Oscuridad

¿Sabías que tu cerebro cambia cuando apagas la luz?

Las alucinaciones al cerrar los ojos, aunque no son un tema comúnmente tratado, pueden ser una experiencia desconcertante para quienes las padecen. En este artículo, exploraremos qué son las alucinaciones visuales, las razones por las cuales pueden ocurrir al cerrar los ojos, y cómo abordarlas desde una perspectiva de salud mental. ¿Qué son las alucinaciones visuales? Las alucinaciones visuales se refieren a la percepción de imágenes, figuras o escenas que no existen en la realidad. Pueden ser vistas en cualquier momento, incluso cuando los ojos están cerrados o cuando no hay estímulos visuales en el entorno. Las alucinaciones visuales pueden ser simples (como luces brillantes o manchas de colores) o complejas (como personas, animales o escenas completas). ¿Por qué ocurren al cerrar los ojos? Existen diversas razones por las que una persona puede experimentar alucinaciones visuales al cerrar los ojos. Algunas de las más comunes incluyen: Falta de estímulos visuales: Cuando cerramos los ojos, el cerebro deja de recibir información visual del mundo exterior. Esta falta de estímulos puede hacer que el cerebro genere imágenes por sí mismo, lo que puede resultar en alucinaciones. Es un fenómeno conocido como «fósfenos», que son esas manchas de colores o luces que vemos cuando los ojos están cerrados. Estrés y ansiedad: El estrés extremo o la ansiedad pueden alterar el funcionamiento del cerebro y dar lugar a experiencias visuales extrañas. La tensión emocional puede desencadenar alucinaciones, incluso cuando se está en reposo y con los ojos cerrados. Privación del sueño: La falta de sueño o los trastornos del sueño, como el insomnio, pueden provocar alucinaciones visuales. Cuando no se duerme lo suficiente, el cerebro puede comenzar a interpretar erróneamente las señales sensoriales, lo que da lugar a alucinaciones. Condiciones neurológicas y psiquiátricas: Algunas enfermedades neurológicas, como la epilepsia o la migraña, pueden provocar alucinaciones visuales. También hay trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, que pueden dar lugar a alucinaciones, ya sea cuando los ojos están abiertos o cerrados. Uso de sustancias: El consumo de sustancias psicoactivas, como alucinógenos, o el abuso de alcohol y drogas puede alterar la percepción visual y generar alucinaciones, incluso al cerrar los ojos. ¿Son las alucinaciones al cerrar los ojos peligrosas? En la mayoría de los casos, las alucinaciones visuales al cerrar los ojos no son peligrosas y no indican necesariamente un trastorno grave. Sin embargo, si las alucinaciones son recurrentes o interfieren con la vida diaria, es importante buscar ayuda profesional. La evaluación de un médico o un especialista en salud mental es crucial para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado. ¿Qué hacer si experimentas alucinaciones al cerrar los ojos? Si experimentas alucinaciones visuales al cerrar los ojos, aquí hay algunos pasos que puedes tomar: Revisar tus hábitos de sueño: Asegúrate de dormir lo suficiente cada noche. La falta de descanso puede contribuir a las alucinaciones visuales. Gestionar el estrés y la ansiedad: Practicar técnicas de relajación, como la meditación, el yoga o la respiración profunda, puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, que son factores comunes desencadenantes de alucinaciones. Evitar el consumo de sustancias: Si estás usando sustancias que pueden alterar tu percepción, considera reducir o eliminar su consumo. Consultar con un profesional de salud: Si las alucinaciones son frecuentes, intensas o te causan preocupación, es importante hablar con un médico o terapeuta. Ellos podrán evaluar tu salud mental y neurológica y recomendarte un plan de tratamiento adecuado.  

¿Sabías que tu cerebro cambia cuando apagas la luz? Leer más »

¿Cómo actuar cuando se tiene miedo a la oscuridad?

Muchos niños no tienen que vivir ciertas experiencias atemorizantes, como ser intervenido quirúrgicamente. En cambio, todos se enfrentan a la oscuridad cuando se acuestan a dormir por la noche. La frecuencia diaria de exposición a la oscuridad posibilita adoptar medidas para prevenir la aparición el miedo y facilita la terapia con formato de juego. El dormitorio infantil Cuanto más agradable sea el ambiente donde duerme el niño mayor es la probabilidad de que descanse plácidamente y no aparezcan respuestas emocionales negativas Luz Conciliar el sueño implica pasar del estado de vigilia o alerta al de reposo. Para disminuir el grado de activación se retiran estímulos externos como luminosidad. Si el niño protesta al apagarle la luz se reduce progresivamente la intensidad lumínica mediante un regulador eléctrico o por medio del grado de abertura de la puerta de su habitación. También se puede enchufar un pequeño piloto que esparce una tenue luminosidad o regalar una atractiva linterna para que la tenga encima de la mesilla de noche. Estas ayudas se retiran sin prisa, pero sin pausa. Ruido Ruidos elevados o cambios bruscos de volumen interfieren el sueño. Una persona traspuesta después de cenar en el sofá se despierta en el intermedio de la película cuando la televisión varía el ritmo y la intensidad del sonido para captar la atención del espectador antes de la publicidad. Tampoco es conveniente acostumbrar al niño a dormir en condiciones artificiales de silencio absoluto, de modo que cualquier ruido insignificante le despierte. Por el contrario, sones familiares y débiles tranquilizan al niño que se siente acompañado. Los ruidos monótonos, como el de un programa nocturno de radio o el de un motor de coche a velocidad constante inducen sueño. Las nanas son canciones de ritmo lento y repetitivo como un eterno ritornelo. Condiciones climáticas “Mantas: prendas de abrigo con las que los niños duermen cuando sus padres tienen frío”. El exceso de calor dificulta el sueño. Además, la temperatura corporal infantil suele ser más elevada. Es preferible una única manta ligera, flexible, mullida y que transpire. Una sugerencia práctica es colocar un termómetro visible en el dormitorio lejos del alcance del niño. La temperatura recomendada oscila entre 18º y 20º C y la humedad entre el 40 y el 70%. La habitación debe estar bien ventilada a la hora de acostarse el niño Cunas y camas La seguridad es muy importante. La distancia entre los barrotes de la cuna ha de ser corta para impedir que el niño introduzca la cabeza y se asfixie. No resultan aconsejables camas demasiadas estrechas o altas. Durante la noche un niño puede cambiar de posición unas veinte veces, permaneciendo vigilante si tiene miedo a caerse. Está indicado dormir sobre una superficie dura, en un colchón de calidad, con una almohada que no sea muy gruesa Decoración Colores clares facilitan el sueño, por ejemplo, azul celeste. Los elementos decorativos, papel pintado, cuadros, cortinas, han de referirse a temas infantiles. Si no está contraindicado, como en caso de asma, las alfombras amortiguan el sonido y constituyen un espacio idóneo para el juego. El mobiliario se elige en función de la edad del niño. (extraído de Miedos y temores en la infancia : ayudar a los niños a superarlos / Francisco Xavier Méndez, 2005)    

¿Cómo actuar cuando se tiene miedo a la oscuridad? Leer más »