Psicoterapia

¿Por qué Albert Ellis es considerado el padre de la psicoterapia moderna?

Albert Ellis es conocido por haber desarrollado la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) en los años 50, una de las primeras formas de terapia cognitivo-conductual (TCC). Su enfoque, radical en su momento, sostenía que nuestras emociones no son causadas directamente por las situaciones, sino por nuestras creencias y pensamientos sobre esas situaciones. Desarrollo: El Enfoque Revolucionario de Ellis: Ellis argumentaba que las emociones negativas, como la ansiedad, la depresión o el enojo, no son el resultado de eventos externos, sino de las interpretaciones irracionales que hacemos sobre esos eventos. Por ejemplo, una situación de rechazo puede provocar una profunda tristeza no por el hecho en sí, sino por creencias como «no valgo nada» o «nunca seré amado». Para Ellis, identificar y desafiar esas creencias irracionales era la clave para lograr una mejor salud mental. Los Principios Clave de la TREC: A-B-C: El modelo básico de la TREC es el modelo A-B-C, donde A es el acontecimiento activador (eventos externos), B son las creencias sobre esos eventos, y C es la consecuencia emocional. La clave está en que no es A lo que causa C, sino B, nuestras creencias. Disputa de creencias irracionales: Una parte central de la TREC es desafiar estas creencias irracionales, cuestionar su validez y reemplazarlas por pensamientos más racionales y realistas. Aceptación incondicional de uno mismo: Ellis enseñaba que aceptar que todos cometemos errores y que ningún ser humano es perfecto es crucial para dejar de castigarnos psicológicamente por nuestras fallas o errores. Diferencias con otras Terapias: A diferencia del psicoanálisis, que enfatiza el pasado y los traumas inconscientes, Ellis propuso que el cambio en el presente es más efectivo, enfocándose en cambiar patrones de pensamiento distorsionados. Además, en comparación con las terapias centradas en la emoción o el comportamiento, la TREC da un peso particular al pensamiento lógico y a la capacidad de analizar nuestras propias creencias irracionales. Impacto de la TREC en la Psicología Moderna: Ellis fue uno de los pioneros de la terapia cognitivo-conductual (TCC), que hoy en día es una de las formas más efectivas y utilizadas de tratamiento psicológico, especialmente para trastornos como la ansiedad, la depresión, y los problemas de autoestima. La TREC sigue siendo una de las terapias más prácticas y directas, enfocada en ayudar a las personas a reconocer patrones de pensamiento nocivos y sustituirlos por creencias más sanas y funcionales. Cómo Aplicar la TREC en la Vida Cotidiana: La obra de Ellis no solo es relevante para la terapia clínica; sus principios pueden ser aplicados por cualquier persona que busque mejorar su bienestar emocional. Algunas técnicas útiles incluyen escribir un diario de creencias, en el que las personas pueden identificar sus pensamientos automáticos y luego disputarlos con lógica. Otro consejo práctico es preguntarse «¿Qué evidencia tengo de que este pensamiento es verdadero?» cuando se experimentan emociones fuertes basadas en creencias negativas. El legado de Albert Ellis sigue siendo profundo en la psicología moderna. Su enfoque en cómo los pensamientos irracionales pueden afectar nuestras emociones y comportamientos ofrece herramientas prácticas para mejorar la salud mental de manera efectiva. Al ayudarnos a comprender que no son los eventos externos los que nos afectan, sino cómo los interpretamos, la TREC de Ellis sigue siendo una técnica poderosa para quienes buscan un cambio significativo en sus vidas.  

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El Poder de la Terapia: Confianza y Recuperación

La alianza entre el paciente y terapeuta se desarrolla mediate un trabajo compartido. El trabajo de la terapia es tanto una labor de amor como un compromiso de colaboración. Aunque la alianza terapéutica tiene algo de las costumbres de las negociaciones normales, no es un mero acuerdo de negocios. Y aunque evoca todas las pasiones de las relaciones humanas, no se trata de una relación amorosa ni de una relación paternofilial. Es una relación de compromiso existencial en la que ambos socios se comprometen en la labor de recuperación. Este compromiso adopta la forma de un contrato de terapia. Los términos de este contrato son los necesarios para promover una alianza de trabajo. Ambas partes son responsables de la relación. Algunas de las tareas como respetar las citas son iguales para paciente y terapeuta. Algunas tareas son diferentes y complementarias: la terapeuta contribuye con sus conocimientos y sus capacidades y la paciente paga una tarifa por el tratamiento; la terapeuta promete confidencialidad, mientras que la paciente se compromete a abrirse; la terapeuta promete escuchar y ser testigo y la paciente decir la verdad. La terapeuta debería poner un gran énfasis desde el principio en la importancia de decir la verdad y abrirse del todo, ya que es probable que la paciente tenga muchos secretos, incluso algunos guardados a ella misma. La terapeuta debería dejar claro que decir la verdad es una meta por la que se debe luchar y que, aunque al principio es difícil conseguirlo, se irá haciendo más fácil con el paso del tiempo. Con frecuencia, los pacientes tienen muy clara la importancia de comprometerse a decir la verdad. Para facilitar la terapia una superviviente aconseja al terapeuta: “que se sepa la verdad. No partícipes en taparla. Cuando se pongan tan claros, no dejéis que se callen. Es como ser un buen entrenador. Empujarles a que corran y que luego consigan sus mejores marcas. Está bien relajarse en los momentos adecuados, pero siempre es bueno enseñarle a la gente cuál es su potencial”. Además de la regla fundamental de decir la verdad, es importante que destaquemos la naturaleza cooperativa del trabajo. La psicóloga Jessica Wolfe describe el contrato terapéutico que establece con los veteranos de guerra: “está claramente deletreado como una sociedad, para evitar cualquier repetición de la pérdida del poder del trauma. Nosotros (los terapeutas) somos gente que sabe algo del tema, pero ellos saben mas y acordamos compartir. En algunas cosas debemos recomendar, servimos como guía”. Terence Keane añade su propia metáfora para las reglas básicas y los objetivos de la relación de terapia “cuando empecé me sentía como un entrenador. Era porque solía jugar al baloncesto y lo sentía así: yo era el entrenador y esto era un partido y así es como juegas el partido, y así es como se hacen y el objetivo es ganar. Yo no se lo digo así a los pacientes, pero así es como lo veo yo”. La paciente entra en la relación de terapia habiendo sufrido un grave daño en su capacidad para crear una confianza apropiada. Como la confianza no está presente al principio del tratamiento, tanto la terapeuta como la paciente deben prepararse para probar cosas, para sortear los obstáculos y para reconstruir la relación terapéutica. Cuando la paciente se involucra, experimenta inevitablemente la intensa ansia de rescate que tenia en el momento del trauma. La terapeuta también puede desear, consciente o inconscientemente, compensar las atroces experiencias que ha vivido la paciente. De esta manera surgen expectativas imposibles que se ven decepcionadas. La mejor protección contra las reacciones de transferencia y contratransferencia excesivas e inmanejables es prestar una cuidadosa atención a los límites de la relación terapéutica. Los limites solidos crean un terreno solido en el que se puede desarrollar la labor de recuperación. La terapeuta acceded a estar disponible para la paciente dentro de unos limites que están claros, son razonables y tolerables para ambas. Los limites de la terapia existen en beneficio y para la protección de ambas partes y están basados en el reconocimiento de las necesidades legitimas tanto de la terapeuta como de la paciente. Estos limites incluyen una clara comprensión de que el contrato de terapia excluye cualquier otro tipo de relación social, una clara definición de la frecuencia y duración de las sesiones de terapia y unas reglas básicas claras en referencia a los contactos de urgencia fuera de las sesiones ya planeadas. Las decisiones sobre los limite se toman basándose en si devuelven la sensación de poder a la paciente y estimulan una buena relación de trabajo y nunca en sí la paciente debería sentir complacida o frustrada. La terapeuta no insiste en que existan unos límites claros para controlar, racionar o privar a la paciente, sino que reconoce desde el principio que es un ser humano limitado y falible que necesita que se den ciertas condiciones para poder vincularse en una relación emocionalmente exigente. Como dice Patricia Ziegler, una terapeuta con una larga experiencia con pacientes traumatizados: “Los pacientes tienen que acceder a no volverme loca. Les digo que yo también soy sensible al abandono. Es la condición humana. Les digo que yo invierto todo en este tratamiento y que no quiero dejarles y que no quiero que ellos me dejen. Les digo que me deben el respeto de no matarme de un susto”. A pesar de los esfuerzos de la terapeuta para definir unos límites claros, es lógico que la paciente encuentre zonas de ambigüedad. Normalmente las terapeutas descubren que también es necesario tener cierto grado de flexibilidad: los limites aceptables para ambas partes no se crean por mandato, sino mediante un proceso de negociación y pueden evolucionar con el paso del tiempo. Una paciente describe su opinión sobre el proceso: “mi psiquiatra tiene lo que él llama reglas que yo he definido como objetivos volantes. Los limites que ha establecido entre nosotros parecen flexibles y a menudo intento modificarlos o estirarlos. En ocasiones él lucha con esos límites, intentando equilibrar sus reglas con el respeto

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¿En qué consiste la terapia musical?

El beneficio de la música en el estado de ánimo, la regulación de las emociones y la creatividad es conocido desde hace mucho, pero el uso de técnicas musicales en la reeducación de los trastornos del neurodesarrollo en general. Si en la dislexia ocupa un lugar central la hipótesis de un déficit de tratamiento fonológico, el estudio del rendimiento de las personas disléxicas en diferentes sistemas lingüísticos objetiva una constelación de dificultades cognitivas asociadas, que afectan sobre todo a los procesos sensoriomotores, el tratamiento temporal de la audición o incluso el ritmo de la palabra y de la sensibilidad a los ritmos. La idea de que la práctica musical, unida y en sincronización con los ritmos percibidos e interpretados, puede mejorar la percepción auditiva de los índices acústicos integrados en la palabra y las actividades de lectura no está fuera de lugar, y podría ofrecer un enfoque interesante, complementario a las reeducaciones propuestas habitualmente en los trastornos del lenguaje escrito. Una forma original de comprobarlo es la ilustrada por Bishop-Liebler et al. Quienes compararon el rendimiento auditivo de los músicos, con o sin dislexia, con el de personas disléxicas no músicas. De su trabajo se desprende que con los músicos disléxicos tienen una sensibilidad auditiva y a la percepción de los ritmos equivalente a la de los músicos no disléxicos. Este hecho tiende a demostrar que la experiencia precoz y regular de una actividad rítmica podría apoyar positivamente los procesos auditivos de base en la dislexia. Durante el desarrollo, la practica musical parecería mejor en el niño la consciencia fonológica, la segmentación de las palabras, la memoria de trabajo y las capacidades de lectura. Un estudio aleatorizado publicado por un equipo francoitaliano vino a confirmar este beneficio del entrenamiento musical en el rendimiento de niños disléxicos, incluso con una afectación grave. Cabe destacar el programa desarrollado por Michel Habib et al. De Marsella. A partir de las competencias de integración sensitiva transmodal del cerebro, este autor ha puesto a punto un programa musical especifico y sostenido de entrenamiento cognitivo que se basa en diferente tipo de ejercicios sensitivos y sensomotoras, de percepción y producción, basados en la función rítmica y temporal de la música. Realizado en un grupo de 12 niños disléxicos de acuerdo con dos modalidades, su estudio objetiva un efecto significativo en la percepción categórica y temporal de la palabra y por otra, una mejora simultanea y duradera de la atención auditiva, la consciencia fonológica y las competencias en lectura que persiste tiempo después del entrenamiento.   (Información extraída de Niños con dificultades de aprendizaje / [coordinadores] Pierre de Fourneret, David Da Fonseca; ilustraciones, Cyrille Martinet; [colaboradores, Nicolas Adam … et al.] Por Fourneret, Pierre (Barc, 2019)

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¿En qué puede ayudar la hipoterapia?

La hipoterapia tal y como indica su terminología, esta actividad tiene un carácter terapéutico. Esta tipología consiste en animar al jinete a que realice diferentes ejercicios pie a tierra y sobre el caballo en forma de juegos. Tales ejercicios, combinados con el movimiento tridimensional y rítmico del animal, permiten trabajar aspectos físicos, psicológicos, emocionales y sensoriales del jinete, en función de las necesidades particulares que planteé. Hay que buscar juegos y ejercicios con los que sea posible realizar diferentes movimientos, posturas y sonidos, a fin de que todo ello ayude a desarrollar de manera integral los distintos aspectos de la persona. Dependiendo del perfil del jinete, el plan de centrado se centra en secuencias encaminadas a lograr los objetivos generales marcados inicialmente por el equipo multidisciplinar. Los planes de trabajo suelen realizarse trimestralmente, aunque el terapeuta evalúa el progreso cada mes. Se establecen objetivos específicos a corto plazo y a medida que se van cumpliendo se van integrando nuevos ejercicios o variantes de las actividades iniciales, que se centran en un solo ámbito o en varios, en función de los objetivos. En ocasiones, todo este trabajo se realiza de manera involuntaria, ya que el caballo, por medio de su movimiento y su presencia, nos aporta diferentes estímulos al que nuestro cuerpo responde sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, el movimiento del caballo ya proporciona por sí mismo una relajación o estimulación de los músculos y articulaciones del jinete. Además, el ritmo producido por el paso del animal ejerce un vaivén en la pelvis y el tronco del jinete que le transmite una sensación muy similar al caminar de las personas. Mientras el movimiento y el calor del cuerpo del animal ayudan a relajar toda la parte física del jinete, se puede llevar a cabo ejercicios para estimular aspectos que nos interese trabajar o reforzar: ejercicios sensoriales, logopédicos, afectivos o lúdicos. Equipo humano En hipoterapia, el jinete no dirige al caballo, sino que este es dirigido por un auxiliar ecuestre con conocimiento en este ámbito. Se encarga de controlar, dirigir el ritmo y la dirección del caballo siguiendo las directrices del terapeuta. Su función es esencial, ya que proporciona seguridad, calma y confianza al animal. El terapeuta dirige la sesión. Su posición es cercana al jinete para darle seguridad y confianza a la vez que marca la secuencia de los ejercicios. Es esencial contar con un equipo multidisciplinar que se reúna de manera periódica para llevar a cabo diferentes evaluaciones iniciales y de control. Debe estar formado por distintos profesionales: médicos, fisioterapeutas, psicólogos, educadores o trabajadores sociales, logopedas, etc. Este equipo debe planificar un trabajo integral de la persona, que incluya todos los aspectos de nuestro jinete; así, el trabajo es mas completo y los beneficios se multiplican. Estos especialistas pueden estar presentes en todas las sesiones o bien participar solo puntualmente en ellas cuando se necesite un soporte especifico relacionado con su área de conocimiento. El terapeuta o los especialistas que intervendrán directamente en la sesión harán una primera evaluación del jinete para familiarizarse con él y conocer sus particularidades antes de iniciar la sesión. Esta evaluación previa es muy importante, ya que nos dice si el jinete está animado y listo para empezar, o tal vez cansado, dolorido y muy enfadado. Dependiendo de su estado en el momento de comenzar la sesión, los ejercicios serán unos u otros. Monta gemelar En la monta gemelar, también conocida como backriding o Bobath, el terapeuta monta en el caballo y se sitúa detrás del jinete. Se recurre a esta posición cuando el jinete tiene dificultad para controlar su tronco y el terapeuta le sirve de ayuda o apoyo para mantener el equilibrio y fortalecer la musculatura de la zona. A medida que el jinete gana fuerza en su tronco y mejora el equilibrio, el terapeuta reduce el tiempo de la monta gemelar. Equipo para el caballo Dependiendo del trabajo planificado, existen diferentes opciones de preparación del caballo, en función de estos factores: el perfil y las necesidades del jinete, la comodidad de nuestro caballo o bien el objetivo de la sesión. A menudo, se requiere usar algunos equipos complementarios para el caballo, por ejemplo, el cinchuelo o una montura adaptada. Asimismo, por lo general, se emplea la cabezada con una cuerda para que el auxiliar pueda controlar el caballo durante la sesión. Cuando el terapeuta considera necesario hacer determinadas actividades encaminadas a que el jinete empiece a tomar el control del caballo, se recurre también a la brida. Ejemplo práctico Se muestra un ejemplo de plan de trabajo inicial de hipoterapia para una persona con autismo. Cada persona requiere un plan de trabajo individualizado que no debe extrapolarse a otros casos Reconocer los colores Ámbitos. Contenido cognitivo. Físico Objetivos específicos: Distinguir los aros por colores Reconocer y nombrar los colores Relacionar elementos del mismo color Actividades: Colocar los aros en los palos del mismo color Agarra el aro del color que el terapeuta indica Nombra el color del aro que el terapeuta muestra Trabajar el manejo del caballo Ámbitos: emocional, psicológico, contenido cognitivo, físico Objetivos específicos: Cepillar de forma autónoma al caballo Preparar al caballo sin ayuda Llevar al caballo pie a tierra Actividades: Reconocer los elementos de cepillado Cepilla el caballo de manera adecuada Elige el cepillo adecuado para cada zona del caballo Reconoce las guarniciones del caballo Aprende el orden adecuado de colocación de las guarniciones Conduce el caballo por diferentes obstáculos Trabajar el vínculo afectivo Ámbitos: emocional, psicológico Objetivos específicos: Fomentar el contacto táctil y visual con el caballo Fomentar el contacto táctil y visual con el terapeuta y el auxiliar Actividades: Acariciar el caballo Abrazar al caballo Mantener contacto visual con el caballo Acariciar, abrazar y mantener contacto visual con el terapeuta Aprender a controlar las emociones durante la sesión Ámbitos: emocional, psicológico Objetivos específicos: Reconocer las propias emociones Actividades: Busca el motivo que ha desencadenado una emoción Ayuda a reconducir la emoción expresada (información extraída de Equinoterapia terapias asistidas con caballos / textos, Cristina Cañadas

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¿Cuál es el rol del terapeuta ocupacional en la rehabilitación domiciliaria?

El terapeuta ocupacional hace uso de la ocupación desde su efecto restaurador o normalizador ayudando a las personas a alcanzar el máximo nivel de independencia en su domicilio teniendo en cuenta sus capacidades. La intervención domiciliaria es un área en crecimiento, pues los profesionales multiplican su capacidad de actuación en este entorno. Esta situación proporciona el ambiente idóneo para recabar información más precisa en relación con cuatro puntos destacables: estilo de vida y objetivos del usuario, comportamiento y rutinas, relaciones sociales y cultura Otro aspecto clave que ha de tenerse en cuenta es el hecho de que el terapeuta ocupacional es un desconocido que entra en el hogar del usuario, siendo su huésped, al contrario de lo que sucede cuando es el individuo el que acude al servicio. Por este motivo, el profesional debe actuar con el máximo de respeto hacia el usuario y su entorno, para que se sienta realmente cómodo en su espacio. Se trata de un punto de complejidad añadida al establecimiento de la relación usuario terapeuta, que además de emplear sus habilidades para congeniar con el sujeto y encontrar vértices comunes, deberá conocer, adaptarse y hacer buen uso del entorno físico que les rodea. De lograrlo, el profesional podrá desplegar su concepción holística de mayores, actuación que desde una institución se intenta abarcar pero resulta más limitada. Una vez conseguido esto, debe tenerse en cuenta que la intervención en el hogar de la evaluación funcional, valoración y asesoramiento en la modificación del entorno, para su accesibilidad, elaboración de férulas, prescripción y entrenamiento en el uso de productos de apoyo e intervención el usuario y los familiares o cuidadores principales de forma individualizada y personalizada Finalizada la fase de recogida de información, se pasaría a la intervención individualizada en cuanto a actividades de la vida diaria, trabajo y ocio, buscando en todo momento, el máximo nivel de independencia posible en cada caso. La terapia ocupacional a domicilio constituye en sí una estrategia para prevenir y reducir reingresos futuros de las personas mayores por complicaciones médicas, secundarias a un mal cuidado de su salud. A pesar de ello, existe un factor condicionante como son los recursos económicos tanto del usuario para acceder al servicio de forma privada, como del sistema sanitario de cada país para ofertarlo de manera pública en función de las necesidades de sus ciudades. Los profesionales de la terapia ocupacional proporcionan servicios de capacitación y rehabilitación que se encuentran entre los beneficios esenciales para la salud de la Ley del cuidado de Salud a Bajo Precio Asimismo, pueden ayudar al equipo interdisciplinar de atención primaria a mejorar los resultados y reducir los costes a través del manejo de enfermedades crónicas, mejora de las funciones y el apoyo a la independencia, ya que su enfoque holístico centrado en el bienestar, complementa en enfoque de ACA en el bienestar y la prevención según la AOTA. Una vez finalizada la intervención con visitas al domicilio, la presencia del terapeuta ocupacional pasa a un segundo plano con visitas esporádicas para la supervisión de su avance y mejora de habilidades y capacidades perdidas o deterioradas Por otra parte, cuidar de sí mismos y mantener su autonomía e independencia en las AVD supone la adquisición de estrategias que potencien su manejo, no sólo a la hora de llevarlas a cabo, sino también en estrategias de reducción de caídas o aparición de lesiones De este modo se podrán ir reduciendo las visitas al domicilio hasta que la figura del terapeuta ocupacional deje de ser necesaria, ya que su presencia debe ser temporal, alargándose en el tiempo lo estrictamente necesario para que se reponga y recupere las habilidades afectadas por un obstáculo en su salud o se adapte a una nueva situación adquiriendo estrategias para evitar nuevas pérdidas de habilidades. Tanto las familias como los propios usuarios patentes su preocupación por la capacidad para cuidar de sí mismos y manejarse de manera segura, es por ello que el fin máximo de los terapeutas ocupacionales en el domicilio es ofrecer estrategias para que sus usuarios puedan manejar las actividades diarias y reducir el riesgo de lesión en sus hogares, independientemente del diagnostico o condición especifica de la persona. (Información extraída de Terapia ocupacional en geriatría María del Carmen Rodríguez Martínez, Abel Toledano González, Uxía Bermúdez Bayón, 2019)

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¿Cómo elegir el animal adecuado para una terapia asistida?

Una de las partes fundamentales a la hora de realizar cualquier tipo de intervención o tratamiento es la planificación de las sesiones o actividades, de cara a obtener los mejores resultados posibles con los usuarios. Al trabajar con personas y animales, la planificación se vuelve mas complicada al tener que manejar mayor tipo de variables que pueden condicionar la evolución de una sesión o la finalización previa al tiempo esperado. Un animal no es una persona y como tal no se puede trabajar con él de a misma forma, lo que provoca que las sesiones deben ser entrenadas para que el animal sepa en todo momento cuál es el siguiente movimiento o comportamiento deseado y así poder llevar a cabo un aprendizaje poco a poco, tanto del animal como de los usuarios, al mismo tiempo que se habitúan el uno al otro. La manera más fácil de llevar a cabo una correcta intervención es preparando un plan de adiestramiento adecuado a través de un mapa de actividades done manejar con mayor precisión el comportamiento del animal. El comportamiento final que se busca en el animal deberá conocerlo el propio terapeuta a través de múltiples variables, como pueden ser la colocación del animal antes de comenzar la actividad, la forma de sentarse, identificar el estado o nivel de excitación, entorno, los propios usuarios, etc. Teniendo en cuenta el nivel de dificultad que tiene trabajar con animales, el entrenamiento al que se someterá deber ser lo mas parecido a la intervención que va a realizar y consiguiendo de manera satisfactoria o con amplio margen de ejecución el comportamiento que se busca. El contexto es importante en cualquier tipo de sesión, incluyendo al propio terapeuta, que a través de su cuerpo se convierte en una señal hacia el animal. Por otra parte, el lugar debe ser de fácil control y los ejercicios deben ser realizados en diferentes emplazamientos para garantizar la ejecución independientemente del contexto donde se realice. Perfeccionar el comportamiento o dividirlo en tareas mas sencillas será la manera ideal de entrenamiento para un animal de terapia. Además, la repetición incluso habiendo aprendido la secuencia, refuerza su ejecución y garantiza una mayor fiabilidad en su comportamiento La selección de un animal para terapia Son muchos los animales que pueden ser seleccionados para llevar a cabo una actividad de terapia asistida con animales, aunque, en su mayoría, los mas utilizados, tanto por costes económicos como por facilidad de adiestramiento, son perros y gatos. Otros que se pueden usar son: peces, caballos, conejos, pájaros, hámsteres y otros animales de granja Los animales de terapia son especialmente seleccionados, cuentan con unas aptitudes apropiadas y son educados con unas habilidades específicas, necesarias para conseguir mantener el estimulo motivacional del animal durante toda la sesión terapéutica o educativa, comportándose de manera tranquila y equilibrada. Para la utilización de un animal de terapia se deben seguir una serie de principios básicos: Debe evitarse que sufra abuso, dolor o malestar, tanto física como mental En todo momento, deben proporcionarse los cuidados sanitarios adecuados Todos los animales deben disponer de un guiar tranquilo donde pasar tiempo alejados de sus tareas profesionales Los especialistas deben poner en práctica procedimientos de prevención sanitaria Las interacciones con usuarios deben estar estructuradas de tal manera que permitan mantener la capacidad del animal para servir de agente terapéutico Nunca debe permitirse que un animal esté sometido a una situación de abuso o estrés Si una intervención resulta indebidamente estresante para el animal, el terapeuta debe suspender la sesión o la interacción Los terapeutas que empleen animales de terapia deben permitir que los animales disfruten de momentos de descanso varias veces al día A los animales viejos y a aquellos otros que deban afrontar un estrés elevado, deben reducirle progresivamente el tiempo dedicado a la actividad o eliminarla por completo. También debe prestarse atención a la transición del animal cuando comienza la fase, ya que hará que se sienta mejor En una situación en la que el usuario, ya sea intencionadamente o no, abuse del animal, tienen que respetarse las necesidades básicas de éste, incluso en el caso de que ello implique poner fin a la relación del animal con el usuario     (Información extraída de Terapia ocupacional en geriatría María del Carmen Rodríguez Martínez, Abel Toledano González, Uxía Bermúdez Bayón, 2019)

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Trastorno esquizofreniforme

Los síntomas característicos del trastorno esquizofreniforme son idénticos a los de la esquizofrenia (Criterio A).  El trastorno esquizofreniforme se distingue por su diferente duración: la duración total de la enfermedad, incluidas las fases prodrómicas, activa y residual, es de al menos 1 mes, pero menor de 6 meses (Criterio B). El requisito de duración del trastorno esquizofreniforme se encuentra entre el del trastorno psicótico breve, que dura más de 1 día y remite antes de 1 mes, y el de la esquizofrenia, que dura al menos 6 meses. El diagnóstico de trastorno esquizofreniforme se realiza en dos situaciones: 1) cuando un episodio de la enfermedad dura entre 1 y 6 meses y el sujeto ya ha recuperado, y 2) cuando un individuo tiene síntomas durante menos de los 6 meses requeridos para diagnosticar una esquizofrenia, pero todavía no se ha recuperado. En este caso, el diagnóstico debe anotarse como “trastorno esquizofreniforme (provisional)”, puesto que no es seguro que el individuo vaya a recuperarse del trastorno dentro del periodo de 6 meses. Si la alteración persiste más allá de los 6 meses, el diagnóstico debe cambiarse a esquizofrenia. Otra característica que distingue al trastorno esquizofreniforme es la ausencia de un criterio que requiera deterioro del funcionamiento social y laboral. Aunque, en potencia, dichas alteraciones puedan estar presentes, no son necesarias para diagnosticar el trastorno esquizofreniforme. Además de los cinco dominios sintomáticos identificados en los criterios diagnósticos, la evaluación de los dominios de síntomas cognitivos, depresivos y maniacos es fundamental para realizar distinciones de importancia crítica entre los diferentes trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Al igual que en la esquizofrenia, no se dispone en la actualidad de pruebas de laboratorio o psicométricas para el trastorno esquizofreniforme. Hay múltiples regiones cerebrales en las que los estudios de neuroimagen, la neuropatología y la neurofisiología han encontrado anomalías, pero ninguna de ellas es diagnóstica. (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

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Causas, síntomas, consecuencias y tratamiento del Parkinson

La enfermedad de Parkinson, nombre que se dio en honor a James Parkinson, médico británico que tras años de investigación la describió en 1817, cursa con mucha lentitud, pero de forma progresiva y crónica. Afecta a individuos que han sobrepasado los 40 años y dado que su incidencia aumenta con la edad, suele registrarse sobre todo entre quienes superan los 60 años. Síntomas del Parkinson La etiología del parkinsonismo es múltiple, pero su sintomatología, cualesquiera que sean sus causas, presenta las mismas marcadas características, entre las que destacan la rigidez muscular, los temblores, la lentitud y la escasez de movimientos y la inestabilidad postural. Debido a la rigidez progresiva que sufren los músculos, el enfermo va adquiriendo una postura envarada y echada hacia delante, y su rostro pierde expresividad por el deficiente movimiento de los músculos faciales. Poco a poco se produce una acinesia, nombre que recibe la dificultad de movimientos y desaparecen también los movimientos asociados, como el balanceo de los brazos al caminar, gesto espontáneo y automático en una persona sana. También aparece lo que se denomina “marcha festinante”, o sea, el andar a pasos cortos, que se hacen cada vez más acelerados y que solo se detienen cuando el paciente se encuentra ante un objeto o un obstáculo. En la mayoría de los casos los temblores se inician en las manos, muy a menudo con movimientos de roce entre el pulgar y los demás dedos, como si el paciente estuviese amasando una miga de pan entre ellos; a medida que la enfermedad avanza, los temblores se extienden a toda la mano. Cuando el paciente está en reposo, los temblores suelen desaparecer, así como también lo hacen cuando estira la mano para coger algo, pero se acentúan si se siente observado o si registra alguna emoción. Consecuencias del Parkinson La rigidez anormal que la enfermedad produce en los músculos es frecuente causa de dolor, en particular al levantarse por la mañana tras varias horas de reposo. Además, como el enfermo también suele registrar un descenso de la presión sanguínea al levantarse, no es extraño que tenga una sensación de desmayo, así como dificultad para expresarse con normalidad y de forma correcta.. El andar de los afectados se dificulta debido a sus pasos apresurados y a que su cuerpo se pone rígido y se encorva hacia delante. Las caídas son frecuentes en ellos y pueden revestir gravedad porque al haber perdido la facultad de mover de forma automática los brazos, no atinan a avanzar las manos antes de dar con el cuerpo contra el suelo. En etapas más avanzadas de la enfermedad, aumenta la acinesia o sea la dificultad de realizar cualquier tipo de movimiento físico. Aunque en general la inteligencia no se ve afectada, con el tiempo, el paciente puede ir perdiendo la facultad de realizar funciones mentales superiores. Algunos pacientes presentan depresión y demencia. No sufren modificación alguna la sensibilidad y los reflejos, salvo en las últimas etapas de la enfermedad, cuando pueden producirse alteraciones. Causas del Parkinson Como se ha indicado al principio, la etiología de la enfermedad es múltiple. La enfermedad de Parkinson, conocida como parkinsonismo esencial o idiopático, se atribuye a la degeneración o al envejecimiento prematuro de las células de los ganglios basales, situados en una región profunda del cerebro. Estas células conforman un complejo sistema de control que coordina la actividad muscular. Otras enfermedades con una sintomatología análoga, son la arteriosclerosis, la encefalitis letárgica y algunos tipos de tumores cerebrales. Pero también pueden manifestarse los mismos síntomas por repetidos traumas cerebrales, como suele suceder entre los que practican el boxeo, por el uso prolongado de ciertos fármacos y por intoxicaciones con monóxido de carbono o con manganeso. Tratamiento del Parkinson Hasta hace poco tiempo, el parkinsonismo solía tratarse con fármacos del grupo anticolinérgico, que tienen una acción antiespasmódica muscular. Sin embargo, en la actualidad, habiéndose descubierto que en las personas que padecen este mal existe en el cerebro una grave carencia de dopamina, sustancia a la que se atribuye la condición de facilitar los reflejos condicionados, se utiliza la L-Dopa o levadopa. Este medicamento, precursor de la dopamina, actúa con resultados excelentes en cuando se refiere a los movimientos y a la rigidez muscular; sus efectos sobre los temblores son menores. Con la administración de antihistamínicos se ha logrado mejorar también los temblores. Con los medicamentos adecuados, ejercicio regular y una alimentación apropiada, el enfermo podrá llevar una vida normal, como mínimo, hasta unos diez años después de la aparición de la enfermedad. La intervención quirúrgica es un método muy poco habitual hoy en día de combatir la enfermedad por los considerables riesgos que implica. No obstante, algunos pacientes que han sido operados han registrado una mejoría transitoria, sobre todo en lo relativo a la rigidez y a los temblores. (información extraída de Guía médica familiar, 1994)

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¿Qué es la psicoterapia y cuáles son sus tipos?

La psicoterapia ha constituido desde siempre una sólida base en la práctica de la medicina. El prestigio y la autoridad del médico, del chamán o del curandero y la esperanza o la fe del enfermo son ya elementos de valor psicoterápico que intervienen en el tratamiento, aun en el caso de que ni el paciente ni el médico los utilicen conscientemente. La psicoterapia intuitiva se erige en método técnico cuando sus elementos son analizados y usados conscientemente con fines terapéuticos. Así ocurrió en el siglo XIX con el estudio y la aplicación de los fenómenos hipnóticos que culminó en la elaboración del método psicoanalítico. TIPOS DE PSICOTERAPIA Las psicoterapias pueden dividirse en superficiales o sintomáticas y profundas o estructurales, según se proponga solo la desaparición del síntoma o síntomas que molestan al paciente, o más ambiciosamente, una modificación de la estructura de la personalidad, que le permita superar sus conflictos patológicos y patógenos y desplegar mejores formas de relación consigo mismo y con los demás. Las psicoterapias superficiales utilizan técnicas de persuasión, sugestión, apoyo, explicación y catarsis para aliviar la angustia del paciente, tranquilizarlo, fomentar la confianza y seguridad en sí mismo, ofrecerle en lo posible una mejor comprensión de sus problemas, reforzar sus propios mecanismos psicológicos (apoyo) y darle una posibilidad de considerar y discutir sus conflictos en una atmósfera de comprensión y ecuanimidad. La catarsis o abreacción que interviene en mayor o menor grado en toda forma de psicoterapia, consiste en la descarga afectiva de emociones reprimidas o retenidas y se utiliza a veces, especialmente en la neurosis traumáticas, facilitándola mediante la disminución del nivel de conciencia con la inyección intravenosa de un barbitúrico para favorecer el recuerdo de la experiencia traumática y la eclosión de las emociones reprimidas. Las psicoterapias superficiales admiten técnicamente una intervención directa del psicoterapeuta en la vida del paciente, sea en forma de consejos, orientación o incluso manejo de la realidad que le envuelve. Capítulo aparte, dentro de las psicoterapias sintomáticas, corresponde a las técnicas del tratamiento conductista basadas en el manejo de los reflejos condicionados y en los conceptos de inhibición y refuerzo de la conducta. Se han aplicado al tratamiento de síntomas muy concretos (fobias, enuresis, etc.) considerándolos como hábitos que han de inhibirse creando por ejemplo circunstancias en que queden asociados a estímulos desagradables. Las psicoterapias profundas derivan todas de las técnicas y los conocimientos psicoanalíticos y basan sus efectivos madurativos de la personalidad en el insight (conocimiento claro y profundo) que va obteniendo el enfermo a lo largo del continuo esclarecimiento de sus motivaciones inconscientes, en la relación con el psicoterapeuta. En la psicoterapia profunda representan también un papel los factores curativos de las psicoterapias superficiales, como son la esperanza y el deseo de curación del paciente, los efectos sugestivos que la autoridad del psicoterapeuta puede ejercer sin proponérselo, la catarsis emocional y lo que Alexander llama “experiencia emocional correctiva” (vivencia del contraste entre las reacciones emocionales propias y las del psicoterapeuta); pero la diferencia fundamental radica en que todo esto no es la finalidad de la psicoterapia, sino fenómenos que se dan en la relación psicoterapéutica y que también son objeto de análisis y esclarecimiento. Todas las psicoterapias profundas exigen del paciente, un esfuerzo psicológico importante, lo que, unido a las exigencias de dedicación de tiempo y al coste de un tratamiento largo y continuado, limita sus posibilidades. Muchos psicoanalistas se han esforzado en perfeccionar métodos de psicoterapia de orientación analítica que, basados en los conocimientos adquiridos con la práctica del psicoanálisis, se encaminan a la obtención de resultados parecidos, si bien menos ambiciosos y completos, con menor frecuencia de sesiones o en menos tiempo total. Estas psicoterapias breves están especialmente indicadas en personas que sufren trastornos neuróticos recientes relacionados con situaciones ambientales traumáticas psicológicamente.

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