¿En qué momento se puede afirmar que un niño sufre TDAH?

Cuanto antes sea detectado un problema, antes se podrán adoptar las medidas oportunas para solucionarlo. La detección del TDAH puede hacerse a edades tempranas aproximadamente a partir de los 4/5 años, ya que algunos de los síntomas fundamentales aparecen pronto. La aparición de los indicadores tempranos constituirá un factor de riesgo de una posible aparición del trastorno y aunque no se sepa con contundencia el diagnóstico sí que se podrá comenzar a intervenir con el objetivo de paliar la sintomatología presente.

Los factores de riesgo de aparición del TDAH van a ser diferentes en función del momento en el que se encuentre el sujeto.

Los bebés con TDAH suelen mostrarse:

  • Insaciables
  • Irritados
  • Difícilmente consolables
  • Con una mayor prevalencia de cólicos
  • Con dificultades para la alimentación y el sueño

Características desde la etapa de la lactancia a los 2 años

Estas características pueden constituir los primeros signos de aparición de un TDAH que aun no se ha manifestado por completo debido a la etapa tan temprana del desarrollo en que nos encontramos. De 0 a 2 años los sujetos con TDAH pueden mostrar:

  • Retrasos en el desarrollo motor (tarda más en andar, tiene muchos accidentes, es muy rápido, impulsivo y arriesgado, se muestra más torpe a nivel motor que otros niños de su misma edad)
  • Retrasos en el desarrollo del lenguaje
  • Actividad excesiva sin motivo aparente
  • Atención a los objetos o juguetes durante periodos de tiempo muy cortos
  • Falta de persistencia en la búsqueda de los objetos en su campo de visión
  • Reacciones emocionales inadecuadas (por ejemplo, reacciones muy intensas cuando se les estimula)
  • Incapacidad de realizar tareas habituales (comer, vestirse…) sin estarse quietos y sin intentar hacer otras cosas al mismo tiempo
  • Irritabilidad (temperamento negativo, muy llorones)
  • Problemas de sueño y de alimentación

Características de 2 a 5 años

La presencia de estas características y las anteriores descritas constituyen una fuerte predicción del riesgo para desarrollar un TDAH. En esta etapa los niños pueden presentar:

  • Desarrollo persistente del exceso de actividad motora
  • Dificultades para relacionarse con los demás
  • Excesiva desatención
  • Dificultades emocionales (frecuentes rabietas, enfados, alteraciones sin motivos, estado de ánimo negativo, etc.)
  • Exigencias muy altas
  • Problemas para adaptarse a los cambios (Dificultades en la adaptación a la guardería o escuela infantil)
  • Irregularidades en los periodos de sueño/vigilia, comidas y control de esfínteres
  • Incapacidad de prever las consecuencias de sus actos, de tal modo que dan la impresión de no aprender de una vez para otra (por ejemplo, intentan coger un objeto que desean sin prever que pueden golpearse, caerse, romper algo, aun cuando en ocasiones anteriores esas consecuencias se hayan dado, incluso con resultados dolorosos para el niño). Por ello son niños que constantemente presentan heridas, moratones y otras lesiones.

Si a todo ello se le une un entorno familiar inadecuado (condiciones socioeconómicas adversas, nivel educativo bajo o muy bajo, familia desestructurada, presencia de problemas psicológicos o psiquiátricos en los padres, estilo educativo negativo, critico y autoritario, problemas matrimoniales) la persistencia y/o severidad del trastorno se agudizará, pero no será el responsable de la aparición de mismo.

 

(información extraída de El TDAH : ¿qué es?, ¿qué lo causa?, ¿cómo evaluarlo y tratarlo? / Rocío Lavigne Cerván, Juan Francisco Romero Pérez, 2010)

 

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