En los problemas de falta de excitación sexual, las mujeres se quejan, normalmente, de vivir una situación en la que, súbitamente, pierden sus niveles de excitación y la actividad sexual deja de ser placentera, dándose una desconexión tanto física como emocional del acto sexual. En otras ocasiones, las mujeres perciben una incapacidad para responder a las caricias, no sintiéndose excitadas ante la estimulación y no experimentando las respuestas fisiológicas características, como son las sensaciones de tumefacción en la zona genital o la lubricación vaginal.
Cuando las experiencias insatisfactorias se acumulan, las relaciones sexuales se viven de forma problemática, se inician con aprensión al prever fracaso y se escudriña constantemente el estado de excitación, lo que dificulta, aún más, la obtención de una experiencia placentera. Esta situación lleva a mostrar una actitud negativa hacia el sexo y a rehuir los contactos sexuales, experimentando una inhibición del deseo que se une al trastorno de excitación.
(información extraída de Disfunciones sexuales femeninas / M.ª José́ Carrasco, 2001)