Trastorno Neurocognitivo

Principales patologías relacionadas con la población geriátrica

Artrosis Es una afección sobre el cartílago hialino de la articulación a través de su desgaste o deterioro, así como también de los tejidos articulares y periarticulares blandos o debido a su uso. Una vez que el desgaste o deterioro se encuentra avanzado, el cartílago puede llegar a desaparecer, desgastándose el hueso y apareciendo osteofitos debido a que el cuerpo intenta compensar el deterioro de la articulación. Generalmente, estas condiciones son usuales en personas mayores o de atletas que han sometido su cuerpo a un gran desgaste durante un breve periodo de tiempo. Cuando se lesiona el cartílago, produce dolor, rigidez e incapacidad funcional, localizado normalmente en la columna cervical y lumbar, hombro, dedos de las manos, metacarpianos, cadera, rodilla y metatarsianos. Los osteofitos suelen aparecer en la columna vertebral, aunque también pueden presentarse en otras partes del cuerpo, creando una presión adicional sobre los nervios de la articulación, produciendo dolor y debilitando su movimiento. Las causas que generan la aparición de la artrosis pueden resumirse en las siguientes: Sobrecarga de presión en las articulaciones. Inflamación y sinovitis que lesiona el cartílago y acelera la aparición de la artrosis Componente hereditario, endocrino o metabólico Por otra parte, existen una serie de factores de riesgo o variables que pueden desencadenar problemas de movilidad como la obesidad, la falta de ejercicio o alteraciones en la postura. Los síntomas que aparecen en la artrosis son progresivos y dilatados en el tiempo, mostrando en un primer momento el dolor asociado al movimiento y esfuerzo al que se someten las articulaciones y remitiendo ese dolor tras un periodo de descanso. Una vez que aumenta, el dolor persiste tras el reposo, apareciendo el malestar y reduciendo su calidad de vida. Otro síntoma que se encuentra asociado a la patología son las deformaciones de los huesos, las contracturas musculares y la atrofia de la musculatura que rodea la articulación. La artrosis en las manos aparece acompañada de dolor e inflamación o puede surgir de forma lenta e indolora, mayoritariamente en las manos. Las articulaciones interfalángficas distales suelen ser las más afectadas generalmente a través de los nódulos de Heberden, llegando a incapacitar laboralmente. En ocasiones surgen en un dedo, mientras que en otras, en todos los dedos, por lo que no sigue un patrón para desarrollar un tratamiento preventivo. A través de un control radiológico, el desgaste de las articulaciones se puede prever, aunque dependerá del estilo de vida del usuario y de su profesión. En las fases tempranas de la enfermedad aparece con el nombre de rigidez matutina, que surge en las primeras horas de la mañana con inflamación de la mano e incapacidad de mover totalmente la mano. Dicha rigidez va desapareciendo conforme pasa el día con el inicio de la actividad diaria. Existen diferentes formas con las que aparece la artrosis en las articulaciones, siendo las más frecuentes las siguientes: Rizartrosis Es una alteración del dedo pulgar que se encuentra asociada a la inflamación de las zonas blandas periatriculares. El cartílago que cubre esta articulación se degenera, provocando dolor, rigidez y limitación en el movimiento, dificultando la realización de uno de los movimientos esenciales de la mano, el gesto de la pinza y repercutiendo en el desempeño de las actividades de la vida diaria. El dolor se centra en la base del pulgar pudiendo, aparecer en ambas manos, siendo mayor en la mano dominante debido a su mayor uso. Mejora tras el reposo y aumenta con el movimiento. Una vez el movimiento se ha iniciado, las molestias se reducen. Cuando se encuentra avanzada la enfermedad, puede llegar a provocar una grave deformidad que imposibilita la realización de movimientos, pudiendo de forma progresiva la fuerza muscular. Debido al dolor, el usuario emplea de manera incorrecta el pulgar con el objetivo de evitar dicho dolor con la movilización, lo que no ayuda a estabilizar la articulación metacarpiana. De este modo restringe la amplitud de los movimientos e imposibilita que el usuario pueda apoyar la palma completamente sobre una superficie, dibujando una concavidad permanente debido al dolor. Nódulos de Heberden Es un engrosamiento de las protuberancias óseas en las articulaciones distales de los dedos a través de inflamación y dolor. Pueden aparecer tanto en un dedo como en varios, además de bilateral, no siendo necesario que sea asimétrico Aparece a través de un enrojecimiento súbito, hinchazón, dolor y sensibilidad en las articulaciones afectadas, hormigueo en la yema de los dedos y entumecimiento que provoca la pérdida de habilidades manipulativas, pudiendo durar meses. Debido a la inflamación, la articulación se dispone en ligera flexión. Los nódulos se desarrollan durante la fase activa de la enfermedad y de forma subcutánea localizada en puntos de presión, asociados con síntomas de inflamación, que pueden remitir con el tiempo. Bajo la óptica de la terapia ocupacional, la aparición de este tipo de nódulos supone un deterioro a nivel funcional, debido al dolor a causa del roce durante la actividad y de la manipulación. La intervención de los nódulos de Heberden se compone de ejercicios para potenciar la amplitud articular de los movimientos en termoterapia y crioterapia, facilitando el movimiento de la flexibilidad de las articulaciones con ayuda de férulas de posicionamiento. Ayudan a prevenir deformidades y antiinflamatorios para calmar dolor e inflamación. El objetivo principal es alinear las falanges en extensión completa, reduciendo el uso de la férula cuando el dolor disminuye para usarlas únicamente durante la noche. El estiramiento de las partes blandas palmares y masajear la zona de los nódulos ayuda a reducir la inflamación. Nódulos de Bouchard Es un engrosamiento localizado en las articulaciones interfalángicas distales y su aparición es menor que los nódulos de Heberden. La inflamación, dolor y destrucción del cartílago suele ser de mayor intensidad que en los nódulos anteriores, limitando de forma importante el movimiento del dedo, haciendo hincapié en la flexión y en la prensión total a la hora de coger objetos con todos los dedos. Al igual que en la anterior, se encuentra asociada a una rigidez matutina, siendo la sensación de

Principales patologías relacionadas con la población geriátrica Leer más »

El rol del terapeuta ocupacional en el domicilio

El terapeuta ocupacional hace uso de la ocupación desde su efecto restaurador o normalizador ayudando a las personas a alcanzar el máximo nivel de independencia en su domicilio teniendo en cuenta sus capacidades. La intervención domiciliaria es un área en crecimiento, pues los profesionales multiplican su capacidad de actuación en este entorno. Esta situación proporciona el ambiente idóneo para recabar información más precisa en relación con cuatro puntos destacables: estilo de vida y objetivos del usuario, comportamiento y rutinas, relaciones sociales y cultura Otro aspecto clave que ha de tenerse en cuenta es el hecho de que el terapeuta ocupacional es un desconocido que entra en el hogar del usuario, siendo su huésped, al contrario de lo que sucede cuando es el individuo el que acude al servicio. Por este motivo, el profesional debe actuar con el máximo de respeto hacia el usuario y su entorno, para que se sienta realmente cómodo en su espacio. Se trata de un punto de complejidad añadida al establecimiento de la relación usuario terapeuta, que además de emplear sus habilidades para congeniar con el sujeto y encontrar vértices comunes, deberá conocer, adaptarse y hacer buen uso del entorno físico que les rodea. De lograrlo, el profesional podrá desplegar su concepción holística de mayores, actuación que desde una institución se intenta abarcar pero resulta más limitada. Una vez conseguido esto, debe tenerse en cuenta que la intervención en el hogar de la evaluación funcional, valoración y asesoramiento en la modificación del entorno, para su accesibilidad, elaboración de férulas, prescripción y entrenamiento en el uso de productos de apoyo e intervención el usuario y los familiares o cuidadores principales de forma individualizada y personalizada Finalizada la fase de recogida de información, se pasaría a la intervención individualizada en cuanto a actividades de la vida diaria, trabajo y ocio, buscando en todo momento, el máximo nivel de independencia posible en cada caso. La terapia ocupacional a domicilio constituye en sí una estrategia para prevenir y reducir reingresos futuros de las personas mayores por complicaciones médicas, secundarias a un mal cuidado de su salud. A pesar de ello, existe un factor condicionante como son los recursos económicos tanto del usuario para acceder al servicio de forma privada, como del sistema sanitario de cada país para ofertarlo de manera pública en función de las necesidades de sus ciudades. Los profesionales de la terapia ocupacional proporcionan servicios de capacitación y rehabilitación que se encuentran entre los beneficios esenciales para la salud de la Ley del cuidado de Salud a Bajo Precio Asimismo, pueden ayudar al equipo interdisciplinar de atención primaria a mejorar los resultados y reducir los costes a través del manejo de enfermedades crónicas, mejora de las funciones y el apoyo a la independencia, ya que su enfoque holístico centrado en el bienestar, complementa en enfoque de ACA en el bienestar y la prevención según la AOTA. Una vez finalizada la intervención con visitas al domicilio, la presencia del terapeuta ocupacional pasa a un segundo plano con visitas esporádicas para la supervisión de su avance y mejora de habilidades y capacidades perdidas o deterioradas Por otra parte, cuidar de sí mismos y mantener su autonomía e independencia en las AVD supone la adquisición de estrategias que potencien su manejo, no sólo a la hora de llevarlas a cabo, sino también en estrategias de reducción de caídas o aparición de lesiones De este modo se podrán ir reduciendo las visitas al domicilio hasta que la figura del terapeuta ocupacional deje de ser necesaria, ya que su presencia debe ser temporal, alargándose en el tiempo lo estrictamente necesario para que se reponga y recupere las habilidades afectadas por un obstáculo en su salud o se adapte a una nueva situación adquiriendo estrategias para evitar nuevas pérdidas de habilidades. Tanto las familias como los propios usuarios patentes su preocupación por la capacidad para cuidar de sí mismos y manejarse de manera segura, es por ello que el fin máximo de los terapeutas ocupacionales en el domicilio es ofrecer estrategias para que sus usuarios puedan manejar las actividades diarias y reducir el riesgo de lesión en sus hogares, independientemente del diagnostico o condición especifica de la persona. (Información extraída de Terapia ocupacional en geriatría María del Carmen Rodríguez Martínez, Abel Toledano González, Uxía Bermúdez Bayón, 2019)

El rol del terapeuta ocupacional en el domicilio Leer más »

Las cuatro fases de la desorientación en los mayores

Los muy mayores despistados y desorientados han entrado en la última fase de la vida: resolución frente a vegetación. Se trata de personas que jamás han logrado lo que Erikson denomina la “integridad”. Esas personas pasan por cuatro fases, que se distinguen por diversas características físicas y psicológicas. Cada una de ellas supone un paso más hacia la retirada del sujeto de la realidad en una lenta regresión física. Sin embargo, no hay que tomarse literalmente las categorías, ya que hay personas que pueden pasar de una fase a la siguiente en apenas cinco minutos. Un hombre puede estar orientado a las ocho de la mañana y a las tres de la tarde asegurar que debe marcharse a  su casa a dar a comer a los caballos y a ordenar las vacas. Primera fase: despiste – orientación deficiente ante la realidad Segunda fase: confusión temporal – pérdida de las capacidades cognitivas Tercera fase: movimientos repetitivos que sustituyen al discurso Cuarta fase: vegetación – retraimiento total hacia el interior Para comprender a los ancianos que se encuentran en estas cuatro fases, se ha de entender cómo utilizan los símbolos Símbolos: billetes al pasado Un símbolo es un objeto o una persona del presente que representa un objeto significativo del pasado. Los símbolos utilizados por los adultos psicóticos pueden parecerse a los que utilizan las personas despistadas o desorientadas. De hecho a los muy mayores despistados se les suelen diagnosticar alucinaciones o ilusiones paranoides. Una persona psicótica fabrica símbolos imaginarios a partir de miedos internos; sus alucinaciones e ilusiones son percepciones patológicas e infundadas de la realidad y, por lo tanto, esas personas necesitan ayuda. Los símbolos no están relacionados con la pérdida de capacidad intelectual, ni tampoco responden a un mecanismo de curación que aparezca en la última etapa de la vida. Cuando el mundo exterior se desdibuja debido a la pérdida de visión, al deterioro del oído y la pérdida del tacto, resulta fácil y natural reemplazar objetos y personas actuales por otros del pasado. Las personas despistadas suelen utilizar figuras de autoridad del presente para expresar la ira que sintieron hacia sus padres. Símbolos universales y su posible significado Joyas, ropa: valor identidad Zapatos: contenedor, útero, macho o hembra, símbolo sexual Monedero: sexo femenino, vagina, identidad Bastón o puño: pene, potencia, poder Mobiliario duro: padre, Dios Mobiliario blando: seguridad, madre, hogar Pañuelo, objeto plano: tierra, pertenencia, vagina, identidad Comida: amor, madre Beber de un vaso: poder masculino, potencia Cualquier receptáculo: útero Hurgarse la nariz: placer sexual Jugar con excrementos: placeres de la infancia temprana Algunos símbolos personales típicos empleados por muy mayores desorientados: Una mano: un bebé Un dedo: un padre, pies para andar, niños con quienes pasear Un trapo: papeles importantes, masa para cocinar, ropa de niño El brazo de una silla: una calle Espacio abierto: un pasillo de casa, paraíso, esperanza Botón guijarro: alimento, amor Chasquidos con la lengua: seguridad, alegría Movimiento de mecer: madre, maternidad, seguridad, alegría Liquido: poder masculino Silla resistente: pene, hombre, marido, sexo Tenedor, cuchillo: enfado Asa, mango: pene Voz grave: persona masculina Cuchara u objeto curvado: mujer, sexo femenino Calcetín, zapato: niño, ropa de niño, órgano sexual Prende de quita y pon: acto sexual, libertad, desafío Planta de una residencia: barrio Pasillo de la residencia: una calle del barrio Silla de ruedas: un coche, una bicicleta, un carruaje Primera fase: despiste Estas personas se aferran a roles sociales establecidos con una única excepción: necesitan expresar conflictos del pasado de forma velada. Para ello, utilizan a las personas del presente como símbolos que representan a personas del pasado. Una anciana, por ejemplo, puede acusar a su compañera de habitación de robarle la ropa interior; en ese caso, la compañera de habitación simboliza a una hermana de quien siempre estuvo muy celosa. Asimismo, una mujer que nunca haya expresado sus deseos sexuales puede asegurar que hay un hombre escondido bajo su cama. En esta fase se suele producir una negación de los sentimientos. El habla, la razón y el pensamiento racional son muy importantes. Las personas despistadas valoran las opiniones claras y serenas y el control, y suelen responder negativamente al control físico y al contacto visual demasiado cercano. Son conscientes del paso del tiempo, reflexionan, ponen cada cosa en su lugar y mantienen un orden. Se sienten avergonzadas cuando alguien se da cuenta de que han olvidado algo, cuando repiten frases o historias que ya han explicado o cuando confunden a una persona con otra. Entonces se inventan cosas, utilizan experiencias ficticias para ocultar sus lagunas de memoria y las niegan. Se sienten viejas e inútiles, tanto si están en una residencia como si están solos en casa, creyendo que se trata de un castigo por su comportamiento en el pasado, dicen que “alguien está envenenando” su comida. La comida es un símbolo de amor. Amargadas, solas y sin el amor de nadie, estas personas se quejan de que “alguien está robando” sus posesiones. Se sienten robadas en la vejez igual que de niños se sintieron robadas por sus hermanas que les robaban la dignidad. Los sentimientos de naturaleza parecida cruzan el tiempo y se atraen como imanes. Para justificarse a sí mismos o negar sus sentimientos del mismo modo que han hecho durante toda la vida, esos ancianos culpan y acusan a los demás. Cuando su pareja muere nunca sienten culpa o pena, sino que acusan a los médicos. Se ofenden cuando los jubilan, pero en lugar de expresar esa cólera, acusan a su jefe de tener perjuicios contra las personas mayores que él. Cuando pierden el pelo por culpa de la edad, culpan a la esteticista o al peluquero. Para mantener el control en una guerra contra la pérdida del control, se dedican a acumular cosas; ante el miedo de sufrir cada vez más pérdidas, almacenan todo lo que pueden: naranjas, pañuelos, tazas, paquetes de azúcar, sal, periódicos, cintas, todo para protegerse contra futuras pérdidas. Y nadie logrará convencerles para que no lo hagan: la necesidad de justificar el pasado

Las cuatro fases de la desorientación en los mayores Leer más »

Ejercicio físico en personas con deterioro cognitivo y demencias

Demencia y Alzheimer Cuando las personas envejecen, el peso del cerebro se reduce entre un 10 y un 20% y su flujo sanguíneo entre un 30 y 40%. Estos cambios dan lugar a un conjunto de deterioros cognitivos, como pérdidas de memoria, de tiempo de reacción o de capacidad de aprendizaje. Este proceso puede llevar a casos de Incapacidad Cognitiva Suave o a situación más graves como es la demencia, que afecta en España a 600.000 personas siendo el Alzheimer el caso de demencia más común, con 400.000 afectados en España. El ejercicio físico es uno de los factores relacionados con los estilos de vida que podría estar implicado en el retraso del deterioro cognitivo, siendo así una posible herramienta para reducir el riesgo de padecer una de estas enfermedades o retrasar la evolución de la misma. Diferentes mecanismos que podrían contribuir a este hecho están siendo investigados. Así pues se ha observado que el ejercicio produce un incremento del flujo sanguíneo al SNC, mejora la utilización del oxigeno y la glucosa, favorece la regulación de neurotransmisores y estimula la liberación de calcio, todo ello necesario para mantener el funcionamiento neuronal. Siguiendo el Modelo de Fases, se puede dividir la progresión del Alzheimer en tres fases: Fase I. donde apenas hay pequeñas pérdidas de memoria como no saber dónde se ha dejado algún objeto u olvidar algún nombre. Puede ir asociado por cierta ansiedad ante esas pequeñas pérdidas de memoria Fase II. Aparece la confusión y ciertas incapacidades cognitivas, incluye problemas de pérdida de memoria a corto plazo, concentración y orientación. Fase III. Se incrementan los delirios, la agitación, pérdida de habilidades básicas y la incontinencia. El ejercicio para pacientes de Alzheimer además mejorar la movilidad, mejora el estado de ánimo y la calidad de vida. En el caso de demencias más severas, el ejercicio ha demostrado ser capaz de reducir la frecuencia de los comportamientos indeseados y de mejorar la comunicación y la participación social. Recomendaciones para la evaluación En los estados intermedios y avanzados de la enfermedad los test se hacen difíciles de realizar o incluso imposibles, por lo que estos son de utilidad generalmente en los estados iniciales. Para llevar a cabo estos test, deben ser entrenados y repetidos varias veces de manera previa al test, para permitir un aprendizaje y una rutina en los sujetos. Si el sujeto queda con agitación o confusión se detendrá el test y se aplazará. A ser posible, los test se realizarán por la mañana ya que en estos pacientes suele haber más funcionalidad en las primeras horas de la mañana. Al ser una población aislada y por lo general dependiente, debe analizarse previamente el resto de posibles contraindicaciones y patologías que deban tenerse en cuenta durante el test. Recomendaciones para la programación de ejercicios Tres elementos deben tenerse en cuenta de forma principal al trabajar con enfermos de Alzheimer o demencia. Intentar minimizar el deterioro físico y mental de los participantes Saber reconocer los cambios de comportamiento y actuar para evitar periodos de agitación Dar apoyo y confianza a los cuidadores para que sigan trayendo a los pacientes a las sesiones de actividad física. Generalmente se recomiendan programas de baja intensidad relacionados con la actividad de la vida diaria comunes de los sujetos. Para este nivel de actividad realizar test previos es innecesario. Durante los estadios iniciales de la enfermedad, los usuarios podrán participar de diversos tipos de actividad física. Uno de los principales problemas de los programas con personas con Alzheimer es la pérdida de memoria de los usuarios. Olvidan asistir a las sesiones u olvidan las tareas o las rutinas aprendidas. La depresión es un síntoma común durante los estadios tempranos de la enfermedad, provocando en muchos casos el abandono de los programas. Los programas deben articularse en torno a tres sencillos pilares, consistencia, paciencia y diversión. El entrenador debe dar constantemente feedback positivo para reforzar la asistencia de los usuarios. Las rutinas sencillas como caminar, la bicicleta o rutinas simples de pesas son preferibles que actividades más complejas de coordinar y recordar. Es interesante establecer rutinas consistentes en los primeros estadios de la enfermedad para que estas perduren en el tiempo de la mejor manera posible. Hay que tener en cuenta que la inestabilidad emocional y los cambios bruscos de comportamiento pueden dificultar los programas de ejercicios en estadios más avanzados. Los programas deberían centrarse en actividades de baja intensidad que las personas puedan disfrutar con objetivos fácilmente alcanzables. La supervisión constante es requerida en los estadios intermedios y avanzados de la enfermedad. A medida que la enfermedad avance los programas deberían volverse más sencillos, deberá tenerse en cuenta los episodios de agitación y los cambios de humor bruscos, y con las pérdidas de memoria se hará necesaria una guía verbal o física en los ejercicios. Los cambios de ánimo pueden volver al sujeto agresivo, estos cambios suelen durar pocos minutos y el paciente tiende a olvidar lo sucedido. El entrenador debe tener claro que estos episodios son causa de la enfermedad y no debe permitir que afecten a su programa de trabajo y a su motivación hacia el mismo. A veces la música puede ayudar a mantener calmados a los usuarios durante las sesiones. Para los entrenamientos de fuerza será útil el uso de gomas, fortaleciendo los músculos posturales, los músculos que vayan presentando debilidad con 10-12 repeticiones o lo que se tolere Los ejercicios de trabajo aeróbico como caminar deben centrarse en la diversión y el mantenimiento de la funcionalidad. Los ejercicios de flexibilidad deberían hacer hincapié e músculos posturales y a ser posible que se puedan hacer de pie o desde una silla, ya que levantarse y sentarse en el suelo puede ser complicado para los usuarios. Dada la pérdida de memoria de los sujetos, no se debe presuponer que el sujeto habrá aprendido nada de una sesión a la siguiente. Es interesante usar tareas que fortalezcan las habilidades que todavía posee el sujeto. Debido a las pérdidas de atención, es interesante el

Ejercicio físico en personas con deterioro cognitivo y demencias Leer más »

Muerte en la tercera edad

La tercera edad está considerada como la etapa del ciclo vital que empieza alrededor de los 65 años y que finaliza con la muerte. Existen diferentes términos para hacer referencia al mismo periodo, tercera edad, edad avanzada, vejez, ancianidad, etc. Las personas que se incluyen en esta etapa tienen una percepción de la propia muerte como algo más cercana. A lo largo de su vida habrán tenido numerosos contactos con personas que han muerto. La muerte del otro se convierte entonces para el anciano en el punto de partida sobre el cual imagina o fantasea acerca de cómo será su propia muerte. De esa manera se va preparando para su proceso de “ser en la muerte”. Las pérdidas que a lo largo de su existencia puede haber venido acumulando en los ámbitos personal y social pueden también ocasionar el que cada nueva muerte signifique un aumento de empobrecimiento y de su soporte en la vida, ya sea afectivo o biológico. Por ello lo que más le preocupa al anciano no es la muerte sino la pérdida. La muerte contiene una enorme cantidad de incógnitas, pero es un hecho inevitable, natural a la condición humana, como lo es el rechazo que despierta, con la consiguiente angustia y temor que expresan los ancianos. El hombre, sabe que morirá y tiene conciencia de este hecho, aunque no lo haya experimentado en él mismo. Desde la antigüedad, el hombre se ha esforzado por asumir la muerte. Ya viejos poemas hacen referencia a ella, lo que nos demuestra que ya en aquellos tiempos el hombre se resiste a aceptar que va a desaparecer y necesita creer que pervivirá en su alma. La ciencia define la muerte como el cese absoluto y definitivo de todas las funciones biológicas, que incluye la interrupción total e irreversible de las funciones circulatoria y respiratoria y el cese, también irreversible, de todas las funciones cerebrales. Para la psicología la muerte constituye una de las fuentes de angustia más significativas e importantes. Las diferentes emociones que pueden presentar los ancianos ante la muerte como el miedo, la angustia, la tristeza o el enfado junto con la influencia de los factores culturales serán la base que tenga en el proceso del final de la vida. La muerte se considera como un proceso y no como un acto puntual. El enfermo terminal se va muriendo poco a poco y va diciendo adiós al amor, a las ilusiones y a las esperanzas. Por otro lado, aumentan los miedos al más allá, al sufrimiento de los últimos días, a qué pasará con sus familiares, al olvido. Pero también es importante resaltar, que este proceso de morir, lo experimentan los familiares y/o cuidadores que están día a día con el enfermo al final de su vida. La muerte psicológica también penetra en la esfera familiar que a través del duelo tendrá que aceptar que todos nos morimos un poco en la pérdida del ser querido. En este sentido, cuidar al cuidador es una labor importante y necesaria ya que puede facilitar el buen morir del enfermo al final de la vida. Actitudes ante la muerte La actitud es uno de los conceptos más relevantes en psicología social. No es un concepto aislado, sino que se haya en estrecha relación con otros conceptos psicológicos como: motivación, percepción, personalidad y conducta. Allport lo define de la siguiente forma: “Estado de disposición nerviosa y mental, organizada mediante la experiencia, que ejerce un influjo dinámico o directivo sobre las respuestas que un individuo da a todos los objetos y situaciones con que ella está relacionada” (1935) Una actitud tiene los siguientes componentes: Ideas y creencias sobre el objeto de la actitud Emociones que produce el objeto de la actitud Acción respecto al objeto de la actitud Los tres componentes pueden o no estar relacionados, pues a veces hay contradicciones entre ellos; por ejemplo, las actitudes ante la muerte con frecuencia son contradictorias, pues la muerte en sí encierra una contradicción. Las actitudes ante la muerte son un producto de la educación, que varía en función del contexto cultural. Están estrechamente relacionados con la visión personal del mundo y con la posición que uno considera que ocupa en el mundo. Esto a su vez tiene que ver con el control percibido de la realidad, en concreto de las leyes naturales, pues una sensación de control sobre éstas lleva a tener menos conciencia del poder de la naturaleza sobre la vida y por lo tanto de la muerte. También tienen que ver con las experiencias relacionadas con la muerte, con la esperanza de vida y con las creencias sobre lo que es un ser humano La muerte genera todo tipo de actitudes y emociones siendo el miedo y la ansiedad las respuestas más comunes. Para Limonero (1997), la ansiedad ante la muerte se puede entender como una reacción emocional producida por la percepción de señales de peligro o amenaza a la propia existencia. La ansiedad podría aparecer ante la presencia de una enfermedad grave, la muerte de un ser querido, la noticia de un fallecimiento o por estímulos situacionales que por asociación con los anteriores han condicionado estímulos internos del sujeto tales como pensamientos o imágenes relacionadas con la muerte propia o la de un ser querido. Para Dobler (1974), la ansiedad sería un estado emocional negativo que carece de objetivo específico. Sería como tener miedo a algo, sin saber que ese algo, mientras que el miedo sería lo que experimentamos cuando podemos localizar y describir la fuente de nuestras preocupaciones. Es decir, la ansiedad ante la muerte sería el miedo a dejar de sentir, mientras que el miedo a la muerte podría ser miedo al proceso de morir, en el sentido de cómo será la agonía, si se podrá controlar el dolor, etc. La actitud ante la muerte depende de múltiples factores: la personalidad de la persona, su estilo de vida, el contexto sociocultural, las relaciones humanas que se han tenido y las que se mantienen con la familia y

Muerte en la tercera edad Leer más »

¿A qué afecta la Enfermedad de Huntington?

La  Enfermedad de Huntington es una enfermedad neurodegenerativa de herencia dominante, causada por una expansión de tripletes CAG en el gen IT 15 del cromosoma 4. Clínicamente se manifiesta como un trastorno motor, deterioro cognitivo y alteraciones psiquiátricas comporta mentales que aparecen en edades medias de la vida. Perfil clínico El cuadro clínico se caracteriza por la triada de: trastorno motor, deterioro cognitivo y alteraciones del comportamiento. Con mayor frecuencia los síntomas aparecen gradualmente en el adulto joven, entre la tercera y cuarta década y progresan durante 10 a 25 años. Sin embargo, una cuarta parte de los casos son de inicio juvenil (antes de los 20 años) o de inicio senil (después de los 50 años). Trastorno  motor La corea es la alteración predominante. Se define como un síndrome hipercinético caracterizado por movimientos involuntarios amplios, irregulares, generalizados y bruscos, que el sujeto intenta integrar en el conjunto de movimientos voluntarios. Son también frecuentes y precoces las alteraciones de la motilidad ocular. Con la evolución de la enfermedad aparece distonia, rigidez, bradicinesia y alteraciones de la marcha. Los sujetos que inician los síntomas en edad infantil y juvenil suelen desarrollar una variante rigidoacinética que se conoce como forma de Westphal. Trastorno cognitivo El deterioro cognitivo puede comenzar en paralelo con los síntomas motores o precederlos en el tiempo. Las alteraciones cognitivas suelen ser leves en estadios tempranos y solo en fases  avanzadas producen discapacidad funcional suficiente como para caracterizar un síndrome demencial. La demencia se caracteriza por un perfil subcortical en el que destacan una disfunción precoz y las alteraciones visuospaciales. Se observan además bradifrenia, defectos de atención, planificación y secuenciación, perseveración y déficit mnésicos (el deterioro de memoria se caracteriza por déficit en las estrategias de recuperación de la información previamente codificada y por relativa preservación del aprendizaje incidental). En general, están más afectadas las funciones manipulativas que las verbales. El lenguaje suele estar conservado, excepto por dificultades de articulación. Alteraciones del comportamiento Las alteraciones del comportamiento aparecen y evolucionan sin relación directa con el deterioro cognitivo. En una tercera parte de los casos, los síntomas psiquiátricos son la primera manifestación de la enfermedad. Retraimiento, apatía y tendencia al mutismo pueden ser los primeros síntomas de La  Enfermedad de Huntington. También pueden desarrollarse una gran variedad de síndromes psiquiátricos incluyendo cuadros depresivos e inhibitorios graves, alteraciones emocionales bipolares, síndromes esquizofrenia-like con alucinaciones y delirio, alteraciones de personalidad y gran variedad de cambios menores. La severidad de la apatía es el rasgo comportamental que mejor se correlaciona con la evolución de la enfermedad. Es importante recordar las altas tasas de suicido en los pacientes con La Enfermedad de Huntington. Otro signo general muy frecuente es la pérdida de peso, a pesar de una ingesta apropiada Neuropatología y neuroquímica El hallazgo característico es la atrofia progresiva y bilateral del estriado. En las fases iniciales de la enfermedad se afectan las zonas dorso mediales del estriado, progresando posteriormente la lesión hacia zonas ventrales y laterales. Microscópicamente se produce una pérdida selectiva y precoz de pequeñas interneuronas espinosas gabaérgicas y astrocitosis. La afectación del estriado se clasifica en cinco grados de intensidad creciente, de acuerdo con los criterios de Vonsattel y cols (1985). Debido a la pérdida de neuronas gabaérgicas, se observa en el estriado una disminución importante del ácido gammaaminobutírico (GABA) y de la actividad de la enzima descarboxilada del ácido glutámico (GAD), responsable inmediato de su síntesis. Las neuronas gabaérgicas estriatales pueden diferenciarse según los neurolépticos que contienen y sus regiones de proyección. En la Enfermedad de Huntington se observa una pérdida selectiva de las neuronas productoras de encefalina. En la corteza cerebral se observa moderada atrofia de lóbulos frontales y temporales con grados variables en estrechamiento cortical, pérdida neuronal, distorsión de la arquitectura y gliosis reactiva. La intensidad de los cambios histológicos parece relacionarse directamente con la gravedad del efecto molecular. En los pacientes con inicio juvenil los cambios histológicos son más graves y se extienden a tálamo, cerebelo e incluso a los tractos corticospinales. (Información extraída de Guías en demencias: conceptos, criterios y recomendaciones para el estudio del paciente con demencia. Revisión 2002 / Grupo de estudio de Neurología de la conducta y la demencia; coordinadores Jordi Peña-Casanova y Alfredo Robles Bayón, 2002)

¿A qué afecta la Enfermedad de Huntington? Leer más »

Estrategias y programas de rehabilitación para mejorar la memoria en el envejecimiento normal

La incapacidad para recordar se puede deber a fallos que ocurren durante alguna de las tres fases de la memoria, o sea, durante el registro o codificación, el almacenamiento o retención y la evocación o recuperación. Cuando alguien experimenta la sensación de angustia de “lo tengo en la punta de la lengua”, el problema se puede atribuir a una falta de atención en el momento de registro, a problemas durante el almacenamiento o a deficiencias para encontrar alguna clave que propicie la evocación. Hay estrategias dirigidas al paciente para cada una de las etapas de los procesos de memoria: Para mejorar el registro o codificación Mantenga una actitud abierta y positiva. Como la memoria es un proceso creativo, la intención de recordar y la activación emocional van a determinar la actividad que se desarrolla. Crea en usted. No permita que las expectativas negativas lo derroten. Si se descubre pensando que no puede recordar nombres, sustituya el pensamiento por “puede que olvide los nombres, pero voy a mejorar gracias a las técnicas” Haga una elección consciente de lo que quiere recordar. Es imposible recordarlo todo, así que dirija su energía a las áreas mas importantes para usted. Observe activamente y piense acerca de lo que quiere recordar. Es muy difícil recordar cosas que no hemos observado claramente o con interés. Observar activamente es el acto de prestar atención consciente a los detalles que vemos, escuchamos o leemos. Por medio de una observación activa podemos encontrar significado en una fotografía, una cara nueva, un paisaje, una conversación o lo que sucede en la calle. Esto contrasta con la actitud pasiva de dejar pasar lo que nos ocurre diariamente sin pensar o sin mostrar interés. Es importante el significado de lo que estamos aprendiendo. Analice cómo se siente, cómo le afecte y qué es lo que desea recordar. Hágase preguntas que refuercen el significado. Una clave para recordar es mantenerse interesado. Enfoque la atención en lo que desea recordar. Pregúntese a qué le presta atención; hacerlo aumenta inmediatamente nuestra atención y concentración. Una alta proporción de los problemas de memoria se debe a una mala capacidad para escuchar activamente Fortalezca la huella de la memoria mediante varias modalidades. Utilice los cinco sentidos. Tenemos diversos tipos de memoria y la capacidad de cada una es extraordinaria. Por ejemplo, un olor puede activar los recuerdos más vividos, pues el nervio olfativo está a solo dos sinapsis de la amígdala, centro de las emociones humanas. El recuerdo evocado por un olor no es más exacto que uno evocado por otras claves como imágenes. A pesar de que el olor no aumenta la exactitud, se ha encontrado que incrementa la intensidad de la evocación. Elabore sobre los detalles de lo que desea recordar. Un pensamiento breve y mal examinado es muy frágil y se olvida fácilmente. Cuando elaboramos sobre los detalles de un pensamiento o una idea, la codificación de la información es más profunda. Para lograrlo trate de entender qué sucede y relaciónelo con lo que ya conoce y la sensación que le provoca Trate de comprender antes de memorizar. Haga preguntas para aclarar y verificar la información. Para mejorar la retención o el almacenamiento Proporciónese tiempo para aprendizaje y la memorización. Olvidamos cuando estamos apurados. Es necesario darnos tiempo para consolidar lo que tenemos que recordar. El aprendizaje nuevo interfiere con el antiguo. Recuerde que el almacenamiento temporal es muy susceptible a las interferencias Evite las distracciones, dé tiempo a la consolidación. Después de estudiar cerca de una hora, es importante que se tome un descanso y haga algo que eleve sus noveles de adrenalina y norarenalina como correr, caminar, lavar ropa, barrer; actividades que ayuden a fijar los recuerdos. Cuando tenemos una experiencia muy intensa, la norarenalina aumenta la intensidad de la señal y ésta se guarda en la memoria. Después del descanso regrese y revise el material antes de intentar aprender algo nuevo Repita y practique. Revise la información. Dígala o léala en voz alta; subraye lo que considere importante, haga un resumen o revíselo. Repetir la información ayuda a mejorar el recuerdo, siempre y cuando se haya combinado con otras estrategias. Este repaso adicional mejora el tiempo de evocación y fortalece el aprendizaje Revisualización. “una imagen vale más que mil palabras”. La visualización es el proceso de crear una imagen mental de una tarea, un número, un nombre o un pensamiento abstracto. Trate de convertir las palabras en imágenes con significado y retenga la imagen en la mente durante unos segundos. Esta técnica se conoce como “el arte de la memoria” y consiste en asociar imágenes vividas de las cosas o palabras que se desea retener con un conjunto de lugares conocidos para recordarlas luego. Por ejemplo, para no olvidar comprar aceite: coloque la imagen de la botella sobre la mesa de la sala donde si llega a tirarla, dañará los muebles. También puede colocar en varios cuartos de su casa imágenes de lo que necesita. Este sistema fue ideado en el año 500 a.C. por Simónides de Creos, poeta griego quien desarrolló el sistema de los lugares de la memoria. Cuenta la leyenda que durante un banquete el poeta se salvó de morir aplastado por el derrumbe del techo y fue el único capaz de reconocer los cuerpos destrozados de los comensales al recordar los lugares donde estaban sentados. Asociación. Consiste en hacer una conexión mental entre lo que estamos memorizando y el conocimiento que ya tenemos. Otra manera de utilizar la técnica estriba en asociar los datos e ideas que tienen sentido para nosotros; por ejemplo, codificar o asociar el número confidencial de la tarjeta bancaria con la fecha del cumpleaños. En este caso también es importante repetir la información varias veces, memorizar en sesiones cortas y descansar diez minutos. Mientras aprende es importante evitar interferencias como las llamadas telefónicas o el ruido Genere instrucciones verbales acerca de lo que desea recordar. La auto instrucción es el proceso de darse un refuerzo mental o verbal para prestar atención a

Estrategias y programas de rehabilitación para mejorar la memoria en el envejecimiento normal Leer más »

¿Cuándo falla la memoria?

La memoria es una de las funciones cognitivas más sensibles al daño cerebral. El término se refiere a una pérdida parcial o total de la memoria, lo que la convierte en incapacidad para recuperar la información. Los trastornos de la memoria pueden ser graves que no solo se pierde la posibilidad de recuperar la información sino también toda noción de haber estado expuesto a ella. En los casos menos agudos, la evocación puede implicar únicamente pérdida de detalles, los cuales en ocasiones mejoran cuando se proporcionan claves o pistas. Es importante enfatizar que en la memoria intervienen diversos procesos y es necesario que todos ellos estén intactos para que ésta funcione normalmente. Es necesaria una atención adecuada para que se puedan registrar los datos. Las alteraciones en la atención se producen por un estado confusional y una imposibilidad para recordar. Personas somnolientas, deprimidas o ansiosas pueden manifestar dificultades para almacenar y recuperar la información Clínicamente es posible distinguir cuatro tipos de amnesia (Ardila y Ostrosky, 1991): Amnesia anterógrada. Consiste en la incapacidad para retener nueva información como consecuencia de una perturbación cerebral Amnesia retrógrada. Es la imposibilidad de evocación información aprendida previamente Amnesia especifica. Se relaciona con la naturaleza de la información que ha de memorizarse. Una persona puede presentar dificultades para recordar caras o lugares, pero no para recordar palabras o textos; también puede darse el caso contrario Amnesia inespecífica. Se presenta para todo tipo de material y se manifiesta en cualquier modalidad. Hay amnesia respecto a caras, lugares, palabras, textos, etc. La amnesia inespecífica con confabulación y amnesia inespecífica sin confabulación. La confabulación es la aparición de falsas huellas de memoria que probablemente se producen porque la persona es incapaz de hacer una evocación selectiva de sus recuerdos. Por ejemplo, cuando se le pregunta a un paciente qué hizo el día anterior, éste puede responder que estuvo en su casa, luego salió a pasear y se encontró con un amigo, cuando en realidad el paciente estaba hospitalizado. Lo que refiere es algo que pudo hacer sucedido y que podría responder a huellas de memoria que el paciente es incapaz de seleccionar apropiadamente. La identificación de las características de los trastornos de memoria aporta información valiosa acerca de la naturaleza y la localización de un daño o disfunción cerebral. En este sentido, se ha postulado un sistema que memoria que incluye las siguientes estructuras cerebrales: los cuerpos mamilares del hipotálamo, el tálamo, los lóbulos frontales, el cíngulo y el hipocampo. Lesiones a diferentes estructuras cerebrales pueden generar directa o indirectamente fallos en la memoria. Por ejemplo, las lesiones en el tallo cerebral afectan al nivel de conciencia y puede afectar indirectamente el proceso de memoria puesto que carece el individuo de un estado suficiente de alerta para realizar el registro de información. Las lesiones en las estructuras del sistema límbico afectan al proceso de almacenamiento de información nueva, aunque se mantiene la habilidad para recordar hechos antiguos. El lóbulo frontal interviene en las estrategias de almacenamiento y la recuperación de los recuerdos, e inhibe a la vez la información que no viene al caso. ¿Cómo cambia la memoria con la edad? Con la edad, las alteraciones de la memoria son causadas por cambios neuronales en el cerebro y por diferencias de procesamiento. Durante el envejecimiento surgen cambios en las neuronas del cerebro y en la eficiencia de los neurotransmisores que afectan la transmisión de información entre las neuronas, o se presentan deficiencias en la atención por alteraciones de los lóbulos frontales. Otras causas del deterioro de las neuronas incluyen: el uso de fármacos, las enfermedades crónicas como las cardiacas, la depresión, el alcohol, la vida sedentaria, la presión arterial alta, la falta de estimulación, la ausencia de deseo por aprender, la desnutrición y el exceso de grasa. Las personas mayores presentan dificultades en la evocación. Por ejemplo, aunque conocer el nombre de la medicina, no pueden recordarlo en un momento dado. Sin embargo, la mayor parte de las personas no manifiesta problemas con el reconocimiento y frecuentemente afirmar reconocer la información al verla u oírla. La memoria sensorial no cambia con la edad y así, el registrar información, a través de los sentidos la memoria a corto plazo funciona en forma muy parecida a cuando se es joven. Es conocido que ciertos factores pueden afectar al proceso de memoria en personas de cualquier edad. Sin embargo, el efecto de estos factores puede aumentar a medida que envejecemos; esto se debe a que las personas de mayor edad pueden experimentar mas al mismo tempo uno de estos factores. Los problemas de memoria se deben a cambios en los siguientes procesos (Ostrosky-Solís, 1998): La atención dividida. Nos cuesta más trabajo prestar atención a dos cosas a la vez La capacidad para aprender información nueva. Necesitamos hacer más esfuerzo para aprender información La recuperación. Es más difícil recuperar a la información almacenada en la memoria a largo plazo La evocación. Requerimos más tiempo para recuperar la información de la memoria a largo plazo. (Información extraída de Rehabilitación neuropsicológica / Juan Carlos Arango Lasprilla; revisión técnica, Edgar Miranda Terrés; editor responsable, Emilio Márquez Orta, 2006)  

¿Cuándo falla la memoria? Leer más »

Envejecer sin perder la cabeza

El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA según las siglas inglesas) que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud ha realizado estudios que indican que la pérdida de la memoria no forma parte del proceso natural del envejecimiento. La memoria se mantiene cuando funciona y se pierde cuando se deja de utilizar. La clave para que el cerebro siga funcionando en la vejez ya la dieron los antiguos griegos: seguir activos. En cuerpo y en mente. El ejercicio físico discreto previene muchos problemas de la vejez. Hay ancianos que se sientan a ver pasar la vida y cuando quieren levantarse no lo consiguen. Hay ancianos que dejan de hacer trabajar a su mente y cuando quieren que funcione no lo consiguen. La memoria y la musculatura se pierde de no usarlas. Los estudios sobre la neuropsicología del envejecimiento realizados por el NIA tratan de derrocar los viejos mitos que asocian la ancianidad con la pérdida de memoria y con la disminución de las facultades mentales. Estudios se han llevado a cabo mediante las modernas técnicas de resonancia magnética funcional de imágenes que permiten ver lo que sucede en el cerebro de una persona mientras realiza una actividad o procesa una información. Y esto supone un paso adelante en el conocimiento de los mecanismos con los que aprendemos y con los que recordamos. Estos estudios son importantes para la prevención de enfermedades como el mal de Alzheimer. Se están llevando a cabo en numerosos centros de investigación situados en Estados Unidos y Canadá. En Holanda se llevaron también a cabo estudios entre 1885 y 1995 entre distintos grupos de ancianos que determinaron que el ejercicio físico prolonga la vida ya que disminuye el riesgo de enfermedades vasculares. Científicos canadienses han señalado también que la práctica regular de ejercicio físico protege frente al declive mental que aqueja a muchas personas al envejecer, especialmente a las mujeres. Según sus estudios, las mujeres mayores de 65 años que practican algún tipo de deporte o ejercicio físico tienen menor riesgo de padecer Alzheimer u otro tipo de demencia senil, reduciéndose el riesgo en un 40%. Al mismo tiempo la revista Jano Online de 29 de octubre de 1999 señalaba que el 40% de los españoles no practica ejercicio alguno en su tiempo libre. Es muy importante mantener activa la mente practicando algún ejercicio mental, como la lectura, los crucigramas, el ajedrez o algún juego que requiera ejercitar la mente. Hay huegos de cartas como el Mus o la Canasta que precisan de agilidad mental. Tampoco hay que subestimar el ejercicio físico. Al fin y al cabo, la inteligencia está asociada al movimiento desde que nacemos. La primera señal de inteligencia  en un niño recién nacido es su respuesta motriz a los estímulos, es decir, a sus reflejos.       (Información extraída de Los errores del alma: convivir con personas difíciles / Ana Martos Rubio, 2004)  

Envejecer sin perder la cabeza Leer más »

Causas y síntomas de la diabetes

La diabetes es un trastorno metabólico producido por una disminución de la producción de insulina o por una mala utilización de la misma por parte de las células. La insulina es una proteína producida por el páncreas que permite la entrada de la glucosa en las células para poder ser utilizada por éstas como fuente de energía. Una lesión en el páncreas puede suponer variaciones en la cantidad de insulina y si falta ésta, se presentará una hiperglucemia, es decir, un aumento de la glucosa en la sangre ya que ésta no podrá penetrar en las células. Causas de la diabetes Existen múltiples circunstancias que pueden favorecer la aparición de una diabetes. Entre ellas destacan las siguientes: Herencia genética Obesidad y mala nutrición. Por mala nutrición no debe entenderse una ingestión escasa de alimentos, sino una ingestión excesiva, poco variada o limitada a alimentos ricos en hidratos de carbono Poco ejercicio físico Periodo de enfermedad violenta Consumo de muchos fármacos La probabilidad de padecer diabetes es mayor cuanto mayor es la edad Signos y síntomas de la diabetes Necesidad de orinar muchas veces y abundantemente (poliuria) Necesidad de beber mucha agua (polidipsia) Sensación de mucha hambre (polifagia). Aunque coma mucho, el diabético no se siente saciado Pérdida de peso Cansancio y fatiga En condiciones normales, la glucosa en sangre se mantiene entre unos límites de 70/120 mg/dl. El diabético presenta estos niveles aumentados. Tratamiento de la diabetes El objetivo del tratamiento es mantener los niveles de glucosa dentro de sus límites normales. En algunos casos estos se conseguirán mediante insulina, en otros ésta no será necesaria. En cualquier caso, una buena dieta y ejercicio físico son imprescindibles. Dieta La dieta es el pilar fundamental en el tratamiento de la diabetes. El diabético puede comer prácticamente de todo, pero evidentemente un exceso o una mala utilización de los alimentos puede suponer una descompensación de su enfermedad. Es imprescindible una buena distribución de las comidas. Éstas se repartirán en seis tomas: desayuno, a media mañana, comida, merienda, cena y antes de acostarse. De esta forma se pueden evitar complicaciones como la hipoglucemia. Las grasas deben tomarse solo en la cantidad necesaria. Hay que evitar engordar y que aumenten los niveles de colesterol. Así, los embutidos, mantequilla, nata, etc. se tomarán en bajas cantidades. Los aceites más aconsejables son los de maíz, oliva y girasol. Los alimentos proteicos tales como pescado, carne, clara de huevo se pueden tomar de forma normal. Es preferible que se coma más veces pescado que carnes y dentro de estas últimas son más aconsejables las de pollo, ternera y conejo Lo más importante es llevar un control de los hidratos de carbono. Para ello es necesario establecer las equivalencias por peso. Las verduras es mejor tomarlas en ensalada, para que conserven todas sus vitaminas. La fruta también se puede tomar en cantidades moderadas. El plátano y la uva son poco aconsejables por su alto contenido en hidratos de carbono, al igual que los frutos secos. La leche debe ser descremada, nunca debe ser condensada, por su alto contenido en azúcar. Las bebidas o refrescos artificiales contienen gran cantidad de hidratos de carbono, por lo que se debe restringir su consumo. Las infusiones, café, agua, pueden tomarse en las cantidades que se quiera, siempre y cuando no se les añada azúcar. Las bebidas alcohólicas, aparte del daño que producen, presentan gran cantidad de hidratos de carbono y su consumo en excesivo puede enmascarar síntomas de las complicaciones de la diabetes. Los edulcorantes artificiales, tales como la sacarina, se pueden tomar libremente. Sin embargo, el sorbitol, la fructosa, el manitol, no deben consumirse en cantidades abundantes. Es imprescindible no confiar en los llamados alimentos para diabéticos. Éstos llevan menos hidratos de carbono que el resto pero pueden llevar edulcorantes artificiales perjudiciales. Ejercicio físico Es beneficioso para todo el mundo, pero especialmente para el diabético. La edad no debe ser una barrera para realizar una actividad física, pues siempre hay un ejercicio recomendado para cada periodo de la vida. Debe realizarse 3-4 veces a la semana como mínimo, con una duración de 30-60 minutos cada vez, dependiendo del tipo de actividad. Lo más aconsejable es que se realice todos los días. Con un ejercicio mantenido, regular y suave, se pueden obtener grandes beneficios, entre los que podemos destacar: Disminuye la cantidad de glucosa en sangre Beneficia la respiración y mejora la actividad del corazón y la circulación Ayuda a reducir peso Produce sensación de bienestar Permite que la insulina del tratamiento se pueda administrar en dosis menores Es preferible realizar ejercicio cotidianamente que hacerlo esporádicamente. El médico o la enfermera serán quienes mejor puedan aconsejar sobre qué tipo de actividad es la más benéfica para la persona mayor diabética y en qué cantidad debe realizarse. Los ejercicios más recomendables son: caminar, andar, etc. El mejor horario para hacer el ejercicio en personas diabéticas es después de las comidas. Los riesgos derivados del ejercicio pueden aparecer cuando éste no se realiza de forma habitual o cuando se aumenta su intensidad. Es típica en estos casos la aparición de descensos bruscos de glucosa en sangre. Debido a esto, a veces es necesario modificar la dieta o el tratamiento de ese día. Para evitar la deshidratación, el ejercicio no debe realizarse en las horas más calurosas del día. Si no puede ser así, se tomará gran cantidad de agua. Antidiabéticos orales Son un grupo de medicamentos utilizados para el tratamiento de la diabetes en determinadas personas. Su administración es mucho más cómoda que la de la insulina ya que se trata de pequeños comprimidos que se toman unos 20-30 minutos antes de las comidas, en las dosis determinadas por el médico. Suele administrase cuando la dieta y el ejercicio no han dado los resultados esperados. Insulina Este tratamiento empieza a utilizarse si los demás no han logrado una compensación adecuada de la glucosa. La insulina no puede ser administrada por vía oral, sino que debe ser inyectada. El propio diabético o un familiar

Causas y síntomas de la diabetes Leer más »