¿Es el exhibicionismo un trastorno mental?

Los criterios diagnósticos del trastorno de exhibicionismo pueden aplicarse tanto a los individuos que en mayor o menos medida admiten libremente este tipo de parafilia como aquellos otros que niegan categóricamente cualquier tendencia sexual, a exponer sus genitales a personas desprevenidas, a pesar de haber datos objetivos de lo contrario.

Si los individuos que lo admiten refieren también problemas psicosociales causados por sus preferencias o el deseo sexual de exponer sus genitales, pueden ser diagnosticados del trastorno de exhibicionismo.

Por el contrario, si refieren no sufrir malestar (ejemplificado por la ausencia de ansiedad, obsesiones y culpa o vergüenza por los impulsos parafílicos), no hay deterioro en otras áreas importantes del funcionamiento debido a sus intereses sexuales y los antecedentes psiquiátricos, legales o referidos por el propio individuo indican que no actúan de esa manera, entonces puede afirmarse que tienen un interés sexual de exhibicionismo, pero no deben ser diagnosticados de trastorno de exhibicionismo.

Ejemplos de individuos que no lo admiten son los que se han expuesto repetidamente a personas desprevenidas en diferentes ocasiones, pero niegan cualquier deseo irrefrenable o fantasía relacionada con dicho comportamiento sexual. Otros individuos pueden reconocer episodios anteriores de exposición genital, pero rechazan cualquier interés sexual significativo o continuado en ese comportamiento.

Desde el momento en que niegan tener deseos irrefrenables o fantasías de exposición genital estos individuos también negarán sentirse subjetivamente mal o presentar deterioro social dentro de sus impulsos. A pesar de su negativa a aceptarlo, estos individuos pueden ser diagnosticados por el trastorno de exhibicionismo.  El comportamiento exhibicionista recurrente constituye un argumento suficiente para el exhibicionismo (Criterio A), y simultáneamente demuestra que ese comportamiento de motivación parafílica causa daño a terceras personas (Criterio B).

La exposición genital “recurrente” a personas desprevenidas (varias víctimas, diferente ocasión) puede interpretarse, como norma general, como la existencia de tres o más víctimas en diferentes ocasiones. Un menor número de víctimas puede también satisfacer el criterio siempre que la víctima de la exposición sea la misma en varias ocasiones o si hay pruebas que confirman en exponer los genitales a personas desprevenidas. Nótese que la presencia de varias víctimas, como se ha sugerido anteriormente,  es condición suficiente pero no necesaria para el diagnóstico, ya que los criterios pueden cumplirse si el sujeto reconoce su interés sexual exhibicionista intenso con malestar o deterioro.

El marco temporal del Criterio A, por el que los signos o síntomas de exhibicionismo debe haber persistido durante al menos 6 meses, debe entenderse como una pauta general, no como un umbral estricto, con el fin de asegurar que el interés sexual por la exposición genital a personas desprevenidas no sea meramente transitorio. Esto podría expresarse mediante pruebas claras de comportamientos repetidos o malestar durante un periodo no transitorio menos de 6 meses.

Prevalencia

La prevalencia del trastorno de exhibicionismo se desconoce. Sin embargo, basándose en los casos de exhibicionismo observados en muestras no clínicas o la población general, la máxima prevalencia posible del trastorno de exhibicionismo es del 2-4% en los varones. La prevalencia del trastorno de exhibicionismo en las mujeres es más desconocida si cabe, pero se cree que, en general es muy inferior a la de hombres.

Desarrollo y curso

Los hombres adultos con trastorno de exhibicionismo a menudo refieren que la primera vez que se dieron cuenta de su interés sexual en exponer sus genitales a personas desprevenidas fue durante su adolescencia, un poco más tarde del desarrollo típico del interés sexual normativo en hombres o mujeres. Aunque no hay una edad mínima establecida para diagnosticar el trastorno de exhibicionismo, puede ser difícil diferenciar los comportamientos exhibicionistas de la curiosidad sexual propia de la edad en la adolescencia.

Mientras que los impulsos exhibicionistas parecen surgir en la adolescencia o en las primeras etapas de la edad adulta, se conoce poco sobre su persistencia en el tiempo. El trastorno de exhibicionismo requiere, por definición, uno o mas factores contribuyentes que pueden variar en el tiempo, con o sin tratamiento: malestar subjetivo (culpa, vergüenza, frustración sexual), comorbilidad con un trastorno mental, hipersexualidad e impulsividad sexual, deterioro psicosocial y propensión a comportarse sexualmente exponiendo los genitales a personas desprevenidas. Por lo tanto, el curso del trastorno de exhibicionismo es probable que cambie con la edad tal y como ocurre con otras preferencias sexuales, el aumento de la edad puede asociarse a una disminución del comportamiento y las preferencias sexuales de carácter exhibicionista.

Factores de riesgo y pronostico

Temperamentales. Puesto que el exhibicionismo es condición previa necesaria del trastorno de exhibicionismo, los factores de riesgo del exhibicionismo deberían a su vez incrementar las tasas del trastorno de exhibicionismo. Los antecedentes antisociales, el trastorno de la personalidad antisocial, el abuso de alcohol y las preferencias sexuales pedófilas pueden incrementar el riesgo de recidiva en las agresiones sexuales exhibicionistas. De ahí que el trastorno de personalidad antisocial, el trastorno de consumo de alcohol y el interés pedófilo puedan considerarse factores de riesgo del trastorno de exhibicionismo en los hombres con preferencias sexuales exhibicionista

Ambientales. El abuso emocional y sexual en la infancia y la hipersexualidad/preocupación sexual se ha sugerido como factores de riesgo para el exhibicionismo, aunque la relación causal con el exhibicionismo es incierta y la especificidad no está clara.

Aspectos diagnósticos relacionados con el género

El trastorno de exhibicionismo es muy inusual en mujeres, si bien pueden producirse episodios aislados de excitación sexual exhibicionista con una frecuencia que, como mucho, llega a ser de la mitad en comparación con los hombres

Consecuencias funcionales del trastorno

Las consecuencias funcionales del trastorno de exhibicionismo no se han abordado en los estudios de individuos que no han actuado sexualmente exponiendo sus genitales a personas desprevenidas pero que cumplen el Criterio B de experimentar un malestar emocional intenso con esas preferencias.

Diagnóstico diferencial

Los posibles diagnósticos diferenciales del trastorno de exhibicionismo también son a veces trastornos comórbidos con él. Por tanto, normalmente es necesario evaluar los signos del trastorno de exhibicionismo y de las otras posibles afecciones por separado

Trastorno de conducta y trastorno de la personalidad antisocial. El trastorno de conducta y el trastorno de la personalidad antisocial se caracterizan por comportamientos añadidos antisociales y de transgresión de las normas establecidas, mientras que estaría ausente el interés general especifico por exponer los genitales.

Trastorno por consumo de sustancias. Los trastornos por consumo de alcohol y sustancias pueden entrañar episodios exhibicionistas aislados en los individuos intoxicados, pero no deberían incluir el típico interés sexual por exponer los genitales a personas desprevenidas. De ahí que los comportamientos, deseos irrefrenables o fantasías exhibicionistas recurrentes que ocurran también cuando el individuo está intoxicado sugieran la posible presencia de un trastorno de exhibicionismo.

Comorbilidad

La comorbilidad conocida del trastorno de exhibicionismo se basa en gran medida en estudios de individuos (casi siempre hombres) condenados por actos delictivos en los que interviene la exposición genital a personas sin su consentimiento. Por tanto, esta comorbilidad podría no aplicarse a todos los individuos que cumplen los requisitos diagnósticos del trastorno de exhibicionismo. Las afecciones que presentan comorbilidad con el trastorno de exhibicionismo en porcentajes elevados son los trastornos depresivo bipolar, de ansiedad, y por consumo de sustancias, la hipersexualidad, el trastorno por déficit de atención, hiperactividad, otros trastornos parafílicos y el trastorno de personalidad antisocial.

(información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

 

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