duda, las que van ligadas a la alimentación, su aseo personal, la calidad del sueño, la sociabilidad, los estudios y un larguísimo etc. que hace que nos sintamos en más de una ocasión prisioneros de la educación. Constantemente nos están asaltando dudas acerca de cómo lo estamos haciendo con ellos: ¿somos buenos padres?, ¿le dedicamos el tiempo suficiente? ¿Estará viendo demasiada televisión? ¿Tengo que castigarlo cuando no me obedece?

Todas estas cuestiones nos hacen dudar de nuestra capacidad de ser buenos padres y de estar actuando correctamente, pero quizá la clave de todas estas preguntas se encuentra en la información que realmente tenemos para poder educar y educar bien. Está claro que nuestro grado de preocupación ante los problemas va a estar siempre en función de nuestro nivel de información del mismo; si nuestra información sobre el problema ese las drogas es alto y de calidad, nuestro grado de preocupación será bajo o muy bajo y viceversa. Podemos compararlo con lo que nos sucede en el trabajo; si sabemos hacerlo, no nos crea preocupación alguna, lo malo es cuando no sabemos.

A continuación puede someterse a una sencilla prueba de información donde su hijo de X años le plantea una serie de cuestiones a las que usted, en principio, solamente tiene que responder un SI o un NO.

Prueba:

Marque con un círculo la respuesta correcta. El ¿? Es para aquellas respuestas que no sepa contestar.

  1. ¿si tomo bebidas con alcohol de vez en cuando será malo para mí? SI NO ¿?
  2. Me han dicho que aunque empieces a fumar lo puedes dejar cuando quieras SI NO ¿?
  3. ¿La marihuana es una droga “blanda” que no es muy peligrosa? SI NO ¿?
  4. Eso que llaman “drogas de síntesis” ¿son unas pastillas estimulantes? SI NO ¿?
  5. Me han dicho mis amigos que solamente se enganchan a las drogas las personas con muchos problemas ¿es cierto? SI NO ¿?
  6. Tengo un colega que toma cocaína desde hace varios años, pero dice que solo los fines de semana y que el resto de la semana no la necesita ¿puede ser eso cierto? SI NO ¿?
  7. ¿el café es una droga? SI NO ¿?
  8. Me ha dicho un amigo que la heroína es tan peligrosa que con un par de veces que te chutes puede ser suficiente para engancharte SI NO ¿?
  9. ¿es verdad que algunos vinos abren el apetito? SI NO ¿?
  10. Los que fuman y beben dicen que pueden controlar su consumo sin ningún problema, fumar y beber cuando quieran y dejarlo cuando lo deseen SI NO ¿?

Para obtener su nivel de preocupación hacia el problema de las drogas consulte la tabla siguiente

Entre 0 y 3 aciertos. Nivel de preocupación ALTO. Debería estar muy preocupado. Necesita profundizar mucho en el tema

Entre 4 y 6 aciertos. Nivel de preocupación MEDIO. Su preocupación debería ser moderada. Necesita profundizar un poco más en el tema

7 o más aciertos. Nivel de preocupación BAJO. Puede respirar tranquilo. En teoría es capaz de afrontar bien el problema.

Conteste a la siguiente pregunta: ¿ha hablado alguna vez con sus hijos sobre el problema de las drogas? Es muy i importante que nos plantearemos cuando tenemos que abordar el tema. En principio, no deberíamos esperar a que ellos nos pregunten directamente aunque resulte más cómodo para nosotros esperar la pregunta: ¿Papá/Mamá qué es esto de las drogas? Parece que si no preguntan nada, es como si nuestros hijos no vivieran en este mundo, es decir, que podemos penas erróneamente que si no preguntan sobre un tema determinado, es que no hay ningún problema. Pero ¡cuidado! Cuando nuestros hijos nos hacen una pregunta directa, no están esperando una respuesta discurso ni una lección magistral, ni por supuesto que salgamos por peteneras.

En el caso de que seamos nosotros los que tengamos la iniciativa y abordemos el tema de las drogas con nuestros hijos, será fundamental tener en cuenta la edad de cada uno. Partamos de la base de que tenemos los primeros 12 años de vida del niño a nuestra entera disposición para intentar formar y educar en materia de salud. Sabemos, por los estudios de investigación, que la edad en que se empieza a consumir algún tipo de droga (alcohol y tabaco) ronda los 13 o 14 años. A partir de estas edades es cuando podemos decir que comienza la progresión de consumo y entra en la etapa de máximo riesgo hacia otro tipo de drogas (las que llamamos ilegales y que suelen comenzar por la marihuana). Esta etapa de riesgo no decae hasta los 24 o 25 años donde ya podemos empezar a pensar que si no ha habido un consumo determinado será mucho más difícil que se dé. Por tanto, podemos dividir las edades en tres grandes bloques:

  1. Desde el nacimiento hasta los 12 años, que podemos denominar periodo de formación global
  2. Desde los 13 años hasta los 25 años, que podemos denominar periodo de alto riesgo de consumo
  3. Desde los 26 años en adelante, que podemos denominar periodo de estabilización.

 

(Mi hijo, las drogas y yo: todo lo que padres y educadores necesitan saber sobre la educación y prevención en el consumo de drogas entre adolescentes / José́ Antonio García-Rodríguez, 2000)

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