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Lo que no te han contado sobre el autismo: orígenes y hechos clave

El autismo, conocido formalmente como Trastorno del Espectro Autista (TEA), es un trastorno neurológico y del desarrollo que afecta la forma en que una persona interactúa con el mundo. Aunque el término “autismo” se utiliza comúnmente, las personas con TEA pueden experimentar una amplia variedad de síntomas y niveles de funcionamiento. ¿Pero de dónde proviene el autismo? A continuación, exploramos sus orígenes, causas y el desarrollo de este trastorno complejo. El Origen del Término “Autismo” El término “autismo” fue acuñado en 1911 por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler, quien lo utilizó para describir un síntoma de la esquizofrenia. Según Bleuler, el autismo se refería a la tendencia de los pacientes con esquizofrenia a retraerse hacia su mundo interior, alejándose de la realidad externa. Sin embargo, no fue hasta la década de 1940 que los médicos comenzaron a asociar el autismo con un trastorno independiente del desarrollo. Primeras Descripciones Clínicas En 1943, el pediatra Leo Kanner realizó una investigación pionera y describió el autismo como un trastorno distinto. Su trabajo identificó a un grupo de niños con un patrón de comportamiento caracterizado por dificultades en la interacción social, una necesidad intensa de rutina y patrones repetitivos de comportamiento. Kanner los denominó «autistas», marcando un hito en la comprensión del trastorno. Al mismo tiempo, en el Reino Unido, el psiquiatra y médico Hans Asperger describió un patrón similar en niños, pero sin el retraso cognitivo característico del autismo clásico. Este trastorno, que posteriormente recibiría el nombre de síndrome de Asperger, es considerado hoy parte del espectro autista. Causas del Autismo: ¿Por Qué Ocurre? La causa exacta del autismo sigue siendo desconocida, pero se sabe que el trastorno tiene una base genética y neurobiológica. La investigación sugiere que una combinación de factores genéticos y ambientales contribuye al desarrollo del TEA. A continuación, se exploran algunas de las teorías más relevantes: Factores Genéticos Se ha encontrado que el autismo es más común en familias con antecedentes de trastornos del espectro autista. En los últimos años, la investigación genética ha identificado varios genes que pueden estar involucrados en el desarrollo del trastorno, aunque aún se necesita más investigación para comprender cómo estos genes interactúan para causar el TEA. Factores Ambientales Diversos factores ambientales durante el embarazo, como infecciones maternas, exposición a sustancias tóxicas o complicaciones en el embarazo, pueden aumentar el riesgo de desarrollar autismo. Sin embargo, no hay evidencia sólida que sugiera que las vacunas causen autismo, un mito que ha sido ampliamente desmentido por estudios científicos. Desarrollo Cerebral El autismo se ha asociado con diferencias en la estructura y el funcionamiento del cerebro. En personas con TEA, se ha observado un desarrollo anómalo en áreas del cerebro responsables de la comunicación, la empatía y las habilidades sociales. Estas diferencias pueden explicar las dificultades en la interacción social y la comunicación que enfrentan las personas con autismo. El Espectro Autista: Diversidad en la Condición Una de las características más importantes del autismo es su naturaleza espectral. Esto significa que el trastorno abarca un amplio rango de manifestaciones y niveles de gravedad. Algunas personas pueden experimentar un autismo leve y tener una vida relativamente independiente, mientras que otras pueden tener un autismo más severo que requiere apoyo significativo en la vida diaria. El diagnóstico y la intervención temprana son clave para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las personas con TEA. Enfoques de Tratamiento y Apoyo No existe una cura para el autismo, pero existen enfoques terapéuticos que ayudan a las personas con TEA a desarrollar habilidades sociales, de comunicación y de aprendizaje. Las intervenciones tempranas, como la Terapia Conductual Aplicada (ABA) y la Terapia de Integración Sensorial, son esenciales para ayudar a los niños a adaptarse mejor al entorno social y escolar. Además, el apoyo familiar y la educación inclusiva juegan un papel fundamental en el bienestar de los individuos con autismo. Las terapias centradas en el comportamiento y la comunicación, así como las adaptaciones en el entorno, pueden permitirles llevar una vida más plena y satisfactoria. Conclusión El autismo es un trastorno complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque sus orígenes exactos no se comprenden por completo, la investigación científica sigue avanzando para desentrañar las causas y mecanismos detrás del TEA. Lo que es indiscutible es que las personas con autismo tienen una rica diversidad de talentos y habilidades, y su integración en la sociedad es fundamental para promover la aceptación y la inclusión. El apoyo adecuado y la intervención temprana pueden hacer una gran diferencia en la vida de quienes viven con este trastorno, permitiéndoles alcanzar su máximo potencial.  

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¿Qué Tratamientos y Apoyo Necesitan las Personas con Síndrome de Down?

El signo más evidente del mongolismo o síndrome de Down es un aspecto caracterizado por facciones pequeñas y ojos pequeños, almendrados y sesgados hacia arriba. Otros síntomas, no siempre presentes, consisten en flacidez, aplanamiento de la nuca, dedo meñique curvado y las rayas de la mano manifiestamente cortas y anchas. Cuando el niño afectado por el Síndrome de Down crece, se hacen evidentes otros síntomas. Las manos son siempre anchas y cortas, con el meñique corto e inclinado, y los pies, también cortos, aparecen con un espacio interdigital excesivo y una anchura total desproporcionada. Las anomalías cardiacas son también frecuentes (cerca del 35% de los casos), así como las hernias y los trastornos intestinales. Además de los síntomas y las consecuencias físicas, cabe mencionar como la principal característica de la enfermedad el retraso mental: los afectados siempre tienen un coeficiente de inteligencia inferior a 70 y con mucha frecuencia situado entre 40 y 60. Causas La causa del Síndrome de Down es una alteración en los cromosomas. La donación cromosómica normal es de 46, agrupados en 23 pares que corresponde a los cromosomas sexuales. En las células de los afectados de mongolismo existe un cromosoma de más, es decir 47, siempre en el grupo cromosómico 21. No se conoce con certeza la causa de la aparición de este cromosoma sobrante, pero está relacionada con la edad de la madre Prevención Puede practicarse a la gestante, hacia la semana 14 del embarazo, una prueba denominada amniocentesis, que permite diagnosticar si el feto está afectado por el Síndrome de Down. Esta prueba es aconsejable para todas las embarazadas mayores de 35 años y si existen antecedentes familiares de mongolismo en alguno de los progenitores. Tratamiento y desarrollo No existe tratamiento médico conocido para los afectados por el Síndrome de Down. Se han efectuado pruebas de administración masiva y continuada de vitaminas, en especial de vitamina E, que, en algunos casos aislados, han dado como resultado una mejoría relativa, sin que ello sea concluyente. El niño mongólico es tranquilo y sensible. Necesitado de afecto y atención, es conveniente estimular lo antes posible sus sentidos y contar con la ayuda de escuelas especializadas, que conseguirán mejorar al máximo su capacidad, con el fin de que el afectado pueda atender sus necesidades físicas más elementales, e incluso llegar a realizar algún trabajo sencillo y rutinario. (información extraída de Guía médica familiar, 1994)

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¿Cuándo se detecta el Síndrome de Angelman?

El síndrome de Angelmann es un trastorno del neurodesarrollo de base genética, que se caracteriza por retraso mental, trastorno motor, rasgos físicos característicos y patrón conductual típico. Afecta por igual a hombres y mujeres. Se ha observado una prevalencia de un caso por cada 10.000 a 12.000 recién nacidos vivos. También es interesante conocer la prevalencia del síndrome de Angelmann entre grupos de individuos con retraso mental. En este caso las tasas oscilan, entre el 1,3 y el 4,8%. Los problemas más relevantes en los niños con síndrome de Angelmann vienen determinados por la alteración cognitiva y por la epilepsia, cuyo manejo puede resultar complicado. Este síndrome tiene una gran similitud genética con el de Prader-Willi, aunque ambos son clínicamente muy distintos. Las tres alteraciones genéticas descritas por para el síndrome de Prader-Willi pueden generar el síndrome de Angelmann, pero en este caso la alteración ocurre en el alelo de procedencia materna. Además, en el síndrome de Angelmann también es posible la existencia de una mutación de un solo gen, el UBE3A. Esta mutación puntual se detecta en el 20-25% de pacientes. Independientemente de que la causa del síndrome de Angelmann sea la mutación del UBE3A, o cualquiera de las alteraciones genéticas descritas previamente, el gen responsable del fenotipo del síndrome de Angelmann es el UBE3A, que codifica la proteína de la ligasa de ubiquitina E3, importante para la degradación de proteínas en las neuronas. Los pacientes con síndrome de Angelmann pueden identificarse fácilmente a partir de los 3-5 años por sus características físicas y conductuales, aunque si se tiene en mente dicho trastorno no puede sospecharse durante el primer año de vida. Los rasgos físicos más típicos son: talla baja, microcefalia, hipoplasia medio-facial, aplanamiento occipital, surco occipital, cabellos claros, ojos claros, estrabismo, macroglosia, protusión lingual, prognatismo, separación entre los dientes, hipopigmentacion cutánea, escoliosis y sindactilia. No todas las características físicas están presentes en todos los pacientes; por ejemplo, la microcefalia no está presente en el nacimiento; sin embargo, a los 2 años la presentan el 50%. Muchos niños con Síndrome de Angelmann no tienen alteraciones pigmentarias. Con la edad la cara tiende a alargarse y los rasgos físicos se hacen más toscos. A causa del retraso en el crecimiento, un 58% de los pacientes alcanza una talla ubicada alrededor del percentil 3 cuando llega a la pubertad. (información extraída de Trastornos del neurodesarrollo / editores, Josep Artigas-Pallarés, Juan Narbona, 2011)

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¿Cuáles Son los Principales Criterios Diagnósticos para el Síndrome de Prader-Willi?

El síndrome de Prader-Willi es un trastorno genético, poco frecuente, que se caracteriza por retraso mental, hipotonía, estatura baja, labilidad emocional y apetito insaciable que conduce a la obesidad importante. Este síndrome descrito en 1956 por Prader et al se genera por una falta de expresión de la zona 15q11-q13 del alelo del origen paterno. Esta región se regula de acuerdo con los mecanismos de la impronta. La impronta es el mecanismo (metilación) por el cual ciertos genes o grupos de genes, quedan modificados de modo diferente según sean heredados del padre o de la madre. Por esta razón se expresa de forma distinta el alelo paterno o el materno. Por lo tanto, si existe una deleción en el alelo procedente del padre, la zona borrada no puede ser compensada por el alelo materno a causa de su impronta. Si existe una disomía uniparental de origen materno (ambos alelos llevan la impronta materna) no se puede expresar la zona que debería aportar el padre. En este caso, los efectos prácticos son similares a los de la deleción de procedencia paterna. La mutación de la impronta paterna también genera dos alelos con impronta materna; por tanto, en este caso, ocurre lo mismo que en la deleción paterna. La expresión del gen es distinta en el alelo paterno y en el alelo materno; por ello, según deje de expresarse uno u otro, aparecerá el SPW (falta de expresión de 15q11-q13 de origen paterno) o el síndrome de Angelman. En el SPW la desactivación de los genes de esta zona puede tener tres orígenes distintos: Deleción del gen de origen paterno Disomía uniparental de origen materno Mutación de la impronta de procedencia materna (información extraída de Trastornos del neurodesarrollo / editores, Josep Artigas-Pallarés, Juan Narbona, 2011)

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¿La esquizofrenia se hereda o se adquiere?

La esquizofrenia se trata del trastorno psicótico más frecuente. Independientemente de razas y culturas afecta a cerca del 1% de la población. Ocurre con más frecuencia en poblaciones urbanas y en clases sociales bajas, aunque no es la pobreza lo que causa la enfermedad al condicionar su accesibilidad, evolución y posibilidades terapéuticas. Afecta por igual a ambos sexos, con una edad media de aparición entre 25-28 años. Hay una multi determinación en la aparición del síndrome esquizofrénico (genética, biológica, social, ambiental, psicológica). Se trata de un síndrome clínico, no de una enfermedad específica y su diagnóstico es un diagnóstico clínico, así como el de sus cinco sub variedades. Aunque la naturaleza de la enfermedad es desconocida, la posibilidad de realizar un diagnóstico adecuado con criterios validados es mucho más viable actualmente. Clínica La mayoría de los pacientes presentan sintomatología activa solo una pequeña parte de su vida y pasan muchos años en una fase residual durante la cual los signos clínicos identificables son mínimos. Fase prodrómica. Algunos presentan una personalidad previa típica, “personalidad presisótica” caracterizada por timidez, retraimiento, aislamiento familiar y social progresivo, dificultades de atención, concentración y rendimiento, con fracaso escolar, a pesar de tener una inteligencia normal, pérdida de interés por las tareas que desempeña previamente, frialdad afectiva y carácter huidizo, tendencia a la soledad y desinterés por la sexualidad. Hay que estar atentos si un paciente refiere esto en una consulta y debemos preguntar sobre extrañezas, rarezas, conductas sin sentido, risas inapropiadas, etc. pues será el médico de Atención Primaria quien, en muchos casos, escuche la queja de una madre, que puede aparecer marginalmente o vehiculada a través de otras quejas. La derivación al psiquiatra correspondiente es mandataria por pura prevención primaria. Fase aguda. Un paso más adelante se sitúa el cuadro agudo o primer brote esquizofrénico, que aparece sobre finales de la segunda década y principio de la tercera (15-25 años). A veces se puede identificar una causa desencadenante, pero no siempre. El cuadro agudo presenta una mezcla variable de algunos de los siguientes síntomas: Trastorno formal del pensamiento. Pensamiento ilógico, incomprensible e incoherente con: Pérdida de asociaciones. Ideas desconectadas, alternando unas y otras hasta hacerse incoherentes. Palabras nuevas realizadas con trozos de otras, incomprensibles El paciente interrumpe su discurso en mitad de una frase por diversos motivos (alucinaciones, etc.) durante segundos o minutos. Repetición de palabras o frases sin interés de cara a la comunicación Tendencia a ligarse a lo formal de la expresión con pérdida del simbolismo Pobreza del contenido. Puede hablar mucho y decir poco Trastorno del contenido del pensamiento. Delirios. Ideas, creencias, vivencias, etc. más allá de la credibilidad y que no se modifican ante evidencias en su contra. Aparecen en algunos trastornos psicóticos, aunque algunas formas específicas son particularmente frecuentes en la esquizofrenia. Cuanto más aguda es la psicosis, mayor es la tendencia a que el delirio sea desorganizado y no sistematizado. Existen diversos tipos: persecutorio, no sistematizado, de grandeza, de influencia, de referencia, etc. Trastorno de la percepción. Lo más comunes son las alucinaciones auditivas, menos olfativas y táctiles y casi nunca visuales. Las alucinaciones auditivas (voces) son percibidas como provenientes del espacio externo o de su cabeza y sentidas como reales sin posibilidad de resistirse a ellas. Pueden comentar sus actos o darle órdenes imperativas y acompañarse de ilusiones, despersonalización, desrealizacion y tener carácter corporal. Trastorno afectivo. Lo más habitual es la inestabilidad, con cambios frecuentes de uno a otro polo, la afectividad inapropiada e inmotivada, o la falta de afecto que aparece como monocorde, careciendo sus verbalizaciones del menor contenido emocional Trastorno de la conducta. Cabe cualquier conducta, desde la más extravagante e inapropiada, carente de sentido y finalidad lógica hasta conductas agresivas disruptivas. Conductas sexuales inapropiadas, infantiles, rituales, etc. todo lo imaginable, desde motivaciones de carácter delirante o alucinatorio. Los apartados descritos en una combinación variable constituyen un brote esquizofrénico que puede durar días o meses, a veces años, dependiendo de qué tratamiento siga. Muchos pacientes tienen brotes a lo largo de su vida separados por meses o años. Durante los tiempos entre brotes presentan algunos síntomas residuales, aunque algunos pacientes retornan a la normalidad entre brotes. Hay que estar atentos a los primeros signos que nos indican que comienza un nuevo brote, típicamente serán: mayor inquietud, excitabilidad, dificultad para dormir, apatía y tristeza, dificultades de concentración, anhedonia, pérdida de apetito y comienzo de conductas o gestos no habituales. Ante estos signos, de nuevo la derivación cuanto antes al psiquiatra es lo apropiado. Fase residual. Después de algunos brotes y con la lógica variación de un paciente a otro, entran en lo que se llama fase residual. Los pacientes están aislados, retirados de la vida productiva, con cierto grado de marginación social y familiar, han perdido sus amigos y trabajos, incluso por su propia falta de interés o por sus comportamientos. Su pensamiento y lenguaje es vago, sentido como vacío o absurdo por los demás. Se sienten diferentes de los demás, a veces con la idea de poseer poderes o sensibilidades especiales, acompañados de experiencias psíquicas diversas. Su apariencia personal y modales se habrían deteriorado y tendrán una actitud afectiva fría, lineal o inapropiada. Son incapaces de experimentar placer y tienen dificultades para llevar una vida autónoma con un espectro que va desde la acogida familiar, pasando por instituciones, hasta la marginación total. Ya no tienen la aparatosidad y el dramatismo de la época en que tenían brotes agudos y permanecen en esa fase durante muchos años. Éstos son los signos más comunes que se observarán en consultas de medicina primaria, en relación con sus tratamientos, efecto de éstos, problemas incurrentes, etc. La mayoría de los esquizofrénicos presentan una clara falta de conciencia de enfermedad, aunque su trastorno sea evidente para los demás. Eso hace que su tratamiento no sea fácil ni siquiera para el médico, ni para la familia a la hora de instrumentar ayudas Diagnóstico Catatónica. Muy poco frecuente en la actualidad. Predominio de la esfera motora en la sintomatología con poca o nula

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