Obsesión

¿Acumulas Más de lo Necesario? Descubre el TOC Acumulador

El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) acumulador es un subtipo particular de TOC que se caracteriza por la dificultad para deshacerse de objetos, independientemente de su valor real. A menudo, las personas con este trastorno sienten una fuerte necesidad de guardar cosas, lo que puede llevar a la acumulación desmesurada de objetos que en muchos casos son innecesarios, inútiles o incluso desechables. Esta acumulación excesiva puede interferir gravemente en la vida diaria, afectando tanto el bienestar emocional como la funcionalidad del hogar o el entorno de trabajo. ¿Qué es el TOC Acumulador? El TOC acumulador se refiere a un patrón de pensamientos obsesivos relacionados con la necesidad de guardar objetos y la dificultad para deshacerse de ellos, lo que se traduce en un comportamiento compulsivo de acumulación. A diferencia de la simple tendencia a coleccionar cosas, las personas con TOC de acumulación sienten que deben guardar ciertos objetos para evitar una catástrofe o por la sensación de que algo malo podría suceder si los descartan. Características del TOC Acumulador Las personas que padecen el TOC acumulador experimentan obsesiones y compulsiones vinculadas a la acumulación, como las siguientes: Obsesiones sobre el valor y la necesidad de los objetos Una de las principales características del TOC acumulador es la obsesión por el valor intrínseco de los objetos. A menudo, la persona siente que cada cosa tiene un propósito o significado especial, aunque los demás consideren esos objetos como inservibles. La idea de deshacerse de ellos genera una profunda ansiedad y temor. Dificultad para tomar decisiones sobre qué conservar o descartar Las personas con TOC acumulador a menudo tienen una enorme dificultad para tomar decisiones sobre qué objetos conservar y cuáles eliminar. Esta indecisión puede llevar a la acumulación de grandes cantidades de objetos, muchos de los cuales no tienen un uso inmediato ni práctico. Evitar el desecho de objetos Desprenderse de cualquier objeto, incluso si ya no es útil o está dañado, puede ser una tarea emocionalmente abrumadora. Esta aversión al desecho se convierte en una compulsión que se repite con frecuencia, a medida que la acumulación se incrementa y el espacio en el hogar se reduce. Sentimientos de inseguridad o angustia Las personas con este trastorno pueden experimentar un sentimiento constante de inseguridad o angustia. La acumulación les da una sensación de control o seguridad, y la idea de perder esos objetos puede estar vinculada a temores más profundos, como la sensación de estar perdiendo el control de su vida o de estar desprotegidos. Consecuencias del TOC Acumulador El TOC acumulador no solo afecta la vida emocional y mental de la persona, sino que también tiene consecuencias prácticas significativas: Desorden extremo Uno de los impactos más visibles del TOC acumulador es el desorden extremo en el hogar o en el lugar de trabajo. La acumulación de objetos puede hacer que las personas se vean incapaces de moverse libremente dentro de su propio espacio. En algunos casos, las pilas de objetos pueden alcanzar niveles peligrosos, dificultando incluso el acceso a habitaciones o áreas de la casa. Impacto en las relaciones interpersonales Las personas que sufren de TOC acumulador pueden experimentar conflictos con familiares, amigos y compañeros de trabajo. La acumulación excesiva de objetos puede causar vergüenza y frustración, lo que dificulta la interacción social y genera aislamiento. Además, los intentos de otras personas por ayudar a organizar o desechar objetos pueden percibirse como invasivos o una amenaza para su seguridad emocional. Riesgos para la salud y la seguridad En casos graves, el desorden extremo y la acumulación pueden representar un riesgo para la salud y la seguridad. Las pilas de objetos pueden obstruir las rutas de escape en caso de emergencia, atrapar insectos y roedores, o provocar accidentes. Además, el mal estado de los objetos acumulados puede contribuir al deterioro de la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias o infecciones. Causas del TOC Acumulador Aunque no se conocen con certeza las causas exactas del TOC acumulador, se cree que varios factores pueden contribuir al desarrollo de este trastorno: Factores genéticos: Existe evidencia que sugiere que el TOC acumulador puede ser hereditario, ya que tiende a presentarse con mayor frecuencia en personas cuyos familiares también padecen trastornos obsesivos-compulsivos. Factores psicológicos: Las personas con antecedentes de trauma o dificultades emocionales pueden desarrollar el TOC acumulador como una forma de lidiar con la ansiedad o el dolor emocional. Factores neurobiológicos: Se ha observado que algunas alteraciones en el cerebro, especialmente en las áreas que regulan el control de impulsos y la toma de decisiones, pueden estar implicadas en el desarrollo de este trastorno. Tratamiento del TOC Acumulador El tratamiento del TOC acumulador suele involucrar una combinación de terapia cognitivo-conductual (TCC) y, en algunos casos, medicación. A continuación, se presentan algunas de las opciones más comunes: Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) La TCC es el tratamiento de elección para el TOC acumulador, especialmente cuando se combina con una técnica específica llamada «exposición y prevención de respuesta» (EPR). En este enfoque, la persona se expone gradualmente a la ansiedad relacionada con deshacerse de objetos, y se le enseña a resistir la compulsión de acumular. El objetivo es cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento asociados con la acumulación. Medicamentos Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina y la sertralina, son frecuentemente recetados para tratar el TOC. Estos medicamentos pueden ayudar a reducir los síntomas de ansiedad y obsesiones, facilitando el proceso terapéutico. Apoyo familiar y social El apoyo de amigos y familiares es crucial para el tratamiento del TOC acumulador. Un entorno comprensivo y paciente puede facilitar el proceso de recuperación y ayudar a la persona a enfrentar los miedos relacionados con la acumulación. Conclusión El TOC acumulador es un trastorno que va más allá de la simple tendencia a coleccionar cosas. Afecta profundamente la vida de quienes lo padecen, tanto en términos emocionales como prácticos. Si bien es un trastorno complejo, con tratamiento adecuado y un enfoque multidisciplinario, las personas con TOC acumulador pueden aprender a gestionar sus obsesiones y compulsiones, mejorando

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¿El TOC homosexual es real?

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una condición psicológica caracterizada por la presencia de obsesiones (pensamientos intrusivos y repetitivos) y compulsiones (acciones o rituales que se realizan para reducir la ansiedad generada por estas obsesiones). Si bien el TOC puede presentarse de diversas formas, existe un tipo específico que afecta la identidad sexual de la persona, conocido como «TOC homosexual». En este artículo exploraremos qué es el TOC homosexual, cómo se manifiesta y cómo se puede tratar. ¿Qué es el TOC homosexual? El TOC homosexual es una manifestación del trastorno obsesivo-compulsivo que se centra en la preocupación excesiva y persistente sobre la orientación sexual de la persona. Las personas que experimentan este tipo de TOC pueden tener dudas constantes sobre su sexualidad, aunque en realidad no deseen cambiar su identidad sexual. Es importante señalar que esta forma de TOC no está relacionada con la homosexualidad en sí, sino con la ansiedad y las dudas generadas por las obsesiones de la persona. Manifestaciones del TOC homosexual Obsesiones sobre la orientación sexual: La persona que sufre de TOC homosexual puede experimentar pensamientos intrusivos y repetitivos que le hacen dudar sobre su atracción por personas del mismo sexo. Estos pensamientos pueden surgir en cualquier momento, incluso cuando la persona ya tiene una orientación sexual clara. Compulsiones relacionadas: Para aliviar la ansiedad generada por las obsesiones, la persona puede recurrir a compulsiones, como comprobar constantemente sus reacciones o sentimientos hacia personas del mismo sexo, evitar situaciones que puedan poner en duda su orientación o realizar rituales mentales que les den la sensación de que están «verificando» su identidad sexual. Evitar situaciones sociales: A menudo, las personas con TOC homosexual pueden evitar situaciones sociales en las que puedan sentirse incómodas o en las que puedan percibir que su orientación sexual es cuestionada, como eventos con personas del mismo sexo. Búsqueda constante de certeza: Las personas con TOC homosexual pueden buscar constantemente respuestas para tranquilizarse, como leer sobre la orientación sexual, hablar con amigos o familiares sobre su identidad sexual o incluso investigar sobre el tema de manera compulsiva. ¿Cómo se diferencia el TOC homosexual de la homosexualidad? Es importante destacar que el TOC homosexual no es lo mismo que ser homosexual. Mientras que la homosexualidad es una orientación sexual legítima, el TOC homosexual se basa en una preocupación irracional y persistente que no tiene fundamento real en los deseos o la identidad sexual de la persona. En otras palabras, la persona con TOC homosexual experimenta un nivel de angustia que no es común en aquellos que están seguros de su orientación sexual. Causas y factores de riesgo El TOC homosexual puede surgir por diversos factores, tanto biológicos como psicológicos. Entre los posibles factores de riesgo se incluyen: Predisposición genética: Existe una predisposición genética al TOC en general, y algunas personas pueden ser más propensas a desarrollar este tipo específico de obsesión. Estrés y ansiedad: El estrés o las experiencias traumáticas pueden desencadenar o empeorar los síntomas del TOC. Cultura y sociedad: Las presiones sociales sobre las normas de género y sexualidad pueden contribuir al desarrollo de obsesiones relacionadas con la orientación sexual Tratamiento del TOC homosexual El tratamiento para el TOC homosexual sigue los mismos principios que para otros tipos de TOC y generalmente incluye: Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es la forma de tratamiento más efectiva para el TOC. Se enfoca en cambiar los patrones de pensamiento irracionales y ayudar a la persona a enfrentar sus miedos y ansiedades sin recurrir a compulsiones. Exposición y prevención de respuesta (ERP): Una técnica dentro de la TCC es la exposición a los pensamientos o situaciones que desencadenan la ansiedad, mientras se previene la realización de las compulsiones. Esto permite a la persona aprender a tolerar la incomodidad sin ceder a las compulsiones. Medicamentos: Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son comúnmente utilizados para tratar el TOC, ya que pueden ayudar a equilibrar los niveles de serotonina en el cerebro, reduciendo las obsesiones y compulsiones. Conclusión El TOC homosexual es un trastorno que puede causar angustia significativa a las personas que lo padecen, pero es importante entender que las dudas y obsesiones no reflejan la realidad de la orientación sexual de la persona. Con un diagnóstico adecuado y un tratamiento oportuno, las personas con TOC homosexual pueden aprender a manejar sus síntomas y mejorar su calidad de vida. Si tú o alguien que conoces experimenta estos síntomas, es crucial buscar ayuda profesional para recibir el apoyo adecuado.  

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El Trastorno Obsesivo-Compulsivo en Perros: ¿Qué es y cómo se puede tratar?

El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una condición psicológica comúnmente asociada con los seres humanos, pero también puede afectar a los perros. Este trastorno se caracteriza por comportamientos repetitivos y sin propósito aparente que no pueden ser controlados, incluso si causan malestar o daño. En los perros, el TOC puede manifestarse de diversas maneras y, al igual que en las personas, puede interferir con su bienestar y calidad de vida. ¿Qué es el TOC en perros? El Trastorno Obsesivo-Compulsivo en perros se refiere a una serie de comportamientos repetitivos que se realizan de manera constante y fuera de contexto. Estos comportamientos no tienen una función clara y pueden estar relacionados con el miedo, la ansiedad o la excitación excesiva. Aunque no se entiende completamente por qué ocurre, se cree que factores genéticos, ambientales y de salud pueden influir en su desarrollo. Comportamientos comunes del TOC en perros Los perros que sufren de TOC pueden mostrar una variedad de comportamientos repetitivos. Algunos de los más comunes incluyen: Chasquear la mandíbula: Un perro que «chasquea» su mandíbula repetidamente puede estar mostrando un comportamiento compulsivo, especialmente si no hay una causa física evidente (como la presencia de algo atrapado en su boca). Lamerse excesivamente: Aunque los perros se lamen para mantener su higiene, el lamido excesivo puede ser una señal de TOC. Este comportamiento puede centrarse en una parte específica del cuerpo o ser generalizado. Perseguir la cola: Algunos perros desarrollan la compulsión de perseguir su propia cola de manera repetitiva. Este comportamiento puede ser un signo de estrés o de un trastorno obsesivo. Obsesión con objetos: Algunos perros desarrollan la necesidad de interactuar repetidamente con un objeto específico, como un juguete, de manera que parece ir más allá de la simple diversión o el juego. Paseos sin rumbo: Caminar de manera repetitiva en círculos o sin un destino fijo también puede ser un indicio de TOC en perros. Causas del TOC en perros El Trastorno Obsesivo-Compulsivo en perros puede ser causado por una variedad de factores, tales como: Estrés o ansiedad: El estrés crónico o los cambios en el entorno (como mudanzas, la pérdida de un miembro de la familia o un cambio de rutina) pueden desencadenar o agravar los síntomas del TOC en los perros. Genética: Algunos perros tienen una predisposición genética a desarrollar trastornos obsesivo-compulsivos. Esto es más común en algunas razas, como el Border Collie, el Doberman y el Pastor Alemán. Falta de estimulación mental o física: Los perros que no reciben suficiente ejercicio o estimulación mental pueden desarrollar comportamientos compulsivos como una forma de aliviar el aburrimiento o el exceso de energía acumulada. Problemas médicos: Ciertas afecciones médicas, como las que afectan al cerebro o a los neurotransmisores, pueden contribuir al desarrollo del TOC en los perros. Diagnóstico y tratamiento Si sospechas que tu perro tiene TOC, es fundamental consultar con un veterinario o un especialista en comportamiento animal. El diagnóstico de TOC generalmente implica una evaluación detallada del comportamiento del perro, la descarta de otras condiciones médicas y el análisis de factores ambientales que puedan estar influyendo. El tratamiento del TOC en perros puede incluir una combinación de las siguientes estrategias: Modificación de conducta: La terapia conductual es una de las formas más efectivas de tratar el TOC. Esto puede incluir técnicas como el entrenamiento con refuerzos positivos para redirigir los comportamientos compulsivos hacia actividades más apropiadas. Medicamentos: En algunos casos, los veterinarios pueden recetar medicamentos, como los antidepresivos o ansiolíticos, para ayudar a controlar la ansiedad y reducir los comportamientos compulsivos. Mejorar el entorno: Asegurarse de que el perro tenga suficiente ejercicio, estimulación mental y un entorno enriquecido puede ser clave para reducir el estrés y la ansiedad que contribuyen al TOC. Intervención temprana: Si se detecta el trastorno temprano, hay mayores probabilidades de éxito en el tratamiento, por lo que es importante actuar rápidamente si se notan signos de comportamientos compulsivos. Prevención Aunque no siempre es posible prevenir el TOC en perros, algunos pasos pueden ayudar a reducir el riesgo de que se desarrolle: Proveer ejercicio regular: Un perro bien ejercitado y estimulado mentalmente tiene menos probabilidades de desarrollar comportamientos compulsivos. Evitar el estrés innecesario: Minimizar situaciones estresantes o cambios abruptos en la rutina del perro puede ser crucial para evitar que el trastorno se desencadene. Fomentar el juego saludable: Proporcionar variedad de juguetes y actividades de interacción para mantener la mente de tu perro ocupada. Conclusión El Trastorno Obsesivo-Compulsivo en perros es una condición real que puede afectar gravemente el bienestar de tu mascota. Si observas comportamientos repetitivos y compulsivos en tu perro, es importante tomar medidas para diagnosticar y tratar el trastorno de manera adecuada. Con un tratamiento adecuado, muchos perros pueden llevar una vida feliz y saludable, sin verse limitados por los síntomas del TOC.  

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¿Por qué la limpieza excesiva puede convertirse en una obsesión peligrosa?

El TOC de contaminación es un subtipo del trastorno obsesivo-compulsivo en el que las personas desarrollan un miedo irracional a los gérmenes, bacterias, productos químicos o cualquier tipo de «contaminación» que pueda representar una amenaza para su salud. Este tipo de TOC puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, ya que obliga a quienes lo padecen a adoptar conductas extremas de limpieza, evitación o purificación para reducir su ansiedad. ¿Qué es el TOC de contaminación? El TOC de contaminación se manifiesta a través de dos componentes principales: Obsesiones de contaminación: Estas obsesiones son pensamientos intrusivos, imágenes o impulsos que giran en torno al miedo a la suciedad o a enfermarse. Las personas pueden creer que tocar objetos sucios, estar en lugares públicos o incluso interactuar con otros puede llevar a la «contaminación», no solo de su cuerpo, sino también de su entorno. Compulsiones de limpieza o evitación: Para reducir la ansiedad que generan las obsesiones, las personas con TOC de contaminación recurren a compulsiones como lavarse las manos excesivamente, limpiar su hogar de manera obsesiva o evitar ciertos lugares, personas o situaciones. Estas compulsiones, aunque brindan un alivio temporal, refuerzan el ciclo del TOC y, a largo plazo, pueden empeorar la situación. Ejemplos de obsesiones y compulsiones comunes en el TOC de contaminación Obsesiones comunes: Miedo excesivo a los gérmenes, bacterias o virus. Pensamientos sobre ser envenenado por productos químicos. Preocupación por la contaminación cruzada (contaminar una superficie después de tocar algo «sucio»). Miedo a enfermarse gravemente por tocar objetos comunes, como manijas de puertas o dinero. Compulsiones típicas: Lavarse las manos repetidamente, incluso hasta el punto de lastimar la piel. Evitar lugares o actividades que puedan considerarse «sucios», como baños públicos o transporte público. Limpiar objetos personales de manera obsesiva, como teléfonos, llaves o zapatos. Desechar ropa o pertenencias que se consideren «contaminadas». Impacto en la vida diaria El TOC de contaminación puede ser profundamente debilitante. Las personas pueden llegar a aislarse socialmente por miedo a interactuar con entornos que perciben como inseguros. Las relaciones personales también pueden verse afectadas, ya que los seres queridos pueden ser considerados fuentes de contaminación. Incluso las actividades cotidianas simples, como ir al supermercado o trabajar, pueden convertirse en fuentes constantes de ansiedad. Tratamiento para el TOC de contaminación El TOC de contaminación, como otras formas de TOC, se trata con mayor éxito a través de la terapia cognitivo-conductual (TCC), específicamente mediante la técnica de exposición con prevención de respuesta (ERP). Esta terapia consiste en exponer gradualmente al paciente a los objetos o situaciones que temen, mientras se evita que realicen sus compulsiones, lo que les ayuda a tolerar la ansiedad y, con el tiempo, reducirla. Además, en algunos casos, los antidepresivos de la clase de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) también pueden ser efectivos para reducir los síntomas. Sugerencias para manejar el TOC de contaminación Técnicas de exposición gradual: Trabajar con un terapeuta en un plan de exposición que te permita enfrentar tus miedos a la contaminación de manera gradual y controlada. Practicar la prevención de respuesta: Cuando surjan pensamientos de contaminación, evitar realizar la compulsión (como lavar las manos o limpiar) y permitir que la ansiedad disminuya por sí sola. Desafiar los pensamientos irracionales: Usar técnicas cognitivas para cuestionar los pensamientos obsesivos. Preguntarse a sí mismo: «¿Es probable que realmente me enferme por esto?». Buscar apoyo profesional: Un terapeuta especializado en TOC puede proporcionar estrategias y apoyo clave para manejar la condición.  

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Ortorexia: La Obsesión con la Comida Saludable

En la era de la información y la preocupación por la salud, la ortorexia se ha convertido en un tema cada vez más relevante. Aunque no está oficialmente reconocida como un trastorno en muchos sistemas de diagnóstico, la ortorexia se refiere a una obsesión extrema con la comida saludable y la pureza alimentaria. Esta obsesión puede tener impactos significativos en la salud mental y física de quienes la padecen. ¿Qué es la Ortorexia? La ortorexia, un término acuñado por el médico Steve Bratman en 1997, se caracteriza por una preocupación obsesiva por la calidad y la pureza de los alimentos. Las personas con ortorexia sienten que su salud depende exclusivamente de la ingesta de alimentos que consideran «perfectos» o «puros». Este enfoque rígido y exclusivo hacia la alimentación puede llevar a una serie de problemas. Síntomas y Comportamientos Asociados Restricción Dietética Extrema: Las personas con ortorexia a menudo eliminan de su dieta una gran cantidad de alimentos que consideran no saludables, incluyendo muchas frutas y verduras si no cumplen con sus estrictos criterios. Preocupación Constante: La preocupación por la calidad de los alimentos puede ocupar la mayor parte del tiempo del individuo, afectando su vida social, laboral y personal. Sentimientos de Culpa: Comer algo que no se alinee con sus normas estrictas puede provocar una gran culpa y ansiedad. Aislamiento Social: Las personas con ortorexia pueden evitar eventos sociales o comidas fuera de casa para evitar la exposición a alimentos que consideran perjudiciales. Impacto en la Salud: La dieta restrictiva y desequilibrada puede llevar a deficiencias nutricionales, pérdida de peso excesiva, y otros problemas de salud. Causas y Factores Contribuyentes Las causas exactas de la ortorexia no están completamente claras, pero varios factores pueden contribuir a su desarrollo: Presión Social: La creciente presión social y mediática para adoptar dietas «perfectas» puede fomentar una obsesión poco saludable con la alimentación. Perfeccionismo: Las personas con tendencias perfeccionistas pueden ser más propensas a desarrollar ortorexia debido a su necesidad de controlar todos los aspectos de su vida. Experiencias Previas: Algunas personas pueden desarrollar ortorexia como una forma de controlar o compensar otras áreas de su vida. Tratamiento y Manejo El tratamiento de la ortorexia puede ser desafiante debido a la naturaleza de la obsesión. Sin embargo, existen estrategias que pueden ayudar a manejar y superar el trastorno: Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una opción eficaz para tratar la ortorexia, ayudando a las personas a desafiar sus pensamientos y comportamientos disfuncionales relacionados con la comida. Educación Nutricional: Trabajar con un dietista o nutricionista puede ayudar a equilibrar la dieta de manera saludable y realista. Apoyo Social: La terapia de grupo o el apoyo de amigos y familiares puede ser útil para romper el aislamiento y fomentar un enfoque más equilibrado hacia la alimentación. Mindfulness y Autoaceptación: Técnicas de mindfulness y prácticas de autoaceptación pueden ayudar a las personas a desarrollar una relación más saludable con la comida y su cuerpo.  

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¿Qué características definen los subtipos más comunes del TOC?

Terapia del temor a la contaminación con rituales de limpieza La EPR es el tratamiento de primera elección para este tipo de TOC. La mayoría de los estudios indican que la EPR es especialmente eficaz en estos casos. Una gran parte de los pacientes que manifiestan esta sintomatología son muy fóbicos y presentan múltiples conductas de evitación. Debido a esta característica es conveniente contar con la colaboración de un familiar o persona allegada para ayudar al paciente con las tareas de la casa y la auto-exposición. Durante la EPR puede ser necesario que el paciente realice tareas de exposición en vivo en lugares públicos. Este tipo de exposición puede generar situaciones conflictivas y problemáticas para el paciente. Por ejemplo, el paciente mientras se expone en un comercio puede llamar la atención por el tiempo que invierte ante el stand de productos de limpieza o encontrarse con un amigo mientras realiza la exposición con el terapeuta. Con el fin de no generar un exceso de ansiedad e incomodidad en el paciente es conveniente instruirlo en cómo manejar esas situaciones, procurar elegir momentos adecuados para la exposición y si es necesario el terapeuta puede hablar con el personal del local para facilitar las tareas de exposición. El terapeuta ha de estar especialmente atento ante cualquier conducta evitativa, especialmente la evitación cognitiva. Para salvar este escollo es conveniente solicitar al paciente que centre su atención en la tarea que realiza, que verbalice lo que ve y está haciendo y que describa con detalle los productos a los que se expone. Un factor de distracción y de evitación durante la exposición es el intento por parte de algunos pacientes de mantener una conversación sobre cualquier tema con el terapeuta mientras realizan la exposición. El terapeuta solicitará al paciente que se centre en la tarea de exposición dejando cualquier otra cuestión para otro momento. Una vez que el paciente ha realizado varias exposiciones en vivo con el terapeuta conviene utilizar la estrategia de auto exposición, ya que presenta ventajas en cuanto a la generalización y el mantenimiento de la mejoría. La exposición ayuda al paciente a cambiar sus actitudes ante el riesgo. Terapia de rituales de comprobación Los pacientes con rituales de comprobación normalmente realizan éstos cuando están solos ya que si están acompañados delegan la responsabilidad y no tienen tanta urgencia por comprobar. Este tipo de pacientes es especialmente refractario a intervenciones en el hospital o con presencia del terapeuta ya que traspasan la responsabilidad del posible daño que cometerían por su negligencia al personal hospitalario o al propio terapeuta. La auto exposición es la estrategia más conveniente en esos casos, ya que la mayoría de los rituales de comprobación aparecen en el hogar. En la EPR en los pacientes con rituales de comprobación, el tiempo de exposición no debe ser muy prolongado, al contrario que los pacientes con temor a la contaminación donde la mayor duración de la exposición redunda en un aumento de la mejoría. En los pacientes con rituales de comprobación conviene cambiar los entornos de exposición con frecuencia. Si los rituales de exposición son especialmente complejos y frecuentes, la implantación de los EPR es muy difícil. Los problemas motivacionales son frecuentes además de presentar elevados niveles de ansiedad y cuadros depresivos asociados. En muchos casos es necesario recurrir a un tratamiento farmacológico para reducir el malestar emocional y contribuir a la mejora de los motivación antes de implantar la EPR. Terapia de los pacientes con temor a hacer daño Un determinado número de pacientes presente intensos temores a perder el control y hacer daño a personas queridas o a ellos mismos. Algunos ejemplos: madres que temen volverse locas y estrangular a su hijo recién nacido, albañiles que piensan que pueden perder el control motor de sus piernas y arrojarse al vacío, personas que mientras utilizan un cuchillo temen perder el control y clavárselo a una persona que esté cercana, personas que ante la visión de una cuerda temen colgarse, etc. Este tipo de obsesiones generan grandes niveles de ansiedad e importantes sentimientos de culpa en los pacientes. Éstos evitan accidentalmente cualquier objeto o situación por temor a una pérdida de control y a realizar la acción: creen que pensar equivale a hacer. Éstos pacientes se benefician tanto de una intervención conductual como cognitiva. La intervención conductual consiste en exponerlos a la situación u objeto temido hasta que la ansiedad remita. En realidad es un experimento conductual sobre la hipótesis que maneja una forma de contrastar la veracidad de su obsesión. Estos pacientes pueden llegar a necesitar un tiempo de exposición elevado hasta que experimentan una reducción efectiva de la ansiedad. Al principio es conveniente realizar la EPR en presencia de un terapeuta o coterapeuta dados los elevados niveles de ansiedad para a continuación pasar a la autoexposición. El hecho de que muchas de estas obsesiones aparezcan relacionadas con actividad peligrosas no es óbice para asumir riesgos excesivos durante la exposición. No se trata d exponer al paciente al límite de una situación, por ejemplo solicitar a un paciente que suba a una altura desproporcionada sin ninguna protección, ya que la mayoría de las personas no lo harían y el riesgo que se asume está muy por encima del beneficio terapéutico que se pretende. Terapia de la lentitud obsesiva primaria Los pacientes que presentan una lentitud obsesiva primaria tienen una extrema dificultad para realizar tareas rutinarias sin quedarse bloqueados. Estos estados pueden llegar a ser muy incapacitarnos y generar una pérdida de autonomía personal y grandes tensiones en la dinámica familiar. El abordaje habitual de estos pacientes consiste en limitar el tiempo para que realicen una determinada tarea. Conviene hacerlo por aproximaciones sucesivas y siempre bajo la atenta supervisión de un terapeuta. En algunos casos hay que obligar al paciente a concluir una tarea. Estos pacientes pueden generar tensión en coterapeutas no entrenados, por lo que es muy importante seleccionar adecuadamente a los mismos y entrenarlos previamente. En casos muy extremos, el tratamiento se realiza en régimen hospitalario. Habitualmente el

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¿Cómo clasifican Marks, Foa, De Silva y Rachman el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)?

Diferentes autores han intentado delimitar los posibles subtipos clínicos que se pueden identificar entre los pacientes diagnosticados de TOC Clasificación de Marks (1987-1991) Existen varias formas de rituales que se pueden solapar porque algunos pacientes presentan más de un tipo de ellos. Rituales de limpieza. Se presentan más en mujeres que en hombres; vienen provocados por miedos a la suciedad e ideas de contaminación. En este caso la compulsión más común puede consistir en lavarse y ducharse varias veces o lavar durante horas los platos o la ropa con el objetivo de llevar a cabo la desinfección de todos los objetos “contaminados”. Rituales de repetición. Los rituales con números son el ejemplo principal de repetición; por ejemplo, repetir una cierta cantidad de veces un determinado número cada vez que aparezca un determinado pensamiento. Los rituales de repetición también son comunes en muchos casos de lavado o comprobación. Por ejemplo, las secuencias de lavado deben repetirse un determinado número de veces y la secuencia se reinicia si se ve interrumpida antes de terminar Rituales de comprobación. Este tipo de compulsiones sería más frecuente en hombres que en mujeres. Los pacientes pueden gastar horas comprobando que puertas, ventanas, llaves del gas o de la luz están bien cerradas antes de salir de casa por la mañana o al acostarse por la noche; o recorrer varias veces el camino realizado con su coche para asegurarse de que no han atropellado a nadie por el camino Rituales de acumulación. En estos casos los pacientes encuentran muy difícil el ser capaces de tirar cualquier cosa llegando incluso a almacenar durante décadas basuras, papeles, comida enlatada, ropa y objetos que nunca utilizan. Desprenderse de lo acumulado les provocaría un alto nivel de ansiedad y puede darse el caso de que les resulte moverse por propia casa por la cantidad de objetos inscribibles acumulados Rituales de orden. Relacionados con la compulsión a ordenar objetos de una manera determinada que puede derivar en la pérdida de una gran cantidad de tiempo impidiendo llevar a cabo tareas más productivas. Lentitud compulsiva. Se trataría de un trastorno especialmente problemático, difícil de abordar y resistente al tratamiento. Se caracteriza por la lentitud en acabar una tarea de la vida cotidiana. El paciente puede tardar horas en realizar estas actividades diarias; dicha lentitud seria consecuencia de la repetición de la secuencia total de las acciones o de sus componentes. En opinión de Marks, en alguno de estos casos no se manifiesta rituales visibles y los sujetos parecen perdidos en meditaciones y afirman que estaban llevando a cabo controles mentales. Este tipo de trastorno es más frecuente en hombres que en mujeres. La lentitud es selectiva a un tipo de tareas determinadas. Rachman (1974) denominó a este tipo de trastorno enlentecimiento obsesivo primario. Clasificación de De Silva y Rachman (1992) Distinguen diferentes manifestaciones o subtipos clínicos, que son los siguientes: Compulsiones de limpieza/lavado. La forma más común de TOC. El paciente procura evitar todo aquello que crea que puede ensuciarle o contaminarle; de no ser posible, lleva a cabo largos rituales de limpieza y desinfección. Es más frecuente en mujeres que en hombres Compulsiones de comprobación. Estos autores afirman que se presenta por igual en hombres que en mujeres. Irán asociados a obsesiones en forma de duda que les genera angustia sobre si lo han hecho bien, por lo que continúan comprobando una y otra vez. Temen que la falta de comprobación dé lugar a una catástrofe de la que serían ellos responsables. Otro tipo de compulsiones manifiestas. No habría diferencias por sexos en este subtipo. Se trataría de otras modalidades de compulsiones manifiestas, como: repeticiones reiteradas de determinadas conductas; seguir un orden muy estricto al realizar una conducta; o compulsiones de tocar; con este tipo de compulsiones manifiestas los pacientes evitarían un peligro o catástrofe, otros pacientes comentan que lo hacen para evitar la sensación de gran malestar o ansiedad que se produciría si no lo hicieran. Otra posible modalidad dentro de este subtipo serian los pacientes que acumulan o almacenan una gran cantidad de objetos inservibles, que también informan de una gran ansiedad o malestar en el caso de que tuvieran que desprenderse de lo acumulado Obsesiones no acompañadas de conducta compulsiva manifiesta. Se trataría de la presencia de pensamientos, imágenes o impulsos no acompañados de rituales. En algunos casos, estas obsesiones van seguidas de compulsiones encubiertas o rituales mentales que son muy parecidos a los rituales manifiestos puesto que el paciente sentiría una gran urgencia por llevarlos a cabo y servirían para reducir la ansiedad o el malestar (por ejemplo, contar según una secuencia, pensar una frase que contrarreste la obsesión, etc.). otros pacientes tienen compulsiones mentales sin que éstas estén asociadas a obsesiones; y otros presentarían rumiaciones mentales e invertirían gran cantidad de tiempo pensando de forma improductiva sobre cualquier asunto. Algunos autores las obsesiones como sucesos mentales y las compulsiones como sucesos abiertos o motores. Según los autores de esta clasificación esta división es incorrecta; si bien es cierto que todas las obsesiones son hechos mentales, no todas las compulsiones son conductas motoras manifiestas. Muchos pacientes tienen compulsiones encubiertas o mentales con las mismas características que las compulsiones abiertas. Las compulsiones encubiertas también reciben el nombre de rituales cognitivos o compulsiones cognitivas Lentitud obsesiva primaria. Este subtipo fue identificado por Rachman en 1974 y se manifiesta en un pequeño número de pacientes, preferentemente hombres; consiste en llevar a cabo algunas actividades de forma extraordinariamente lenta y pausada mientras que otras se realizan de forma normal. Todo el ensayo mental implicado en llevar a cabo la conducta no es vivenciado por el sujeto como algo molesto, intrusivo y el paciente no se resiste a esta lentitud compulsiva. Este subtipo aparece al inicio de la vida adulta, tiene un curso crónico, suele dar lugar a un gran nivel de incapacidad y el paciente suele estar socialmente aislado. Clasificación del grupo de Foa A partir del trabajo de Foa y su grupo sobre los trastornos de ansiedad, Kozack y sus

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¿Por qué la motivación es clave en el éxito del tratamiento del TOC y cómo fortalecerla?

Antes de implantar el tratamiento, el terapeuta debe valorar aspectos motivacionales que van a determinar la adherencia al mismo y su eventual éxito. Valorar la motivación de un paciente hacia el tratamiento resulta en muchos casos complejo. Este tipo de pacientes presenta una serie de características en ese sentido: Muchos pacientes presentan elevados niveles de ambivalencia ante el tratamiento. Esta actitud, que también se encuentra en muchos pacientes fóbicos, se puede contrarrestar de diferentes maneras. En primer lugar, ofreciendo una descripción en términos generales del tratamiento de tal manera que el paciente pueda expresar sus dudas, recelos y preocupaciones respeto al mismo. Muchos pacientes debido a su propia patología tienen dificultades para tomar una decisión respecto a su tratamiento ya que la duda patológica forma parte de su sintomatología. En estos casos el terapeuta debe ser consciente de ello y no reforzar este problema con reiteración de información poniendo un límite a las explicaciones ofrecidas y a las preguntas del paciente. No es conveniente en esta fase dar información excesivamente pormenorizada sobre el tratamiento ya que muchos pacientes no suelen entenderla y en muchos casos el exceso de detalles hace que su ansiedad aumente. Este aumento de ansiedad puede llevar a que el paciente intente negociar determinados aspectos del tratamiento reflejando una actitud evitativa del problema. No existe negociación posible sobre el tratamiento en el sentido de eliminar o modificar componentes inherentes al mismo, ya que quedaría desvirtuado y resultaría ineficaz. Muchos pacientes muestran un gran escepticismo ante el tratamiento. Frecuentemente esta actitud responde a que los pacientes han experimentado varios fracasos terapéuticos previos, con otros enfoques, bien sean farmacológicos o psicológicos. El terapeuta debe realizar una valoración de los intentos previos de tratamiento ya que estos fracasos pueden reducir las posibilidades de éxito de la intervención cognitivo-conductual. Este escepticismo se puede neutralizar en parte ofreciendo información basada en estudios científicos sobre eficacia clínica, curso y pronostico de las intervenciones cognitivo-conductuales. No se trata de crear un falso optimismo terapéutico o de situar la intervención por encima de sus posibilidades sino de ofrecer datos contrastados y las limitaciones del tratamiento reconocidas en la bibliografía sobre el tema. Esta actitud de sinceridad terapéutica suele mejorar la actitud del paciente hacia el tratamiento. Existen otros factores que pueden interferir en la motivación y adherencia al tratamiento: Comorbilidad. Uno de los factores que más pueden afectar a la motivación y adherencia de un paciente al tratamiento es la comorbilidad de este trastorno con otras patologías. Los episodios depresivos mayores son muy frecuentes en pacientes con TOC moderado o grave. El terapeuta debe valorar la gravedad del cuadro depresivo, si es primario o secundario al TOC y el posible impacto en el abordaje cognitivo-conductual del tratamiento obsesivo compulsivo. Si se aprecian ideas auto lesivo y la severidad del cuadro impide la puesta en marcha del tratamiento del TOC, el terapeuta tiene que valorar la posibilidad de posponer el inicio del tratamiento hasta que el cuadro depresivo esté controlado. La utilización de medicación antidepresiva puede ser necesaria en este momento. Una vez que el cuadro depresivo comienza a remitir, el tratamiento del TOC puede comenzar. Existen otro tipo de patologías como el trastorno por angustia, fobia social, etc. que también pueden dificultar la puesta en marcha del tratamiento y que hay que evaluar y tratar previa o simultáneamente al cuadro obsesivo. Los trastornos de personalidad asociados a cuadros obsesivos son también frecuentes. Existe un consenso en el que tanto el trastorno de personalidad esquizoafectivo como el trastorno obsesivo compulsivo de personalidad suelen dificultar la adherencia al tratamiento y limitar el éxito de los procedimientos terapéuticos. La presencia de hábitos tóxicos debe ser valorada y tratada previamente. El consumo de tóxicos interfiere con los procesos de habituación y en su caso, con los tratamientos farmacológicos asociados. Características del cuadro obsesivo-compulsivo. En una revisión de Alburquerque (1996) en Labrador y cols. (2000) de estudios sobre las características más frecuentes de los pacientes con TOC que fracasan en los tratamientos se refirieron las siguientes: presencia de ideas sobrevaloradas, signos de evitación excesiva tanto cognitiva como conductual y un elevado nivel de reactividad ante los estímulos temidos. Por el contrario, factores como el inicio temprano del trastorno no determinaban un mayor nivel de fracaso, contrariamente a lo que ciertos clínicos sostiene. Ni la duración ni la severidad del cuadro obsesivo parecen influir en la tasa de fracasos. Estos datos son relevantes y conviene darlos a conocer al paciente ya que muchos de ellos se predisponen negativamente hacia el tratamiento al entender que la gravedad y duración del cuadro limita sus posibilidades de mejoría. Comprensión del modelo cognitivo–conductual. La falta de comprensión del modelo terapéutico propuesto puede acarrear elevadas tasas de abandono del tratamiento o puede llevar a la realización inadecuada y reticente de las técnicas terapéuticas. Si el terapeuta detecta este problema debe programar alguna sesión adicional para resolver las dudas del paciente, y si las reticencias persisten, plantear abiertamente la posibilidad de recurrir a tratamientos de otra índole. Disponibilidad de tiempo. Si el paciente o el t4erpaeuta tienen poca disponibilidad de tiempo para llevar a cabo el tratamiento hay que plantear otras alternativas terapéuticas. El tiempo disponible ha de ser elevado sobre todo al principio. El paciente tiene que realizar con frecuencia tareas para casa que requieren tiempo de exposición elevado. El terapeuta debe disponer de tiempo de consulta suficiente (en ocasiones superior a los 90 minutos por sesión) para realizar adecuadamente las técnicas de exposición. Si el paciente expresa serias dificultades para encontrar tiempo para el tratamiento por condiciones familiares o laborales conviene posponerlo hasta que exista una mayor disponibilidad o sugerir una baja laboral para la realización de la fase inicial del tratamiento. Si se informa debidamente al médico de referencia no suelen existir dificultades para la obtención de una incapacidad laboral transitoria. Presencia de estresores psicosociales. Hay que valorar la conflictividad familiar o de pareja, los problemas laborales, etc. que pueden interferir con el tratamiento. En algunos casos hay que esperar a la resolución

¿Por qué la motivación es clave en el éxito del tratamiento del TOC y cómo fortalecerla? Leer más »

¿Por qué las rumiaciones obsesivas son un síntoma común en trastornos como el TOC?

Entre los pacientes que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo el 75% presentan obsesiones y compulsiones y el 25% experimentan solo obsesiones. Para muchos clínicos, puede parecer artificial el separar los trastornos obsesivos puros de los trastornos obsesivos-compulsivos. Pero la clínica y la terapéutica abogan por una división de ese tipo en la medida en que se considera que un ritual es un comportamiento motor y que muchos obsesivos no presentan o presentan pocos rituales. Cuadro clínico Algunos sujetos presentan unas obsesiones seguidas de compulsiones puramente mentales o cognitivas: contar, repetir frases en ocasiones desprovistas de sentido o recitar listas de palabras. Otros presentan rumiaciones incoercibles e intrusivas referidas a la duda, a la culpabilidad, a la agresividad, a la repugnancia, a comportamientos sexuales inaceptables, etc. estas rumiaciones no son predecibles, pues pueden aparecer no importa donde y cuando. Las barreras que limitan los comportamientos ritualizados (trabajo, sanciones sociales frente a los rituales demasiado exagerados, críticas, burlas, etc.) no pueden detenerlos. De ahí su carácter invasivo e incontrolable. Hace algunos años, estos problemas eran conocidos con el nombre de fobias de impulsión Las obsesiones representan un estimulo interno por el cual el sujeto no consigue establecer unas respuestas de habituación. Más del 90% de los sujetos normales presentan o han presentado ideas obsesivas. Resulta interesante notar que no existen diferencias de contenido entre las obsesiones de los sujetos normales y de las de los obsesivos. Las ideas obsesivas de los sujetos patológicos se diferencian de las que experimentan los sujetos normales por su frecuencia, duración, y por el hecho de que conlleva con bastante rapidez<z una respuesta de habitación. La obsesión normal diferirá de la anormal en los mecanismos alterados de habituación. El pensamiento intrusivo es un pensamiento de entrada involuntario, obsesionante, extraño al sujeto, rechazado y repugnante. Se puede encontrar, por ejemplo, la idea intrusiva de matar al propio hijo, exhibirse en una iglesia, blasfemar y golpear a un individuo que pasea delante de nosotros por la calle. Los sacerdotes describieron las obsesiones antes que los psiquiatras, que lo testifica el tratado de los escrúpulos del confesor Duguet, aparecido en el siglo XVIII. Los esquemas cognitivos inadecuados de peligro se presentan bajo la forma imperativa de conminación. Por ejemplo, se debe estar siempre atento respecto a los peligros que uno mismo puede autoinflingirse. Si no, se es responsable. Los sentimientos excesivos de incertidumbre y de pérdida de control son pues intolerables. Cualquier peligro debe preocuparnos y debe ser controlado. Los pensamientos mágicos pueden ser eficaces para controlar los peligros. El pensamiento neutralizante tiene por objeto restablecer el orden moral y neutralizar la ansiedad desencadenada por el pensamiento intrusivo. Desempeña la misma función que los rituales de lavado y de verificación en las compulsiones manifiestas. Por ejemplo, desarrollo de una actividad interna o mental en un ritual concreto, obligación de contar evitando el numero 13, si no hay que volver a empezar; ahuyentar la idea intrusiva con una imagen muy positiva de sí mismo, etc. Los pacientes que presentan estas rumiaciones van a mirar a menudo de tranquilizarse ¿Le han trasmitido el cáncer a alguien? ¿Van a realizarse deseos agresivos? Así, un paciente telefoneará continuamente a su terapeuta para estar seguro de que no se ha olvidado en el hospital un objeto que podría lastimar a alguien. Se trata en este caso de la cara compulsiva ligada en ocasiones a las obsesiones. Tranquilizar al obsesivo no conseguirá más que agravarlo en la medida en que él utilizará sistemáticamente la transferencia de responsabilidad como ritual para reducir momentáneamente la ansiedad y la culpabilidad. Evaluación, diagnóstico y análisis funcional El DSM-III-R reagrupa las obsesiones junto a las compulsiones, pues el diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo puede aplicarse tanto si el sujeto presenta obsesiones como compulsiones o ambas a la vez. El sujeto reconoce el carácter absurdo de sus pensamientos, aunque en algunos casos sus ideas obsesivas sean difíciles de conmover. El clínico observará a menudo que el paciente reconocerá fácilmente en la consulta el carácter irracional de sus obsesiones, pero no podrá hacer el mismo juicio cuando experimente la obsesión. Por lo tanto, no hay que considerar la obsesión como un problema psicótico, incluso aunque la línea de demarcación pueda parecer frágil a primera vista. Según el DSM-III-R la obsesión es una idea, pensamiento, impulsión o representación recurrente y persistente que, por lo menos al principio, son sentidos como intrusivos en la conciencia del sujeto y vividos como absurdos. El sujeto se esfuerza por ignorar o reprimir estos pensamientos o impulsiones o por neutralizarlos. El paciente debe reconocer que la obsesión es el fruto de sus propios pensamientos y no de ideas impuestas desde el exterior. En ocasiones, en los primeros momentos del análisis funcional, el clínico podrá quedar desconcertado, porque el paciente tiene dificultades para reconocer el carácter irracional. Pero, al proseguir dicho análisis, este hecho resultará evidente. Dada la naturaleza del comportamiento-diana (comportamiento interno o privado), las fichas de autor registro diseñadas por Marks y traducidas al francés por el equipo de Cottraux será el instrumento de elección. El paciente anota una vez al día, la frecuencia y la duración de su obsesión, el grado de malestar y sus evitaciones y ello para cada una de las obsesiones identificadas. Tratamiento Si bien este trastorno ha sido refractario a prácticamente cualquier modalidad de tratamiento  farmacológico, hoy día se dispone de nuevos remedios eficaces. Se trata esencialmente de poner al sujeto en contacto con sus pensamientos intrusivos, sin realizar una neutralización mental ni buscar una autoridad, por lo general médica o religiosa, para tranquilizarse. Las etapas que hay que seguir son: Enseñar a los sujetos a observar sus propios fenómenos mentales y a diferenciar los pensamientos intrusivos de los pensamientos automáticos neutralizantes; para ello se pueden utilizar unas fichas de autor registro de los pensamientos automáticos, de las emociones y de las situaciones que los provocan Prescribir unas tareas de exposición y de prevención de la respuesta para comprobar la veracidad de las preocupaciones obsesivas Ayudar al sujeto a cuestionar los sistemas irracionales de

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¿La onicofagia está relacionada con otros trastornos compulsivos o de ansiedad?

La onicofagia, el morderse las uñas, es un problema muy extendido. Su prevalencia en el adulto se sitúa entre el 20 y 25%. En los niños el porcentaje se eleva al 28% entre los niños de 5 a 6 años y alcanza el 60% al inicio de la adolescencia. Aunque el morderse las uñas sea un fenómeno muy extendido a menudo se le quita importancia, pues quienes lo padecen disimulan frecuentemente sus consecuencias y sus gestos. La onicofagia incluye también el mordisqueo de las cutículas y de la piel alrededor de las uñas. De ello resulta que ciertos componentes no son identificados como propios de la onicofagia cuando en realidad forman parte de ella. Evaluación, diagnóstico y análisis funcional Este problema no es un trastorno psiquiátrico por lo que el DSM-III-R no plantea ningún criterio diagnostico para la onicofagia. Sin embargo, el morderse las uñas sigue siendo problemático para numerosos individuos. Habitualmente, no consultarán con el médico de cabecera por ello, sino que aprovecharán más bien una consulta por otro problema para plantear esta cuestión. El facultativo generalmente no sabe qué responder. La definición de onicofagia es la siguiente: “Acto de morder, estirar o arrancar las uñas (de las manos y/o de los pies) es irregular, pero razonablemente intacto. Onicofagia confirmada por el interrogatorio en la entrevista Ligera. El inicio de la uña es irregular, pero razonablemente intacto. Onicofagia confirmada por el interrogatorio en la entrevista Moderada. El inicio de la uña está ausente. Roído regular confirmado por el interrogatorio en la entrevista Grave. La uña está roída más allá de la parte que no está en contacto con la piel. El tejido normalmente oculto por la niña es visible Se puede dividir en dos categorías más a las personas que se muerden las uñas, según el numero de dedos implicados. Los pacientes que se muerden todas las uñas sin excepción se llamarán roedores definidos, mientras que aquellos para los que el problema solo afecta a entre 1 y 9 dedos se denominan roedores indefinidos. La medida empleada más frecuentemente ese el autorregistro. Con él se dispone de una línea base de la frecuencia del roído de las uñas y precisa la gravedad del caso. El paciente rellena diariamente una ficha a tal efecto. Esta costumbre se desarrolla gradualmente y se convierte rápidamente en automática. Es importante sensibilizar al cliente respecto a la cadena de comportamientos que le conduce a morderse las uñas. Además de las fichas, el cliente ilustrará los datos recogidos con la ayuda de un grafico que permitirá seguir la evolución del tratamiento. Este gráfico ayudará al paciente a tomar conciencia de su comportamiento. También se utilizan otros métodos para medir los cambios; por ejemplo, hacer una marca en la uña. Fotografías la uña resulta el más apropiado pues ofrece una medida permanente y objetiva. Se podrá examinar el aspecto de los dedos, contando el número de uñas mordidas con indicios de sangre o heridas cicatrizándose. Las cutículas no son buenos puntos de referencia pues pueden dañarse fácilmente. Durante las entrevistas, el terapeuta examinará los siguientes aspectos: ¿En qué situación se muerde las uñas el paciente? ¿Qué actividades son las más propicias para el mordisqueo de uñas? ¿Cuáles son los movimientos iniciales? ¿presentan movimientos asociados al mordido de las uñas? ¿Cuáles son los aspectos del mordido de las uñas que irritan? Tratamiento El tratamiento comprende dos partes: volver apto al paciente para reconocer la cadena de comportamientos causantes del mordido de las uñas y enseñar una respuesta incompatible con su problema. Este método, llamado inversión de hábito, es muy eficaz para resolver este problema. Para empezar, hay que concentrar al paciente sobre los diversos componentes. La persona se colocará delante de un espejo y se morderá las uñas observando y anotando los movimientos efectuados. Si las uñas son mordidas de diferentes formas, el individuo hará una lista de las diferentes conductas. Cada día, ante el espejo, el paciente describirá en voz alta la manera como se muerde las uñas. La segunda etapa consiste en aprender una respuesta incompatible con el mordido de las uñas. Se deben respetar ciertos criterios si se quiere seleccionar adecuadamente este nuevo comportamiento: La acción no debe interferir con las actividades cotidianas Esta respuesta puede repetirse durante varios minutos sin que parezca inhabitual Es incompatible con el mordido de uñas, es decir, impide a la persona efectuar dicho comportamiento Cuando se realiza esta respuesta, ello permite al paciente darse cuenta de la ausencia del mordido de uñas La respuesta permite reforzar los músculos antagonistas a los del mordido de uñas Entre los movimientos utilizados frecuentemente se encuentran el gesto de apretar el puño, dejar la mano sobre la rodilla, apretar ligeramente la pierna. Este movimiento incompatible se mantendrá alterador de tres minutos desde que el cliente se muerde las uñas o siente ganas de hacerlo. Antes de recurrir a la respuesta incompatible en el medio natural, el paciente practicar solo mentalmente estos ejercicios describiendo en voz alta los detalles del contexto. Tras imaginarse la secuencia en cuestión, debe iniciar los movimientos asociados al mordido y efectuar inmediatamente la respuesta antagonista. Cuando el paciente se siente confiado en poder hacer frente a este tipo de situaciones, ensayará otra. En algunos pacientes añadiremos el aprendizaje de la relajación para controlar el nerviosismo y las ganas de morderse las uñas. Se trata de enlentecer el ritmo de la respiración y efectuar unas respiraciones y espiraciones más profundas. Lo mismo para la musculatura que debe estar más distendida y relajada El apoyo de los amigos y de la familia también es importante. Es necesario felicitar al individuo por los esfuerzos y mejoras observados así como recordarle que debe practicar sus ejercicios. Eso ayuda a mantener la motivación del paciente. Para facilitar la disminución del deseo de morderse las uñas es importante limarlas y cuidar regularmente las cutículas y la piel en torno de las uñas.   (Información extraída de Terapia cognitiva y comportamental / Robert Ladouceur, Ovide Fontaine, Jean Cottraux, 1994)

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