Funcionamiento visual y auditivo de las personas con Síndrome de Down

Por lo que respecta a los aspectos oftalmológicos en los niños con Síndrome de Down, es bien sabido que los trastornos oculares se dan con mayor frecuencia en los niños con Síndrome de Down. Por ejemplo, ya se ha indicado que entre un 20 y un 30% de los niños con este síndrome padece estrabismo. La esotropía se da con mayor frecuencia en los niños con Síndrome de Down, mientras que es menos frecuente la exotropía. Las causas más importantes del estrabismo son la opacidad del cristalino y unos errores de refracción no corregidos.

Otro trastorno ocular que se observa con frecuencia es el nistagmus, que está presente en un 10 a un 20% de los niños con Síndrome de Down. Puede ser el resultado de una lesión del sistema nervioso central o puede deberse a un error de refracción.

Entre las anormalidades de la córnea figuran la opacidad corneal y el queratocono. Este problema se presenta en un 2 a un 7% de las personas con Síndrome de Down, fundamentalmente después de la pubertad. El queratocono se caracteriza por un aumento de la curvatura de la porción central ínfero-temporal de la cornea. El queratocono puede deberse a una combinación de factores internos y externos tales como el trastorno subyacente del tejido conectivo con irritación adicional por frotación del ojo.

También se dan con más frecuencia las cataratas en personas con Síndrome de Down que en la población en general. Las cataratas congénitas afectan a aproximadamente un 3% de los recién nacidos. Por lo general, hay opacidades densas del cristalino que requieren una cirugía inmediata. Además, se han observado tres tipos de cataratas adquiridas en personas con Síndrome de Down: capacidades arqueadas, suturales y en copos de nieve. Se ha estimado que hasta un 40 ó 50% de las personas con Síndrome de Down desarrollan cataratas a una edad avanzada. Muchas de estas modificaciones cataráticas, sin embargo, no justifican una intervención quirúrgica.

Se ha registrado una mayor frecuencia de errores de refracción como la miopía y la hipermetropía en afectados por el Síndrome de Down. Entre un 30 y un 50% de las personas con Síndrome de Down son miopes, mientras que entre un 20 y un 30% padecen hipermetropía. La mayor parte de los errores de refracción pueden corregirse. La ambliopía afecta a aproximadamente el 12% de los niños con Síndrome de Down.

Es fundamental que los niños con Síndrome de Down sean sometidos a exámenes oftalmológicos desde comienzos de la niñez y que las afecciones sean tratadas adecuadamente a fin de poder garantizar un funcionamiento visual óptimo. Las principales cuestiones otoringológicas relacionadas con el Síndrome de Down son:

  • Anomalías en la estructura del oído externo
  • Canal auditivo estenótico/bloqueado con cera
  • Anormalidades de la membrada del tímpano
  • Otitis media
  • Acumulación de liquido en el oído medio
  • Anormalidades osiculares
  • Disfunción de la trompa de Eustaquio
  • Anormalidades del oído interno

Cuestiones otolaringológicas

En la literatura hay numerosos informes que atestiguan la elevada frecuencia con que se producen anormalidades estructurales, procesos infecciosos y otro tipo de anormalidades funcionales dentro del sistema otológico que a menudo desembocan en pérdidas importantes de la audición. Por ejemplo, los canales auditivos de los niños con Síndrome de Down por lo general son pequeños y estenóticos; también pueden presentarse obstruidos con cera. Las membranas del tímpano pueden estar retraídas, presentar protuberancias o ser escleróticas. El oído medio puede revelar una infección aguda o crónica, acumulación de líquido y/o anormalidades osiculares. También se han descrito disfunciones en las trompas de Eustaquio en los niños con Síndrome de Down. Puede haber otras cuestiones anatómicas y funcionales dentro del sistema otológico, todas las cuales pueden dar como resultado deficiencias en la audición. Según los informes, hasta un 80% de los niños con Síndrome de Down presentan alguna forma de disfunción auditiva. En la mayoría de los casos, la deficiencia auditiva se debe a un daño de los conductos auditivos. También hay una mayor prevalecía de pérdida auditiva sensor neural tanto en los niños como en los adultos con Síndrome de Down.

Debido a la elevada frecuencia de anormalidades estructurales y funcionales del sistema otológico, es importante que los niños con Síndrome de Down sean sometidos a exámenes regulares, que se traten con eficacia las infecciones y que, dentro de lo posible, se corrijan las anormalidades estructurales. Esto permitirá que haya una percepción auditiva normal.

 

(Información extraída de Síndrome de Down: perspectivas psicológica, psicobiológica y socio educacional / Jean A. Rondal … [et al.], 1997)

 

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