Trastornos Depresivos

Deja de castigarte y comienza a aprender

Aun cuando su culpa no sea sana y esté basada en la distorsión, una vez que empiece a sentirse culpable, quedará atrapado en una ilusión que hará que la culpa parezca legitima. Esas ilusiones pueden ser poderosas y convincentes. Sus razonamientos son estos: Me siento culpable y merecedor de una condena. Esto significa que he sido malo Puesto que soy malo, merezco sufrir En consecuencia, su culpa lo conviene de su maldad y le produce mas sentimientos de culpa. Esta conexión cognitiva-emocional enlaza sus pensamientos y sus sentimientos entre sí. Y termina atrapado en un sistema circular que se denomina el ciclo de la culpa. El razonamiento emocional alimenta este ciclo. Supone automáticamente que, porque se siente culpable, debe de haber hecho algo malo y merece sufrir. Se dice “me siento mal, por lo tanto, debo de ser malo”. Esta conclusión es irracional porque su auto aborrecimiento no prueba necesariamente que haya hecho algo mal. Su culpa solo refleja el hecho de que usted cree que se ha comportado mal. Podría ser así, pero a menudo no lo es. Si realmente he hecho algo inadecuado o hiriente, ¿piensa que merece sufrir? Si cree que la respuesta a esta pregunta en sí, pregúntese: ¿durante cuánto tiempo debo sufrir? ¿un día? ¿un año? ¿Durante el resto de mi vida? ¿Qué sentencia elegirá para imponerse a sí mismo? ¿Está dispuesto a dejar de sufrir y de sentirse desdichado cuando su sentencia haya expirado? Este modo de castigarse sería por lo menos responsable, porque tendría un limite de tiempo. Pero ¿qué sentido tiene abusar de sí mismo con los sentimientos de culpa? Si realmente ha cometido un error y ha actuado de un modo hiriente, su culpa no borrará su equivocación por arte de magia. Tampoco acelerará sus procesos de aprendizaje para reducir la probabilidad de comer el mismo error en el futuro. Otras personas no lo amarán ni respetarán mas porque se sienta culpable y se degrade de ese modo. Ni siquiera sus sentimientos de culpa le harán llevar una vida productiva. Entonces ¿qué sentido tiene? Muchas personas preguntan: pero ¿Cómo podría comportarme moralmente y controlar mis impulsos si no me siento culpable? El cambio y el aprendizaje se producen mucho más fácil cuando: Usted reconocido que ha habido un error Desarrolla una estrategia para solucionar el problema. Una actitud de egoísmo y relajamiento hace las cosas más fáciles mientras que la culpa siempre es un obstáculo Usted puede preguntarse ¿cómo sé que he hecho algo mal si no me siento culpable? ¿No me entregaría a un ciego ataque de egoísmo destructivo e incontrolado si no fuese por mis sentimientos de culpa? Puede reemplazar su culpa por un fundamento más sensato de conducta moral: la empatía. La empatía es la capacidad de visualizar las consecuencias buenas y malas de su conducta. Es la capacidad de conceptualizar el impacto de lo que usted se hace a sí mismo y a la otra persona y de sentir una tristeza y remordimientos adecuados y genuinos sin ponerse a sí mismo etiqueta de inherentemente malo. La empatía crea el clima emocional y mental necesario para guiar su conducta de un modo moral y auto enriquecedor sin el látigo de la culpa. Aplicando estos criterios, puede determinar si sus sentimientos contienen una sensación normal y sana de remordimiento o una sensación de culpa contraproducente y distorsionada. Hágase las siguientes preguntas: ¿consciente y voluntariamente he hecho algo malo, injusto o innecesariamente hiriente que no debería haber hecho? ¿o acaso espero de un modo irracional ser perfecto, omnisciente y todopoderoso? ¿me estoy poniendo la etiqueta de mala persona a causa de esta acción? ¿mis pensamientos contienen otras distorsiones cognitivas como magnificación, generalización excesiva, etc.? ¿estoy sintiendo un pesar o un remordimiento realistas, originados en un conocimiento empático del efecto negativo de mi acción? La intensidad y la duración de mi dolorosa respuesta emocional, ¿corresponden a lo que realmente he hecho? ¿Estoy aprendiendo de mi error y creando una estrategia para cambiar o estoy abatiéndome y rumiando e incluso castigándome de un modo destructivo? Métodos que le permitirán liberarse de los sentimientos inadecuados de culpa y elevar al máximo su autorrespeto Registro diario de pensamientos disfuncionales. Este método da muy buenos resultados en el caso de una serie de emociones indeseadas, entre ellas la culpa. Registre el hecho desencadenante de la culpa en la columna titulada SITUACION. Técnicas para eliminar los debería. El primer paso es preguntarse ¿Quién dice yo debería? ¿Dónde está escrito que yo debería? Esto tiene por objeto que usted tome conciencia de que se está criticando innecesariamente. Puesto que en definitiva es usted quien formula sus propias reglas, una vez que decide que una regla no es útil puede corregirla o liberarse de ella. Al decidir sobre la utilidad de una regla puede ayudarle la formulación de la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de aplicarme esta regla a mi mismo? ¿Cómo me ayudará a creer que siempre debería ser capaz de hacer feliz a los demás? Otra manera simple para eliminar los “debería” consiste en utilizar el contador de la pulsera. Una vez que se ha convencido de que los debería no le convienen, puede contarlos. Cada vez que emite una enunciación debería, accione el contador. Si lo hace, asegúrese de establecer un sistema de recompensas basado en el total diario. Y otra efectiva de combatir los debería es preguntar: ¿por qué debería? Aprenda a mantenerse en sus trece. Una de las grandes desventajas de ser proclive a los sentimientos de culpa es que los demás pueden usar y lo harán, ese sentimiento de culpa para manipularlo. Si se siente obligado, a complacer a todos, podrán coaccionarlo para que usted haga muchas cosas a la vez que tal vez no sean lo que mas le conviene. Su obsesión de complacer a los demás se vuelve más trágica cuando sus obsesiones llegan a estar tan dominadas por la culpa que termina sintiéndose atrapado y desdichado. La ironía es que las consecuencias de dejar que

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Vivir el Presente: Supera la Ansiedad y la Depresión

Si en algo se caracteriza el pensamiento de estas personas es por una pertinaz, insistente y rutinaria insistencia en NO OLVIDAR determinadas sensaciones, pensamientos, actos, sucesos, que por una u otra razón constituyen precisamente el amplio abanico de causas a las cuales ellos atribuyen su problema. Esa insistencia en no olvidar no es meditada y consciente, es simplemente automática. Lo que supone que se ejecuta de modo poco consciente, dedicando amplísimos periodos de tiempo a recrearse en imágenes y recuerdos, o bien reproduciendo sensaciones, para comprobar una y otra vez que su mal persiste y está ahí y ellos no pueden seguir en ese estado. El olvido es necesario para la mente. Quien no olvida no puede atender a los aspectos nuevos de la realidad, que le ayuden a valorar los acontecimientos de otro modo. A veces el olvido es muy difícil, como por ejemplo en una situación de olvido. Sin embargo, por mucho que se quiera a una persona que se pierde, llega un momento en el cual es necesario tener algunos momentos en el que el ser humano olvide que no está. Ello no supone en absoluto que sea necesario borra real recuerdo. Sí parece preciso, sin embargo,  a través del tiempo acostumbrarse a vivir de forma que cada sensación, acto o pensamiento no haga referencia  a la persona que no está. Siendo fácil, es necesario diseñar otro modo de vida que implique volver a hacer cosas agradables, sin llenarse de culpa por ello. La evitación Otra característica esquemática del comportamiento de las personas ansiosas y/o depresivas, es la tendencia a la evitación. En los ansiosos, evitación significa no afrontar las situaciones que generan ansiedad y como consecuencia no permanecer en ellas. Si es un fóbico, evitará cualquier objeto o situación que motive su sintomatología. Si es un obsesivo, evitará cualquier acto que previamente no lleve implícito el ritual o la compulsión. Si es una ansiedad generalizada, evitará la distracción. Si es un hipocondriaco, evitará despreocuparse de su dolencia, etc. y todos ellos evitarán afrontar anticipadamente con el pensamiento estas situaciones. En realidad actuarán contrariamente. En los depresivos se evitará evitación a cualquier estimulo agradable, grande o pequeño, para no avergonzarse por “sentirse bien” siquiera un momento. Esta evitación que se manifiesta no solo en los actos, se presenta cognitivamente aludiendo imágenes e idea, así como sensaciones que el sujeto prevé que le causará malestar. La preocupación La tercera característica notable y destacada es desde luego la Preocupación. Si la energía psíquica es algo limitado que podemos usar para atraer aspectos positivos de la vida, las personas ansiosas y depresivas la utilizan únicamente para preocuparse en exclusiva por los aspectos más angustiosos, negativos y tristes de sus propias respuesta, de las de los demás y de las de la sociedad en general. La desorganización Producida acaso por su desinterés por todo lo que no sea sufrimiento y su pena permanente y circular. Desorganización que se observa en su propio pensamiento y que se da también en los otros dos sistemas de respuestas. Estilo perceptivo no centrado en el presente La última característica que define a estas personas es un estilo perceptivo centrado en el pasado y en el futuro que, por supuesto, elude sistemáticamente el presente. Los acontecimientos de pasado y futuro dan toda la interpretación vital a su existencia, lo que hace difícil que valoren cualquier valoración o cambio positivo de su presente, de forma que les sea útil y valioso. Pensamientos des adaptativos En las personas con ansiedad sucede que no solo utilizan en exceso el pensamiento circular, sino que se suma a este hecho la realidad de que muchos de sus pensamientos, partiendo de premisas ciertas, terminan en conclusiones erróneas. Una  vez detectados nuestros pensamientos erróneos más comunes, según las técnicas de evaluación expuestas es preciso valorar si en el pensamiento personal e individual de tipo circular en el que nos vemos reflejados se encuentra alguna distorsión cognitiva. Si ello sucede, además de utilizar el esquema circular anti-ansiedad debemos eliminar los pensamientos erróneos flexibilizando más nuestras creencias y expectativas, con razonamientos más lógicos ¿qué evidencia tengo de que mis creencias sobre mí mismo, el mundo y los demás son ciertas? ¿Hasta qué punto esas creencias están condicionando mi forma de estar en el mundo? Cómo cazar los pensamientos erróneos Si hubiera una sola regla a dar en este caso, sería algo así como domina tu tendencia a la exageración. Leonor I. Lega y Ellas nos hablan del no puedo “soportantitis”, como una de las expresiones más graficas y afortunadas al respecto para “darnos cuenta” de que dedicamos mucha más energía psíquica a elaborar nuestras quejas que a descubrir cómo soportarlas y enfrentarlas. En ese sentido funciona el “¿Y qué?” Hay que enseñar a nuestros hijos que el aburrimiento, la tristeza, el cansancio, el abatimiento, el desanimo son emociones normales que los humanos debemos aprender a reevaluar de otros modos mas flexibles y menos polarizados. Lo no adaptativo es EXAGERARLAS. El maniqueísmo o tendencia a evaluar todo como bueno o malo nos perjudica mucho y supone que deseemos un Mundo armónico, equilibrado, justo, perfecto y bueno de forma permanente. Las personas e incluso el mundo inmaterial de las cosas, parece que debemos aspirar porque por algo nos educan para ello, a esa siempre inalcanzable perfección y si no lo logramos es catastrófico. La táctica más útil al respecto pudiera ser reducir la tendencia  a la exageración de todo lo malo que nos ocurre en la vida y tratar de iniciarnos en el aprendizaje lento, difícil y tortuoso, pero sumamente eficaz de valorar los aspectos pequeños, positivos y agradables de uno mismo, del mundo y de los demás. Se trata en concreto de iniciarse en un aprendizaje hacia una mayor flexibilidad y tolerancia que nos permita, de la misma manera que proponíamos para los síntomas, OLVIDAR lo malo y penoso que nosotros mismos, el mundo o los demás nos presenten en la vida: RESISTIR lo inevitable procurando no huir y luego volver a olvidar y NO

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Entendiendo la Anhedonia: Más Allá de la Pérdida de Placer

La anhedonia es un término que describe la pérdida de interés y la incapacidad para experimentar placer en actividades que antes solían ser disfrutables. Este síntoma es central en varios trastornos mentales, especialmente en la depresión mayor y otros trastornos del estado de ánimo. Entender la anhedonia es crucial para abordar eficazmente estos trastornos y ofrecer el apoyo necesario a quienes lo padecen. ¿Qué es la Anhedonia? La anhedonia se manifiesta como una reducción significativa en la capacidad de experimentar placer. Las personas que sufren de anhedonia a menudo encuentran que actividades previamente disfrutadas, como pasatiempos, interacciones sociales o incluso comidas favoritas, ya no les resultan gratificantes. Esta pérdida de interés puede ser generalizada o específica, afectando solo ciertos aspectos de la vida. Tipos de Anhedonia Existen dos tipos principales de anhedonia: Anhedonia Social: Se refiere a la pérdida de interés en las interacciones sociales y en las relaciones interpersonales. Las personas pueden sentirse aisladas, desconectadas y tener dificultades para disfrutar de la compañía de otros. Anhedonia Física o Sensorial: Afecta la capacidad de disfrutar de experiencias físicas o sensoriales, como comer, escuchar música o practicar deportes. Las actividades que solían ser placenteras pueden volverse insípidas o indiferentes. Causas y Factores Contribuyentes La anhedonia puede ser un síntoma de diversas condiciones mentales, siendo más común en trastornos como: Depresión Mayor: La anhedonia es un síntoma clave de la depresión, donde la pérdida de placer se manifiesta en casi todas las áreas de la vida. Esquizofrenia: En algunos casos, la anhedonia puede aparecer como parte de un cuadro clínico más amplio. Trastorno Bipolar: Durante las fases depresivas, los individuos pueden experimentar anhedonia. Factores biológicos, psicológicos y sociales pueden influir en el desarrollo de la anhedonia. Alteraciones en la química cerebral, como desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina, pueden estar implicadas en la pérdida de placer. Impacto en la Vida Diaria La anhedonia puede tener un profundo impacto en la vida diaria. Las personas afectadas pueden experimentar dificultades en el trabajo, en las relaciones personales y en el bienestar general. La falta de motivación y el sentimiento de vacío pueden llevar a un ciclo de aislamiento y deterioro emocional, exacerbando el problema. Tratamiento y Manejo El tratamiento de la anhedonia suele ser parte de un enfoque más amplio para tratar el trastorno subyacente. Las estrategias incluyen: Medicamentos: Los antidepresivos y otros fármacos pueden ayudar a restaurar el equilibrio químico en el cerebro, lo que a su vez puede mejorar la capacidad de experimentar placer. Terapia: La terapia cognitivo-conductual y otras formas de psicoterapia pueden ser útiles para abordar los patrones de pensamiento negativos y fomentar la participación en actividades gratificantes. Intervención Temprana: Buscar ayuda profesional al primer signo de anhedonia puede mejorar el pronóstico y ayudar a prevenir el deterioro significativo. Cómo Apoyar a Alguien con Anhedonia Si conoces a alguien que lucha con la anhedonia, tu apoyo puede ser invaluable. Escuchar sin juzgar, fomentar la participación en actividades y ofrecer comprensión son formas efectivas de brindar ayuda. Anímales a buscar ayuda profesional para obtener el tratamiento adecuado.  

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¿Qué es la Clinofilia y Por Qué Deberías Prestarle Atención?

En la era actual, donde el estrés y la agitación son moneda corriente, un fenómeno que ha captado la atención de psicólogos y sociologistas es la clinofilia. Pero, ¿qué es exactamente la clinofilia y por qué debería interesarte? Definición de Clinofilia La clinofilia es el término utilizado para describir una atracción o deseo intenso por permanecer en la cama. No se trata solo de disfrutar de un buen descanso, sino de un anhelo profundo por la comodidad que proporciona el estar en la cama, a menudo acompañado de una resistencia a levantarse. Síntomas y Manifestaciones La clinofilia puede manifestarse de diversas formas: Preferencia Excesiva por Estar en la Cama: Las personas con clinofilia pueden encontrar excusas para pasar la mayor parte del tiempo en la cama, incluso durante el día. Dificultad para Levantarse: Un síntoma común es la dificultad para abandonar el lecho, incluso cuando hay responsabilidades o compromisos importantes. Búsqueda de Confort y Seguridad: La cama se convierte en un refugio donde se busca comodidad y seguridad, lejos de las presiones externas. Causas y Factores Contribuyentes Varios factores pueden contribuir a la clinofilia, entre ellos: Estrés y Ansiedad: La cama puede convertirse en un lugar de escape frente a situaciones estresantes o ansiedad. Trastornos del Sueño: Condiciones como la depresión o el insomnio pueden llevar a una preferencia exagerada por estar en la cama. Falta de Motivación: La falta de motivación o propósito en la vida diaria puede hacer que el estar en la cama se vuelva una forma de evasión. Impacto en la Vida Diaria Aunque la clinofilia puede ofrecer una sensación temporal de alivio, puede tener un impacto negativo en la vida diaria: Productividad Reducida: Pasar demasiado tiempo en la cama puede afectar negativamente la productividad y el cumplimiento de responsabilidades. Relaciones Sociales: La tendencia a quedarse en la cama puede reducir el tiempo y la energía dedicados a interactuar con amigos y familiares. Salud Física y Mental: El sedentarismo prolongado puede contribuir a problemas físicos como dolores musculares y problemas metabólicos, así como a trastornos mentales como la depresión. Cómo Abordar la Clinofilia Si sientes que la clinofilia está afectando tu vida, aquí hay algunos pasos que puedes seguir para abordar el problema: Establece Rutinas: Crea una rutina diaria que te motive a levantarte y a estar activo. Busca Apoyo Profesional: Un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a explorar las causas subyacentes y a desarrollar estrategias para superar el deseo de permanecer en la cama. Fomenta Actividades Agradables: Encuentra actividades que te resulten placenteras y que te animen a levantarte y participar en la vida cotidiana. Ejercicio y Alimentación Saludable: Mantenerse físicamente activo y seguir una dieta equilibrada puede mejorar tu energía y motivación.

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No necesitas la aprobación de nadie

Considerando la creencia de que seria terrible si alguien lo desaprobara, ¿por qué la desaprobación plantea tal amenaza? Quizá su razonamiento sea el siguiente: “Si una persona me desaprueba significa que todos podrán desaprobarme. Significaría que algo malo sucede conmigo.” Si usted piensa así sus estados de animo se alterarán cada vez que lo ataquen. ¿por qué es esto ilógico? porque está soslayando el hecho de que solo sus creencias y pensamientos tienen el poder de elevar su espíritu. La aprobación de otra persona no tiene la facultad de afectar sus estados de ánimo a menos que usted crea que lo que él o ella afirma es válido. Pero si usted cree que el cumplido es merecido, es su creencia la que le hace sentir bien. Debe validar la aprobación externa antes de experimentar una elevación en su estado de ánimo. Esta validación representa su aprobación personal. Supongamos que está visitando el pabellón psiquiátrico de un hospital. Un paciente confundido y alucinado se le acerca y le dice: “Usted es maravilloso. He tenido una visión de Dios, me dijo que la decimotercera persona que entrara sería el Mensajero Especial”. Esta aprobación externa ¿elevaría su estado de ánimo? Probablemente, se sentiría nervioso e incómodo. Esto se debe a que usted no cree que lo que afirma el paciente sea válido. No cree en sus comentarios. Solo sus creencias sobre sí mismo pueden afectar su manera de sentir. Los demás pueden decir o pensar lo que deseen sobre usted, bueno o malo, pero solo sus pensamientos influirán sobre sus emociones. El precio que usted pague por su adicción al elogio puede ser una extrema vulnerabilidad a las opiniones de los demás. Al igual que un adicto, deberá continuar alimentando su habito con múltiples aprobaciones para evitar dolores recurrentes. En el momento en el que alguien importante para usted le exprese su desaprobación sufrirá dolorosamente, igual que un adicto que no puede obtener su droga. Los demás podrán utilizar esta vulnerabilidad para manipularlo. Deberá acceder a sus demandas con más frecuencia de lo que desearía porque teme que puedan rechazarlo o despreciarlo. Se expone a un chantaje emocional. Usted podría comprender que su adicción a la aprobación no lo beneficio, pero seguir creyendo que los demás tienen realmente derecho a juzgar no solo el mérito de lo que hace, sino también su valor como ser humano. Suponga que realiza una segunda visita al pabellón psiquiátrico del hospital. En esta oportunidad otro paciente se le aproxima y le dice “lleva una camisa roja esto quiere decir que usted es el demonio. ¡Es un malvado!” ¿Se sentiría mal por esta critica y desaprobación? Por supuesto que no. ¿Por qué estas palabras no deberían molestarlo? Es simple: porque usted no cree que las afirmaciones sean verdaderas. Usted debe “comprar” la critica de la otra persona para sentirse mal consigo mismo. ¿Nunca se le ha ocurrido pensar que si alguien lo desaprueba podría ser su problema? La desaprobación refleja a menudo las creencias irracionales de los demás. Para mencionar un ejemplo externo: la odiosa doctrina de Hitler acerca de que los judíos eran inferiores no refleja nada sobre el valor intrínseco de la gente que él trataba de destruir. Por supuesto que habrá muchas ocasiones en las que la desaprobación será el resultado de un verdadero error por su parte. ¿Esto significa que es una persona mala e inútil? Obviamente no. La reacción negativa de otra persona solo puede estar dirigida hacia algo especifico que usted haya hecho, no a su valor. Un ser humano no puede hacer cosas equivocadas en todo momento. ¿Alguna vez ha criticado a alguien? ¿alguna vez ha discrepado de la opinión de un amigo? ¿Alguna vez ha reprendido a un niño por su conducta? ¿alguna vez le ha hablado con rudeza a un ser querido cuando se sentía irritado? ¿alguna vez se ha negado a asociarse con alguien cuya conducta no le agradaba? Entonces pregúntese: cuando discrepó, criticó o desaprobó, ¿estaba realizando un juicio moral pensando que la otra persona era un ser humano malo y totalmente inútil? ¿Tiene el poder para realizar esos juicios absolutos sobre otras personas? ¿O simplemente esta expresando que tenia un punto de vista diferente y estaba disgustado con lo que la otra persona dijo? Cuando usted se atemoriza porque no le agrada a alguien, magnifica la sabiduría y el conocimiento que posee esa persona y se desvaloriza al ser incapaz de realizar buenos juicios sobre sí mismo. Por supuesto, alguien podría señalar un defecto en su conducta o un error en su pensamiento. Después de todo, somos imperfectos, y los demás tienen derecho de decírnoslo de vez en cuando. Pero ¿usted está obligado a sentirse desdichado o a odiarse cada vez que alguien pierde el control o la crítica? ¿Dónde ha obtenido esta adicción a la aprobación? Solo podemos especular que la respuesta podría encontrarse en sus interacciones con personas que eran importantes para usted cuando era niño. Puede que haya tenido un padre crítico con usted cuando se portaba mal o que se irritaba incluso cuando no estaba haciendo nada malo. Su madre le gritaba ¡eres malo por haber hecho eso! O su padre le decía sin consideración: “Siempre estás haciendo tonterías. Nunca aprenderás” Dado que eras un niño pequeño, probablemente veía a sus padres como dioses. Le enseñaron a hablar y a atarse los zapatos, y la mayor parte de lo que le enseñaron era válido. Al igual que la mayoría de los niños pensaba que casi todo lo que sus padres decían era verdad. Cuando escuchaba “no eres bueno y nunca aprenderás” lo creía y esto le hería. Esto le hería y no tenia la madurez emocional suficiente para ver que papá ese día estaba cansado e irritable o deseaba estar a solas. No podía determinar si su estallido de violencia era un problema de él o suyo. Y si hubiera sido lo suficientemente mayor como para sugerir que era irrazonable, sus intentos de situar las cosas en una sana perspectiva se

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Soltar para seguir adelante

Si en algo se caracteriza el pensamiento de estas personas es por una pertinaz, insistente y rutinaria insistencia en NO OLVIDAR determinadas sensaciones, pensamientos, actos, sucesos, que por una u otra razón constituyen precisamente el amplio abanico de causas a las cuales ellos atribuyen su problema. Esa insistencia en no olvidar no es meditada y consciente, es simplemente automática. Lo que supone que se ejecuta de modo poco consciente, dedicando amplísimos periodos de tiempo a recrearse en imágenes y recuerdos, o bien reproduciendo sensaciones, para comprobar una y otra vez que su mal persiste y está ahí y ellos no pueden seguir en ese estado. El olvido es necesario para la mente. Quien no olvida no puede atender a los aspectos nuevos de la realidad, que le ayuden a valorar los acontecimientos de otro modo. A veces el olvido es muy difícil, como por ejemplo en una situación de olvido. Sin embargo, por mucho que se quiera a una persona que se pierde, llega un momento en el cual es necesario tener algunos momentos en el que el ser humano olvide que no está. Ello no supone en absoluto que sea necesario borra real recuerdo. Sí parece preciso, sin embargo,  a través del tiempo acostumbrarse a vivir de forma que cada sensación, acto o pensamiento no haga referencia  a la persona que no está. Siendo fácil, es necesario diseñar otro modo de vida que implique volver a hacer cosas agradables, sin llenarse de culpa por ello. La evitación Otra característica esquemática del comportamiento de las personas ansiosas y/o depresivas, es la tendencia a la evitación. En los ansiosos, evitación significa no afrontar las situaciones que generan ansiedad y como consecuencia no permanecer en ellas. Si es un fóbico, evitará cualquier objeto o situación que motive su sintomatología. Si es un obsesivo, evitará cualquier acto que previamente no lleve implícito el ritual o la compulsión. Si es una ansiedad generalizada, evitará la distracción. Si es un hipocondriaco, evitará despreocuparse de su dolencia, etc. y todos ellos evitarán afrontar anticipadamente con el pensamiento estas situaciones. En realidad actuarán contrariamente. En los depresivos se evitará evitación a cualquier estimulo agradable, grande o pequeño, para no avergonzarse por “sentirse bien” siquiera un momento. Esta evitación que se manifiesta no solo en los actos, se presenta cognitivamente aludiendo imágenes e idea, así como sensaciones que el sujeto prevé que le causará malestar. La preocupación La tercera característica notable y destacada es desde luego la Preocupación. Si la energía psíquica es algo limitado que podemos usar para atraer aspectos positivos de la vida, las personas ansiosas y depresivas la utilizan únicamente para preocuparse en exclusiva por los aspectos más angustiosos, negativos y tristes de sus propias respuesta, de las de los demás y de las de la sociedad en general. La desorganización Producida acaso por su desinterés por todo lo que no sea sufrimiento y su pena permanente y circular. Desorganización que se observa en su propio pensamiento y que se da también en los otros dos sistemas de respuestas. Estilo perceptivo no centrado en el presente La última característica que define a estas personas es un estilo perceptivo centrado en el pasado y en el futuro que, por supuesto, elude sistemáticamente el presente. Los acontecimientos de pasado y futuro dan toda la interpretación vital a su existencia, lo que hace difícil que valoren cualquier valoración o cambio positivo de su presente, de forma que les sea útil y valioso. Pensamientos des adaptativos En las personas con ansiedad sucede que no solo utilizan en exceso el pensamiento circular, sino que se suma a este hecho la realidad de que muchos de sus pensamientos, partiendo de premisas ciertas, terminan en conclusiones erróneas. Una  vez detectados nuestros pensamientos erróneos más comunes, según las técnicas de evaluación expuestas es preciso valorar si en el pensamiento personal e individual de tipo circular en el que nos vemos reflejados se encuentra alguna distorsión cognitiva. Si ello sucede, además de utilizar el esquema circular anti-ansiedad debemos eliminar los pensamientos erróneos flexibilizando más nuestras creencias y expectativas, con razonamientos más lógicos ¿qué evidencia tengo de que mis creencias sobre mí mismo, el mundo y los demás son ciertas? ¿Hasta qué punto esas creencias están condicionando mi forma de estar en el mundo? Cómo cazar los pensamientos erróneos Si hubiera una sola regla a dar en este caso, sería algo así como domina tu tendencia a la exageración. Leonor I. Lega y Ellas nos hablan del no puedo “soportantitis”, como una de las expresiones más graficas y afortunadas al respecto para “darnos cuenta” de que dedicamos mucha más energía psíquica a elaborar nuestras quejas que a descubrir cómo soportarlas y enfrentarlas. En ese sentido funciona el “¿Y qué?” Hay que enseñar a nuestros hijos que el aburrimiento, la tristeza, el cansancio, el abatimiento, el desanimo son emociones normales que los humanos debemos aprender a reevaluar de otros modos mas flexibles y menos polarizados. Lo no adaptativo es EXAGERARLAS. El maniqueísmo o tendencia a evaluar todo como bueno o malo nos perjudica mucho y supone que deseemos un Mundo armónico, equilibrado, justo, perfecto y bueno de forma permanente. Las personas e incluso el mundo inmaterial de las cosas, parece que debemos aspirar porque por algo nos educan para ello, a esa siempre inalcanzable perfección y si no lo logramos es catastrófico. La táctica más útil al respecto pudiera ser reducir la tendencia  a la exageración de todo lo malo que nos ocurre en la vida y tratar de iniciarnos en el aprendizaje lento, difícil y tortuoso, pero sumamente eficaz de valorar los aspectos pequeños, positivos y agradables de uno mismo, del mundo y de los demás. Se trata en concreto de iniciarse en un aprendizaje hacia una mayor flexibilidad y tolerancia que nos permita, de la misma manera que proponíamos para los síntomas, OLVIDAR lo malo y penoso que nosotros mismos, el mundo o los demás nos presenten en la vida: RESISTIR lo inevitable procurando no huir y luego volver a olvidar y NO

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El Poder de la Acción: Vence la Depresión

Las personas no solo piensan, también actúan, de modo que no es sorprendente el hecho de que pueda modificar su modo de sentir cambiando su manera de actuar. Existe solo un inconveniente: cuando está deprimido, no tiene ganas de hacer nada. Uno de los aspectos mas destructivos de la depresión es la manera en que paraliza su voluntad. Cuando se trata de la forma más leve, es posible que postergue la realización de algunas tareas fastidiosas. A medida que se intensifica su falta de motivación, prácticamente toda la actividad parece tan difícil que se siente abrumado por el deseo de no hacer nada. Como no consigue hacer casi nada, se siente cada vez peor. No solo se aparta de sus fuentes normales de estimulo y placer, además, su falta de productividad acrecienta el odio que siente por sí mismo, lo cual se traduce en un mayor aislamiento. Si no advierte la prisión emocional en la que está atrapado, esta situación puede seguir durante semanas, meses e incluso años. Su inactividad será mucho más frustrante si alguna vez se enorgulleció de la energía que tenia para vivir. Su no hacer nada puede afectar también a su familia y amigos, quienes al igual que usted no pueden comprender su conducta. Pueden llegar a decir que quiere estar deprimido o de lo contrario “despegaría el trasero de la silla”. Un comentario de este tipo solo sirve para acrecentar su angustia y su parálisis. La inactividad constituye una de las grandes paradojas de la naturaleza humana. Algunas personas se lanzan a la vida naturalmente con gran vehemencia, mientras que otras siempre se quedan atrás, retrocediendo ante cada cambio de situación como si conspiraran contra sí mismos. ¿alguna vez se ha preguntado por qué? Si una persona fuese condena a pasar meses de aislamiento, separada de todas las actividades y relaciones interpersonales normales, caería en una considerable depresión. Incluso los monos entran en un estado de retraso si son separados de sus pares y confinados en una pequeña jaula. ¿Por qué se impone voluntariamente un castigo similar? ¿quiere sufrir? Si aplica las técnicas cognitivas podrá descubrir las razones precisas de las dificultades que experimenta para motivarse. La dilación de las cosas y la conducta contraproducente pueden parecer graciosas, frustrantes, intrigantes, exasperantes o patéticas, según sea la perspectiva. Ha habido escritores, filósofos y estudiosos de la naturaleza humana que han tratado a través de la historia de formular alguna explicación de la conducta contraproducente como las teorías más conocidas: Usted es perezoso: es simplemente su naturaleza Usted “desea” hacerse daño y sufrir. Le gusta sentirse deprimido, o bien tiene un impulso autodestructivo, un “deseo de muerte” Usted es pasivo-agresivo y quiere frustrar a las personas que le rodean no haciendo nada Usted debe de estar obteniendo alguna “compensación” por el hecho de postergar las cosas y no hacer nada. Por ejemplo, disfruta llamando la atención de los demás cuando está deprimido. Cada una de estas famosas explicaciones representa una teoría psicológica diferente y todas son inexactas. La primera es un modelo de “rasgos”; su inactividad es contemplada como un rasgo fijo de la personalidad y se origina en su “lado perezoso”. El problema de esta teoría es que solo etiqueta el problema, pero no lo explica. Ponerse a sí mismo la etiqueta de perezoso es inútil y contraproducente porque crea la falsa impresión de que la falta de motivación es una parte innata e irreversible de su constitución. Este tipo de pensamiento no constituye una teoría científica valida; por el contrario, es un ejemplo de una distorsión cognitiva. El segundo modelo implica que desea lastimarse y sufrir, porque postergar las cosas tiene algo agradable o deseable. Esta teoría es muy absurda. Si se imagina que a usted o a cualquier otra persona le gustar estar deprimido y no hacer nada, recuérdese entonces que la depresión es la forma mas agóbiate del sufrimiento humano. ¿Qué tiene de maravilloso? Todavía no se ha conocido a un paciente que realmente sea feliz con la desgracia. Si no está convencido y piensa que realmente disfruta con el dolor y el sufrimiento, hágase la prueba del clip sujetapapeles. Enderece uno de los extremos del clip e introdúzcalo debajo de una de sus uñas. A medida que lo va clavando mas y mas profundo, usted podrá notar cómo el dolor se hace cada vez mas intolerante. Ahora pregúntese: ¿es agradable? ¿realmente me gusta sufrir? La tercera hipótesis constituye el pensamiento de muchos terapeutas, que creen que la conducta depresiva puede explicarse sobre la base de la colera internalizada. Su tendencia a postergar las cosas puede contemplarse como una expresión de esa hostilidad reprimida, porque su inacción suele molestar a las personas que lo rodean. Un problema con respecto a esta teoría es que la mayoría de los individuos deprimidas o proclives a postergar las cosas no se sienten irritados. El resentimiento puede contribuir a su falta de motivación, pero por lo general no es lo fundamental del problema. Si bien su familia puede sentirse frustrada por su depresión, seguramente no es su propósito que ellos reaccionen así. En realidad, es más frecuente que uno tema disgustarlos. La connotación que usted no hace nada intencionalmente para frustrarlos es insultante y falsa; este tipo de sugerente hará que se sienta peor. La ultima teoría se refiere a una psicología más reciente, de orientación conductista. Se considera que sus estados de ánimos y sus acciones son el resultado de las recompensas y los castigos establecidos en su ambiente. Si usted se siente deprimido y no hace nada para superarlo, se deduce que su conducta será recompensada de algún modo. Las personas deprimidas reciben a veces mucho apoyo y palabras tranquilizadoras de los demás que tratan de ayudarlas. Sin embargo, la persona deprimida rara vez goza de toda la atención que recibe a causa de su fuerte tendencia a descalificarla. Si usted está deprimido y alguien le dice que le quiere, es probable que usted piense: “no sabe lo malo que soy. No merezco este

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La verdad sobre la depresión y el suicidio

El doctor Aarón T. Beck informó que los deseos suicidas estaban presentes en un tercio de los individuos con casos de depresión moderada y en cerca de tres cuartos de las personas que se encontraban gravemente deprimidas. El cinco por ciento de los pacientes deprimidos muere como resultado del suicidio. Esto significa el 25% del índice de suicidios en el conjunto de la población en general. En realidad, cuando muere una persona por enfermedad depresiva, las posibilidades de que el suicidio fuese la causa de la muerte son una entre seis. Ningún grupo de edad, ni clase social o profesional, está exento del suicido; piensa en la gente famosa que conoce que se ha suicidado. Es particularmente sorprendente y grotesco el suicido entre los mas jóvenes. El suicidio es innecesario y el impulso puede superarse y eliminarse rápidamente mediante técnicas cognitivas. ¿Por qué los individuos deprimidos piensan tan frecuentemente en el suicidio y qué se puede hacer para prevenir estos impulsos? Se entenderá si analiza el pensamiento de la gente que es suicida en potencia. Una visión penetrante y pesimista domina sus pensamientos. La vida no parecer ser más que una pesadilla infernal. Cuando miran al pasado, todo lo que recuerdan son momentos de sufrimiento y depresión Cuando se siente melancólico, también puede sentirse mal por pensar que nunca fue feliz y nunca lo será. Si un amigo o un familiar le puntualiza que ha sido bastante feliz, quizá pueda pensar que están equivocado o solo tratan de animarlo. Esto se debe a que cuando usted está deprimido en realidad distorsiona sus recuerdos del pasado. No puede evocar ningún recuerdo correspondiente a periodos de satisfacción o jubilo y por lo tanto concluye erróneamente que no existieron. No importa lo mal que se sienta, siempre podrá soportarlo si tiene la convicción de que las cosas mejorarán. La decisión crítica de suicidarse proviene de la convicción ilógica de que su estado de ánimo no puede mejorar. Se siente seguro de que el futuro solo le traerá más dolor y agitación. Al igual que algunos pacientes deprimidos, puede apoyar su predicción pesimista con una abundancia de datos que le parecerá abrumadoramente convincentes. Estudios de investigación han demostrado que un sentido irreal de la desesperanza constituye uno de los factores más cruciales en el desarrollo de su deseo suicida. Debido a su pensamiento tortuoso, usted se ve a sí mismo en una trampa de la cual parece no haber escape. Así llega a la conclusión de que sus problemas son insolubles. Debido a que su sufrimiento es intolerable y parece interminable puede creer erróneamente que el suicidio es la única forma de escape. Si ha tenido tales pensamientos en el pasado o si lo piensa seriamente ahora, permítame manifestarle el mensaje con voz fuerte y clara: “Usted está equivocado al creer que el suicidio es la única o la mejor solución para su problema” Está equivocado cuando piensa que se siente atrapado y sin esperanza, su pensamiento es ilógico, distorsionado y desviado. No importa de qué manera se haya convencido ni si otras personas están de acuerdo con usted: está equivocado al creer que siempre es aconsejable suicidarse debido a una enfermedad depresiva. Esta no es la solución más racional para su desgracia.   (Información extraída de Sentirse bien una nueva fórmula contra las depresiones / David D. Burns, 1996)

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Del Duelo a la Resiliencia

El trauma trae consigo una pérdida. Incluso aquellos que son tan afortunados como para escapar físicamente ilesos pierden las estructuras psicológicas internas de una persona seguramente vinculada a los demás. Los que sufren daños físicos pierden también su sensación de seguridad física. Aquellos que pierden a personas importantes se enfrentan a un nuevo vacío en sus relaciones con amigos, familia o comunidad. Las pérdidas traumáticas rompen la secuencia normal de las generaciones y retan las definiciones sociales normales de desgracia y pérdida. Contar la historia del trauma sumerge a la superviviente en un profundo dolor. Este acto de duelo es la labor mas necesaria, y al mismo tiempo más temida en esta fase de recuperación. A menudo los pacientes escuchan que la labor es insuperable y que nunca dejarán de hacerlo. Con frecuencia la superviviente se resiste a ponerse de luto, no solo por miedo, sino también por orgullo. Puede negarse conscientemente a llorar la pérdida como forma de negarle al perpetrador su victoria. En este caso seria importante volver a contextualizar el luto de la paciente como un acto de valentía y no de humillación. Si la paciente es incapaz de llorar la pérdida, se arrebatará una parte de sí misma y se negará una parte importante de su curación. Reclamar la capacidad para sentir toda la gama de emociones, incluida la pena, debe ser entendido como un acto de resistencia y no de sumisión a la intención del perpetrador. Tan solo llorando todo lo que ha perdido puede descubrir la paciente su vida interior indestructible. Como llorar la pérdida es doloroso, resistirse a ello es la causa más común de estancamiento en la segunda fase de la recuperación. Esta resistencia puede usar varios disfraces; con mucha frecuencia aparece como una fantasía de resolución mágica a través de la venganza, el perdón o la compensación. Con frecuencia la fantasía de venganza es una imagen en el espejo del recuerdo traumático, en la que se invierten los papeles de perpetrador y víctima. A menudo tiene la misma cualidad grotesca, congelada y silenciosa del propio recuerdo traumático. La fantasía de la venganza es una forma del deseo de catarsis. La victima imagina que puede liberarse del terror, la vergüenza y el dolor del trauma vengándose del perpetrador. El deseo de venganza también surge de la experiencia de absoluta indefensión. En su furia humillada, la victima imagina que la venganza es la única forma de recuperar su sensación de poder. También puede llegar a imaginar que esta es la única manera de obligar al perpetrador a reconocer el daño que le ha hecho. Aunque la persona traumatizada cree que la venganza le aliviará, en realidad las fantasías de venganza repetidas no hacen mas que incrementar su tormento. Las fantasías de venganza violentas y graficas pueden ser tan activadoras, terroríficas e intrusivas como las imágenes del trauma original. Agravan los sentimientos de terror de la victima y degradan su imagen de sí misma. La hacen sentir como un monstruo. Durante el proceso de luto, la superviviente debe hacer las paces con la imposibilidad de tomarse la revancha. Mientras da rienda suelta a su ira en un entorno seguro, su furia indefensa se convierte en una forma poderosa y satisfactoria de ira: indignación justificada. Esta transformación permite a la superviviente liberarse de la prisión de la fantasía de la venganza, en la que está sola con el perpetrador. Una variante de la fantasía de compensación busca la comprensión no del perpetrador, sino de los testigos, reales o simbólicos. La exigencia del compensador puede ser dirigida a la sociedad en general o a una persona en particular. La existencia puede parecer ser enteramente económica, como un subsidio por minusvalía, pero también incluye componentes psicológicos. Durante la psicoterapia, la paciente puede centrar sus exigencias de compensación en la terapeuta. Puede llegar a resentir los limites y responsabilidades del contrato de terapia y puede insistir en conseguir algún tipo de dispensación especial. Bajo estas exigencias está la fantasía que solo el amor sin limites de la terapeuta o de otro personaje mágico, puede deshacer el daño del trauma. La mejor manera en que un terapeuta puede cumplir con su responsabilidad hacia el paciente es guardando fiel testimonio de su historia y no infantilizarla concediéndole favores especiales. Aunque la supervivencia no es responsable del daño que se le ha hecho, sí lo es de su recuperación. La aceptación de esta aparente injusticia es el punto de partida para recuperar el poder. La única manera en que una superviviente puede tomar el control absoluto de su recuperación es responsabilizarse de ella. Tomar responsabilidades tiene un significado adicional para supervivientes que han hecho daño a otros, tanto en la desesperación del momento como en la lenta degradación de la cautividad. El veterano de guerra que ha cometido atrocidades puede sentir que ya no pertenece a una comunidad civilizada. El prisionero político que ha traicionado a otros bajo coacción o la mujer maltratada que no ha conseguir proteger a sus hijos, pueden sentir que han cometido un crimen peor que el del perpetrador. La superviviente necesita llorar la pérdida de su integridad moral y encontrar su propia forma de compensar lo que ya no se puede deshacer. Las supervivientes de abusos infantiles crónicos se enfrentan a la labor de llorar no solo lo que perdieron, sino también lo que nunca fue suyo y no pudieron perder. Ya no se les puede devolver la infancia que perdieron. Deben llorar la pérdida del establecimiento de la confianza básica, de la creencia de un buen padre o madre. Cuando llegan a reconocer que no fueron responsables de su destino, se enfrentan a la desesperación existencial a la que no pudieron enfrentarse cuando eran niños. Este enfrentamiento con la desesperación puede traer consigo un creciente riesgo de suicidio. En contraste con la impulsiva autodestrucción de la primera fase de recuperación, los impulsos suicidas de la paciente durante esta segunda fase pueden evolucionar desde una decisión calmada, fría y aparentemente racional, de rechazar un mundo

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¿A qué especialista acudir cuando mi hijo tiene un problema?

La orientación hacia un especialista puede proponerse cuando un trastorno resiste a los tratamientos o va acompañado de otras manifestaciones. Nos podemos imaginar el caso de un niño que padece trastorno de ansiedad, principalmente con miedos nocturnos repetidos, que no reacciona positivamente ni a un seguimiento comportamental ni a los medicamentos. El niño continúa despertándose por la noche. Se queja también de los conflictos familiares y los mismos padres subrayan que tiene dificultades escolares importantes. En este caso, el pediatra podrá juzgar que el miedo y el despertarse por la noche es tan solo uno de los trastornos y que el niño manifiesta varios síntomas de dificultades psíquicas, reforzados sin duda por un ambiente familiar perturbado. Por lo tanto, orientará a su paciente y a sus padres hacia un psiquiatra para niños. Esta gestión debe explicarse de forma clara a los pares. No debe en ningún caso percibirse como una renuncia por parte del pediatra. Durante esta gestión los padres deberán sentirse acompañados y animados, el niño implicado. Es importante explicarle al niño con palabras sencillas por qué debe visitar al psiquiatra. En algunos casos, el pediatra puede volver a ver a su paciente después de la consulta con el psiquiatra indicado así que sigue siendo el médico de referencia, lo que puede tranquilizar a unos padres asustados ante la idea de tener que entrar en relación con el mundo de la psiquiatría. Llevar a su hijo al psiquiatra no es un paso fácil. Es muy legítimo que este trámite suscite cierta inquietud o reticencia. Por otro lado, la desconfianza en la psiquiatra no procede solo de padres o algunos pediatras. Un pediatra que envía a su paciente al psiquiatra raramente obtiene respuesta. Esta falta de trasparencia es uno de los reproches recurrentes dirigidos a los psiquiatras por los médicos de familia o los pediatras. Con los bebés muy pequeños, el ortofonista juega un papel de prevención y su intervención toma la forma de educación precoz: consejos prácticos y entrevistas con el niño y sus padres. Con niños más mayores, el ortofonista puede empezar una verdadera reeducación. El especialista en psicomotricidad El especialista en psicomotricidad igual que el ortofonista no es médico. Ejerce una actividad paramédica, homologado en Francia con un diploma de Estado. El objetivo del trabajo del especialista en psicomotricidad es reeducar las funciones psicomotrices. Estas funciones pueden haber sido alteradas por un problema específico (dispraxia), una enfermedad, un accidente o por dificultades psicológicas que pueden conllevar una torpeza excesiva en el niño pequeño. La intervención de un especialista en psicomotricidad raramente es aislada. Se inserta la mayoría de las veces en un control multidisciplinario. Pero atención, este especialistas no es solo un técnico en tonicidad o en motricidad. Está también muy atento a las dificultades psicológicas del niño. Igual que los psicólogos y los psiquiatras, numerosos especialistas en psicomotricidad han sido influenciados por la corriente psicoanalítica. El especialista en psicomotricidad ayuda al niño a establecer un puente entre el cuerpo y el psiquismo, entre lo que expresa a través de su cuerpo y lo que siente. Puede utilizar técnicas de relajación, de educación gestual, de expresión corporal o de plástica. Los psi Para algunos psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas que piensan que las enfermedades mentales tienen ante todo un origen psíquico, no puede explicarse toldo solo buscando una causa orgánica. El cerebro, aunque hace posible el pensamiento, no puede desconectarse del entorno y de la historia del individuo. En lo que comúnmente llamamos locura, no encontramos solo desordenes neuronales, los daños cerebrales que entorpecen el pensamiento. Prueba de ello es que la locura alcanza a personas “normales” exentas de toda deficiencia cerebral En un niño hiperactivo, que padece trastorno de la atención por ejemplo, encontramos un problema de orden instrumental. Hay que ayudar al niño a concentrarse o a hacer trabajar su memoria, pero todo este aprendizaje no es solo cuestión técnica de reeducación. Para un “psi” el componente psicológico es esencial. El psiquiatra infantil El psiquiatra infantil es un psiquiatra que se ha especializado en el cuidado de los niños. En tanto que medico está habilitado para prescribir medicamentos psicótropos y él es el más apto para manipularlos. El psiquiatra infantil aborda al paciente de forma particular ya que el reconocimiento no reposa sobre un examen médico corporal sino que asume los síntomas expresados por el paciente: lo que el paciente dice o cuando se trata de un niño pequeño, la manera como se comporta con su entorno y lo que dicen sus padres. De entre las herramientas terapéuticas de que dispone el psiquiatra, aparte de los medicamentos, la palabra tiene una importancia primordial. El psiquiatra infantil diagnostica observando al niño, intentando comunicarse con él y escuchando a los padres. Algunas psiquiatrías utilizan escala de evaluación estándar. Éstas se presentan a menudo como formularios y se utilizan como ayuda en el diagnostico de ciertas patologías. El psiquiatra infantil puede también pedir chequeos complementarios o incluso reorientar hacia un médico especialista en somatología si finalmente piensa que el problema es orgánico y no psíquico. El papel del psiquiatra puede restringirse a unos simples consejos pero puede proponer también un apoyo o un control más marcado. La psiquiatría francesa ha estado muy influenciada por el psicoanálisis. La mayoría de los psiquiatras que trabajan en servicios infantojuveniles han recibido una formación psicoanalítica y practican psicoterapias de inspiración analítica. El psicoanalista Es a menudo psiquiatra o psicólogo de formación inicial. Sin embargo, algunos psicoanalistas provienen de disciplinas totalmente distintas. Verdad es que la única exigencia para ser psicoanalista es haberse psicoanalizado uno mismo. Pero la mayoría de psicoanalistas tiene una experiencia clínica importante porque han ejercido ya sea como psiquiatras o como psicólogos. Cada escuela decide la formación de sus psicoanalistas. El tratamiento analítico sigue modalidades muy precisas. Además de lo que llamamos cura-tipo, los psicoanalistas practican diferentes psicoterapias. Así las psicoterapias conjuntas madre-bebé o padres-bebé, que interesan cada vez más a los psicoanalistas, se han desarrollado bajo una óptica particular: curar las dificultades de la relación entre la madre

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