Catorce principios fundamentales para educar a su hijo con TDAH

En los niños con TDAH la parte “ejecutiva” del cerebro, que supuestamente organiza y controla la conducta ayudando al niño a planificar las acciones futuras y seguir con el plan establecido, funciona de forma poco eficaz. El niño con TDAH no adolece de habilidad o conocimientos, por lo que enseñarle cómo actuar para corregir sus problemas no le será de gran ayuda. En cambio, verá que sí es efectivo darle instrucciones claras y concisas, reorganizar el trabajo para que sea más interesante y motivador, reconducir sus conductas hacia objetivos futuros en lugar de hacia la gratificación inmediata y proporcionar de forma inmediata refuerzos siempre que acabe una tarea o se amolde a las reglas.

¿Le parece simple? En la práctica no siempre es fácil llevarlo a cabo. Estos principios se han convertido en claves para la orientación diaria de niños con TDAH, debido a la utilidad que han demostrado en el diseño de programas de intervención en casa y en el aula.

Recuerde que la educación de niños con TDAH basada en estos principios significa: a) hacer una pausa antes de reaccionar ante el mal comportamiento del niño; b) seleccionar la respuesta más consistente con estos principios. La posibilidad de echar un vistazo a la lista de catorce principios cuando se levanta o de ir viéndola a lo largo del día le proporcionará un fugaz recordatorio de aquello por lo que está luchando

Dé a su hijo refuerzo inmediato

Según Virginia Douglas, doctora en psicología y experta en TDAH, los niños con TDAH parecen estar más influidos por la situación que los normales. Entonces no le queda más remedio que entrar a formar parte de esa situación porque, si no, va a tener muy poca influencia sobre su hijo.

Cuando el niño con TDAH está ante un trabajo que le parece pesado, aburrido o poco reforzarte, siente el impulso de buscar algo diferente en lo que entretenerse. Si quiere conseguir que persista en la ejecución de una determinada tarea, tendrá que combinárselo de forma que pueda darle refuerzo positivo para aumentar su motivación ante ésta y en el momento en que abandone la tarea, consecuencias negativas ligeras. Del mismo modo, cuando intente modificar conductas negativas, debe proporcionar recompensas inmediatas y feedback por las conductas adecuadas y cambiar con rapidez a consecuencias negativas cuando actué inapropiadamente.

El refuerzo positivo puede darse en forma de elogios o cumplidos siempre que señale de forma explícita y concreta cuáles fueron los aspectos positivos de su comportamiento. También son validas las muestras de afecto. En algunos casos, el elogio no resulta suficiente para motivar al niño a seguir con la tarea asignada, entonces tendrá que incluir premios, como privilegios extras o sistemas en los que el niño gane puntos para conseguir ciertos privilegios. Pero recuerde que el tipo de feedback más eficaz será aquel que pueda proporcionarse más inmediatamente.

Dé feedback con mayor frecuencia

Los niños con TDAH no solo necesitan consecuencias inmediatas, sino también frecuentes. Las consecuencias o feedback inmediato son útiles incluso cuando se proporcionan ocasionalmente, pero aportan mayores beneficios cuando se hace con regularidad. Llevado al extremo puede resultar irritante e intrusivo para el niño y cansado para padre/madre, pero es necesario practicarlo tanto como su tiempo, horario y energías se lo permitan, especialmente cuando el cambio de esa conducta inadaptada es de gran relevancia.

Con frecuencia los padres están muy ocupados con las responsabilidades domesticas y se olvidar de llevar un control del niño. Una manera de acordarse es pegar papelitos con caras sonrientes en los lugares de la casa donde miran frecuentemente, como en la esquina de los espejos del lavabo, en el borde del reloj de la cocina, etc. Siempre que vea uno de esos papeles, dígale qué le gusta de aquello que hace en ese justo momento aunque sean tan solo ver la televisión tranquilamente.

Use recompensas más duraderas y eficaces

Los niños con TDAH necesitan que se les estimule con refuerzos más perceptibles y eficaces para que trabajen, sigan las normas o se porten bien. Éstos pueden incluir muestras de afecto, privilegios, alimentos especiales, bonos o puntos y recompensas materiales como juguetes pequeños o artículos coleccionables e incluso en alguna ocasión dinero.

Puede parecer que este consejo viola la sabiduría popular que dice que no deberían darse recompensas materiales demasiado frecuentemente a los niños porque este tipo de refuerzos podría llegar a reemplazar a los intrínsecos. Algunos ejemplos de refuerzos intrínsecos serían: el placer de leer, el deseo de complacer a padres o amigos, el orgullo de dominar un trabajo o actividad nueva, o el aprecio de los amigos por jugar bien. Sin embargo, en el caso de los niños con TDAH hay que tener en cuenta que estas formas de refuerzo o recompensa tienen menos probabilidades de contribuir al buen comportamiento.

Use antes la recompensa que el castigo

Es habitual que los padres recurran al castigo en respuesta al mal comportamiento o desobediencia de su hijo. Esta estrategia podría ser adecuada para niños sin TDAH, que solo se portan mal ocasionalmente y que solo reciben cantidades mínimas de castigo. Pero no es adecuado para los niños con TDAH que tienen muchas más posibilidades de portarse mal y a resultas de recibir castigos constantemente. El castigo no es demasiado efectivo para cambiar la conducta. Conduce a que el niño se muestre resentido y hostil y en algunos casos que evite el contacto con usted. Incluso puede traer consigo efectos contrarios a los deseados: su hijo intenta encontrar maneras de desquitarse, vengarse o ajustar cuentas debido a su exceso de castigo.

Es crucial que evite esta tendencia demasiado extendida a usar el castigo como primer recurso. Repítase la regla: los positivos antes que los negativos. Esta regla tal vez le ayude a recordar que su hijo recibe un exceso de reprimendas, castigos y rechazo por parte de personas que no entienden sus dificultades y que únicamente conseguirá que aprenda lo que espera de él mediante premios o incentivos.

La regla para usar las recompensas antes que los castigos es simple: cuando quiera cambiar una conducta indeseable, primero decida cuál será la conducta positiva que quiere que reemplace a la anterior.

Hasta que no lleva al menos una semana recompensando regularmente esa nueva conducta, no es aconsejable que empiece a castigar la conducta negativa complementaria a ésta. Incluso llegado a ese punto, intente usar solo castigos ligeros, como la pérdida de un privilegio o de una actividad especial, o un breve espacio de tiempo-fuera; y vigile que haya un equilibrio entre castigos y premios: solo un castigo por cada dos o tres elogios o premios. Castigue de forma coherente y selectiva.

Exteriorice el tiempo y tienda un puente en el tiempo cuando sea necesario

Los niños con este trastorno presentan retraso en el desarrollo del sentido interno del tiempo y del futuro. Dado que no tienen el mismo sentido del tiempo que los niños sin este trastorno, no pueden responder, adecuadamente a las demandas relacionadas con la oportunidad y la preparación para el futuro tan bien como los otros. Necesitan alguna referencia externa del periodo de tiempo que se les ha asignado para realizar una tarea determinada. Por ejemplo, si se le ha dado a su hijo 20 minutos para limpiar su habitación, necesitará un reloj de cocina que marque ese periodo, colocado en un lugar visible en la habitación del niño y hacer que su hijo se fije en él. También puede utilizar un reloj con alarma o una cinta de casete en la que haya grabado el tiempo que falta

Exteriorice la información importante en el punto de trabajo

Dado que la memoria de trabajo o la habilidad para retener la información necesaria para completar una tarea, está significativamente alterada en los niños con TDAH, es de gran ayuda colocar físicamente la información que es importante en el lugar en el que se debe realizar el trabajo “punto de trabajo”, una expresión que el doctor Sam Goldstein creó para referirse al lugar y al tiempo para realizar una tarea. Si su hija tiene que hacer los deberes en la mesa de la cocina puede colocar delante de ella, en la mesa una hoja de papel con una lista de reglas y recomendaciones importantes como “sigue con la tarea, no te entretengas, pide ayuda si la necesitas” o “lee las instrucciones con cuidado, haz todo el trabajo, cuando termines comprueba las respuestas y asegúrate de que están completas y son exactas”.

Estas recomendaciones deben ser elaboradas de acuerdo con los problemas que tiene cada niño en el punto de trabajo. Si su hija presenta problemas cuando una amiga viene a casa a jugar, hable con ella antes de que llegue la amiga y revise las reglas sociales que debe seguir, tales como “comparte tus juguetes, controla tus rabietas, haz turnos en los juegos, pregunta a tu amiga por lo que le gusta”. Incluso puede escribir recomendaciones en un papel y revisarlas mientras que la amiga está en casa.

Exteriorice la fuente de motivación en el punto de trabajo

Los niños con TDAH tienen problemas para interiorizar no solo el tiempo y las reglas, sino también la motivación. Son incapaces de reunir la motivación interna que se necesita, con frecuencia, para realizar un trabajo que requiere mucho esfuerzo y que puede ser aburrido, tedioso y prolongado. Este déficit en la motivación intrínseca puede ser superado proporcionando al niño motivación externa por medio de estímulos, tales como recompensas o refuerzos por comportarse adecuadamente, restringir su actividad o seguir las reglas. El doctor Covey se refiere a este tipo de cosas como la creación de una situación de ganancia en sus siete hábitos de las personas muy eficaces

Haga más tangibles los pensamientos y la solución de problemas

Parece que los niños con TDAH no son tan hábiles como otros niños para manejar la información mental cuando deben pararse y pensar sobre una situación o problema. Responden impulsivamente sin atender a las diferentes opciones. Puede ser de gran ayuda encontrar maneras de representar los problemas y sus diferentes soluciones de una manera más física. Por ejemplo, si su hijo debe escribir un pequeño trabajo para la escuela y parece que no responde bien ante esta tarea, proporciónele un procesador de textos y que escriba todo lo que pase por su cabeza durante un corto periodo de tiempo. De esta manera, cada idea o pensamiento puede ser captado, en vez de perdido u olvidado y el niño puede ampliar o jugar con las ideas de una manera física en vez de mental.

Esfuércese en ser coherente

Las estrategias que utiliza para controlar la conducta de su hijo deben ser las mismas en todas las ocasiones. Actuar de forma consciente significa: a) ser coherente a lo largo del tiempo; b) no rendirse demasiado pronto cuando tan solo acaban de iniciar un programa de modificación de conducta; c) responder de la misma manera aunque el contexto sea diferente y d) asegurarse de que ambos progenitores usan los mismos métodos. Si las normas se hacen respetar de forma impredecible o caprichosa, el fracaso está casi asegurado. Por ello, no se desanime si el nuevo método de intervención no produce resultados espectaculares e inmediatos.

Actúe y deje de quejarse

El doctor en psicología Sam Goldstein experto en la práctica clínica con                TDAH, aconsejó a unos padres utilizando una expresión lucida, que parasen de hablar y que usaran  refuerzos: actúen y dejen de quejarse. A su hijo no le falta inteligencia, habilidad o capacidad de razonamiento, de forma que simplemente hablándole no va a conseguir cambiar el problema neurológico que subyace a su conducta desinhibida. Su hijo es más sensible que los que no tienen este trastorno a las consecuencias y al feedback que puedan ofrecerle que a los razonamientos. Por ello, actué de forma regular e inmediata, y conseguirá que su hijo con  TDAH se porte mejor; Siga hablándole y todo lo que conseguirá será agravar y hacer más resistente el problema

Planifique cómo enfrentará la situación problemática

Imagine una escena: entra en una tienda y su hijo con TDAH empieza a tirar paquetes y las cosas de las estanterías y en general a hacer estragos, a pesar de sus continuas amenazas y órdenes. Se siente desbordado y frustrado, incapaz de pensar con rapidez y claridad y en consecuencia sin encontrar ninguna solución. Su consternación aumenta ante las miradas de desdén de los vendedores y de otros clientes y entonces intenta salir de la tienda tirando de su hijo mientras este grita.

Puede ahorrarse mucha angustia si aprende a anticipar situaciones de conflicto, a considerar de antemano la mejor manera de enfrentarlas y a confeccionar un plan de acción antes de encontrase en la situación y también si se acostumbra a compartir este plan con su hijo y a ponerlo en práctica en caso de conflicto. Puede que le cueste creer que el simple hecho de compartir el plan con el niño antes de entrar en un contexto de conflicto potencial reduzca la probabilidad de que las conductas problema aparezcan. ¡Pero funciona!

Mantenga una perspectiva de discapacidad

Ante un niño difícil de manejar y con TDAH los padres pueden perder la perspectiva fijándose únicamente en el problema presente. Puede sentirse furioso, enojado, incomodo o frustrado cuando los primeros intentos no dan su fruto. Puede incluso rebajarse al nivel del niño y discutir sobre la cuestión tal y como haría otro niño. Debe recordar que si usted es el adulto, ese profesor o entrenador desvalido y que sin duda también es usted quien tiene que estar con los ojos bien abiertos.

Una manera de conservar la calma cuando prueba una determinada estrategia es intentar mantener cierta distancia psicológica del problema de su hijo. Intente ver la situación a través de los ojos de un extraño para alcanzar una visión más objetiva, es decir, como unos padres que intentan tratar con un niño que presenta alteraciones de conducta. Si consigue tomar esta actitud, probablemente reaccionará más razonable, justa y racionalmente ante su hijo que si deja que los problemas de su hijo le alteren.

No personalice los problemas o el trastorno de su hijo

No permita que su autoestima radique únicamente en el hecho de ganar o no una discusión o enfrentamiento con su hijo. No hay marcadores en esta situación. En la medida de lo posible, mantenga la calma y el sentido del humor sobre el problema, y sobre todo, en el momento de reaccionar ante la conducta de su hijo, guíese por los principios. En algunos momentos esto puede implicar que abandone por un momento la escena para ir a otra habitación para recomponerse y ganar el control sobre sus emociones. Cuando una situación va mal o no se resuelve como quería, no piense que es un mal padre

Sea indulgente

Es el más importante, pero con frecuencia también el más difícil de poner en práctica en la vida diaria. Ser indulgente significa poner en práctica tres ideas. Primero cada día después de que su hijo se acueste o antes de que se vaya a dormir, dedique tan solo un momento a revisar el día y a perdonar las transgresiones que su hijo haya hecho. Deje que salga la ira, el resentimiento, la desilusión o demás emociones autodestructivas que hayan aflorado ese día como consecuencia del mal comportamiento de su hijo. Él se merece que le perdone porque no siempre puede controlarse.

En segundo lugar, haga un esfuerzo por perdonar a las personas que malinterpretaron la conducta inapropiada de su hijo en el día de hoy y que actuaron de forma ofensiva para usted y para su hijo o simplemente le calificaron de perezoso o inmoral.

Por último, también debe aprender a perdonarse a sí mismo por los errores que haya cometido durante ese día en el trato con su hijo con TDAH. Los niños con este trastorno tienen la capacidad de sacar a relucir lo peor de cada padre y esto a menudo hace que los padres se sientan terriblemente culpables de sus errores. Debe dejar a un lado la auto desaprobación, la vergüenza, la humillación, el resentimiento o la ira que acompañan a estos actos de autoevaluación; eso sí, sin darse licencia para incurrir repetidamente los mismos errores. Reemplace este tipo de sentimientos por una valoración justa de su actuación como padre durante ese día, identifique qué aspectos debería mejorar y comprometerse a esforzarse por corregirlos al día siguiente.

Se dará cuenta de que éste es el principio más duro de cumplir, pero también el más fundamental en el arte de ayudar a su hijo con TDAH de forma efectiva y pacífica.

 

(Información extraída de Niños hiperactivos: cómo comprender y atender sus necesidades especiales: guía completa del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) / Russell A. Barkley; [traducción de Judit Abad Gil… et al.], 2011)

 

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