personalidad múltiple

¿Te Has Preguntado Quién Eres Realmente?

La confusión sobre el propio ser es una experiencia que muchos de nosotros atravesamos en diferentes momentos de la vida. Puede manifestarse como una sensación de desconexión interna, incertidumbre sobre quiénes somos realmente, o una incapacidad para comprender cuál es nuestro propósito en el mundo. Esta sensación puede surgir de varias circunstancias, como cambios importantes en la vida, crisis emocionales, o simplemente la necesidad de cuestionar nuestras creencias y valores. ¿Qué es la Confusión sobre el Propio Ser? La confusión sobre el propio ser se refiere a la dificultad para entender nuestra identidad o nuestras metas. Es un fenómeno común en diversas etapas de la vida, desde la adolescencia hasta la adultez, y puede ser desencadenado por experiencias de vida como la pérdida, el fracaso personal o la presión social. También puede ser parte de un proceso de crecimiento personal y autoconocimiento. En muchos casos, la confusión está relacionada con la falta de claridad sobre nuestras pasiones, intereses y valores, lo que lleva a una sensación de «vacío» o de estar perdidos. No tener respuestas claras sobre quiénes somos o qué queremos puede generar ansiedad, estrés y un sentimiento general de desconcierto. Factores que Contribuyen a la Confusión sobre el Propio Ser Presión Social y Expectativas Externas: Vivimos en un mundo donde las expectativas sociales y familiares a menudo dictan cómo debemos vivir, qué debemos hacer y cómo debemos ser. Esta presión puede hacer que perdamos de vista lo que realmente queremos y necesitamos. Crisis de Vida: Cambios importantes, como una ruptura, un cambio de trabajo o una pérdida significativa, pueden generar sentimientos de incertidumbre. Estas transiciones nos obligan a cuestionar nuestra identidad y nuestro propósito. Falta de Autoconocimiento: La introspección es esencial para el crecimiento personal. Sin embargo, muchos evitamos enfrentarnos a nosotros mismos o no sabemos cómo explorar nuestras emociones y deseos más profundos. Condiciones de Salud Mental: Trastornos como la ansiedad, la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) pueden aumentar la confusión sobre el propio ser, ya que nos desconectan de nuestro sentido interno de seguridad y control. Cómo Afrontar la Confusión sobre el Propio Ser Autoconocimiento y Reflexión Personal: Una de las maneras más efectivas de superar la confusión sobre el propio ser es dedicar tiempo a conocerse a uno mismo. Esto puede incluir prácticas como la meditación, la escritura reflexiva o incluso buscar el apoyo de un terapeuta que nos ayude a explorar nuestras emociones y pensamientos. Aceptar la Incertidumbre: La vida está llena de incertidumbres, y la confusión sobre el propio ser puede ser parte del proceso de aprendizaje y crecimiento. Aceptar que no siempre tenemos todas las respuestas nos libera de la presión de «tener que saber» quiénes somos en todo momento. Buscar Apoyo Profesional: Si la confusión sobre el propio ser está relacionada con un trastorno de salud mental, es fundamental buscar la ayuda de un profesional. La terapia cognitivo-conductual, la psicoterapia y otras modalidades pueden proporcionar herramientas efectivas para aclarar pensamientos y emociones. Establecer Metas Claras: A veces, la falta de claridad sobre nuestra identidad proviene de no tener un rumbo definido. Establecer metas personales o profesionales, aunque sean pequeñas, puede ayudarnos a recuperar el control y avanzar con mayor propósito. Conectar con Otras Personas: Hablar sobre nuestros sentimientos con amigos cercanos o seres queridos puede ser un alivio. No siempre es necesario tener respuestas claras, pero compartir nuestras dudas y preocupaciones con otros puede ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva. Reflexión Final La confusión sobre el propio ser no es algo que debamos temer. Es una etapa normal en la vida que puede ofrecer una oportunidad invaluable para el autodescubrimiento y el crecimiento. Aunque puede resultar incómoda y desorientadora, al enfrentarla con paciencia y apertura, podemos aprender más sobre quiénes somos realmente y encontrar un camino más auténtico hacia nuestra felicidad y realización personal.  

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¿Eres impulsivo y no lo sabes?

Los comportamientos impulsivos son aquellos actos realizados sin una reflexión previa, generalmente motivados por un deseo inmediato, sin considerar las consecuencias a largo plazo. Estos pueden variar desde acciones menores, como gastar dinero innecesariamente, hasta comportamientos más graves que pueden afectar nuestra salud, relaciones o estabilidad emocional. Entender qué son y cómo gestionarlos es crucial para mantener un bienestar general y una salud mental equilibrada. ¿Qué Son los Comportamientos Impulsivos? Los comportamientos impulsivos son respuestas rápidas e inmediatas a estímulos emocionales o situaciones sin la intervención de la reflexión consciente. Las personas que muestran tendencias impulsivas pueden actuar sin pensar en las consecuencias de sus actos. Esto puede involucrar impulsos como: Compras compulsivas Comer en exceso Actos violentos o agresivos Uso de sustancias (alcohol, drogas) Decisiones arriesgadas (financieras, emocionales, etc.) Causas de los Comportamientos Impulsivos Los comportamientos impulsivos no surgen de la nada; varias causas pueden contribuir a su aparición, entre ellas: Factores neurológicos: El cerebro humano tiene áreas específicas involucradas en la toma de decisiones, como el lóbulo frontal. En algunas personas, estas áreas no funcionan de manera óptima, lo que puede llevar a la falta de autocontrol. Factores emocionales: El estrés, la ansiedad o la depresión pueden generar un impulso por aliviar temporalmente el malestar emocional, lo que lleva a realizar acciones impulsivas como una forma de escape. Trastornos psicológicos: Algunos trastornos de salud mental, como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), están asociados con una mayor tendencia a los comportamientos impulsivos. Entorno social y cultural: En algunos casos, las presiones sociales o culturales pueden fomentar conductas impulsivas, como la necesidad de aceptación inmediata o la exposición a modelos de comportamiento arriesgados. ¿Cómo Identificar los Comportamientos Impulsivos? Reconocer los comportamientos impulsivos en uno mismo o en los demás puede ser difícil, ya que suelen pasar desapercibidos hasta que las consecuencias se vuelven evidentes. Sin embargo, algunos signos comunes incluyen: Arrebatos emocionales: Reacciones exageradas ante situaciones cotidianas. Incapacidad para detenerse: Realización de actos a pesar de la conciencia de sus consecuencias. Dificultad para planificar a largo plazo: Actuar sin tener en cuenta el futuro. Búsqueda constante de gratificación inmediata: Evitar la espera o el esfuerzo por recompensas futuras. Consecuencias de los Comportamientos Impulsivos Las consecuencias de actuar de manera impulsiva pueden ser tanto inmediatas como a largo plazo. Entre ellas se incluyen: Problemas financieros por compras impulsivas. Relaciones conflictivas debido a reacciones emocionales extremas o decisiones precipitadas. Impactos en la salud mental debido a la culpa, el arrepentimiento o la sensación de pérdida de control. Consecuencias físicas o de seguridad, como accidentes o situaciones de riesgo. Cómo Manejar los Comportamientos Impulsivos Afortunadamente, los comportamientos impulsivos se pueden gestionar y reducir mediante diversas estrategias: Técnicas de autocontrol: Aprender a hacer una pausa y reflexionar antes de actuar es fundamental. Se puede practicar la «técnica del respirador» o el «tiempo fuera» para dar espacio entre el impulso y la acción. Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es especialmente útil para quienes luchan con impulsividad, ya que ayuda a cambiar los patrones de pensamiento que llevan a la impulsividad. Mindfulness: La práctica de la atención plena (mindfulness) puede ayudar a mejorar el autocontrol y a reconocer los impulsos sin sucumbir a ellos. Apoyo social: Contar con el apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo puede brindar la estabilidad emocional necesaria para manejar los impulsos. Desarrollar habilidades de resolución de problemas: En lugar de actuar impulsivamente, es útil tomar un momento para analizar diferentes soluciones posibles antes de decidir.    

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¿Qué leer sobre el trastorno bipolar? Los mejores títulos y recursos bibliográficos

El trastorno bipolar es una afección compleja que ha sido objeto de numerosos estudios e investigaciones. Para comprender mejor esta enfermedad y sus diversas facetas, es fundamental acceder a fuentes bibliográficas confiables que proporcionen información actualizada y basada en la evidencia. A continuación, se presentan algunas de las obras y recursos más relevantes sobre el trastorno bipolar, que son esenciales tanto para profesionales de la salud como para aquellos interesados en profundizar en el tema. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5) – American Psychiatric Association El DSM-5 es el manual de referencia estándar utilizado por profesionales de la salud mental para diagnosticar trastornos mentales. En su última edición, se describen los criterios diagnósticos para el trastorno bipolar, incluidos los diferentes tipos (Bipolar I, Bipolar II, ciclotimia) y los episodios maníacos y depresivos. Este texto es fundamental para comprender los fundamentos clínicos del trastorno bipolar, sus características y su diagnóstico. Referencia completa: American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. Manic-Depressive Illness: Bipolar Disorders and Recurrent Depression – Goodwin & Jamison Este libro, escrito por G. M. Goodwin y K. R. Jamison, es una de las obras más influyentes sobre el trastorno bipolar. Publicada por primera vez en 1990, esta obra ofrece una visión profunda sobre la naturaleza clínica del trastorno, su tratamiento y su impacto en los pacientes. Los autores exploran los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del trastorno bipolar, además de analizar los avances en su tratamiento. Es un texto clave tanto para investigadores como para clínicos. Referencia completa: Goodwin, G. M., & Jamison, K. R. (2007). Manic-Depressive Illness: Bipolar Disorders and Recurrent Depression. Oxford University Press. The Bipolar Disorder: A Guide to Diagnosis and Treatment – Fountoulakis & Vieta Este libro ofrece una guía completa sobre el diagnóstico y tratamiento del trastorno bipolar, y es muy útil para médicos y profesionales de la salud mental. Fountoulakis y Vieta exploran los enfoques más recientes en cuanto a medicamentos, psicoterapia y otras modalidades de tratamiento. También analizan el impacto del trastorno bipolar en la vida del paciente y en su entorno social y familiar. Referencia completa: Fountoulakis, K. N., & Vieta, E. (2018). The Bipolar Disorder: A Guide to Diagnosis and Treatment. Cambridge University Press. Bipolar Disorder: A Clinician’s Guide to Biological Treatments – Vieta, Colom & Martinez-Álvarez Este libro está enfocado principalmente en los tratamientos biológicos del trastorno bipolar, cubriendo desde los medicamentos tradicionales, como los estabilizadores del ánimo y los antipsicóticos, hasta tratamientos más recientes y emergentes. Es una fuente confiable para comprender la evolución de los tratamientos farmacológicos y sus efectos. Referencia completa: Vieta, E., Colom, F., & Martínez-Álvarez, M. (2014). Bipolar Disorder: A Clinician’s Guide to Biological Treatments. Wiley-Blackwell. Bipolar Disorder: Understanding and Overcoming the Mental Illness – Nolen En este libro, W. A. Nolen ofrece una visión accesible del trastorno bipolar, explicando tanto sus aspectos científicos como humanos. El texto aborda los diversos tipos de trastorno bipolar, las causas subyacentes, así como los enfoques terapéuticos más comunes, haciendo énfasis en la importancia de la comprensión y el manejo adecuado de la enfermedad. Referencia completa: Nolen, W. A. (2009). Bipolar Disorder: Understanding and Overcoming the Mental Illness. Oxford University Press. Artículos científicos y revisiones en revistas especializadas Existen numerosos artículos revisados por pares que se publican periódicamente en revistas científicas como The American Journal of Psychiatry, Bipolar Disorders, Journal of Affective Disorders y Psychiatry Research. Estos artículos ofrecen información actualizada sobre investigaciones en curso, avances en el tratamiento farmacológico y psicológico, y estudios sobre la genética y la neurociencia del trastorno bipolar. Ejemplos de artículos clave: Perlis, R. H. (2016). «The genetics of bipolar disorder». The American Journal of Psychiatry. Miklowitz, D. J. (2018). «The role of family therapy in the treatment of bipolar disorder». Bipolar Disorders. Recursos en línea y bases de datos científicas Además de los libros y artículos impresos, las bases de datos científicas como PubMed, PsycINFO y Google Scholar son excelentes fuentes para acceder a artículos, revisiones y estudios sobre el trastorno bipolar. Estas plataformas ofrecen acceso a investigaciones científicas de vanguardia, facilitando a los profesionales y estudiantes mantenerse al día con los avances en el campo. Referencias en línea: National Institute of Mental Health (NIMH). (2023). Bipolar Disorder. Recuperado de https://www.nimh.nih.gov/health/topics/bipolar-disorder. World Health Organization (WHO). (2021). Mental health: Strengthening our response. Recuperado de https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response. Conclusión La bibliografía sobre el trastorno bipolar es extensa y multidisciplinaria, abarcando desde estudios genéticos y biológicos hasta enfoques terapéuticos y psicológicos. Para aquellos interesados en comprender profundamente este trastorno, es crucial consultar tanto los textos fundamentales como las investigaciones más recientes. La integración de diversos enfoques, que incluyen la genética, la neurociencia, el tratamiento farmacológico y la psicoterapia, es clave para abordar eficazmente el trastorno bipolar y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.  

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El Trastorno Bipolar: ¿Empeora con la Edad?

El trastorno bipolar es una condición de salud mental caracterizada por cambios extremos en el estado de ánimo, que oscilan entre episodios de manía (o hipomanía) y depresión. Aunque los síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia, una pregunta frecuente es si este trastorno empeora con la edad. ¿Qué es el Trastorno Bipolar? El trastorno bipolar se clasifica generalmente en dos tipos principales: bipolar I y bipolar II. El tipo I involucra episodios maníacos graves, mientras que el tipo II se caracteriza por episodios de hipomanía y depresión más pronunciada. Los cambios en el estado de ánimo pueden interferir significativamente con la vida diaria, afectando las relaciones personales, el trabajo y el bienestar general. El Curso del Trastorno Bipolar a lo Largo de la Vida Aunque el trastorno bipolar a menudo se diagnostica en la adolescencia o en la adultez temprana, su curso a lo largo de la vida puede ser variable. Los estudios sugieren que los síntomas pueden cambiar con la edad, pero no necesariamente empeoran. Sin embargo, el manejo y tratamiento del trastorno es crucial para evitar complicaciones a largo plazo. Desarrollo de los Episodios A medida que las personas con trastorno bipolar envejecen, la frecuencia de los episodios maníacos o depresivos puede disminuir. En algunos casos, la intensidad de los episodios puede reducirse con el tiempo. Sin embargo, esto no significa que los síntomas desaparezcan por completo. La aparición de episodios más frecuentes o intensos puede estar relacionada con factores como el estrés, el cambio en el tratamiento o comorbilidades asociadas, como la ansiedad o los trastornos del sueño. La Influencia de la Edad en la Respuesta al Tratamiento El tratamiento farmacológico y psicológico es esencial para controlar el trastorno bipolar. Sin embargo, a medida que las personas envejecen, sus cuerpos pueden reaccionar de manera diferente a los medicamentos, lo que puede afectar la eficacia del tratamiento. Además, la presencia de otras condiciones de salud comunes en la edad avanzada puede influir en la respuesta a los fármacos, lo que requiere ajustes en las dosis o incluso un cambio de medicación. Comorbilidades y Efectos Secundarios A lo largo de los años, las personas con trastorno bipolar pueden desarrollar otras enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión o problemas cardiovasculares. Estos problemas de salud pueden interactuar con el trastorno bipolar, complicando el tratamiento y afectando el bienestar general. Además, algunos medicamentos utilizados para tratar el trastorno bipolar, como los estabilizadores del ánimo, pueden tener efectos secundarios que empeoran con la edad, como problemas metabólicos o efectos sobre la memoria. Impacto Psicosocial y Calidad de Vida Con el paso de los años, la vida social y las relaciones familiares pueden verse afectadas por la naturaleza impredecible del trastorno bipolar. Las personas mayores con esta condición pueden experimentar una disminución en el apoyo social, lo que a su vez puede influir en su bienestar emocional y mental. Mantener una red de apoyo y realizar actividades que fomenten el bienestar psicológico es crucial para mejorar la calidad de vida a largo plazo. Estrategias para Manejar el Trastorno Bipolar en la Edad Adulta Aunque el trastorno bipolar puede presentar desafíos adicionales a medida que una persona envejece, existen diversas estrategias para mejorar su manejo: Monitoreo constante: El seguimiento regular con un equipo de profesionales de salud mental permite ajustar el tratamiento y prevenir episodios graves. Tratamientos integrales: Combinación de medicamentos y terapia cognitivo-conductual u otras formas de terapia psicoterapéutica. Estilo de vida saludable: Mantener una rutina de sueño adecuada, hacer ejercicio regularmente y llevar una dieta equilibrada. Red de apoyo: Fomentar relaciones sociales y familiares positivas que ofrezcan apoyo emocional y práctico. Conclusión El trastorno bipolar no necesariamente empeora con la edad, pero los síntomas pueden evolucionar, y el tratamiento debe adaptarse a lo largo de la vida. Si bien las personas mayores pueden experimentar un cambio en la frecuencia y la intensidad de los episodios, el manejo adecuado del trastorno, junto con un enfoque integral, puede ayudar a las personas a llevar una vida plena. Es fundamental seguir de cerca la evolución del trastorno y ajustar el tratamiento según sea necesario para mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones.  

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¿Cómo afectan los trastornos de personalidad tu vida?

Los trastornos de personalidad son condiciones psicológicas que afectan profundamente cómo una persona piensa, siente y se relaciona con los demás. Aunque pueden sonar como algo «ajeno», la realidad es que todos conocemos a alguien que podría estar luchando con uno de estos trastornos, sin siquiera saberlo. Pero, ¿qué los causa y cómo se manifiestan? Aquí desglosamos lo esencial para entenderlos mejor. ¿Realidad o mito? Lo que creemos vs. lo que es verdad Mito 1: «Las personas con trastornos de personalidad son malas o peligrosas.» Realidad: No son malas, son personas que luchan con patrones de comportamiento que a menudo nacen de experiencias traumáticas o desequilibrios genéticos. Mito 2: «No tienen cura, así que no hay nada que hacer.» Realidad: Con tratamiento adecuado, muchas personas con trastornos de personalidad pueden mejorar significativamente su calidad de vida. Mito 3: «Son fáciles de identificar.» Realidad: Muchos trastornos pasan desapercibidos porque las personas suelen ocultar sus luchas detrás de máscaras sociales. Los trastornos de personalidad más comunes y cómo reconocerlos Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) Señales: Cambios emocionales intensos, miedo al abandono, relaciones inestables. Lo que no sabías: Las personas con TLP suelen ser increíblemente empáticas, pero luchan con cómo manejar sus emociones. Trastorno Narcisista de la Personalidad Señales: Sentido exagerado de importancia, necesidad de admiración constante, falta de empatía. Lo que no sabías: Detrás de la aparente arrogancia, a menudo hay una autoestima muy frágil. Trastorno Antisocial de la Personalidad Señales: Falta de respeto por las normas sociales, comportamiento impulsivo, manipulación. Lo que no sabías: No todos los que tienen este trastorno son criminales; muchos buscan formas de encajar en la sociedad. ¿Qué causa los trastornos de personalidad? La ciencia detrás de la mente Los trastornos de personalidad son el resultado de una combinación de factores: Genética: Algunas personas nacen con una predisposición biológica. Experiencias traumáticas: Abuso, negligencia o pérdida en la infancia son detonantes comunes. Entorno social: Relaciones disfuncionales y estrés continuo pueden agravar los síntomas. Cómo apoyarlos (y por qué todos deberíamos hacerlo) Si conoces a alguien con un trastorno de personalidad, aquí hay algunas formas de ayudar: Infórmate: Conocer más sobre su condición te ayudará a comprender mejor su comportamiento. Sé paciente: Los cambios no ocurren de la noche a la mañana, pero el apoyo constante marca la diferencia. Anímalos a buscar ayuda profesional: La terapia es clave para su recuperación. ¿Por qué deberíamos hablar más sobre esto? El estigma es uno de los mayores obstáculos para quienes viven con trastornos de personalidad. Hablar de estos temas abiertamente puede ayudar a normalizar las conversaciones sobre salud mental, romper barreras y brindar esperanza. Conclusión: Una invitación al cambio La próxima vez que escuches sobre alguien con un trastorno de personalidad, recuerda: detrás de sus luchas hay una persona que merece comprensión, apoyo y respeto. Compartir este artículo es un primer paso para crear conciencia.    

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¿Cómo el cine y la TV distorsionan el desdoblamiento de la personalidad?

El desdoblamiento de la personalidad, o trastorno de identidad disociativo (TID), ha sido un tema recurrente en el cine y la televisión. Desde thrillers psicológicos hasta series de misterio, este trastorno ha sido retratado de maneras que capturan la imaginación del público, pero a menudo a costa de la precisión científica. A lo largo de los años, las representaciones ficticias han dado lugar a muchos mitos y malentendidos sobre lo que realmente significa vivir con TID. En este artículo, analizamos algunos de los mitos más comunes y los contrastamos con la realidad de este trastorno. Mito 1: Las personas con desdoblamiento de la personalidad tienen múltiples «personalidades» totalmente distintas En películas como Split o Psicosis, los personajes con TID a menudo son mostrados como personas que pueden tener varias personalidades completamente diferentes en términos de edad, género, habilidades e incluso acentos. Esta idea ha reforzado la creencia de que cada identidad o «alter» es completamente independiente de las demás. Realidad: Si bien es cierto que las personas con TID pueden tener diferentes «alter egos» o estados de identidad que funcionan de manera distinta, no son personalidades completamente separadas en el sentido que las películas sugieren. Los «alters» pueden tener sus propias memorias, actitudes y comportamientos, pero todos forman parte de la misma persona. Además, estos «alters» pueden interactuar y ser conscientes unos de otros, lo que es mucho más complejo que la idea de una simple «transformación» instantánea. Mito 2: El desdoblamiento de la personalidad es un trastorno común Muchos personajes en películas parecen sufrir de TID, lo que puede llevar a la creencia de que es un trastorno común. Algunas películas retratan el desdoblamiento de la personalidad como algo que cualquiera podría desarrollar bajo estrés extremo. Realidad: El trastorno de identidad disociativo es extremadamente raro. Se estima que afecta solo al 1% de la población mundial. Además, su diagnóstico suele estar vinculado a experiencias de trauma severo, como abuso físico o emocional en la infancia. No es un trastorno que se desarrolle repentinamente, ni es tan frecuente como las películas sugieren. Mito 3: Las personas con TID son peligrosas o violentas El cine a menudo vincula el desdoblamiento de la personalidad con comportamientos peligrosos o violentos. Split (2016), por ejemplo, retrata a un hombre con múltiples identidades que secuestra a varias mujeres, sugiriendo que su trastorno es la causa de su comportamiento violento. Realidad: Este mito es uno de los más dañinos, ya que perpetúa el estigma de que las personas con TID (y otros trastornos mentales) son inherentemente peligrosas. En realidad, la mayoría de las personas con TID no son violentas ni peligrosas. El trastorno está más relacionado con el manejo del trauma que con comportamientos antisociales. Si bien los problemas de identidad pueden causar angustia emocional, no hay evidencia que sugiera que las personas con TID tengan más probabilidades de ser violentas que el resto de la población. Mito 4: El desdoblamiento de la personalidad es fácil de diagnosticar En muchas películas y series, los personajes que experimentan desdoblamiento de la personalidad son diagnosticados rápidamente por un psiquiatra o terapeuta. Esto puede dar la impresión de que es un trastorno fácilmente identificable. Realidad: El diagnóstico del trastorno de identidad disociativo es extremadamente complicado y puede llevar años. Muchas veces, los síntomas del TID se superponen con otros trastornos, como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o los trastornos de ansiedad. Además, los pacientes pueden no ser conscientes de la presencia de otras identidades, lo que dificulta aún más el diagnóstico. Mito 5: Cambiar de identidad es algo que ocurre instantáneamente y de forma dramática En la cultura popular, el cambio de una identidad a otra suele representarse de manera instantánea y exagerada, con cambios dramáticos en la voz, la postura e incluso en el comportamiento en cuestión de segundos. Realidad: En la vida real, el cambio entre diferentes identidades (o «switching») no suele ser tan dramático ni rápido. Puede ocurrir gradualmente y no siempre es evidente para los demás. Las transiciones pueden ser sutiles, como cambios en el estado de ánimo o en la manera de interactuar con el entorno. Además, no todas las personas con TID experimentan cambios tan visibles. Mito 6: El desdoblamiento de la personalidad es incurable Algunas películas y series retratan el TID como un trastorno que no tiene solución, donde la persona afectada está condenada a vivir con múltiples identidades por el resto de su vida. Realidad: Si bien el trastorno de identidad disociativo es crónico, las personas con TID pueden mejorar significativamente con tratamiento. La terapia, especialmente la terapia cognitivo-conductual y la terapia orientada al trauma, puede ayudar a las personas a integrar sus identidades y a llevar una vida funcional. El objetivo del tratamiento no siempre es eliminar las identidades, sino ayudar a la persona a manejar sus síntomas de manera efectiva.  

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¿Cómo se define un Trastorno de Personalidad?

Podríamos definir la personalidad como aquello que es único y singular de cada individuo, es decir, las características más o menos consistentes y duraderas en el tiempo que lo distinguen de los demás y que le llevan a relacionarse con el entorno. La forma de pensar, de sentir, de comportarse y de relacionarse nos ayuda a conocer a la persona en su totalidad e individualidad. ¿Cómo se define un Trastorno de Personalidad? El problema surge cuando estos patrones de funcionamiento más o menos consistentes y duraderos se tornan fijos, inflexibles, persistentes y desadaptativos, provocando sufrimiento a la persona, familiares y allegados. En este contexto estaríamos hablando de trastorno de personalidad. Es decir, ciertos rasgos, que se consideran propios de la personalidad de ciertos sujetos, resultan perjudiciales, interfiriendo en la vida de la persona, causando malestar personal y en su entorno. Estos patrones rígidos y desadaptativos aparecen en diferentes áreas de la vida de la persona: En el pensamiento, es decir, en la forma de percibir e interpretar las cosas, personas y situaciones. En el estado de ánimo, esto es, en la intensidad y adecuación de la afectividad y de su respuesta emocional. En el comportamiento, con posibilidades de tener reacciones hacia el entorno inadecuadas y exageradas. En las relaciones con los demás. Los trastornos de personalidad comienzan en la infancia tardía o en la adolescencia, si bien, en muchos casos, no se suelen detectar hasta el inicio de la edad adulta, cuando se considera que la personalidad ya está plenamente formada. Previamente, la persona pudo haber recibido otro/s diagnóstico/s o manifestar dificultades en distintos contextos. ¿Cuáles son los Trastornos de Personalidad? Los principales manuales diagnósticos de referencia para los profesionales de la salud mental, clasifican los trastornos de personalidad en tres grandes grupos, según sus similitudes. A continuación, repasamos las principales características de cada uno de ellos, según el manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, el DSM-5: GRUPO A El grupo A incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad. El trastorno paranoide de personalidad se caracteriza por la desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, interpretando sus motivos como malévolos. El trastorno de personalidad esquizoide se caracteriza por el distanciamiento de las relaciones sociales (no demuestra interés en mantener relaciones con otros, escasas relaciones íntimas, prefiere actividades en solitario, se muestra frío emocionalmente, entre otras) y restricción de la expresión de las emociones en situaciones interpersonales. El trastorno esquizotípico de personalidad se caracteriza por déficits sociales e interpersonales marcados por un malestar agudo y una capacidad reducida en las relaciones cercanas, así como la presencia de distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento (ejemplo: creencias extrañas y/o extravagantes, pensamiento y discurso extraño, comportamiento peculiar, miedos paranoides, ansiedad excesiva). GRUPO B El grupo B se incluye el trastorno límite de personalidad, junto con el antisocial, límite, histriónico y narcisista de la personalidad. Estas personas suelen ser percibidas como dramáticos, emotivos o inestables, por su variabilidad emocional e imprevisibilidad. El trastorno antisocial de personalidad se describe como un patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás. Ejemplos de comportamientos característicos: conductas agresivas, problemas legales por incumplir normales sociales, engaños y mentiras con el objetivo de sacar provecho, ausencia de remordimiento. El trastorno límite de personalidad se caracteriza por la inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos (emociones), junto con una notable impulsividad. El trastorno histriónico de personalidad se caracteriza por la presencia de emotividad generalizada y excesiva y el comportamiento de búsqueda de atención. Su comportamiento se caracteriza por la teatralidad y seducción. El trastorno narcisista de personalidad se caracteriza por un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Pueden ser vistos como arrogantes, considerándose únicos y/o especiales, buscando destacar y la admiración de otros. GRUPO C El grupo C incluye los trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Se caracterizan por su tendencia a la ansiedad, inhibición, temor. El trastorno de la personalidad evitativo se caracteriza por la inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa. Suelen ser tímidas, con miedo a la desaprobación de los demás, muy sensibles a la crítica ajena, sintiéndose inferiores o inadecuadas. El trastorno de la personalidad dependiente se caracteriza por una necesidad dominante y excesiva de que le cuiden, lo que conlleva un comportamiento sumiso y apegado a los demás, junto con miedo a la separación del otro. Existe una falta de confianza de sí mismo que predispone a una gran dependencia. El trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo se caracteriza por la preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control a expensas de la flexibilidad y la eficiencia. EL TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD Haremos mención aparte al trastorno límite de personalidad (TLP), describiéndolo más detenidamente, al ser las personas con este diagnóstico las que contactan con mayor frecuencia con ASVATP. Específicamente el TLP es un síndrome complejo y heterogéneo caracterizado por la inestabilidad emocional y la impulsividad. Estas personas tienen una dificultad en su capacidad para regular sus emociones, siendo sus relaciones interpersonales inestables y problemáticas. Características del TLP Los manuales diagnósticos de referencia en salud mental, establecen unos criterios que describen comportamientos, sentimientos, problemas, que caracterizan el TLP.¡ Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado. Son personas que la pasan muy mal estando solas, incluso pueden tener este sentimiento cuando están rodeada de otras personas. Pueden sentirse rechazados o ignorados muy fácilmente, reaccionando de una manera muy intensa y desproporcionada. Otro criterio es el de mantener un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación. Esta dependencia hacia la otra persona y el miedo al abandono hace que sus relaciones sean caóticas. Por momentos pueden alternar entre “eres lo más importante para mí” y luego “eres lo peor que me ha pasado, no quiero volver a verte nunca más”. ¿Qué es lo que sucede? Debido a su gran sensibilidad, cualquier pequeño detalle puede desatar un sentimiento de traición o profundo dolor, alternando entre idealización y desvalorización. Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo. Tienen

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¿Cuántas personalidades puede tener una persona con trastorno disociativo?

El grupo de los trastornos disociativos constituye la parte de los cuadros clásicamente considerados como histéricos, en los que la sintomatología predominante se refiere a una alteración de las funciones normales de integración de la identidad, memoria o conciencia. Se han especulado con que los cuadros histéricos clásicos han disminuido en frecuencia a lo largo de los años, sobre todo en el caso de la personalidad múltiple, aunque esta afirmación es bastante difícil de confirmar, pues no hay suficientes datos disponibles y la publicación de casos depende, en ocasiones, más del interés que éstos despiertan que de su incidencia real. En todo caso, y prescindiendo de la personalidad múltiple, ninguna evidencia sugiere que haya habido una disminución en la incidencia del resto de los trastornos disociativos. En relación a la etiología de estos cuadros, se han llevado a cabo multitud de investigaciones tendentes a encontrar alguna alteración neurofisiológica implicada en su patogenia, relacionándose con el sistema reticular activador ascendente, las proyecciones talamocorticales y otras vías neurológicas. Los autores se pasan en los datos que aporta la hipnosis y el estudio de la dinámica inconsciente. Los fenómenos que ocurren en estado hipnótico, sobre todo la amnesia posterior del episodio y la posibilidad de la sugestión posthipnótica, que consiste en la realización por el sujeto de una orden recibida en el trance hipnótico y que el individuo lleva a cabo de modo automático y sin tener conocimiento del por qué de su acción, sugieren un mecanismo psicológico similar al que tiene lugar en los pacientes que padecen trastornos disociativos, aunque no sepamos en qué consiste exactamente. Por otro lado, se introduce la cuestión del grado de sugestionabilidad de cada sujeto, importante para determinar la facilidad para alcanzar estos estados y que es elevado en los pacientes histéricos. La cuestión básica planteada por los estudiosos de la dinámica inconsciente es el hecho de que determinados contenidos psíquicos, en determinadas circunstancias, escapan al control de la conciencia, a la que no pueden acceder de modo voluntario. Los síntomas histéricos se entenderían como el efecto que estos contenidos psíquicos ausentes de la conciencia pueden tener sobre ciertas operaciones de la mente consciente del paciente y sobre su funcionamiento corporal. Dilucidar si estos contenidos se hacen inconsciente por un proceso mental pasivo o por un proceso activo es importante a la hora de una terapéutica profunda del caso, no es relevante para entender el tratamiento de estos pacientes y se trata de una discusión que escapa a los objetos aquí propuestos. En cualquier caso, el proceso de separación de la conciencia de contenidos psíquicos se produce en ocasiones cuando el paciente afronta una situación que le sobrepasa por la ansiedad que le causa. Pero esta situación recae sobre un sujeto con conflictos intrapsíquicos importantes, que suelen tener patrones de personalidad neurótica, en el sentido de padecer un sufrimiento exagerado y poseer una menor cantidad de recursos para asumir los acontecimientos vitales estresantes. El fenómeno de la disociación explica tanto los trastornos disociativos como los conversivos y su diferenciación clínica es superficial, en función de la naturaleza de los contenidos psíquicos que han sido disociados. Todo lo dicho sirve para ambos trastornos. Cuadros clínicos Personalidad múltiple. Este trastorno consiste en la existencia de dos o más personalidades o estados de personalidad distintos, entendiendo por personalidad una forma sólida de percibir, relacionarse y pensar sobre el ambiente y el propio yo y que se manifiesta en un amplio margen de contextos sociales y personales importantes. Las distintas personalidades tienen memorias particulares, pautas de conducta y relaciones sociales individuales, aunque en algunos casos las memorias pueden compartirse en modo diverso. Las personalidades pueden conocerse o no entre sí, en todas las variaciones posibles. El paso de una personalidad a otra suele producirse abruptamente, con frecuencia en relación a situaciones de tensión. La personalidad múltiple es más frecuente en adultos, aunque suele iniciarse en ocasiones en la infancia. Aparece más veces en mujeres. Su curso es crónico, y su pronostico no es bueno, pues se trata del trastorno disociativo más serio, que supone mayores alteraciones de la función del yo y del proceso de identificación. Fuga psicógena. Este trastorno consiste en la realización de viajes repentinos e inesperados lejos del hogar o del puesto de trabajo, asumiendo una nueva identidad, con incapacidad para recordar la identidad previa, pudiendo haber perplejidad o desorientación. Después de la recuperación, hay una amnesia total del episodio. Debe destacarse un trastorno mental orgánico concomitante. Suele aparecer después de un estrés psicosocial intenso, y la ingestión de alcohol en gran cantidad puede actuar como factor predisponente. La fuga suele durar poco (horas o a lo sumo días), y la recuperación es rápida, siendo poco frecuente las recaídas. Amnesia psicógena. Se trata de una incapacidad repentina para recordar informaciones personales importantes sin que exista un trastorno mental orgánico; la alteración es de un grado que no puede explicarse como un olvido ordinario. Durante el periodo amnésico, puede haber perplejidad y desorientación, desarrollando el paciente una actividad sin propósito. Cuando el periodo de tiempo para el que existe amnesia pertenece al pasado, el individuo es consciente de la alteración de su recuerdo. Es un trastorno más frecuente en adolescentes y jóvenes, sobre todo del sexo femenino. Suele aparecer tras una crisis psicosocial intensa y la amnesia termina bruscamente. La recuperación es completa y las recaídas son poco frecuentes. Trastorno por despersonalización. La sintomatología esencial de este trastorno consiste en la presencia de episodios persistentes o recurrentes de despersonalización, suficientemente graves como para causar molestias notables. La despersonalización supone una alteración de la percepción o experiencia del propio yo, en la que cambia o se pierde temporalmente el sentido habitual de la realidad. Esto se manifiesta por una sensación de distanciamiento o de ser una especie de observador exterior del propio cuerpo y de los propios procesos mentales; también por una sensación parecida a la de ser un autómata o de estar soñando. Suele haber también una alteración extraña del ambiente que rodea al individuo. El diagnostico no

¿Cuántas personalidades puede tener una persona con trastorno disociativo? Leer más »