Guía para la práctica de meditación

A la mayoría nos cuesta distanciarnos de nuestros pensamientos y limitarnos a  experimentar el momento presente. Incluso cuando de noche caemos dormidos, experimentamos una mezcla de recuerdos, fantasías, pensamientos y sentimientos relacionados con la jornada que hemos pasado o la que queda por venir. La meditación es el única proceso que permite detenerse por completo, librarse de los pensamientos relacionados con el pasado inmediato o el futuro y simplemente centrarse en estar aquí y ahora. Tiene también efectos relajantes demostrables

En 1968 el doctor Herbert Benson y sus colegas de la Harvard Medical School, calcularon las reacciones físicas de un grupo de practicantes de la meditación trascendental y descubrieron que:

  • El latido cardiaco y el ritmo de la respiración disminuían
  • El consumo de oxigeno descendía en un 20%
  • Los niveles de lactosa en sangre disminuían
  • La resistencia de la piel a la corriente eléctrica, un signo de relajación, se multiplicaba por cuatro
  • Los modelos de las ondas del electroencefalograma cerebral indicaban un aumento de actividad alfa, otro signo de relajación.

La meditación viene practicándose durante al menos 5.000 años. Tradicionalmente, los objetivos y beneficios de la meditación han sido de naturaleza espiritual: unirse a un Dios, ganar entendimiento, ganar desinterés. Mientras que hay mucha gente que sigue utilizando la meditación con fines espirituales, muchos la practican también fuera de cualquier tipo de marco religioso, tanto para el desarrollo personal como con el simple objetivo de relajarse

Guía para la práctica de la meditación

  • Busque un entorno tranquilo. Haga lo que pueda para disminuir los ruidos externos. Si resulta imposible utilice música con sonidos instrumentales suaves o sonidos de la naturaleza. El sonido de las olas del mar es una buena música de fondo
  • Disminuya la tensión muscular. Si se siente tenso, dedique un tiempo a relajar la musculatura. Resulta útil la relajación muscular progresiva de cabeza, cuello y hombros. La secuencia que sigue, de ejercicios de cabeza y cuello, también van bien. No debería dedicar a esto más de diez minutos. En primer lugar, toque lentamente el pecho con la barbilla tres veces, luego eche tres veces la cabeza hacia atrás para estirar la nuca. A continuación, incline tres veces la cabeza sobre el hombro derecho, luego tres veces sobre el hombro izquierdo, luego dé lentamente vueltas con la cabeza en el sentido de las agujas del reloj hasta realizar tres rotaciones completas. Finalmente, dé lentamente tres rotaciones completas de cabeza en el sentido opuesto
  • Siéntese correctamente. Siéntese en una de las dos posiciones siguientes. Estilo oriental: siéntese en el suelo con las piernas cruzadas apoyando las nalgas en un cojín o almohada. Descanse las manos sobre los muslos. Inclínese ligeramente hacia adelant4e para que el peso del cuerpo quede repartido entre los muslos y las nalgas. Estilo occidental: siéntese en una silla cómoda, de respaldo recto, con los pies en el suelo y las piernas sin cruzar, situé las manos sobre los mulos. En cualquiera de esas posiciones mantenga la espalda y el cuello rectos sin necesidad de tensarlos. No asuma una postura tensa y sin flexibilidad. Si necesita rascarse o moverse hágalo. En general, no se acueste ni apoye la cabeza, ya que podría quedar dormido
  • Convierta la meditación en una práctica regular diaria. Aunque medite solo durante cinco minutos, es importante hacerlo a diario. Lo ideal es que busque un momento fijo para practicar la meditación. Puede ponerse una alarma o una música de fondo de veinte o treinta minutos de duración para saber cuándo le toca acabar. Si lo prefiere utilice un despertador. Después de practicar entre veinte y treinta minutos diarios durante varias semanas, podrá prolongar los periodos de meditación hasta una hora
  • No medite con el estómago lleno o cuando esté cansado
  • Busque un foco de atención. Los dispositivos más habituales son el propio ciclo respiratorio o un mantra. Otras alternativas son un objeto físico, como un cuadro o la llama de una vela.
  • Asuma una actitud pasiva e imparcial. Concéntrese en lo que haya elegido como objeto de meditación, pero no se fuerce ni se tense para conseguirlo. Si se trata de un mantra o una imagen interna, preferirá cerrar los ojos. Cuando surjan distracciones no intente aferrarse a ellas ni rechazarlas con fuerza. Deje que llegue y se marchen. Luego centre de nuevo la atención en su objetivo. El proceso podría compararse a ver cómo flotan las hojas en la superficie de un riachuelo. Cada vez que su atención se distraiga de su objeto de foco, vuelva a él sin prisa. No se ponga en tela de juicio si sufre distracciones. No insista en los resultados de su meditación. Olvídese de dudas como si podrá llegar lo bastante profundo con el tiempo del que dispone. No juzgue la experiencia que haya tenido. No es necesario cuestionarse si lo hace bien o no mientras medita. Hay veces en que la meditación parece estupenda, otras mediocre y otras en las que resulta imposible meditar
  • Déjese ir. No intente hacer otra cosa que guiar delicadamente la atención hacia el objeto de fondo. Cuando más se deje ir, más profunda será la meditación.

(Información extraída de Hacer frente a la ansiedad: 10 formas prácticas de aliviar la ansiedad, los miedos y las preocupaciones / Edmund J. Bourne, Lorna Garano; traducido por, Isabel Murillo, 2019)

 

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