control de impulsos

¿Es lo mismo perdonar que olvidar?

Cuando se menciona el perdón por primera vez, puede parecer algo extraño e inaceptable. Para ayudar, suele ser útil distinguir el perdón de otros conceptos relacionados pero diferentes. El procedimiento puede contemplarse como una modalidad de entrenamiento en discriminación cognitiva. A través de la discusión, a los pacientes se les enseña a diferenciar el perdón de otras posibles reacciones frente a una ofensa. La diferenciación de las siguientes palabras y conceptos de cara a los pacientes son las siguientes: Aceptar. Esta palabra implica indiferencia y una falta de motivación para cambiar los aspectos aversivos del mundo que nos rodea. Por contraste, el perdón deja abierta la opción de luchar por el cambio. Por ejemplo, perdonar la conducta de unos estudiantes que copian en los exámenes, no implica aceptar el copiar como algo inevitable. Los educadores que perdonan no dejan por ello de querer cambiar las condicionar para minimizar la probabilidad de que los estudiantes vuelvan a copiar en el futuro. De forma similar, perdonar a un niño que enciende un fuego o que pega a otros niños del vecindario no implica indiferencia ante tales conductas. Disculpar. Esta palabra implica minimización. Los pacientes pueden decir cosas por estilo de “tampoco es tan importante que mi mujer se gastara todo nuestro dinero en las maquinas tragaperras. En el fondo es una buena persona y me consta que no volverá a hacerlo” o “Así que cada vez que bebe se pone a darme gritos. Pero hay cosas mucho peores en la vida. Por lo menos sigue trabajando y nos mantiene, y jamás me ha puesto la mano encima. De modo que, en el fondo no es para tanto”. Perdonar es muy diferente e disculpar sin más. Perdonar implica admitir que las conductas son negativas. Perdonar no implica minimizar los problemas, ni tampoco ignorar la necesidad de buscar soluciones. Adoptar una postura neutral. Esta palabra implica que no hay que tomar ningún partido en los conflictos. No podemos esperar que las víctimas sean neutrales frente a las acciones de los terroristas, dictadores y demás malhechores. Sus acciones provocaron mucho sufrimiento y la neutralidad puede acarrear más problemas en el futuro. Las victimas están del lado contrario de los ofensores, ya se trate de la discriminación en el trabajo o de los crímenes reiterados de los asesinos en serie y puede que se precisen fuertes medidas para erradicar tales soluciones. Los partidos están tomados de antemano, pero es la victima quien elige perdonar al ofensor. Olvidar. Douglas sirve de ejemplo para explicar este caso, él murió en un estúpido accidente de coche hace más de 35 años. El perdón ha permitido introducir un cambio en el centro de atención. En lugar de recordar obsesivamente la inapropiadisima conducta del conductor temerario que provocó el accidente, los recuerdos se centran ahora en los buenos momentos con Douglas. Los recuerdos del accidente y las ideas de culpabilización son ahora menos frecuentes que cuando ocurrieron los hechos. Justificar. “Es el alcohol lo que hace que se ponga así. En el fondo me quiere y en realidad no es él quien me pega. Es como si lo hiciera otra persona”. Si bien el perdón implica el análisis de las causas de la conducta, no supone una justificación de los actos aversivos de los demás. Tranquilizarse. Es muy útil, pero no es sinónimo de perdonar. Parte del perdón, incluye la conciencia de que en la vida existen conflictos y de que disponemos de procedimientos legales para resolver las disputas. Perdonar implica dejarlo estar en el sentido de reducir la alteración fisiológica, cambiar de actitud y permitir que otros nos ayuden a zanjar la disputa de una forma justa. El perdón forzado, las treguas y el pseudoperdón. El autentico perdón implica un proceso de análisis y de reestructuración cognitiva por las partes ofendidas. El deseo de justicia, de compensación y de sentirse bien. La justicia retributiva supone que una víctima se sentirá bien únicamente cando haya podido llevar a cabo algún tipo de revancha. Por contraste, el perdón no es un arreglo del tipo de un quid pro quo. No exige una compensación de entrada. De hecho como dijo Gandhi: “Si llevamos a la práctica el ojo por ojo y diente por diente, pronto el mundo se quedará ciego y sin dientes”. El perdón puede o no conducir a sentirnos bien. Y dado que el perdón es un proceso que requiere tiempo, el sentirnos bien puede crecer y decrecer. Desgraciadamente, la justicia, las compensaciones económicas y demás formas de compensación, junto con la satisfacción que generan, no nos devolverán al ser amado muerto por un conductor borracho o al amigo que murió en el atentado contra las Torres Gemelas. Además, aunque algún bienestar transitorio pueda extraerse ciertamente del hecho de ver sufrir a una antigua pareja, ello no reparará la relación sentimental del paciente. Perdonar significa, algo más y algo diferente de sentirse bien y recibir una compensación. A propósito de las víctimas de la tortura procedentes de otros países, Gorman (2001) escribió: “cuando los supervivientes refugiados se deciden a hablar de sus muchas pérdidas traumáticas, también deben afrontar la toma de conciencia de que puede que no haya ninguna respuesta o compensación adecuada a las atrocidades perpetradas contra ellos”. Al mismo tiempo, renunciar a la agresividad, el resentimiento y las fantasías de venganzas no significa renunciar al deseo de justicia. El ofensor continuo siendo responsable de sus crímenes. Condenar. El perdón no se deriva de un sentido de condena, que da por sentada la culpabilización y la censura. La actitud de la persona que condena puede ser algo así como: “A fulano le trae todo absolutamente sin cuidado y se merece saber lo mucho que me hirió ¡no tiene corazón!”. Este supuesto perdón refleja un sentido de la superioridad moral que está ausente en el perdón autentico.   (Información extraída de El manejo de la agresividad manual de tratamiento completo para profesionales Howard Kassinove, Raymond Chip Tafrate, 2005)  

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¿Cuál es el síndrome de las piernas inquietas?

El síndrome de las piernas inquietas (SPI) es un trastorno del sueño sensoriomotor y neurológico que se caracteriza por un deseo de mover las piernas o los brazos normalmente asociados a sensaciones incómodas que se describen típicamente como calambres, cosquilleo, hormigueo, quemazón o picor (Criterio A). El diagnóstico del SPI se basa principalmente en el relato del paciente y en la historia. Los síntomas empeoran cuando el paciente está quieto, por lo que se realizan movimientos frecuentes de las piernas para aliviar las sensaciones incómodas. Los síntomas empeoran por la tarde o por la noche y en algunos sujetos sucede solo por la tarde o por la noche. El empeoramiento vespertino aparece de manera independiente de cualquier diferencia en la actividad. Es importante diferenciar el SPI de otros trastornos, como la incomodidad postural y los calambres en las piernas (Criterio D). Los síntomas del SPI pueden retrasar el comienzo del sueño y despertar al sujeto, y se asocian con una fragmentación significativa del sueño. El alivio que se obtiene al mover las piernas puede no ser evidente en los casos más graves. El SPI se asocia con somnolencia diurna y se acompaña con frecuencia de un malestar significativo o de deterioro funcional. Los movimientos periódicos de las piernas durante el sueño (MPPS) pueden servir de signo para corrobra el SPI, y hasta un 90% de los sujetos diagnosticados de SPI presenta MPPS cuando se realizan registros durante varias noches. Los movimientos periódicos de las piernas durante la vigilia apoyan el diagnóstico del SPI. También puede apoyar el diagnóstico del SPI los relatos de dificultad para iniciar y mantener el sueño y la excesiva somnolencia diurna. Otros rasgos son la historia familiar del SPI en los familiares de primer grado y la reducción de los síntomas, al menos inicialmente, con el tratamiento dopaminérgico.   (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

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¿Cómo se llama el trastorno de arrancarse el pelo?

La característica esencial de la tricotilomanía (trastorno de arrancarse el pelo) es el acto recurrente de arrancarse el propio pelo (Criterio A). El acto de arrancar el pelo puede afectar a cualquier región del cuerpo en la que crezca pelo; las localizaciones más frecuentes son el cuero cabelludo, las cejas o los párpados, mientras que los sitios menos comunes son el vello axilar, el facial, el público y el de las regiones perirrectales. Es posible que los sitios donde se producen los tirones de pelo varíen con el tiempo. El acto de arrancarse el pelo puede aparecer en forma de episodios breves repartidos durante todo el día o en periodos menos frecuentes, pero más sostenidos, de horas de duración, y tales tirones de pelo pueden durar meses o años. El criterio A requiere que el acto de arrancarse el pelo de lugar a una pérdida del mismo, aunque las zonas donde se arranca el pelo puede estar ampliamente distribuidas (p.ej., arrancarse pelos individuales en cada uno de los sitios) de tal manera que la pérdida de pelo puede no ser claramente visible. Por otra parte, los individuos pueden tratar de ocultar o camuflar la pérdida de pelo (p.ej., mediante el uso de maquillaje, bufandas o pelucas). Los individuos con tricotilomanía han llevado a cabo repetidos intentos para disminuir o detener el acto de arrancarse el pelo (Criterio C). El Criterio C indica que el tirarse del pelo provoca un malestar significativo o un deterioro social, laboral o de cualquier otra área del funcionamiento. El término malestar se refiere a los efectos negativos que puedan experimentar los individuos en el acto de arrancarse el pelo, como un sentimiento de pérdida de control, molestia y vergüenza. El deterioro significativo puede ocurrir en las diferentes áreas del funcionamiento (p.ej., social, laboral, académico y de ocio), en parte debido a la evitación del trabajo, la escuela u otras situaciones públicas. Arrancarse el pelo puede ir acompañado de una serie de comportamientos o de rituales que impliquen el pelo. Por lo tanto, los individuos pueden buscar un tipo específico de pelo para tirar, pueden tratar de extraer el pelo de una manera específica o pueden examinarlo visualmente o al tacto o por vía oral y manipular el pelo después de haberlo arrancado. El acto de arrancarse el pelo también puede ir precedido o de diferentes estados emocionales. De este modo, puede provocarse por sentimientos de ansiedad o aburrimiento, puede estar precedido de un creciente sentimiento de tensión o puede conducir a la gratificación, al placer o una sensación de alivio una vez arrancado el pelo. El acto de arrancar el pelo puede implicar diversos grados de conciencia; algunas muestran una mayor atención al arrancarse el pelo y otros individuos exhiben un comportamiento casi automático. Muchos individuos se refieren a una mezcla de los dos estilos de comportamiento. Algunas personas experimentan una sensación de “hormigueo” en la cabeza que alivia al arrancarse el cabello. El dolor no se puede acompañar a la extracción del cabello. Los patrones de pérdida de cabello son muy variables. Son comunes zonas de alopecia completa, así como áreas de menor densidad del cabello. Cuando afecta al cuero cabelludo, puede haber predilección por eliminar el cabello de las regiones de la coronilla o parietales. Puede haber un patrón de calvicie casi completa, excepto en un estrecho perímetro alrededor de los márgenes externos del cuero cabelludo y particularmente en la nuca. Puede haber una ausencia total de cejas y pestañas. El acto de arrancarse el pelo por lo general no se produce en presencia de otras personas, salvo miembros muy cercanos a la familia. Ciertos individuos tienen impulsos de arrancar el pelo de otras personas y pueden tratar de buscar oportunidades para hacerlo a escondidas. Determinados individuos pueden tirar de los pelos de las mascotas, las muñecas y otros materiales fibrosos. Algunas personas pueden negar ante los demás que se arrancan el pelo. La mayor parte de las personas con tricotilomanía también presenta una o más conductas repetitivas centradas en el cuerpo, como son pellizcarse la piel, morderse las uñas y mordisquearse los labios. (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

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¿Cuáles son los síntomas de la piromanía?

La característica principal de la piromanía es la presencia de varios episodios de provocación deliberada e intencionada de incendios (Criterio A). Los individuos con este trastorno experimentan tensión o excitación afectiva antes de provocar el incendio (Criterio B). Hay fascinación, interés, curiosidad o atracción por el fuego y su contexto (Criterio C). Los individuos con este trastorno a menudo son “mirones” de incendios en su vecindario, pueden crear falsas alarmas y obtener placer con las instituciones, el equipamiento y el personal asociado al fuego. Pueden pasar ratos en el servicio de bombero local, provocar fuegos para estar vinculados a él, o incluso llegar a ser bomberos. Los individuos con este trastorno sienten placer, gratificación o alivio al provocar incendios o al presenciar o ser partícipes de sus consecuencias (Criterio D). El incendio no se provoca para obtener beneficios económicos, ni como expresión de una ideología sociopolítica, ni para ocultar una actividad criminal, ni para expresar rabia o venganza, ni con el fin de mejorar las condiciones de vida personales, ni en respuesta a un delirio o una alucinación (Criterio E). La provocación del fuego no es el resultado de una alteración del juicio. El diagnóstico no se realiza si la provocación del incendio se explica mejor por un trastorno de la conducta, un episodio maníaco o un trastorno de la personalidad antisocial (Criterio F). Criterios diagnósticos Provocación de incendios de forma deliberada e intencionada en más de una ocasión Tensión o excitación afectiva antes de hacerlo Fascinación, interés, curiosidad o atracción por el fuego y su contexto Placer, gratificación o alivio al provocar incendios o al presenciar o participar en sus consecuencias No se provoca un incendio para obtener un beneficio económico, ni como expresión de una ideología sociopolítica, ni para ocultar una actividad criminal, expresar rabia o venganza, mejorar las condiciones de vida personales, ni en respuesta a un delirio o alucinación, ni como resultado de una alteración del juicio La provocación de incendios no se explica mejor por un trastorno de la conducta, un episodio maníaco o un trastorno de la personalidad antisocial. Características asociadas que apoyan el diagnóstico Los individuos con piromanía pueden preparar con considerable antelación el inicio del fuego. Pueden mostrarse indiferentes a las consecuencias del fuego para la vida o la propiedad, o sentir satisfacción por el resultado de la destrucción de propiedades. Estas conductas pueden ocasionar daños en propiedades, consecuencias legales, lesiones o pérdida de vidas, incluida la del propio inquisidor del fuego. Los individuos que provocan fuegos impulsivamente (y que pueden o no presentar piromanía) suelen tener antecedentes de trastorno por consumo de alcohol o presentarlo en la actualidad Prevalencia La prevalencia de la piromanía entre la población se desconoce. La prevalencia-vida de la provocación de fuegos, que es sólo uno de los componentes de la piromanía y no es suficiente para establecer el diagnóstico por sí misma, se ha calculado que es del 1,13% en una muestra de población, pero la comorbilidad más frecuente fueron el trastorno de personalidad antisocial, el trastorno por consumo de sustancias, el trastorno bipolar y el trastorno por juego (ludopatía). En cambio, la piromanía como diagnóstico primario parece ser muy rara. Entre una muestra de personas que llegaron al sistema penal por provocar incendios repentinamente, solamente el 3,3% tenía síntomas que cumplían todos los criterios de la piromanía. Desarrollo y curso No hay suficientes datos para establecer una edad típica de inicio de la piromanía. La relación entre provocar incendios en la infancia y la piromanía en la edad adulta no está bien documentada. En los individuos con piromanía, los incidentes en los que se provoca el fuego son episódicos y pueden fluctuar en frecuencia. Se desconoce su curso longitudinal. A pesar de que la provocación de incendios es un problema importante en niños y adolescentes, la piromanía en la infancia parece ser rara. Provocar incendios en una etapa juvenil suele asociarse con el trastorno de conducta, el trastorno por déficit de atención/hiperactividad o un trastorno de adaptación. Aspectos diagnósticos relacionados con el género La piromanía se presenta más frecuentemente en los hombres, especialmente en aquellos con peores habilidades sociales y problemas de aprendizaje Diagnóstico diferencial Otras causas de provocación de incendios intencionados. Es importante descartar otras causas de provocación de incendios antes de establecer el diagnóstico de piromanía. La provocación de incendios intencionada puede darse por beneficio, sabotaje o venganza, para encubrir un crimen, para hacer una declaración política o para llamar la atención o ganar reconocimiento. La provocación de incendios también puede darse como parte del desarrollo de la experimentación infantil. Otros trastornos mentales. No se realiza un diagnóstico separado de piromanía cuando la provocación de incendios se produce como parte de un trastorno de conducta, un episodio maníaco, un trastorno de la personalidad antisocial en respuesta a un delirio o alucinación o por los efectos fisiológicos de otra afección médica. El diagnóstico de piromanía tampoco debería hacerse cuando la provocación del fuego es el resultado de un deterioro de juicio asociado a un trastorno neurocognitivo mayor, una discapacidad intelectual o una intoxicación por sustancias. Comorbilidad Parece haber una alta concurrencia de la piromanía con los trastornos por consumo de sustancias, la ludopatía, los trastornos depresivos y bipolar, y otros trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta. (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

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