Criterios del trastorno orgásmico femenino

En este tipo de problemas la mujer, alcanzando un nivel de excitación adecuado tiene, sin embargo, una gran dificultad o es incapaz de llegar al orgasmo. En algunos casos nunca se ha llegado al orgasmo, identificándose la disfunción como primaria y en otros, tras un periodo en el que se ha disfrutado del orgasmo en las relaciones sexuales, se ha perdido la capacidad de alcanzarlo o es muy costoso de obtener. Otras mujeres se quejan de la imposibilidad de llegar al orgasmo al ser estimulada por su pareja en una relación sexual, aunque sí lo pueden obtener mediante la masturbación.

A la hora de valorar la presencia de una disfunción orgásmica conviene tener presente que no se puede hablar de una manera “normal” de obtener el orgasmo, debido a la gran variabilidad que existe, no solo entre una mujer y otra, sino al comparar experiencias en una misma mujer, con relación a su modo de responder ante la estimulación erótica. Los niveles de excitación, en ocasiones, se alcanzan rápidamente y con facilidad y otras veces se requiere una estimulación más duradera e intensa para que esto se logre. Algunas mujeres necesitan la estimulación directa en la zona del clítoris para alcanzar el orgasmo, mientras que otras llegan al orgasmo únicamente a través de la estimulación producida por los movimientos de penetración durante el coito. Los estudios sobre comportamientos sexuales femeninos, tanto en nuestro país como fuera de él, han encontrado que solamente alrededor de un 30% de mujeres son capaces de llegar al orgasmo mediante el coito exclusivamente, por lo que carece de sentido considerar a una mujer como disfuncional por el hecho de no alcanzar el orgasmo a través de la estimulación coital.

A veces, la mujer que no alcanza el orgasmo durante la relación sexual acaba fingiendo que lo tiene. Entre las relaciones aducidas para hacerlo se encuentra el evitar conflictos con la pareja ya que es habitual que se den enfados y discusiones. El varón le dirá a la mujer que lo único que tiene que hacer para llegar al orgasmo es “dejarse llevar” y puesto que ella es incapaz de lograrlo, se sentirá frustrado y se quejará de su poca cooperación. Además, en numerosos casos, intentará resolver la inseguridad que siente respecto a su inadecuación como compañero sexual, interrogando a la mujer durante el juego amoroso sobre lo apropiado o no de su actuación, lo que genera a su vez, en ella, una gran presión que, junto con una sensación de distanciamiento del juego amoroso, vivido más bien como un campo de experimentación, imposibilitará que la excitación se mantenga y que se tenga el orgasmo. El fingimiento del orgasmo una vez establecido hará difícil que salga a la luz la situación problemática. Las continuas experiencias sexuales insatisfactorias pueden llevar a una vivencia de frustración y resentimiento que frecuentemente acabará afectando a la relación de pareja

En algunas mujeres, la situación crónica de excitación no resuelta con el orgasmo genera la aparición de un trastorno denominado síndrome de congestión pélvica, resultado de la situación de vaso congestión mantenida. En este estado, la mujer experimenta un dolor sordo y profundo en la zona abdominal, que se agudiza en el coito, acompañado de una sensación de pesadez e hinchazón. Los síntomas comienzan al levantarse y empeoran a medida que transcurre el día. La sensación de malestar continuado genera sentimientos de tristeza y ansiedad.

 

(Extraída información de Disfunciones sexuales femeninas / M.ª José́ Carrasco, 2001)

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