enfermedad neurodegenerativa

¿Cuáles son las cuatro fases de la desorientación en los adultos mayores?

Los muy mayores despistados y desorientados han entrado en la última fase de la vida: resolución frente a vegetación. Se trata de personas que jamás han logrado lo que Erikson denomina la “integridad”. Esas personas pasan por cuatro fases, que se distinguen por diversas características físicas y psicológicas. Cada una de ellas supone un paso más hacia la retirada del sujeto de la realidad en una lenta regresión física. Sin embargo, no hay que tomarse literalmente las categorías, ya que hay personas que pueden pasar de una fase a la siguiente en apenas cinco minutos. Un hombre puede estar orientado a las ocho de la mañana y a las tres de la tarde asegurar que debe marcharse a  su casa a dar a comer a los caballos y a ordenar las vacas. Primera fase: despiste – orientación deficiente ante la realidad Segunda fase: confusión temporal – pérdida de las capacidades cognitivas Tercera fase: movimientos repetitivos que sustituyen al discurso Cuarta fase: vegetación – retraimiento total hacia el interior Para comprender a los ancianos que se encuentran en estas cuatro fases, se ha de entender cómo utilizan los símbolos Símbolos: billetes al pasado Un símbolo es un objeto o una persona del presente que representa un objeto significativo del pasado. Los símbolos utilizados por los adultos psicóticos pueden parecerse a los que utilizan las personas despistadas o desorientadas. De hecho a los muy mayores despistados se les suelen diagnosticar alucinaciones o ilusiones paranoides. Una persona psicótica fabrica símbolos imaginarios a partir de miedos internos; sus alucinaciones e ilusiones son percepciones patológicas e infundadas de la realidad y, por lo tanto, esas personas necesitan ayuda. Los símbolos no están relacionados con la pérdida de capacidad intelectual, ni tampoco responden a un mecanismo de curación que aparezca en la última etapa de la vida. Cuando el mundo exterior se desdibuja debido a la pérdida de visión, al deterioro del oído y la pérdida del tacto, resulta fácil y natural reemplazar objetos y personas actuales por otros del pasado. Las personas despistadas suelen utilizar figuras de autoridad del presente para expresar la ira que sintieron hacia sus padres. Símbolos universales y su posible significado Joyas, ropa: valor identidad Zapatos: contenedor, útero, macho o hembra, símbolo sexual Monedero: sexo femenino, vagina, identidad Bastón o puño: pene, potencia, poder Mobiliario duro: padre, Dios Mobiliario blando: seguridad, madre, hogar Pañuelo, objeto plano: tierra, pertenencia, vagina, identidad Comida: amor, madre Beber de un vaso: poder masculino, potencia Cualquier receptáculo: útero Hurgarse la nariz: placer sexual Jugar con excrementos: placeres de la infancia temprana Algunos símbolos personales típicos empleados por muy mayores desorientados: Una mano: un bebé Un dedo: un padre, pies para andar, niños con quienes pasear Un trapo: papeles importantes, masa para cocinar, ropa de niño El brazo de una silla: una calle Espacio abierto: un pasillo de casa, paraíso, esperanza Botón guijarro: alimento, amor Chasquidos con la lengua: seguridad, alegría Movimiento de mecer: madre, maternidad, seguridad, alegría Liquido: poder masculino Silla resistente: pene, hombre, marido, sexo Tenedor, cuchillo: enfado Asa, mango: pene Voz grave: persona masculina Cuchara u objeto curvado: mujer, sexo femenino Calcetín, zapato: niño, ropa de niño, órgano sexual Prende de quita y pon: acto sexual, libertad, desafío Planta de una residencia: barrio Pasillo de la residencia: una calle del barrio Silla de ruedas: un coche, una bicicleta, un carruaje Primera fase: despiste Estas personas se aferran a roles sociales establecidos con una única excepción: necesitan expresar conflictos del pasado de forma velada. Para ello, utilizan a las personas del presente como símbolos que representan a personas del pasado. Una anciana, por ejemplo, puede acusar a su compañera de habitación de robarle la ropa interior; en ese caso, la compañera de habitación simboliza a una hermana de quien siempre estuvo muy celosa. Asimismo, una mujer que nunca haya expresado sus deseos sexuales puede asegurar que hay un hombre escondido bajo su cama. En esta fase se suele producir una negación de los sentimientos. El habla, la razón y el pensamiento racional son muy importantes. Las personas despistadas valoran las opiniones claras y serenas y el control, y suelen responder negativamente al control físico y al contacto visual demasiado cercano. Son conscientes del paso del tiempo, reflexionan, ponen cada cosa en su lugar y mantienen un orden. Se sienten avergonzadas cuando alguien se da cuenta de que han olvidado algo, cuando repiten frases o historias que ya han explicado o cuando confunden a una persona con otra. Entonces se inventan cosas, utilizan experiencias ficticias para ocultar sus lagunas de memoria y las niegan. Se sienten viejas e inútiles, tanto si están en una residencia como si están solos en casa, creyendo que se trata de un castigo por su comportamiento en el pasado, dicen que “alguien está envenenando” su comida. La comida es un símbolo de amor. Amargadas, solas y sin el amor de nadie, estas personas se quejan de que “alguien está robando” sus posesiones. Se sienten robadas en la vejez igual que de niños se sintieron robadas por sus hermanas que les robaban la dignidad. Los sentimientos de naturaleza parecida cruzan el tiempo y se atraen como imanes. Para justificarse a sí mismos o negar sus sentimientos del mismo modo que han hecho durante toda la vida, esos ancianos culpan y acusan a los demás. Cuando su pareja muere nunca sienten culpa o pena, sino que acusan a los médicos. Se ofenden cuando los jubilan, pero en lugar de expresar esa cólera, acusan a su jefe de tener perjuicios contra las personas mayores que él. Cuando pierden el pelo por culpa de la edad, culpan a la esteticista o al peluquero. Para mantener el control en una guerra contra la pérdida del control, se dedican a acumular cosas; ante el miedo de sufrir cada vez más pérdidas, almacenan todo lo que pueden: naranjas, pañuelos, tazas, paquetes de azúcar, sal, periódicos, cintas, todo para protegerse contra futuras pérdidas. Y nadie logrará convencerles para que no lo hagan: la necesidad de justificar el pasado

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¿Qué Provoca el Parkinson, Cuáles Son sus Síntomas y Cómo Se Trata?

La enfermedad de Parkinson, nombre que se dio en honor a James Parkinson, médico británico que tras años de investigación la describió en 1817, cursa con mucha lentitud, pero de forma progresiva y crónica. Afecta a individuos que han sobrepasado los 40 años y dado que su incidencia aumenta con la edad, suele registrarse sobre todo entre quienes superan los 60 años. Síntomas del Parkinson La etiología del parkinsonismo es múltiple, pero su sintomatología, cualesquiera que sean sus causas, presenta las mismas marcadas características, entre las que destacan la rigidez muscular, los temblores, la lentitud y la escasez de movimientos y la inestabilidad postural. Debido a la rigidez progresiva que sufren los músculos, el enfermo va adquiriendo una postura envarada y echada hacia delante, y su rostro pierde expresividad por el deficiente movimiento de los músculos faciales. Poco a poco se produce una acinesia, nombre que recibe la dificultad de movimientos y desaparecen también los movimientos asociados, como el balanceo de los brazos al caminar, gesto espontáneo y automático en una persona sana. También aparece lo que se denomina “marcha festinante”, o sea, el andar a pasos cortos, que se hacen cada vez más acelerados y que solo se detienen cuando el paciente se encuentra ante un objeto o un obstáculo. En la mayoría de los casos los temblores se inician en las manos, muy a menudo con movimientos de roce entre el pulgar y los demás dedos, como si el paciente estuviese amasando una miga de pan entre ellos; a medida que la enfermedad avanza, los temblores se extienden a toda la mano. Cuando el paciente está en reposo, los temblores suelen desaparecer, así como también lo hacen cuando estira la mano para coger algo, pero se acentúan si se siente observado o si registra alguna emoción. Consecuencias del Parkinson La rigidez anormal que la enfermedad produce en los músculos es frecuente causa de dolor, en particular al levantarse por la mañana tras varias horas de reposo. Además, como el enfermo también suele registrar un descenso de la presión sanguínea al levantarse, no es extraño que tenga una sensación de desmayo, así como dificultad para expresarse con normalidad y de forma correcta.. El andar de los afectados se dificulta debido a sus pasos apresurados y a que su cuerpo se pone rígido y se encorva hacia delante. Las caídas son frecuentes en ellos y pueden revestir gravedad porque al haber perdido la facultad de mover de forma automática los brazos, no atinan a avanzar las manos antes de dar con el cuerpo contra el suelo. En etapas más avanzadas de la enfermedad, aumenta la acinesia o sea la dificultad de realizar cualquier tipo de movimiento físico. Aunque en general la inteligencia no se ve afectada, con el tiempo, el paciente puede ir perdiendo la facultad de realizar funciones mentales superiores. Algunos pacientes presentan depresión y demencia. No sufren modificación alguna la sensibilidad y los reflejos, salvo en las últimas etapas de la enfermedad, cuando pueden producirse alteraciones. Causas del Parkinson Como se ha indicado al principio, la etiología de la enfermedad es múltiple. La enfermedad de Parkinson, conocida como parkinsonismo esencial o idiopático, se atribuye a la degeneración o al envejecimiento prematuro de las células de los ganglios basales, situados en una región profunda del cerebro. Estas células conforman un complejo sistema de control que coordina la actividad muscular. Otras enfermedades con una sintomatología análoga, son la arteriosclerosis, la encefalitis letárgica y algunos tipos de tumores cerebrales. Pero también pueden manifestarse los mismos síntomas por repetidos traumas cerebrales, como suele suceder entre los que practican el boxeo, por el uso prolongado de ciertos fármacos y por intoxicaciones con monóxido de carbono o con manganeso. Tratamiento del Parkinson Hasta hace poco tiempo, el parkinsonismo solía tratarse con fármacos del grupo anticolinérgico, que tienen una acción antiespasmódica muscular. Sin embargo, en la actualidad, habiéndose descubierto que en las personas que padecen este mal existe en el cerebro una grave carencia de dopamina, sustancia a la que se atribuye la condición de facilitar los reflejos condicionados, se utiliza la L-Dopa o levadopa. Este medicamento, precursor de la dopamina, actúa con resultados excelentes en cuando se refiere a los movimientos y a la rigidez muscular; sus efectos sobre los temblores son menores. Con la administración de antihistamínicos se ha logrado mejorar también los temblores. Con los medicamentos adecuados, ejercicio regular y una alimentación apropiada, el enfermo podrá llevar una vida normal, como mínimo, hasta unos diez años después de la aparición de la enfermedad. La intervención quirúrgica es un método muy poco habitual hoy en día de combatir la enfermedad por los considerables riesgos que implica. No obstante, algunos pacientes que han sido operados han registrado una mejoría transitoria, sobre todo en lo relativo a la rigidez y a los temblores. (información extraída de Guía médica familiar, 1994)

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