¿A qué llamamos problemas de imagen corporal?

Hay una variedad de términos que se emplean en la literatura académica para los problemas de imagen corporal, pero no son claros y están mal definidos. Una imagen corporal negativa puede abarcar desde unos moderados sentimientos de falta de atractivo a una obsesión extrema por el aspecto físico que perjudique el funcionamiento normal. La insatisfacción corporal es el resultado de una discrepancia entre el yo percibido y el ideal. Dicha insatisfacción corporal se ha extendido tanto entre las mujeres que ahora se considera la norma. Rodin et al. (1984) acuñaron el término descontento normativo. El problema con el término insatisfacción corporal es que no tiene en cuenta el efecto que ésta tiene para un individuo en términos de angustia personal o niveles de funcionamiento. La imagen corporal se puede ver en una serie continua desde lo positivo hacia la aceptación o hacia lo negativo, pero también es importante identificar el grado de inversión o relevancia para la autoestima o la autoevaluación del individuo.

Los pensamientos asociados a una imagen corporal negativa pueden describirse como “obsesivos” es decir repetitivos y molestos, o delirantes; distorsiones de la realidad que se mantienen en total convicción. Ideas o creencias sobrevaloradas podría ser un término más útil. Se sitúa a mitad del camino entre los dos en cuanto se refiere al grado de discernimiento en que, aunque estén arriesgadas, la cliente podría reconocer que no necesariamente son verdad.

Gilbert y Miles proponen el concepto de vergüenza corporal como consecuencia de las críticas de los padres, las bromas de las compañeras o el abuso sexual. Según muestran los casos observados, la vergüenza corporal está coherentemente relacionada con una mayor vigilancia del cuerpo, menos satisfacción corporal, menor bienestar psicológico y más problemas alimentarios. Thompson propuso el concepto de trastorno de la imagen corporal, es decir, un persistente estado de insatisfacción, preocupación y malestar que está relacionado con algún aspecto de la imagen física. Debe estar presente cierto grado de deterioro en las relaciones sociales, las actividades sociales o el funcionamiento ocupacional.

¿Cómo se desarrolla el trastorno de la imagen corporal?

La influencia más potent4e sobre la imagen corporal es la cultura. Los medios de comunicación ofrecen un continuo bombardeo de imágenes idealizadas de mujeres delgadas. Esto favorece la glorificación de la delgadez al equipararla con el atractivo, la felicidad, la categoría social y el éxito, mientras que al mismo tiempo relaciona la gordura con connotaciones negativas como la pereza, la fealdad y el fracaso. Así, el aspecto y en particular, la figura y el peso pasan a ser fundamentales para la autoevaluación de las mujeres y la valoración de sí mismas. Es probable que esto tenga influencia especial en la adolescencia cuando la principal tarea del desarrolla es el establecimiento de la identidad.

La investigación realizada demuestra la existencia de vínculos entre las presiones socioculturales que fomentan la interiorización del ideal de delgadez y la insatisfacción corporal o la distorsión de la imagen corporal. Los estudios experimentales muestran cómo la exposición a las imágenes de delgadez de los medios y la presión interpersonal para ser delgada incremental la insatisfacción con el propio cuerpo.

El trastorno de la imagen corporal es superior en las mujeres occidentales blancas o caucásicas, pero debido a la globalización, los individuos de las culturas no occidentales están cada vez más expuestos a los ideales de occidente. Diversos estudios han detectado una mayor incidencia de trastornos alimentarios con la occidentalización. La poderosa influencia negativa de los medios de comunicación occidentales fue demostrada en un estudio por Becker. Se identificaron índices de personas a dieta, alteraciones de la imagen corporal y trastornos alimentarios en muestras comparadas de 65 chicas de 17 años antes y después de que se introdujese en la televisión en Fidji.

¿Quién es vulnerable?

Las personas para quienes el aspecto es decisivo en el concepto que tienen de sí mismas atienden de forma selectiva a los elementos relativos a él de cualquier material que se les presente. Los sentimientos y las creencias que tienen respecto a su imagen corporal son entonces activados por las imágenes de los medios. Los que ya invierten más en su aspecto son más vulnerables a los efectos de las imágenes idealizadas que transmiten los medios  de comunicación y son atrapadas en una espiral descendente en la que la imagen corporal negativa es exacerbada por una reiterada exposición a dichas imágenes. A la inversa, las mujeres con una baja inversión en su aspecto están protegidas del efecto psicológico negativo de dichas imágenes. Por tanto, los tratamientos de la imagen corporal tienen que ayudar a que la gente cambie tanto el grado de inversión personal en su aspecto como su tendencia a la atención selectiva y además, pensar de forma crítica y reconstruir las imágenes y los mensajes se nos presentan, concretamente aquellos que glorifican la delgadez y las dietas.

Género

Se ha descubierto que la preocupación por el aspecto físico tiene el doble de incidencia en las mujeres que en los hombres. La autoestima femenina a menudo está condicionada al grado de atracción percibido. Los mensajes culturales articulan los estándares de atractivo y falta de atractivo y expresan las expectativas basadas en el género que relacionan la feminidad y la masculinidad con ciertos atributos físicos. Cuando las mujeres definen la imagen de sí mismas de forma demasiado estricta por medio de una imagen corporal, esto es a costa de desarrollar un autentico sentido del yo.

La preocupación por el cuerpo está creciendo entre los hombres, sobre todo, en la adolescencia y en los homosexuales adultos. Sin embargo, es menos probable que la evaluación que los hombres hacen de su cuerpo afecte a su autoestima general del modo en que afecta a las mujeres. En el caso de los hombres, hay pruebas de que la norma cultural en lo referente al cuerpo ideal cada vez tiene un carácter más muscular. Algunas imágenes masculinas idealizadas exceden el límite superior de musculosidad alcanzable sin un ejercicio intenso y/u esteroides anabolizantes.

Las chicas aprenden a muy temprana edad a controlar cuidosamente su aspecto y mejorarlo para obtener la aprobación social. Las adolescentes son en especial vulnerables porque están buscando información externa que les ayude a formar su propia identidad. Las jóvenes adultas con un bajo nivel de confianza en sí mismas suelen creer que su aspecto es responsable de cualquier fracaso que hayan vivido. La insatisfacción corporal o la relevancia del cuerpo tiende a disminuir con la edad, pero las mujeres de mediana edad y las mayores también experimentan la insatisfacción corporal y se ponen a dieta en un intento de perder peso.

 

(Información extraída de Superar una imagen corporal distorsionada: un programa para personas con trastornos alimentarios / Lorraine Bell, Jenny Rushforth, 2010)

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