Trastorno Bipolar

Conceptos claves sobre los trastornos bipolares en adultos

Trastorno bipolar tipo I. Subtipo de trastorno bipolar que se caracteriza por un trastorno episódico del estsado de ánimo que se define por la ocurrencia de cuno o varios episodios maniacos o mixtos. Un episodio maniaco es un estado de ánimo extremo de una duración de al menos una semana caracterizado por euforia, irritabilidad o expansividad y aumento de la actividad o la experiencia subjetiva de aumetno de energía, acompañado por otros síntomas caracteriswticos como discurso rápido o sensación de presión interna por hablar más, fuga de ideas, aumento de autoestima o grandiosidad, necesidad disminudia de sueño, comoprtamineto impulsivo o imprudente y cambios rpidos de estado de ánimo. Un episodio mixto se caracteriza por una mezcla o una rápida alternancia de síntomas maniacos y depresivos prominentes durante la mayor parte de los días por un periodo de al menos dos semanas. Aunque el diagnóstico pueda hacerse con base en la evidencia de un episodio maniaco o mixto, generalmente los episodios maniacos o mixtos se alternan con episodios depresivos durante el curso del trastorno. Trastorno bipolar de tipo II. Subtipo de trastorno bipoalr que se caracteriza por un trastorno episódico del estado de animo que se define por la ocurrencia de uno o varios episodios hipomaniacos y al menos un episodio depresivo. Un episodio hipomaniaco es un estado de ánimo persistente durante al menos varios días, caracterizado por euforia, irritbilidad o expansividad y la activación psicomotriz o incremento ed energía, acompañado por otros síntomas característicos como la grandiosidad, necesidad disminuida de sueño, discurso rápido, fuga de ideas, distracción y comportamiento impulsivo o imprudente que dura al menos varios días. Los síntomas representan un cambio del comportamiento tipico del individuo y no son lo sufcientemente graves para causar un deterioro marcado en el funcionamiento. Un epsiodio depresivo se caracteriza por un periodo de estado de ánimo deprimido casi diario o disminución de interés en las actividades, que dura al menos dos semanas acompañado por otros síntomas como cambios en el apetito o sueño, agitación o retraso psicomotor, fatiga, sentimientos de inutilidad o culpa excesiva o inadecuada, sentimiento de desesperanza, dificutoad para concentrarse y tendencias suicidas. No hay una historia de episodios maniacos o mixtos. Trastorno ciclotímico. Subtipo de trastorno bipolar que se caracteriza por una inestabilidad persistente edl estado de ánimo durante al menos dos años, que implica numerosos periodos de síntomas hipomaniacos y síntomas depresivos, que están presentes durante más tiempo del que no. La sintomatología hipomaniaca puede o no ser lo suficientemente grave o prolongada parqa cumplir todos los requisitos de definición ed un episodio maniaco, pero no hay antecedentes de episodios maniacos o mixtos. La sintomatología depresiva nunca es lo suficientemente graveg o prolongada para cumplir los requisitos de definición para un epsidoio depresivo. Los síntomas ocasionan malestar o deterioro signitivativos a nivel personal, familiar, social, educativo u ocupacional, o en otraws áres importantes del fncionamiento. Guía de práctica clínica. Conjunto de instrucciones, directrices, afirmaciones o recomendaciones, desarrolladas de forma sistematica, cuyo propósito es ayudar a profesioanels y a pacientes a tomar decisioens sobre la modalidad de asistencia sanitaria apropiada para unas circunstaciias cllinicas especificas. Modelo de vulnerabilidad-estrés. Hipótesis explicativa que sostiene que el trastorno bipolar se produce por una interacción entre la vulnerabilidad existente y los factores ambientales.   (información extraída de Manual de tratamientos psicológicos. Adultos. Coordinador Eduardo Fonseca Pedrero, 2021)  

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Intervención psicológica en los trastornos bipolares

El posible papel de la intervención psicológica en el tratamiento de los trastornos bipolares ha seguido un curso comparable al de un trastorno bipolar de tipo I, con síntomas psicóticos en ambas fases. Tras una fase inicial de grandiosa euforia psicoanalítica, en la que se asumió que la psicoterapia desempeñaría un papel fundamental en el tratamiento de la enfermedad bipolar y que las palabras “curarían” dicha enfermedad, los hallazgos neurobiológicos y farmacológicos parecieron inducir una gran fase melancólica para la psicoterapia a mitad de la década de 1970 y en la de 1980; pocos estudios, mucha confusión y una terrible pérdida de interés cuando se llegó a la conclusión, usando los versos de Alberti, de que “las palabras entonces no sirven”. Los años de la década de 1990 se convirtieron en una época de optimismo para la psicoterapia del trastorno bipolar gracias, por un lado, a la eclosión de los nuevos fármacos eficaces para tratar este trastorno, eclosión que propició un renacimiento del interés y de la investigación clínica y terapéutica de los trastornos bipolares y, por otro lado, a la evidencia de que determinadas intervenciones psicológicas se habían mostrado muy eficaces como tratamiento complementario a los psicofármacos en otras enfermedades como la esquizofrenia. Todo ello propició que equipos en todo el mundo centraran de nuevo su interés en el papel de la psicoterapia aplicada a los trastornos bipolares, interés que se introdujo en la primera década de 1990 en la aparición de varias revisiones y manuales y, a partir de 1999, en la publicación de rigurosos estudios clínicos aleatorios sobre la utilidad de distintas técnicas. Las intervenciones psicológicas propuestas para el trastorno bipolar a lo largo de la historia son muy diversas, pero la mayoría de ellas se han publicado sin un apoyo metodológico adecuado, sin grupos control ni evaluación de resultados a ciegas y basándose solo en descripciones anecdóticas de difícil extrapolación (Swartz y Frank, 2001). Por otra parte, la ausencia de análisis independientes para cada subtipo clínico o evolutivo de la enfermedad dificulta la interpretación de los resultados. (extraído de Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Autores: Francesc Colom, Eduard Vieta, 2004)

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Clasificación de los tipos de trastorno bipolar

Ser bipolar es una enfermedad crónica mental que afecta al estado de ánimo. No es fácil de detectar porque a menudo se confunde con la depresión. Es algo crónico, pero con tratamiento adecuado el paciente puede hacer una vida normal en todos los ámbitos de la vida. Depresión y Bipolaridad. Conocerlas para Vencerlas: Tanto juntos como por separado los trastornos psico emocionales, son actualmente, la gran plaga de nuestra sociedad Trastorno bipolar: Una guia para el paciente y su familia Manual práctico del Trastorno Bipolar: Claves para autocontrolar las oscilaciones del estado de ánimo PSICOTERAPIA EN EL TRASTORNO BIPOLAR: Un abordaje integral Trastorno bipolar de tipo 1 Corresponde al patrón clásico de la enfermedad, y su rasgo diferencial básico es la presencia de manía. El patrón más frecuente es el de manía seguida de depresión mayor. Los síntomas psicóticos pueden aparecer tanto en la fase maniaca como en la depresiva, pero también es posible que estén ausentes. Las principales dificultades en el diagnóstico diferencial se producen con la esquizofrenia, probablemente por la sobrevaloración de la eventual presencia de síntomas psicóticos aparatosos, como los que Kurt Schneider consideró de “primer rango” y porque no se presta la debida atención al curso previo de la enfermedad Trastorno bipolar de tipo 2 Consiste en la combinación de episodios depresivos mayores con hipomanías espontáneas. La comunidad científica está dividida entre quienes consideran que los pacientes depresivos con hipomanías asociadas a tratamientos antidepresivos deben clasificarse como bipolares II y quienes prefieres clasificarlos como unipolares con episodios hipomaníacos inducidos por sustancias, opción que se corresponde con la clasificación DSM-IV. Diversos estudios indican que el trastorno bipolar tipo II es una categoría válida, distinta del trastorno bipolar tipo I y del trastorno unipolar en aspectos genéticos, biológicos, clínicos, evolutivos y farmacológicos. El trabajo pionero de Ayuso y Ramos ya apuntó, como han demostrado estudios posteriores, que el hecho de que el tipo II se asociara a una mayor benignidad clínica iba acompañado con frecuencia de una mayor malignidad evolutiva, en el sentido de un mayor número de episodios. Aunque ésta es una categoría bastante estable, entre un 5 y un 15% de los afectados acaban presentando algún episodio maniaco y convirtiéndose en bipolares I. Muchos bipolares II son diagnosticados y tratados como si fueran pacientes unipolares, porque el paciente solo acude a su médico cuando está deprimido. Todo paciente deprimido debe ser interrogado, si es posible con asesoramiento familiar, acerca de eventuales antecedentes de hipomanía. El trastorno bipolar II podría ser una de las categorías con mayor comorbilidad y mayor riesgo de suicidio. Ciclotimia Se considera una variante menor del trastorno bipolar y a menudo evoluciona hacia el tipo II con menor frecuencia hacia el tipo I. Para Akiskal, evocando a Kraepelin, la ciclotimia constituye el sustrato temperamental de los trastornos bipolares. Se caracteriza por su curso crónico y la elevada frecuencia de los episodios, hasta el punto que el DSM-IV considera un criterio de exclusión la ausencia de episodios durante solo 2 meses. Se trata de episodios de intensidad leve, pero su elevada frecuencia y los cambios de conducta que los acompañan acaban comportando complicaciones psicosociales. A muchos pacientes ciclotímicos se les diagnostica un trastorno límite de la personalidad. En algunos casos existe comorbididad con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad del adulto. Estos pacientes son resistentes a los tratamientos antidepresivos, sobre todo con tricíclicos, pero también con IMAO, y responden mejor a eutimizantes. Otros trastornos bipolares Algunos autores han propuesto nuevos subtipos categóricos, como el trastorno bipolar de tipo III (Akiskal, 2000) para pacientes con antecedentes familiares de trastorno bipolar que presentan depresiones e hipomanías únicamente durante el tratamiento antidepresivo. Este mismo autor define la existencia de pacientes con temperamento hipertímico que presentan episodios depresivos cuyas características psicobiológicas les acercarían más al espectro bipolar que al unipolar, y depresiones ansiosas que podrían considerarse estados mixtos. En el otro extremo, también los trastornos esquizoafectivos y las psicosis cicloides podrían formar parte del espectro, aunque los primeros tienen un lugar reconocido en las dos taxonomías vigentes.     (extraído de Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Autores: Francesc Colom, Eduard Vieta, 2004)  

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