compulsiones

¿Qué Causa el Impulso de Pellizcarse la Piel Repetidamente?

La característica esencial del trastorno de excoración (rascarse la piel) es el rascado recurrente de la propia piel (Criterio A). Los sitios más frecuentemente escogidos son la cara, los brazos y las manos, pero muchas personas eligen múltiples lugares del cuerpo. Las personas pueden rascarse la piel sana, las irregularidades menores de la piel y las lesiones, como granos o callos, o las costras de anteriores rascados. La mayoría de los individuos lo realizan con sus uñas, aunque muchos utilizan pinzas, alfileres u otros objetos. Además del rascado de la piel puede haber frotamiento, presión, punción y mordedura de la piel. Los individuos con trastorno de excoración a menudo pasan una cantidad significativa de su tiempo realizando comportamientos de rascado, a veces varias horas al día y esta excoración de la piel puede durar meses o años. El Criterio A requiere que rascarse la piel conduce a lesiones en la piel, aunque las personas con este trastorno a menudo tratan de ocultar o camuflar las lesiones. Los individuos con trastorno de excoración han realizado repetidos intentos de disminuir o cesar el rascado de la piel (Criterio B). El criterio C indica que el rascado de la piel provoca un malestar significativo o deterioro en el ámbito social, laboral o de otras áreas del funcionamiento. El término malestar incluye los efectos negativos de la angustia que pueden experimentar las personas al rascarse la piel, como un sentimiento de pérdida de control, molestia y vergüenza. El deterioro significativo puede ocurrir en diferentes áreas de funcionamiento en parte debido a la evitación de situaciones sociales. Características asociadas El rascado de la piel puede estar acompañado por una serie de comportamientos o rituales que involucran la piel o las costras. Por lo tanto, los individuos pueden buscar un tipo específico de costra para examinar, llevarse a la boca o tragarse la piel después de que se ha arrancado. El rascado de la piel también puede estar precedido o acompañado de diferentes estados emocionales. El rascado de la piel puede estar provocado por sentimientos de ansiedad o aburrimiento, podrá estar precedido de una sensación creciente de tensión y puede dar lugar a satisfacción, placer o una sensación de alivio cuando se ha rascado la piel o una costra. Algunos individuos informan que lo realizan en respuesta a una irregularidad menor de la piel o para aliviar una sensación corporal incómoda. El dolor no suele acompañar al rascado de la piel. Algunos individuos realizan la selección de la piel de manera concentrada, mientras que otros se dedican a rascarse de manera automática y muchos tienen una mezcla de ambos estilos conductuales. El rascado de la piel no suele ocurrir en presencia de otras personas, salvo miembros de la familia muy cercanos. Algunas personas refieren que rascan la piel de los demás.   (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)  

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¿Neurosis obsesiva es lo mismo que TOC?

Si bien es cierto que todas las personas sufren miedos y obsesiones en mayor o menor medida, la mayor parte de la gente consigue dominarlos sin que afecten en demasía su actividad diaria ni su estructura mental. No obstante, en algunas personas predispuestas, la ansiedad adquiere una intensidad considerable y llega a marcar sus pensamientos y sus comportamientos. Existe cierta predisposición a sufrir una neurosis en las personas hipersensibles, con una emotividad superior a la normal, por lo general, con un acusado sentido de culpabilidad y que se sienten muy afectadas por las tensiones emocionales y por los hechos impactantes, como disgustos, peleas, accidentes o por hechos o circunstancias banales a los que ellos otorgan mayor importancia de la que en realidad tienen y que les causan una fuerte alteración psicoemocional. Causas Por lo general, una neurosis se desarrolla o aparece en un individuo debido a situaciones o hechos que crean en él fuertes tensiones emocionales, pero casi siempre a esto se suma una cierta predisposición caracterológica. Está comprobado que la emotividad exagerada se puede adquirir a través de la educación de unos padres también muy emotivos. El individuo crece y se educa en un ambiente familiar proclive a las reacciones neuróticas ante situaciones tensas o emotivas y, por imitación subconsciente de los comportamientos paternos, se desarrolla de este modo una personalidad potencialmente neurótica, que se desencadenará cuando se encuentre en situaciones de fuerte tensión emocional Tipos Existen diversos tipos de neurosis, pero de ellos cabe destacar los más frecuentes Las fobias consisten en un miedo desproporcionado a determinadas situaciones, como el miedo a la oscuridad, a los espacios abiertos (agorafobia), a los lugares cerrados (claustrofobia); también el miedo a determinados objetos, de hecho, inofensivos y a algunos animales (gatos, arañas, pájaros, etc.). En tales casos, la persona afectada se da cuenta y acepta de modo racional, la inocuidad del objeto de su miedo, pero, no obstante, se siente incapaz de vencerlo. La hipocondría es la neurosis por la que una persona siente miedo insuperable de estar enfermo, cree padecer enfermedades imaginarias y se preocupa de un modo obsesivo por su salud, más allá de todo razonamiento. Las neurastenias, en las que el individuo muestra una fatiga y una debilidad crónicas, y una irritabilidad continua. La neurosis de ansiedad se presenta en aquellas personas que manifiestan una continuada sensación de exaltación física y psíquica que puede ser tolerada y deseada por el sujeto casi como una forma habitual de vida, hasta que, al ocurrir algún suceso que les produce una tensión emocional añadida, la ansiedad se hace insoportable. La neurosis histérica es una forma de neurosis en la que el paciente puede sufrir sonambulismo, amnesia, parálisis o anulación de alguno de los sentidos (ceguera o sordera histérica), de forma temporal e impredecible, sin que exista ninguna lesión orgánica que lo justifique, para estos casos, las cosas ocurren como si el subconsciente del individuo actuara para defenderse de una situación insoportable, negándose a ver, oír o sentir aquello que le resulta doloroso. Obsesiones Las obsesiones constituyen una forma especial de neurosis. La neurosis obsesiva consiste en la formulación de un pensamiento que se presenta de forma repetitiva y persistente, sin que el individuo pueda apartarlo de su mente. El pensamiento obsesivo puede adoptar diferentes formas. La duda obsesiva aparece cuando el individuo no puede convencerse de haber realizado un acto determinado, tal como cerrar la llave del gas o la puerta del piso, y de forma reiterada se siente obligado a cerciorarse de ello una y otra vez. El pensamiento obsesivo es aquel en el que la persona afectada realiza un discurso interminable, y con frecuencia cíclica, de forma reiterada, sin que ello le permita llegar a ninguna conclusión práctica ni desviar su atención del tema, lo que le impide centrarse en otros pensamientos o acciones. Cuando el individuo afectado se halla en un estado depresivo, con frecuencia los pensamientos obsesivos giran en torno al tema de la muerte y el suicidio. Compulsiones La compulsión es un acto que se realiza con frecuencia y de manera repetitiva, a modo de ritual, con el fin de reducir la tensión emocional y aliviar la ansiedad. En muchas ocasiones, los actos compulsivos son en sí, actos normales y habituales, como el hecho de lavarse las manos o de colocar en orden los objetos que se hallan encima de la mesa, pero lo que los convierte en compulsión es el hecho de presentarse de forma reiterada, con una frecuencia anormal y que sean vividos por el sujeto como algo cuya realización es ineludible. Tratamiento Casi todas las personas tienen un comportamiento neurótico en algún aspecto de su conducta: el orden o la limpieza exagerados, la preocupación excesiva por la salud o la alimentación, la tendencia a preocuparse y a polarizar la atención en ciertos hechos o circunstancias, entre otros. El problema se presenta cuando la neurosis alcanza tal grado de desarrollo que imposibilita al afectado para realizar los actos cotidianos más habituales o bien cuando compromete su relación y convivencia con otras personas, en tal caso, es aconsejable que se someta a un tratamiento. En principio, casi todas las neurosis responden bien a un tratamiento. Éste se orienta sobre todo a reducir el grado de tensión emocional de la persona afectada, enseñándole a relajarse y a adoptar actitudes constructivas. Asimismo, puede ser útil la administración de medicamentos sedantes o ansiolíticos, y de psicoterapia. (extraída información de Guía médica familiar, 1994)

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¿Cómo se comportan las personas obsesivas?

Todo el mundo está más o menos obsesionado. Todo el mundo sabe lo que son las obsesiones, ¿quién no se ha sentido alguna vez “obsesionado” por una canción escuchada en la radio? ¿Quién no se ha despertado alguna vez durante la noche con una inquietud obsesionante, familiar o profesional? En realidad, todo esto es completamente normal. La obsesión autentica sin embargo resulta siempre penosa, bien sea simplemente molesta o torturante e insoportable. Se trata de un pensamiento que asedia literalmente (“obsesión” viene del latín obsidere que significa asediar), al individuo y que a pesar de sus constantes esfuerzos no puede evitarlo. A este pensamiento va asociada siempre una sensación sumamente terrible. El verdadero obseso está dispuesto a cualquier cosa con tal de liberarse de su tortura, pero el drama está en que no lo logrará sino sometiéndose a ella. La neurosis obsesiva A veces las obsesiones aparecen en la vejez ensombreciendo los últimos años de su vida. A veces también son consecuencia de una fractura de cráneo o una conmoción cerebral. Pero, en uno u otro caso, se trata de trastornos verdaderamente excepcionales que no hacen sino expresar concretamente tendencias latentes que existían con anterioridad. Igualmente, algunas mujeres son víctimas de obsesiones por la idea de robar o de tomar fuertes dosis de alcohol, incluso de matar. Pero se trata casi siempre de personas que anteriormente han tenido ya manifestaciones del mismo tipo. Por norma general, la obsesión constituye el elemento central de una de las cuatro neurosis actualmente catalogadas: la neurosis obsesiva. Frecuentemente tales pensamientos estériles paralizan la vida intelectual: ciertos enfermos se pasan todo el tiempo repitiendo mentalmente las tablas de multiplicación o la lista de las grandes fechas de la historia del país. El obseso es también un hombre lleno de pequeñas manías. Es presa de infinitos escrúpulos. Se siente obligado a alcanzar la perfección. Y tiene que estar continuamente haciendo comprobaciones e incluso comprobaciones de comprobaciones. A veces hay quien se despierta diez o doce veces durante la noche para asegurarse de que el gas está bien cerrado. En realidad sabe perfectamente que lo está; pero influido por una obsesión irrisoria, se siente obligado por una fuerza interior a ceder. Los terribles impulsos A veces, el enfermo se siente coaccionado a un acto que le parece particularmente monstruoso. Como, por ejemplo, asesinar a alguien. Estas tendencias agresivas se llaman obsesiones impulsos. Pueden inducir al suicidio, al robo a y las diversas formas de atentado a las costumbres y especialmente al exhibicionismo. En realidad, el paso a la acción es poco frecuente, salvo en los cleptómanos. En general, es el enfermo la única víctima de sus impulsos antisociales, condenado a combatirlos. El obseso está encerrado en un círculo vicioso. Para drenar las ideas y los impulsos obsesivos, pone en marcha mecanismos de defensa que no tardarán en convertirse, a su vez en obsesivos. Son los ritos conjuratorios. A menudo, estos ritos los lleva a acostarse. La persona da vueltas alrededor de su cama, golpeando en algunos lugares las paredes, recita fórmulas mágicas, procede a ablaciones complicadas y minuciosas, mira en todos los armarios y debajo de la cama, etc. Una debilidad constitucional Este aspecto clínico poco agradable se complica con otros síntomas. El obseso se ve asaltado por dudas, remordimientos, escrúpulos que inhiben su pensamiento y paralizan su acción, además es un hombre mal adaptado a la vida en sociedad, a la vida profesional. Le falta decisión y rendimiento. Es cierto que el obseso presenta síntomas de una cierta debilidad psíquica, efecto de las luchas llevadas a cabo contra los pensamientos y los impulsos intrusos pero, en cierta medida, es también su causa. El origen de las obsesiones es en parte constitucional. Se puede decir que en la  mayoría de los obsesos, la estructura básica de la personalidad está afectada. Por lo demás, el psicoanálisis descubre fácilmente en ellos cierta dosis patológica. (Extraída información de El médico informa, 1973)

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