¿Cómo actuar en el medio a la oscuridad?

Muchos niños no tienen que vivir ciertas experiencias atemorizantes, como ser intervenido quirúrgicamente. En cambio, todos se enfrentan a la oscuridad cuando se acuestan a dormir por la noche. La frecuencia diaria de exposición a la oscuridad posibilita adoptar medidas para prevenir la aparición el miedo y facilita la terapia con formato de juego.

El dormitorio infantil

Cuanto más agradable sea el ambiente donde duerme el niño mayor es la probabilidad de que descanse plácidamente y no aparezcan respuestas emocionales negativas

Luz

Conciliar el sueño implica pasar del estado de vigilia o alerta al de reposo. Para disminuir el grado de activación se retiran estímulos externos como luminosidad. Si el niño protesta al apagarle la luz se reduce progresivamente la intensidad lumínica mediante un regulador eléctrico o por medio del grado de abertura de la puerta de su habitación. También se puede enchufar un pequeño piloto que esparce una tenue luminosidad o regalar una atractiva linterna para que la tenga encima de la mesilla de noche. Estas ayudas se retiran sin prisa, pero sin pausa.

Ruido

Ruidos elevados o cambios bruscos de volumen interfieren el sueño. Una persona traspuesta después de cenar en el sofá se despierta en el intermedio de la película cuando la televisión varía el ritmo y la intensidad del sonido para captar la atención del espectador antes de la publicidad.

Tampoco es conveniente acostumbrar al niño a dormir en condiciones artificiales de silencio absoluto, de modo que cualquier ruido insignificante le despierte. Por el contrario, sones familiares y débiles tranquilizan al niño que se siente acompañado. Los ruidos monótonos, como el de un programa nocturno de radio o el de un motor de coche a velocidad constante inducen sueño. Las nanas son canciones de ritmo lento y repetitivo como un eterno ritornelo.

Condiciones climáticas

“Mantas: prendas de abrigo con las que los niños duermen cuando sus padres tienen frío”. El exceso de calor dificulta el sueño. Además, la temperatura corporal infantil suele ser más elevada. Es preferible una única manta ligera, flexible, mullida y que transpire. Una sugerencia práctica es colocar un termómetro visible en el dormitorio lejos del alcance del niño. La temperatura recomendada oscila entre 18º y 20º C y la humedad entre el 40 y el 70%. La habitación debe estar bien ventilada a la hora de acostarse el niño

Cunas y camas

La seguridad es muy importante. La distancia entre los barrotes de la cuna ha de ser corta para impedir que el niño introduzca la cabeza y se asfixie. No resultan aconsejables camas demasiadas estrechas o altas. Durante la noche un niño puede cambiar de posición unas veinte veces, permaneciendo vigilante si tiene miedo a caerse. Está indicado dormir sobre una superficie dura, en un colchón de calidad, con una almohada que no sea muy gruesa

Decoración

Colores clares facilitan el sueño, por ejemplo, azul celeste. Los elementos decorativos, papel pintado, cuadros, cortinas, han de referirse a temas infantiles. Si no está contraindicado, como en caso de asma, las alfombras amortiguan el sonido y constituyen un espacio idóneo para el juego. El mobiliario se elige en función de la edad del niño.

(extraído de Miedos y temores en la infancia : ayudar a los niños a superarlos / Francisco Xavier Méndez, 2005)

 

 

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