Fases de la EMDR

La desensibilizacion y reprocesamiento por el Movimiento de los ojos (EMDR acrónimo ingles de Eye Movement Desensitization and Reprocesing) conlleva un protocolo de ocho fases. La Dra. Shapiro y la Asociación Internacional de EMDR son muy contundentes en su descripción de que sí es EMDR y qué no lo es; y si no uno elimina una de las ocho fases entonces no puede llamarse EMDR.

Fase 1: historia del cliente y planificación del tratamiento

La fase del historial del cliente y planificación del tratamiento persigue tres fines. La recogida de datos que se produce en esta fase ofrece toda la información para que el clienta pueda darnos un consentimiento informado. Dirige el proceso de selección del cliente y ayuda al terapeuta a identificar los potenciales objetivos de tratamiento que emergerán a partir del examen de los sucesos positivos y negativos del pasado, presente y futuro del cliente. Ésta es la fase en la que el terapeuta comienza a conocer al cliente. Esta fase de la EMDR no sustituye al proceso de recogida del historial clínico sino que enriquece tal información relacionada con la histórica específica de la EMDR.

Fase 2: preparación

Mientras que la recogida del historial y la planificación del tratamiento constituyen el trabajo de base para la EMDR, la fase de preparación establecer el marco terapéutico y los niveles apropiados de expectación para el cliente. En esta fase la finalidad principal es preparar al cliente para procesar un objetivo perturbador utilizando EMDR. A menudo se convierte en un aspecto fundamental para garantizar el éxito de la EMDR.

Durante la fase de preparación el terapeuta comienza a establecer el escenario para el reprocesamiento efectivo. La Dra. Shapiro ha identificado tareas especificas que debe ejecutar el terapeuta antes de iniciar el reprocesamiento del material perturbador con el cliente: a) se ha garantizado la seguridad en la relación terapéutica, b) se ha explicado la teoría EMDR y se ha descrito el modelo, c) se han contemplado las preocupaciones, problemas y necesidades emocionales.

Fase 3: evaluación

Como la selección de objetivos ya se ha ejecutado en las fases previas, la fase de evaluación conlleva simplemente las mediciones y amplificación de los objetivos ya establecidos. Ésta es la fase en la que el cliente identifica los componentes de la diana y las medidas en base de su reacción para el proceso en su expresión más simple. El orden de los componentes EMDR se establece para acceder a estimular el material disfuncional que se trata. Es por ello que el nivel de angustia del cliente puede aumentar cada vez más durante el proceso y el terapeuta debe estar preparado para activar el procesamiento poco después de realizar la evaluación al final de aliviar la perturbación del cliente.

Fase 4: desensibilizacion

La fase de desensibilizacion comienza cuando el terapeuta instruye al cliente: “concéntrese en esa imagen o esas palabras. Advierta en qué parte de su cuerpo las siente y siga mis dedos”. Una vez dadas esas instrucciones, se inicia el reprocesamiento y se mantiene durante las subsiguientes series de EB hasta que la USP sea equivalente a 0, la VC a 7 y el chequeo del cuerpo esté limpia.

Dos aspectos importantes de la fase de desensibilizacion se implementan cierto tiempo después de que se haya dado comienzo al reprocesamiento inicial.

Fase 5: fase de instalación

Cuando todos los canales de asociación revelados a lo largo del reprocesamiento están completamente limpios, el terapeuta puede proceder con la fase de instalación. Ésta es la fase en la que la CP se vincula con la imagen original. La instalación se produce cuando la auto-evaluación establecida por el cliente se integra plenamente en la información tratada. Para que sea posible, el terapeuta comprueba la idoneidad, aplicabilidad y validez de la CP manifestada en la fase de valoración.

Fase 6: chequeo de las sensaciones corporales (body scan)

El material disfuncionalmente almacenado con frecuente se manifiesta somáticamente. Tras instalar la CP del cliente, el terapeuta le pide que revalúe su cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies en busca de tensión, contracciones, sensaciones anormales o incluso cambios positivos residuales que puedan estar presentes. Al implementar el chequeo corporal en este instante, el terapeuta busca las creencias bloqueadoras residuales u otros materiales. La mayoría de las sensaciones cognitivas, emocionales y físicas aumentará la probabilidad de un efecto positivo del tratamiento.

Se pide al cliente que concentre su atención en el suceso originalmente tratado y la incomodidad física identifica. El terapeuta respeta las series de EB hasta que haya desaparecido la tensión. Esto es lo que dice el terapeuta para dar inicio al chequeo del cuerpo. Si surgen sensaciones positivas, recurrimos a la EB para fortalecerlas. Si surgen sensaciones negativas, recurrimos a la EB para reducirlas y seguir reprocesándolas hasta que cedan o desaparezcan. Con las series estándar de EB, el cliente es capaz de reducir o eliminar las sensaciones negativas o aumentar las sensaciones positivas que se hayan identificado.

Si las sensaciones fiscas no se disipan, pueden estar presentes otros canales o redes asociadas de información y deberán ser procesadas antes de dar por finalizada la presente sesión. Las sensaciones positivas que surgen se refuerzan con series breves.

Es frecuente que un cliente manifieste una lesión obvia cuando chequea su cuerpo. Cuando se describen este tipo de molestias corporales, seguiremos adelante con el chequeo del modo prescrito. Pueden ser problemas crónicos o agudos que se presentan fisiológicamente pero que afectan también psicológicamente. En estos casos podrían ocurrir tres cosas: a) incomodidad puede disiparse o remitir completamente; b) el cliente puede recordar otro incidente que no se ha anticipado ni por el terapeuta ni por el cliente, que les llevará a ser reprocesado durante la siguiente sesión o c) que no haya cambio, porque la molestia corporal no se relaciona con el procesamiento presente.

El aspecto clave a recordar durante el chequeo corporal es que el reprocesamiento del material disfuncional no se considera completado hasta que el chequeo corporal esté limpio. No progresaremos al siguiente objetivo hasta que éste no esté claro. Si durante la sesión no quedara tiempo suficiente para garantizar que la fase esté completa o bien ampliamos la sesión o la cerramos y en la siguiente sesión consideramos cualquier aspecto que no se haya concluido debidamente

Fase 7: cierre

La fase del cierre de la EMDR se refiere a concluir satisfactoriamente la finalización de una serie incompleta o a finalizar una sesión completa. Esta fase incluye también el debriefing del cliente tras la sesión, instruyéndole para que mantenga un registro entre las sesiones y para darle pautas para los intervalos entre sesiones. Independientemente de si ha completado la sesión como si no, la finalidad principal de esta fase es garantizar que el cliente ha sido devuelvo a “un estado de equilibrio emocional” antes del final de la sesión.

Fase 8: revaluación

En esta fase el terapeuta busca información a modo de seguimiento para el procesamiento EMDR previo del cliente. ¿Qué ha cambiado? ¿Que ha notado desde su última sesión de EMDR? ¿Qué imágenes, emociones, pensamientos, insights, recuerdos o sensaciones han aparecido? ¿Ha advertido algún cambio en las conductas? ¿Cual ha sido su respuesta a estos cambios? ¿Ha aflorado algún sueño o material adicional en consecuencia?

Además de revaluar lo que haya podido cambiar en la vida del cliente desde la sesión EMDR previa, el terapeuta revaluará también el trabajo realizado. ¿Se ha resuelto el objetivo principal? Se instruye al cliente para restablecer el recuerdo o el estimulo provocador tratado en la sesión anterior y se le pregunta ¿Qué imagen le llega? ¿Qué pensamientos le surgen al respecto? ¿Qué pensamientos relativos a usted mismo? ¿Qué emociones? ¿Qué sensaciones? Y, en una escala de 0 a 10, ¿en qué grado le perturban ahora? Una vez cumplidas estas tareas, está preparado para acometer el trabajo con el siguiente recuerdo o estimulo reparador terapéutico.

Se anima al terapeuta a formular estas preguntas al cliente independientemente de que la sesión previa fuera completa o incompleta. Se plantean estas preguntas para garantizar la resolución del problema fundamental, la presencia de la validez ecológica, para determinar si se ha activado material asociado que deba ser contemplado en la sesión presente o siguiente y la existencia de resistencias por parte del cliente.

Revaluación final

El estadio de la revaluación final de la EMDR concluirá con los seguimientos que sean necesarios para determinar cuándo conviene al cliente concluir la terapia. Es importante recordar que el efecto del tratamiento puede no haberse generalizado a todas las perturbaciones posibles experimentadas por el cliente. Es posible que surjan nuevas cuestiones en el futuro y que los clientes vuelvan a terapia más adelante en un esfuerzo por resolverlos. En estos casos se produce lo que la Dra. Shapiro (2001) denomina un proceso natural de despliegue, que puede ser indicativo de que el proceso continúa incluso una vez finalizada la terapia. Que ocurra esto no es señal de que el proceso de tratamiento EMDR haya fracasado. El despliegue de material perturbador nuevo es una oportunidad para aprender a un nivel diferente. La vida es un proceso dinámico y el aprendizaje se produce minuto a minuto incluso después de concluida la terapia.

 

 

(Información extraída de Manual básico de EMDR: desensibilización y reprocesamiento mediante el movimiento de los ojos / Barbara J. Hensley., 2010)

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