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Tu cuerpo te habla mientras duermes, ¡escúchalo!

¿Alguna vez te has despertado sintiéndote igual o más cansado que cuando te acostaste? Este problema, más común de lo que parece, puede ser una señal de que algo no anda bien en tu cuerpo o en tus hábitos diarios. Aquí te explicamos las posibles causas y cómo abordarlas para mejorar tu calidad de vida. Causas Físicas del Cansancio Persistente Apnea del Sueño La apnea del sueño es un trastorno en el que la respiración se detiene y reinicia repetidamente durante la noche. Esto interrumpe el ciclo de sueño profundo y puede dejarte agotado al despertar. Señales: Ronquidos fuertes, jadeos nocturnos, sequedad bucal al despertar. Solución: Consulta a un especialista en sueño. Un dispositivo CPAP o cambios en el estilo de vida pueden ser necesarios. Deficiencias Nutricionales La falta de nutrientes esenciales como hierro, vitamina D o vitamina B12 puede generar fatiga constante. Señales: Debilidad, piel pálida, caída de cabello. Solución: Realiza un análisis de sangre y ajusta tu dieta o suplementación bajo supervisión médica. Trastornos Hormonales Problemas como el hipotiroidismo pueden alterar tu energía y hacer que despiertes cansado. Señales: Aumento de peso, sensibilidad al frío, piel seca. Solución: Consulta a un endocrinólogo para evaluar tus niveles hormonales. Factores Psicológicos y Hábitos Estrés Crónico El estrés puede mantener tu cuerpo en un estado de alerta constante, dificultando el descanso reparador. Señales: Dificultad para desconectar, tensión muscular, pensamientos intrusivos. Solución: Practica técnicas de relajación como la meditación o el yoga. Mala Higiene del Sueño Hábitos como usar dispositivos electrónicos antes de dormir o acostarse a horas irregulares afectan la calidad del sueño. Señales: Dificultad para conciliar el sueño, despertarte en medio de la noche. Solución: Establece una rutina de sueño consistente, limita el uso de pantallas y crea un ambiente propicio para dormir. Cuidados Esenciales para Combatir el Cansancio Mantén una dieta equilibrada: Incluye frutas, vegetales, proteínas y carbohidratos complejos. Hidrátate adecuadamente: La deshidratación también puede causar fatiga. Haz ejercicio regularmente: Mejora tu energía y regula tus patrones de sueño. Consulta a un especialista: Si el cansancio persiste, un profesional de la salud podrá identificar causas subyacentes. Reflexión Final Sentirte cansado al despertar no es algo que debas ignorar. Es la manera en que tu cuerpo te dice que algo necesita atención. Con pequeños ajustes y, si es necesario, ayuda profesional, puedes recuperar tu energía y disfrutar de un sueño reparador. ¡Tu bienestar lo merece!  

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¿Qué posiciones para dormir favorecen un sueño reparador?

Dormir bien es esencial para nuestra salud física y mental, y la postura en la que dormimos puede influir significativamente en la calidad del sueño. En esta guía visual, exploraremos las posiciones más comunes para dormir y cómo pueden beneficiar o afectar tu descanso. Posición Fetal Características: Es una de las posiciones más populares. Se caracteriza por dormir de lado, con las piernas flexionadas hacia el pecho. Beneficios: Alivia el dolor lumbar y cervical. Reduce el riesgo de apnea del sueño. Ideal para mujeres embarazadas, especialmente durmiendo del lado izquierdo. Consideraciones: Asegúrate de no encorvar demasiado la columna para evitar tensión muscular. Utiliza una almohada que soporte adecuadamente el cuello. Boca Arriba (Decúbito Supino) Características: El cuerpo está completamente estirado boca arriba, con los brazos a los lados o sobre el abdomen. Beneficios: Ayuda a mantener la columna alineada. Reduce el riesgo de arrugas faciales y problemas de acidez estomacal. Puede aliviar el dolor de caderas y rodillas. Consideraciones: No es ideal para quienes roncan o padecen apnea del sueño. Usa una almohada que eleve ligeramente la cabeza para prevenir la acumulación de mucosidad. De Lado (Decúbito Lateral) Características: Similar a la posición fetal, pero con las piernas menos flexionadas. Beneficios: Favorece la digestión y reduce el reflujo ácido. Ayuda a disminuir los ronquidos. Recomendado para personas con apnea del sueño. Consideraciones: Dormir siempre del mismo lado puede provocar desalineación muscular. Alterna entre ambos lados. Coloca una almohada entre las rodillas para mayor comodidad. Boca Abajo (Decúbito Prono) Características: El cuerpo está completamente estirado boca abajo, con la cabeza girada hacia un lado. Beneficios: Puede reducir los ronquidos en algunas personas. Consideraciones: No es ideal para la alineación de la columna, ya que puede ejercer presión en el cuello y la espalda baja. Usa una almohada muy delgada o ninguna para minimizar el impacto en el cuello. Posición de Estrella de Mar Características: Similar a dormir boca arriba, pero con los brazos extendidos hacia arriba. Beneficios: Alivia la presión en la columna y reduce los dolores de espalda. Consideraciones: Puede provocar ronquidos y dificultar la respiración. Requiere un colchón que soporte bien el cuerpo para evitar tensión en los puntos de presión. Consejos Generales para Mejorar tu Posición al Dormir Elige el colchón adecuado: Un colchón que se adapte a tu posición preferida puede marcar la diferencia. Si duermes de lado, opta por un colchón más suave. Si duermes boca arriba o boca abajo, busca uno más firme. Utiliza almohadas ergonómicas: Estas ayudan a mantener la alineación correcta de la columna y reducen el riesgo de dolores. Adapta tu posición: Escucha a tu cuerpo. Si una posición te causa molestias, prueba otra hasta encontrar la que mejor se adapte a tus necesidades. Dormir bien es un arte, y encontrar la posición adecuada es una parte clave de este proceso. Experimenta con estas posturas y crea un ambiente que favorezca el descanso. ¡Tu sueño reparador está a un paso de distancia!  

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¿Cómo utilizar la meditación guiada para mejorar tu descanso nocturno?

La calidad del sueño es fundamental para nuestra salud física y mental, pero muchas personas luchan cada noche por descansar bien. La meditación guiada para dormir es una herramienta eficaz que puede ayudarte a relajarte y a conciliar el sueño de manera más fácil y rápida. En este artículo, exploraremos qué es la meditación guiada para dormir, sus beneficios y cómo incorporar esta práctica en tu rutina nocturna. ¿Qué es la Meditación Guiada para Dormir? La meditación guiada es una técnica de relajación en la que una voz o grabación guía a la persona a través de ejercicios mentales y físicos para calmar la mente y el cuerpo. En el caso de la meditación guiada para dormir, la sesión está diseñada específicamente para inducir un estado de relajación profunda, lo que facilita la transición de la vigilia al sueño. Durante una meditación guiada para dormir, se puede escuchar una voz suave que te lleva a través de visualizaciones, respiraciones profundas y otros ejercicios relajantes. La idea es desconectar de los pensamientos y preocupaciones del día, ayudando a reducir la ansiedad y la tensión, lo cual es clave para lograr un buen descanso. Beneficios de la Meditación Guiada para Dormir Reducción del Estrés y la Ansiedad: La meditación guiada es conocida por su capacidad para reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Al enfocarse en la respiración y la relajación, se calma el sistema nervioso, lo que permite que el cuerpo se prepare para dormir sin la interferencia de pensamientos ansiosos. Mejora de la Calidad del Sueño: Al practicar la meditación antes de acostarse, se entrenan tanto la mente como el cuerpo para entrar en un estado de relajación. Esto puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, reduciendo el insomnio y permitiendo que las personas pasen por los ciclos de sueño más profundos y reparadores. Alivio de la Tensión Física: La meditación guiada también puede incluir prácticas de relajación muscular progresiva, que ayudan a liberar la tensión acumulada en el cuerpo. Este alivio físico favorece una sensación de ligereza y comodidad, esencial para conciliar el sueño. Mejora del Estado de Ánimo: La práctica regular de la meditación puede equilibrar los neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo, como la serotonina, lo que contribuye a un descanso reparador y un despertar más positivo al día siguiente. Fomento de una Rutina de Sueño Saludable: Incorporar la meditación guiada en tu rutina nocturna puede ayudarte a establecer un hábito relajante antes de acostarse. Esta práctica regular puede generar una señal para tu cuerpo de que es hora de desconectar, promoviendo una rutina de sueño más constante y saludable. Cómo Incorporar la Meditación Guiada para Dormir en tu Rutina Nocturna Encuentra un Lugar Tranquilo: Asegúrate de estar en un lugar cómodo y libre de distracciones. Puedes sentarte en tu cama o acostarte, lo importante es que tu entorno te permita relajarte completamente. Escoge una Grabación de Meditación Guiada: Existen muchas opciones disponibles, desde aplicaciones hasta videos en YouTube. Escoge una meditación que dure entre 10 y 20 minutos, ideal para preparar tu cuerpo y mente antes de dormir. Concéntrate en tu Respiración: La respiración es un elemento central de muchas meditaciones. Trata de respirar profundamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, con un ritmo lento y constante. Deja Ir tus Pensamientos: A medida que la meditación te guíe, permite que tus pensamientos se desvanezcan sin aferrarte a ellos. Si te distraes, no te preocupes, simplemente regresa a la voz que te guía. Hazlo una Rutina: Como cualquier hábito, la práctica constante de la meditación guiada para dormir te brindará mejores resultados. Intenta incorporarla en tu rutina nocturna durante una semana y evalúa cómo afecta tu calidad de sueño.   La meditación guiada para dormir es una herramienta poderosa que puede ayudarte a mejorar tu descanso. No solo reduce el estrés y la ansiedad, sino que también promueve una relajación profunda y reparadora. Al incorporar esta práctica en tu rutina nocturna, estarás dando un paso importante hacia un sueño de mejor calidad y una salud mental más equilibrada.  

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Ejercicios para Dormir Mejor: Técnicas que Promueven un Sueño Reparador

Un buen descanso es fundamental para mantener nuestra salud física y mental. Sin embargo, muchas personas luchan por conseguir una buena noche de sueño debido a factores como el estrés, la ansiedad o hábitos poco saludables. Afortunadamente, existen ejercicios sencillos y efectivos que pueden ayudarte a mejorar la calidad de tu sueño. En este artículo, te compartimos algunos de los más recomendados: Respiración Profunda La respiración profunda es una técnica simple pero poderosa que ayuda a calmar la mente y reducir el estrés, factores que a menudo interfieren con el sueño. Al respirar profundamente, activas el sistema nervioso parasimpático, que favorece la relajación. Cómo hacerlo: Siéntate o recuéstate en una posición cómoda. Cierra los ojos y respira profundamente por la nariz, llenando tus pulmones de aire. Exhala lentamente por la boca, vaciando completamente los pulmones. Repite este ciclo durante 5 a 10 minutos, concentrándote solo en tu respiración. Relajación Muscular Progresiva Este ejercicio implica tensar y relajar los músculos de todo el cuerpo para liberar la tensión acumulada. Es especialmente útil si tienes dificultades para relajarte antes de dormir. Cómo hacerlo: Acuéstate en una cama o en una superficie plana. Comienza por tensar los músculos de los pies durante 5 segundos y luego relájalos. Ve subiendo por el cuerpo, tensando y relajando grupos musculares (piernas, abdomen, espalda, hombros, cuello, cara). Asegúrate de concentrarte en la sensación de relajación cada vez que liberes la tensión. Meditación Guiada La meditación guiada es una práctica que te ayuda a liberar la mente de pensamientos intrusivos. Existen aplicaciones y grabaciones que te pueden guiar durante el proceso, lo que facilita la transición hacia un estado de relajación profunda. Cómo hacerlo: Encuentra un lugar tranquilo y cómodo. Escucha una meditación guiada enfocada en la relajación y el sueño. Estas meditaciones suelen incluir instrucciones para enfocarte en la respiración y liberar cualquier pensamiento que te cause inquietud. Permítete seguir la guía sin presionarte, y deja que tu cuerpo y mente se relajen profundamente. Estiramientos Suaves El estiramiento es una excelente manera de liberar la tensión muscular y preparar el cuerpo para el descanso. Realizar estiramientos suaves antes de dormir puede ayudar a reducir la incomodidad física y mejorar la circulación sanguínea, facilitando un sueño reparador. Cómo hacerlo: Acuéstate de espaldas y estira los brazos por encima de la cabeza, estirando la columna. Luego, lleva tus rodillas hacia el pecho y sostenlas con las manos durante unos segundos. Practica estiramientos de cuello, espalda baja y piernas de manera suave y controlada. Yoga para el Sueño El yoga es una práctica que combina posturas físicas, respiración controlada y meditación, lo que la convierte en una opción ideal para mejorar la calidad del sueño. Existen secuencias de yoga diseñadas específicamente para relajarse antes de dormir. Cómo hacerlo: Realiza una secuencia de yoga suave, como «postura del niño», «perro mirando hacia abajo», y «postura de la mariposa». Concédele a cada postura entre 1 a 3 minutos de duración, manteniendo siempre una respiración profunda y calmada. El objetivo es no solo estirar el cuerpo, sino también calmar la mente. Visualización Creativa La visualización es una técnica de relajación en la que te concentras en imaginar imágenes o escenarios que te transmitan paz y tranquilidad. Esta práctica puede ser útil para reducir la ansiedad y preparar la mente para dormir. Cómo hacerlo: Cierra los ojos y comienza a imaginar un lugar tranquilo, como una playa o un bosque. Trata de hacer la visualización lo más vívida posible, enfocándote en los detalles (los sonidos, los colores, las sensaciones). Permítete relajarte en este espacio imaginario, desconectando de las preocupaciones y pensamientos del día. Ejercicio Regular durante el Día Aunque no es un ejercicio que realices justo antes de dormir, la actividad física regular puede mejorar significativamente la calidad del sueño. Practicar ejercicio durante el día ayuda a regular el ritmo circadiano y a reducir el estrés. Recomendaciones: Realiza actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta. Evita ejercicios intensos en las horas cercanas a la noche, ya que pueden aumentar los niveles de adrenalina y dificultar el sueño. Implementar estos ejercicios en tu rutina diaria puede marcar la diferencia en la calidad de tu sueño. La clave es la constancia: practicar regularmente te permitirá ver resultados graduales. Si después de probar estas técnicas sigues teniendo problemas para dormir, es recomendable consultar con un profesional de la salud para abordar cualquier posible trastorno subyacente. Recuerda que cada persona es diferente, por lo que puede ser necesario experimentar con diferentes enfoques hasta encontrar lo que mejor funcione para ti. ¡Duerme bien y despierta renovado!    

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¿Cómo afecta el ruido, la luz, la temperatura y el colchón a la hora de dormir?

Los factores del entorno tales como el ruido, la temperatura de la habitación, la luz y la comodidad del colchón pueden interferir en el sueño. Una cama confortable en una habitación tranquila y oscura, libre de temperaturas extremas, no necesariamente garantiza un sueño profundo; sin embargo, cualquier alteración en estas condiciones del entorno es probable que interfiera en el sueño normal. La sensibilidad a estos factores varía entre las personas. Mientras que algunas se pueden adaptar prácticamente a cualquier entorno para dormir, otras presentan insomnio transitorio cuando están en un entorno que no les resulta familiar. El ruido que causa un niño que llora, el ronquido de quien comparte cama o el tráfico de la calle pueden retrasar el inicio del sueño o provocar despertares. El umbral para despertarse es más bajo en la fase 1, más alto en las fases 3-4 y variable en la fase REM. Cuan significativo sea el estimulo auditivo influye en este umbral, por ejemplo, un padre reciente se despertará más fácilmente por el llanto de un niño que un ruido de la calle. El umbral para despertarse disminuye con la edad y tal vez esto pueda explicar el aumento de la prevalencia del insomnio de mantenimiento en la vejez. Un nivel de ruido suficiente para despertar una persona de 70 años provoca tan solo un cambio transitorio a un sueño más ligero en otra de 25. Aunque las personas se pueden habituar al ruido del tráfico de la calle, su sueño permanece más ligero y superficial. El incremento de la sensibilidad subjetiva a los ruidos del insomne guarda relación con su mayor activación automática y su estado crónico de hipervigilancia. Aunque no hay una temperatura ideal de la habitación igual para todo el mundo, la exposición a temperaturas extremas interfiere en el sueño normal. Una habitación calurosa aumenta los despertares nocturnos, reduce el sueño REM y el sueño delta, causa más movimientos corporales y cambios de fases del sueño y empeora la calidad del sueño. Aunque las dificultades para dormir no están tan asociadas a una habitación fría, una disminución de la temperatura de la habitación por debajo de los 12º provoca sueños más desagradables y más sueños emocionales. La temperatura corporal también influye en el sueño. Las personas que duermen mal frecuentemente dicen tener más calor que las que duermen bien, lo cual es consistente con su elevada temperatura corporal observada a lo largo del ciclo de 24 horas. El enfriamiento de rebote que sigue al aumento de temperatura activo o pasivo favorece el sueño, y este descenso de la temperatura se produce con más prontitud después de un aumento pasivo que con el aumento activo de la temperatura. Este fenómeno explica en parte por qué los insomnes no deben hacer ejercicio físico intenso en las 3-4 horas previas al sueño, mientras que pueden tomar un baño caliente hasta dos horas antes de acostarse. Un exceso de luz y un colchón que no sea lo bastante cómodo son dos factores adicionales del entorno que pueden alterar el sueño. Aunque la firmeza del colchón es una cuestión de preferencias personales, un colchón demasiado rígido puede ocasionar dificultades para dormir en los que tienen artritis, mientras que otro que sea demasiado blando puede ser problemático para pacientes con dolor de espalda. Unas condiciones de excesiva luminosidad pueden dificultad el sueño prácticamente a cualquiera, y este factor por sí solo puede exacerbar la ya de por si alta prevalencia de insomnio en los trabajadores nocturnos que intentan dormir de día. Varios cambios simples pueden reducir el impacto del entorno físico en las conductas para dormir. En primer lugar, es especialmente importante asegurarse de que la habitación puede quedarse totalmente a oscuras, con persianas que eviten que la luz de la calle o del día entre por la ventana. La colocación estratégica de cortinas o el cambio de iluminación global por la de luces puntuales puede reducir la luz indeseada en algunos contextos. Por otro lado, aquellos individuos cuyo insomnio es a causa del jet lag, del trabajo nocturno u otras interferencias circadianas pueden encontrar alivio en la terapia lumínica. Usar el ruido de fondo de un ventilador o un ruido blando de una radio puede enmascarar ruidos más intrusivos. Los tapones de los oídos reducirán el nivel de ruido, del mismo modo que una habitación más aislada. La temperatura se regula mas fácilmente si se usan mantas para un entorno frio o con aire acondicionado en una habitación calurosa. Un colchón excesivamente blando se puede reafirmar colocando una tabla debajo, aunque puede que sea necesario reemplazarlo por otro. No hace falta decir que las personas que duermen en su propia casa tienen más control sobre el entorno en el que duermen que aquellos que están en una institución u hospitalización. Los compañeros de cama pueden necesitar adaptarse a las preferencias del otro, pero la mayor parte de estos cambios en el entorno son bastante fáciles de adoptar. Contrariamente, el control personal sobre el entorno en el que se duerme en situaciones de ingreso se encuentra reducido y las alteraciones atribuibles al ruido, la luz, la temperatura de la habitación o un colchón incomodo son extremadamente prevalentes en estas situaciones. (Información extraída de Insomnio: asistencia y tratamiento psicológico / Charles M. Morin, 1998)  

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¿Cómo dormir cuando tienes insomnio?

La actividad diaria produce un cansancio físico y mental y para recuperar las energías consumidas, es necesario dormir cierto número de horas cada día. Cada persona necesita diferente cantidad de horas de sueño. La mayoría de los adultos duermen algo menos de ocho horas, en tanto que los ancianos necesitan menos horas. Los niños, hasta cumplir el primer año de vida, duermen unas 16 horas de cada 24; a partir de los 18 meses las pautas de sueño del niño varían, y hacia los tres años dejan de dormir después de las comidas y se despiertan más temprano Los sueños Se desconoce con exactitud que origina los sueños, aunque según algunos estudios, si no se deja de soñar a una persona durante varias noches, se muestra irritable, inquieta y no puede concentrarse ni realizar tareas cotidianas; después, cuando se la deja dormir con tranquilidad, sueña más, como si necesitara recuperar los sueños perdidos. La acción de soñar demuestra que la actividad mental continúa mientras se duerme, aunque luego no se tenga la conciencia de haber soñado o no se recuerde lo soñado. Cada periodo de sueño tiene distintas fases, así durante la fase de movimiento rápido de los ojos, REM, llamada también paradójica, las ondas eléctricas cerebrales son más rápidas que en los periodos de sueño denominado ortodoxo. La frecuencia cardiaca, la respiración y la presión arterial experimentan fluctuaciones rápidas durante el sueño paradójico; la mayoría de los  músculos están relajados por completo, los reflejos están ausentes, los varones pueden experimentar erecciones y la sangre fluye con más rapidez en el cerebro y de manera más lenta en los músculos. Durante la fase ortodoxa del sueño las ondas cerebrales son amplias y lentas y aumenta el flujo sanguíneo hacia los músculos, facilitando la recuperación física. Ritmo del sueño El organismo humano regula la alternancia entre el sueño y la vigilia mediante una especie de reloj biológico, que indica la necesidad de un periodo de sueño diario. Resulta difícil modificar el ritmo biológico del sueño, lo que puede comprobarse cuando una persona viaja a zonas del mundo en las que existe una diferencia horaria con respecto a la suya inicial. Cuando una persona duerme, su cerebro puede ser estimulado por sensaciones físicas, como los cambios de temperatura o las sensaciones originadas por los sueños. Los sonidos y la luz son otros factores que influyen en el sueño. Los sonidos monótonos o los rítmicos y continuos como el producido por las ruedas del tren o por la lluvia, o una temperatura templada, inducen a la relajación y al sueño; por el contrario, una iluminación repentina, como el destello de un relámpago, puede interrumpir el descanso de una persona dormida. Con respecto al descanso, debe tenerse en cuenta el consumo de ciertos medicamentos o drogas, ya que algunas sustancias químicas y fármacos, como las anfetaminas, dificultan el sueño, mientras que los somníferos o el alcohol, entre otros, producen somnolencia. Insomnio Los adultos padecen insomnio con frecuencia, que puede manifestarse de diferentes maneras, ya sea como dificultad para conciliar el sueño o en las repetidas interrupciones de éste. El insomnio está causado, en muchos casos, por las preocupaciones, la tensión y la depresión, aunque también pueden causarlo el dolor, un medio ambiente incómodo o desconocido, la necesidad de orinar con frecuencia y numerosas enfermedades y trastornos, como la disnea, el asma o una indigestión. Las consecuencias se padecen durante el día siguiente, ya que la falta de sueño, conlleva la somnolencia, la falta de concentración y la irritabilidad. Existen muchas formas de combatir el insomnio, que consisten en esencia en facilitar la relajación antes de acostarse o en lograr un cansancio físico y las condiciones ambientales adecuadas para conseguir un sueño reparador. Cualquier dificultad para dormir que persista durante más de dos semanas debe ser comunicada y consultada con el médico para procurar identificar y tratar las posibles causas subyacentes. Los somníferos y los tranquilizantes deben ser considerados como un último recurso para resolver el problema, ya que producen adicción, y si no se toman a dosis adecuadas, pueden ejercer un efecto residual que ocasione somnolencia durante la vigilia. Sin embargo, existen situaciones de estrés y de tensión que requieren el uso de estos fármacos. Pero es importante administrarlos durante un corto periodo de tiempo, bajo prescripción médica y sin exceder las dosis adecuadas. Cómo evitar el insomnio Reducir el consumo de té, café y alcohol Evitar cenar tarde y en exceso Beber un vaso de leche caliente antes de acostarse Pasear al aire libre por la noche o al anochecer, el ambiente exterior ayudará al sosiego Realizar ejercicios físicos durante el día, porque el sedentarismo es el peor hábito para inducir al sueño Tomar un baño tonificante poco antes de acostarse No pensar en el trabajo ni en los problemas al ir a dormir Mantener relaciones sexuales satisfactorias Asegurarse de que el dormitorio tenga una temperatura agradable, entre 18 y 20º C Cuando una persona se encuentra inquieta y no puede dormir por la noche, le conviene levantarse y leer, mirar la televisión o realizar cualquier actividad antes de quedarse en la cama El sueño de los niños En general, los niños duermen cuando tienen sueño y durante el tiempo que necesitan. Cuando son pequeños no pueden inhibir el sueño ni despertarse de forma deliberada, ya que para ellos no existe el concepto del día ni de la noche. Cuando un bebé se despierta por la noche es recomendable no acudir de inmediato a su lado ni tomarlo en brazos, ya que en la mayoría de los casos el niño vuelve a dormirse enseguida; sin embargo si el llanto continúa puede ocurrir que el niño esté incómodo o se encuentre mal. El hábito de que el niño duerma en la cama de los padres es muy difícil de abandonar, por lo que es aconsejable evitarlo. Hacia el segundo años de vida es común que los niños sufran pesadillas y se despierten de forma brusca, gritando o llorando. En esos casos es importante

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¿Qué es la narcolepsia y en qué consiste?

La narcolepsia o síndrome narcoléptico es un trastorno del sueño caracterizado por una tendencia anormal del sueño. El trastorno está formado por cuatro síntomas que forman la denominada “tétrada narcoléptica”: somnolencia diurna excesiva, cataplexia, parálisis del sueño y alucinaciones de hipnagógicas. El trastorno suele comenzar en la adolescencia con la aparición de somnolencia excesiva apareciendo el resto de síntomas años después. Una vez iniciado el trastorno, se mantiene durante toda la vida. Sin embargo, a medida que se va incrementando la edad, los pacientes muestran una disminución de la eficiencia del sueño nocturno y un incremento de la somnolencia diurna. No hay diferencias entre hombres y mujeres y normalmente aparece entre la segunda y la tercera década de vida, siendo muy infrecuente que ocurra antes de los cinco años o después de los cincuenta. Síntomas más conocidos del trastorno del sueño Los cuatro síntomas más frecuentes de este trastorno del sueño son los siguientes: SOMNOLENCIA. Es el síntoma que más impacto tiene en el paciente. Consiste en periodo de sueños cortos durante el día que se presentan de forma súbita. En la mayoría de los casos estos ataques de sueño se observan en situaciones de rutina, aunque también puede ocurrir en situaciones en las que la persona está haciendo alguna actividad como caminar, conducir, hablar, etc. CATAPLEXIA. Son episodios caracterizados por una disminución o pérdida del tono muscula repentina que suele aparecer ante emociones intensas como la risa, la cólera, el llanto, etc. La pérdida del tono muscular puede ser global o parcial. La duración de los episodios es corta (máximo de dos minutos) y el sujeto no pierde la conciencia. La musculatura más frecuentemente afectada es la de la cara, mandíbula, cuello y ocasionalmente el tronco y las extremidades. PARÁLISIS DE SUEÑO. Se define como episodios transitorios en los que la persona pierde la capacidad para moverse o hablar durante la transición entre la vigilia y el sueño. Durante este tiempo, el paciente no puede mover las extremidades o abrir los ojos. La duración de estos episodios puede ir desde unos segundos a varios minutos, terminando con un movimiento vigoroso de los ojos o al ser tocado. ALUCINACIONES HIPNAGÓGICAS. Se caracterizan por percepciones vividas y aterrorizantes que se producen cuando el paciente está dormido. Pueden ser visuales, auditivas y táctiles, aunque las más frecuentes son las visuales Para explicar la causa de la narcolepsia se han formulado tres hipótesis explicativas: inmunológicas, neuroquímicas y neuropatológicas (para obtener una descripción más detallada véase Navarro, 1990) (extraído de Trastornos del sueño / Gualberto Buela-Casal, Ana Isabel Sánchez, 2002)

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