Tratamiento de las parafilias

El tratamiento de estos patrones atípicos de conducta sexual pone en juego varios asuntos. Las personas con parafilias normalmente no quieren ni buscan un tratamiento, al menos no voluntariamente. A menudo niegan que sean delincuentes sexuales, incluso después de haber sido detenidos y condenados. Por lo general, son tratados por los profesionales de salud mental solo cuando entran en conflicto con la ley o por requerimiento de los miembros de la familia, o de las parejas sexuales que les han descubierto en conductas parafílicas o encontraron evidencias de sus intereses parafilicos.

La conducta parafílica es una fuente de placer, por lo que muchas personas no están motivadas para dejarlo. Típicamente, el individuo percibe que sus problemas tienen su origen en la intolerancia de la sociedad, no en sentimientos de culpa o vergüenza.

Los terapeutas pueden enfrentarse a problemas éticos cuando se les exige su contribución a un proceso judicial o se les pide que intervengan para que intenten persuadir a un delincuente sexual de que él debería cambiar su conducta. Los terapeutas ayudan a sus pacientes a que se aclaren o encuentren sus propios objetivos; no es su papel imponer los objetivos sociales que debe tener el individuo.

El tercer asunto es un problema de tratamiento. Los terapeutas se han dado cuenta de que tienen menos éxito con las personas resistentes o recalcitrantes ante el propio tratamiento. A menos que exista una motivación para el cambio, el esfuerzo del terapeuta es en vano.

El cuarto problema es el asunto de la responsabilidad percibida. Los delincuentes sexuales aseguran que son incapaces de controlar sus impulsos. Ese convencimiento de falta de control es a menudo autocomplaciente y puede llevar a los demás a tratar a los delincuentes sexuales con mayor simpatía y comprensión. Sin embargo, la mayoría de las terapias están basadas en la creencia de que, sean cuales sean las causas que han llevado al problema de conducta y cualquiera que sea la dificultad para resistirse a esos impulsos sexuales inusuales, aceptar la responsabilidad personal de las acciones de uno mismo es el preludio del cambio. Así, si la terapia ha de ser constructiva, es necesario romper la creencia de la persona en tratamiento de que él o ella están indefensos y de que son incapaces de controlar su conducta.

A pesar de estos problemas muchos delincuentes sexuales son remitidos por los tribunales para su tratamiento. Unos pocos buscan terapia por sí mismos, porque se han dado cuenta de que su conducta les hace daño a sí mismo y a los demás.

¿Qué aproximaciones psicológicas se emplean para tratar las parafilias?

Las principales aproximaciones psicológicas se han empleado para el tratamiento de las parafilias son las terapia cognitivo-conductuales y el psicoanálisis

Psicoterapia psicoanalítica

El psicoanálisis se centra en la resolución de los conflictos inconscientes que se cree que se han originado en la infancia y que se manifiestan en la edad adulta en forma de problemas patológicos, como las parafilias. La finalidad de la terapia es ayudar a traer a la conciencia los conflictos inconscientes, principalmente los conflictos de Edipo, de manera que puedan trabajarse  a la luz de la personalidad adulta del individuo.

Terapia cognitivo-conductual

Mientras el psicoanálisis tradicional suele suponer un largo proceso de exploración del origen infantil de las conductas problemáticas, la terapia cognitivo-conductual es breve y se centra en cambiar la conducta. La terapia cognitivo-conductual ha generado varias técnicas para ayudar a eliminar las conductas parafilicas y fortalecer las conductas sexuales apropiadas. Estas técnicas incluyen la desensibilizacion sistemática, la terapia de aversión, el entrenamiento de habilidades sociales, la sensibilización encubierta y el reacondicionamiento del orgasmo, por nombrar unos pocos.

La desensibilización sistemática intenta romper el vinculo que existe entre el estimulo sexual y la respuesta inapropiada. En primer lugar, la persona en tratamiento hace ejercicios de relajación muscular. Después la relajación muscular, se simultanea repetidamente con una imagen, entre una serie de imágenes o fantasías parafilicas que se van presentando una a una, progresivamente más excitantes. La relajación viene a reemplazar a la excitación sexual, en cada uno de los estímulos, incluso los más provocativos.

En la terapia de aversión, la conducta sexual no deseada es repetidamente con un estimulo desagradable con la esperanza de que la persona en tratamiento desarrollará una aversión condicionada a la conducta parafilica.

La sensibilización encubierta es una variación de la terapia de aversión en la cual las fantasías son simultaneadas con un estimulo desagradable imaginario.

El entrenamiento de las habilidades sociales se centra en ayudar al individuo a mejorar sus habilidades para relacionarse con personas del otro sexo. El terapeuta puede modelar la conducta deseada, por ejemplo, cómo pedir una cita a una mujer o cómo hacer frente a  un rechazo. La persona en tratamiento puede representar esa conducta, con el terapeuta representando el papel de la mujer. Después de la sesión, el terapeuta puede proporcionar retroalimentación y consejos adicionales y representar el modelo, para ayudar a la persona a mejorar sus habilidades. Este proceso puede repetirse hasta que la persona en tratamiento domine la habilidad.

El reconocimiento orgásmico ayuda a incrementar la excitación sexual ante estímulos sexuales socialmente apropiados, acompañando imágenes apropiadas culturalmente con placer orgásmico. A la persona se le dan instrucciones para que se excite sexualmente masturbándose con imágenes o fantasías parafilicas. Pero cuando se aproxima el momento del orgasmo cambia hacia las imágenes apropiadas y se concentra en ellas durante el mismo tiempo. Esta técnica se combina con otras como el entrenamiento de las habilidades sociales, de manera que también pueda reforzarse conductas sociales más deseables.

Aunque las técnicas de terapia conductuales suelen tener frecuencias de éxito informadas más altas que la mayoría de los otros métodos, también están limitadas por la dependencia de casos estudiados de forma no controlada. Sin controlados apropiados no podemos aislar los elementos efectivos de la terapia o determinar que los resultados no son debidos meramente al paso del tiempo u otros factores no relacionados con el tratamiento. Es posible que las personas en tratamiento que están fuertemente motivadas para cambiar puedan tener éxito al hacerlo con cualquier enfoque sistemático.

(Información extraída de Sexualidad humana / Spencer A. Rathus, Jeffrey S. Nevid, Lois Fichner-Rathus; traducción, Roberto Leal Ortega; revisión técnica, prólogo y adaptación, Félix López, 2005)

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