bienestar emocional

¿Qué es la Ansiedad Silenciosa?

La ansiedad silenciosa hace referencia a aquellos casos en los que una persona experimenta síntomas de ansiedad, pero estos no son visibles para los demás. A menudo, estas personas tienen un comportamiento aparentemente normal, pero dentro de sí mismas están lidiando con pensamientos acelerados, preocupaciones constantes o un miedo irracional. Algunas personas se sienten incapaces de hablar sobre sus emociones por miedo al juicio o a no ser comprendidas, por lo que enmascaran sus síntomas. Aunque pueden parecer serenas y equilibradas, por dentro pueden estar luchando con una gran tensión emocional. Síntomas Comunes de la Ansiedad Silenciosa Preocupaciones constantes: Las personas con ansiedad suelen rumiar pensamientos negativos o catastróficos sobre el futuro, lo que puede afectar su capacidad de concentrarse o disfrutar de la vida cotidiana. Fatiga inexplicable: Aunque no siempre se nota en el exterior, las personas con ansiedad pueden sentirse extremadamente cansadas debido a la constante tensión emocional y mental. Este agotamiento puede llevar a una falta de energía para realizar actividades cotidianas. Cambios en el sueño: El insomnio o el dormir en exceso son dos de los síntomas más comunes de la ansiedad silenciosa. Las preocupaciones pueden dificultar que la persona se relaje lo suficiente como para descansar, mientras que otras pueden recurrir al sueño como una forma de desconectarse de sus pensamientos. Irritabilidad o cambios de humor: Las personas con ansiedad a menudo experimentan cambios de humor abruptos o se irritan con facilidad. Estos cambios pueden no tener una causa aparente, pero son el resultado de la tensión interna que sienten. Dolores físicos inexplicables: A menudo, la ansiedad se manifiesta en síntomas físicos como dolores de cabeza, dolores musculares, malestar gastrointestinal o palpitaciones. Estos síntomas pueden ser fácilmente atribuidos a otros problemas de salud si no se reconocen como parte de la ansiedad. Evitación de situaciones sociales: Aunque puede parecer que alguien está bien, las personas con ansiedad a menudo evitan situaciones que les causan incomodidad. Esto puede incluir evitar reuniones sociales, salidas o incluso actividades familiares. ¿Cómo Detectar la Ansiedad Silenciosa en Alguien Cercano? Aunque los síntomas de la ansiedad no siempre son fáciles de identificar, hay algunos comportamientos que podrían indicar que alguien está luchando con este trastorno: Cambios en el comportamiento social: Si una persona que antes era extrovertida comienza a evitar situaciones sociales o se retira, podría estar experimentando ansiedad. Desinterés repentino en actividades: La pérdida de interés en cosas que antes solían gustarles (hobbies, trabajo, relaciones) puede ser una señal de que algo está ocurriendo emocionalmente. Evitar hablar sobre sus emociones: Las personas con ansiedad suelen ser reacias a compartir lo que sienten, por lo que si notas que alguien se muestra distante o callado sobre sus emociones, podría ser un signo de que están lidiando con la ansiedad en silencio. Preocupación constante: Si alguien parece estar siempre preocupado o anticipando lo peor, incluso sin una razón aparente, esto podría ser una señal de ansiedad. ¿Qué Hacer si Detectas los Síntomas de Ansiedad Silenciosa? Si crees que alguien cercano a ti está luchando con la ansiedad, hay algunas formas en las que puedes ofrecer apoyo: Escuchar sin juzgar: A veces, lo único que una persona necesita es sentirse escuchada. Ofrecer un espacio seguro y sin juicios para que la persona pueda compartir lo que está sintiendo puede ser de gran ayuda. Recomendar ayuda profesional: La ansiedad es tratable, pero muchas personas no buscan ayuda por miedo o vergüenza. Si detectas signos de ansiedad, podrías sugerir amablemente que hablen con un terapeuta o profesional de la salud mental. Mostrar empatía: Asegúrate de que la persona sepa que te importa y que no están solas en su lucha. La empatía puede ser un gran apoyo emocional en momentos de dificultad. Fomentar hábitos saludables: La ansiedad se puede aliviar con ciertas prácticas, como el ejercicio regular, la meditación, la respiración profunda o mantener una rutina de sueño adecuada. Anima a tu ser querido a incorporar estas prácticas en su vida diaria. Conclusión La ansiedad silenciosa puede ser difícil de detectar, pero si prestamos atención a los cambios en el comportamiento y el estado emocional de quienes nos rodean, podemos ayudarles a obtener el apoyo que necesitan. Es fundamental crear un entorno comprensivo y libre de estigmas en torno a la salud mental, donde las personas puedan sentirse cómodas al hablar sobre sus emociones sin temor a ser juzgadas. Si sospechas que alguien cercano a ti está experimentando ansiedad silenciosa, recuerda que tu apoyo puede marcar la diferencia en su proceso de sanación.  

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¿Qué señales indican que tienes una amistad tóxica?

En nuestra vida, las amistades ocupan un lugar especial. Son el refugio emocional y el soporte en los momentos difíciles. Sin embargo, no todas las relaciones amistosas son saludables. A veces, podemos encontrarnos enredados en amistades tóxicas que, en lugar de sumar, restan. Identificar estas relaciones y saber cómo manejarlas es clave para proteger nuestra salud emocional. ¿Qué es una amistad tóxica? Una amistad tóxica es aquella que afecta negativamente tu bienestar emocional. En lugar de proporcionarte apoyo y felicidad, te genera estrés, tristeza o incluso te hace cuestionar tu valía. Estas relaciones suelen estar marcadas por comportamientos manipuladores, celos, críticas constantes o una dinámica desequilibrada en la que solo una de las partes se beneficia. Señales de una amistad tóxica Falta de reciprocidad: Siempre eres tú quien da y nunca recibes el mismo nivel de apoyo o atención. Críticas constantes: Te juzga o menosprecia con frecuencia, incluso disfrazando sus comentarios como «bromas». Manipulación emocional: Utiliza la culpa o el chantaje emocional para controlarte. Celos y posesividad: No tolera que tengas otras amistades o actividades fuera de la relación. Energía negativa constante: Sientes agotamiento emocional cada vez que interactúas con esta persona. ¿Cómo afectan las amistades tóxicas? Las amistades tóxicas pueden impactar significativamente tu salud mental, causando estrés, ansiedad, baja autoestima e incluso depresión. Además, este tipo de relaciones pueden limitar tu crecimiento personal, ya que te sumergen en dinámicas negativas que te impiden avanzar. ¿Qué hacer si tienes una amistad tóxica? Identifica el problema: Reflexiona sobre la dinámica de tu relación y reconoce si está afectando tu bienestar. Establece límites: Habla con esta persona y comunica tus necesidades de manera asertiva. Prioriza tu bienestar: No temas alejarte si la relación sigue siendo perjudicial, incluso después de intentar resolver los conflictos. Busca apoyo: Habla con otros amigos, familiares o un terapeuta para obtener perspectiva y guía. Rodéate de relaciones saludables: Invierte tu tiempo en amistades que te aporten felicidad y apoyo. El valor de cuidar tu círculo social Las amistades son un reflejo de lo que permitimos en nuestra vida. Al rodearte de personas que valoren, respeten y te inspiren, te aseguras de construir un entorno que promueva tu felicidad y crecimiento. Reconocer una amistad tóxica no es fácil, pero dar el paso para priorizar tu salud emocional es un acto de amor propio. Reflexión final Dejar ir una amistad tóxica puede ser doloroso, pero también es una oportunidad para abrir espacio a nuevas conexiones más enriquecedoras. Recuerda: las relaciones verdaderas no solo te aceptan como eres, sino que también te animan a ser tu mejor versión.        

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¿Es el trastorno del sueño un enemigo silencioso para tu salud?

¿Te despiertas cansado a pesar de haber dormido 8 horas? ¿Sufres de insomnio o te encuentras soñoliento durante el día? Los trastornos del sueño afectan a millones de personas en todo el mundo, y sus consecuencias van más allá de una simple noche en vela. Este artículo busca explorar las causas, los impactos y las soluciones de este problema que, silenciosamente, está afectando nuestra calidad de vida. El Sueño: Un Pilar Esencial para la Salud El sueño es más que una pausa para el cuerpo; es un proceso vital que permite la reparación física, el equilibrio emocional y la consolidación de la memoria. Sin embargo, factores como el estrés, el uso excesivo de dispositivos electrónicos y los hábitos poco saludables están generando una epidemia de problemas para dormir. Trastornos del Sueño Más Comunes Insomnio: La incapacidad de conciliar o mantener el sueño. Puede ser causado por estrés, ansiedad o incluso condiciones médicas subyacentes. Apnea del Sueño: Una condición en la que la respiración se detiene repetidamente durante la noche, provocando despertares frecuentes. Narcolepsia: Episodios de somnolencia extrema durante el día, que pueden interrumpir actividades cotidianas. Síndrome de Piernas Inquietas: Una sensación de incomodidad en las piernas que impide relajarse y dormir. Trastornos del Ritmo Circadiano: Dificultad para sincronizar el sueño con los ciclos naturales de día y noche. Impacto en la Salud Mental y Física Dormir mal no solo afecta tu energía; también tiene consecuencias a largo plazo: Salud mental: Puede agravar condiciones como la ansiedad y la depresión. Sistema inmunológico: Reduce la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. Productividad: Disminuye la concentración y el rendimiento en el trabajo o estudios. Riesgos cardiovasculares: Aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedades del corazón. ¿Cómo Combatir los Trastornos del Sueño? Rutina Consistente: Acostarte y levantarte a la misma hora todos los días ayuda a regular tu reloj biológico. Zona de Sueño Ideal: Crea un ambiente tranquilo, oscuro y fresco. Evita usar dispositivos electrónicos antes de dormir. Alimentación Saludable: Evita el consumo de cafeína y comidas pesadas en la noche. Ejercicio Regular: Mejora la calidad del sueño, pero evita ejercitarte cerca de la hora de acostarte. Consulta a un Especialista: Si los problemas persisten, busca ayuda médica. Algunos trastornos, como la apnea del sueño, requieren tratamiento especializado. Conclusión: Dormir Bien No Es un Lujo, Es una Necesidad En un mundo donde la productividad parece ser más importante que el descanso, es hora de priorizar nuestra salud. Hablar de los trastornos del sueño y buscar soluciones puede mejorar no solo nuestra calidad de vida, sino también nuestra longevidad. ¿Te identificas con alguno de estos problemas? Comparte este artículo con quienes podrían beneficiarse y ayudemos a crear conciencia sobre la importancia del sueño. ¡Porque dormir bien es la clave para vivir mejor!  

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¿Qué es la ciclotimia y cómo afecta tus emociones?

La ciclotimia o trastorno ciclotímico es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por cambios persistentes en el estado emocional de la persona. Aunque similar al trastorno bipolar, la ciclotimia tiene diferencias importantes que la hacen única, particularmente en cuanto a la intensidad y la duración de sus episodios. En este artículo, exploraremos qué es la ciclotimia, sus síntomas, diagnóstico, tratamiento y cómo afecta a quienes lo padecen. ¿Qué es la Ciclotimia? La ciclotimia se define como un trastorno en el que una persona experimenta fluctuaciones en su estado de ánimo entre períodos de hipomanía (una forma más leve de manía) y depresión leve. Estos cambios no son tan extremos ni tan duraderos como en el trastorno bipolar, pero son lo suficientemente significativos como para afectar el bienestar diario. Los episodios de hipomanía y depresión en la ciclotimia se alternan con periodos de estabilidad, aunque los cambios son más frecuentes y duraderos que los experimentados por personas sin este trastorno. A menudo, los síntomas de la ciclotimia pueden pasar desapercibidos debido a su naturaleza menos grave, lo que puede dificultar el diagnóstico. Síntomas de la Ciclotimia Los síntomas del trastorno ciclotímico incluyen fluctuaciones emocionales que pueden variar de una persona a otra. Sin embargo, los síntomas típicos incluyen: Episodios de hipomanía: Durante estos episodios, la persona puede sentirse especialmente energizada, optimista, inquieta o impulsiva. A pesar de ser más leves que los episodios maníacos del trastorno bipolar, los síntomas pueden interferir con la vida diaria. Episodios de depresión leve: Aunque no tan graves como la depresión mayor, las personas con ciclotimia pueden experimentar tristeza persistente, falta de motivación, baja energía, dificultad para concentrarse y pérdida de interés en actividades. Cambios frecuentes en el estado de ánimo: Las personas con ciclotimia experimentan estos cambios emocionales durante un período prolongado (al menos dos años en adultos o un año en adolescentes). Es importante destacar que, a diferencia del trastorno bipolar, los cambios en el estado de ánimo en la ciclotimia no son tan extremos ni interfieren tan gravemente con las actividades cotidianas. Causas de la Ciclotimia Aunque no se entienden completamente, las causas de la ciclotimia pueden incluir una combinación de factores genéticos, biológicos y ambientales: Genética: Las personas con antecedentes familiares de trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar o la depresión, tienen un mayor riesgo de desarrollar ciclotimia. Factores neurobiológicos: Alteraciones en el equilibrio químico del cerebro, especialmente en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, pueden contribuir al trastorno. Estrés y trauma: Experiencias de vida estresantes, como pérdidas significativas o trauma temprano, pueden desencadenar o empeorar los síntomas. Diagnóstico y Tratamiento El diagnóstico de la ciclotimia generalmente requiere una evaluación clínica completa por parte de un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o psicólogo. Dado que los síntomas pueden ser más sutiles y menos graves que en otros trastornos del estado de ánimo, es importante un enfoque detallado y diferenciado para confirmar el diagnóstico. El tratamiento de la ciclotimia puede incluir: Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una opción común que ayuda a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamientos que afectan su estado de ánimo. Medicación: Los estabilizadores del ánimo, como el litio, y en algunos casos, los antidepresivos, pueden ser utilizados para tratar las fluctuaciones del estado de ánimo. Sin embargo, los medicamentos deben ser cuidadosamente ajustados, ya que pueden tener efectos secundarios o empeorar los síntomas si no se administran correctamente. Psicoeducación y apoyo: Comprender el trastorno y tener una red de apoyo sólida (familia, amigos, grupos de apoyo) puede ser crucial para el manejo a largo plazo de la ciclotimia. Autocuidado y hábitos saludables: Mantener una rutina diaria estable, practicar técnicas de relajación como la meditación o el mindfulness, y llevar un estilo de vida saludable pueden ayudar a minimizar los episodios de fluctuación emocional. Impacto en la Vida Cotidiana Aunque los síntomas de la ciclotimia no son tan graves como en otros trastornos del estado de ánimo, las fluctuaciones emocionales pueden afectar la vida social, profesional y personal. Las personas con ciclotimia pueden enfrentar dificultades en las relaciones, en el trabajo o en la escuela debido a sus cambios impredecibles en el estado de ánimo. A menudo, la ciclotimia puede llevar a sentimientos de frustración, ya que las personas con el trastorno pueden sentir que sus cambios emocionales no son suficientemente graves como para buscar ayuda, pero sí lo son como para interferir en su bienestar. Es por ello que el apoyo emocional y la comprensión son esenciales. Conclusión La ciclotimia es un trastorno que afecta el equilibrio emocional de las personas, pero con el tratamiento adecuado, es posible manejar los síntomas y llevar una vida plena. Al igual que con otros trastornos del estado de ánimo, la intervención temprana y el apoyo constante pueden marcar una gran diferencia en la vida de quienes lo padecen. Si crees que puedes estar experimentando síntomas de ciclotimia, no dudes en buscar el consejo de un profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico adecuado y explorar las opciones de tratamiento que mejor se adapten a tus necesidades.  

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¿Cómo superar la humillación y recuperar tu autoestima de manera efectiva?

¿Se ha sentido alguna vez humillado por el comentario hecho por alguna persona sobre su físico, su forma de vestir, su estilo de vida, sus maneras, su trabajo o su forma de hablar? Estas humillaciones acaso le han hecho sentirse deprimido, avergonzado, sin valor alguno, incompetente o incapaz aun cuando estas características no le describan Tipos de humillaciones Los cuatro tipos que existen son: Verbal directa Verbal indirecta No verbal Infligida a uno mismo Humillación verbal directa. La verbal es quizá la más fácil de identificar debido a que va dirigida directamente a usted. ¿Cómo responder? Permita que la persona hable de sus sentimientos Si está enfadada la otra persona, admítalo Diga que comprende cómo se siente su interlocutor. Utilice palabras como entiendo o veo que estás disgustado Pide una aclaración si es necesario Actúe con asertividad ante la reacción de su interlocutor explicando lo que siente acerca de su comportamiento Haga una afirmación corta con objeto de dar por zanjada la situación Humillación verbal indirecta. La clave reside en determinar la verdadera intención de la otra persona Pida una aclaración Utilice afirmaciones como: No entiendo lo que quieres decir Haga preguntas como ¿Qué estás diciendo? Humillación no verbal. Resulta más difícil de proceder ante las humillaciones no verbales porque tal vez cueste comprender el mensaje no verbal. En vez de tener que proceder ante las palabras, puede ser que tenga que actuar ante una mala cara, una sonrisa maligna o un suspiro. ¿Cómo proceder? Pedir una aclaración siempre que no se comprenda una expresión no verbal Utilizar afirmaciones en primera persona (empiece con la palabra yo, exprese sus sentimientos, identifique el comportamiento y lo que desea en ese momento en adelante) Humillación infringida a uno mismo. Implican la existencia de un monólogo interno negativo. Los conflictos internos y las dudas sobre uno mismo pueden dar como resultado dicha conducta. En este caso, usted se convierte en su peor enemigo interesando dichos pensamientos negativos. Debe tener cuidado y practicar el habla interna positiva. Sea honesto, abierto y directo consigo mismo y sea asertivo en sus pensamientos, en sus sentimientos y necesidades. Cuando responda a halagos: No se apresure en devolver el mismo Piense en éste; luego, responda directa o indirectamente a través de su lenguaje corporal Sonría y establezca un buen contacto visual Las humillaciones le dejan avergonzado, le hacen sentirse poco apto y deprimido. Fomente su autoestima procediendo ante las mismas con asertividad.     (información extraída de Haga oír su voz sin gritar / Nelda Shelton y Shanon Burton, 2004)

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¿Cómo reconocer tus sentimientos diarios puede transformar tu vida?

Para aprender a manejar o a cambiar las emociones, es útil ser capaces de identificar los estados de ánimo. Éstos pueden ser difíciles de identificar. Puedes sentirte cansado todo el tiempo y no darte cuenta de que estás deprimido o puedes sentirte nervioso y fuera de control y tampoco reconocer que estás ansioso.  Junto con la depresión o la ansiedad, la cólera, la tristeza y la culpa son estados de ánimo problemáticos para la gente. Identificar los estados de ánimo A través de la siguiente lista se muestran un número de emociones que se pueden experimentar durante el día. No se trata de una lista exhaustica, pero te ayudará a concretar tus estados de ánimo de forma más especifica que “bueno” o “malo”. Date cuenta que los estados de ánimo usualmente se describen con una sola palabra. Al identificar los estados de ánimo específico podrás fijarte objetivos para el cambio emocional y seguir tu progreso hacia esos objetivos. Aprender a distinguir entre los estados de ánimo te permitirá elegir acciones diseñadas para aliviar alguno de forma particular. Por ejemplo, ciertas técnicas de respiración te ayudarán con la ansiedad, pero no con la depresión. Si tienes problemas para identificar los estados de ánimo, has de observar los cambios en la tensión de tu cuerpo. Espaldas u hombros tensos son señal de que estás temeroso o tenso; pesadez en todo el cuerpo sería señal de decepción o depresión. Un segundo camino para mejorar en la identificación de tus estados de ánimo es ver si puedes observar tres diferentes durante el día. Si te es difícil de conseguir, escoge seis estados de ánimo y escribe debajo situaciones de tu pasado en las cuales te sentiste de esa manera Lista de estados de ánimo Deprimido Triste Inseguro Nervioso Enfurecido Ansioso Preocupado Orgulloso Disgustado Espantado Enfadado Emocionado Furioso Herido Feliz Culpable Asustado Temeroso Alegre Cariñoso Avergonzado Irritado Frustrado Decepcionado Humillado Otras emociones… Los factores situacionales a menudo pueden identificarse respondiendo a las siguientes preguntas: ¿Con quién estabas? ¿Qué estabas haciendo? ¿Cuándo ocurrió? ¿Dónde estabas? Como regla general, las emociones pueden identificarse con una palabra descriptiva. Si necesitas más de una palabra para describir un estado de ánimo, deberías describirlo como un pensamiento. Los pensamientos son palabras o imágenes visuales, incluidos los recuerdos, que pasan por tu cabeza Al distinguir entre pensamientos, emociones y factores situacionales, podrás identificar las partes de tu experiencia que son necesarias para cambiar Casilla recordatorio Las situaciones pueden describirse preguntándote ¿quién? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? Las emociones pueden describirse con una sola palabra Los pensamientos son palabras e imágenes que pasan por tu cabeza Ejercicio: identificar las emociones Describir una situación reciente en la cual hayas experimentado un estado de ánimo fuerte. Después identifica qué emociones tuviste durante o inmediatamente después de estar en esa situación. Haz esto con cinco situaciones distintas Situación…. Emoción…. Además de identificar las emociones, es importante aprender a estimar la intensidad de las emociones que experimentas. La estimación de la ansiedad de las emociones te permite observan cómo fluctúan tus emociones. La estimación de tus emociones también te ayuda a avisarte de que situaciones o pensamientos están asociados con cambios en las emociones. Finalmente puedes utilizar los cambios en la intensidad emocional para evaluar la efectividad de las estrategia que estás aprendiendo Para que puedas comprender cómo las emociones varían durante el día, es necesario utilizar una escala de puntuación para las emociones de 0 a 100 que va de No del todo, Un poco, Medianamente, Mucho, Siempre lo he sentido.   Ya que la identificación y la estimación de las emociones son habilidades importantes debes continuar practicando hasta que detectes las emociones con facilidad. Cuanto más aprendas de las emociones, con más facilidad llegarás a comprenderlas y a nombrarlas.   (Información extraída de El control de tu estado de ánimo: manual de tratamiento de terapia cognitiva para usuarios / Dennis Greenberger, Christine A. Padesky; [traducción de Jordi Cid Colom], 1998)

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¿Cómo influye el apego en el desarrollo emocional de un niño?

Las emociones tienen funciones relacionadas con la supervivencia. Oatley y Johnson-Laird sostienen que hay en ellos cinco tipos de relaciones con algunas metas vitales prioritarias: apego, amor paterno, atracción sexual, disgusto y rechazo interpersonal. En el estudio del niño nos interesa especialmente la conducta de apego, que es una conducta interactiva entre el niño y el adulto responsable de la crianza. Ésa es una relación que se convierte en el primer ambiente o clima emocional que vive el niño y que le introduce en el grupo familiar y a través de este último, también en el grupo social y cultural en que la familia se desenvuelve. La familia es el primer alveolo social del niño, por tanto, su papel es esencial a la hora de que se frague la configuración de los esquemas que regularán la interacción futura del niño con su entorno. Unas buenas relaciones familiares son garantía de una adecuada adaptación social. Estas relaciones incluyen las de la pareja, las de padres e hijos y las de hijos entre sí. La familia se considera como un organismo en el que cada uno de sus elementos tiene una función o rol con consecuencias en el conjunto global. La familia ha sido especialmente estudian desde la teoría sistemática. Ésta defiende que no se pueden entender los problemas de un sujeto si no se atiende al conjunto total de la dinámica familiar. Sin embargo, antes de que un individuo llegue a percatarse de que pertenece a un grupo familiar ya ha establecido unos lazos afectivos intensos que facilitarán o dificultarán su integración en el grupo. Se ha llamado a estos lazos “apego”, “vinculo” o “urdimbre afectiva”; representan la traducción del concepto de attachement acuñado en ingles por Bowlby (1958). Es un conjunto muy próximo al de imprinting de Lorenz (1966) que ha sido utilizado para describir en la conducta animal el proceso que fija una cría a un modelo y que permite la regulación mediante modelado de la conducta de crianza. Esta especial atención ha merecido una continuada atención en el campo de la psicología como demuestra la obra de Ainsworth, Tizard, Goldfarb, Rutter, etc. El apego suele producirse respecto a la madre pero también puede ser establecido con cualquier persona que haga sus veces, ya sea varón o mujer. La época de instalación del apego oscila según los casos, pero se ha establecido que su periodo álgido está entre los nueve meses y los tres años. Esto puede interpretarse también como un periodo crítico, puesto que la mayor parte de las carencias de apego que pueden lastrar la conducta infantil posterior se centra en estos años. La función del apego parece que es garantizar la supervivencia en una etapa temprana. Además tiene un carácter reciproco: Jersild sostiene que la indefensión del niño es la que provoca la conducta de apego por parte del adulto. En definitiva, consiste en un sistema de promoción de la proximidad entre el niño y su madre o persona de referencia, lo que garantiza una conducta exploratoria en el primero, basada en la seguridad. Muy probablemente si el niño no experimentase esa necesidad de proximidad, los índices de accidentabilidad infantil se dispararían y los de supervivencia serian muy precarios. Pero esta función primaria e inicialmente biológica tiene unas consecuencias psicológicas y sociales incuestionables y entre ellas posee especial relevancia el adecuado desarrollo emocional. El niño está dotado de un sistema de respuestas emocionales básicas cuya explicitación social copia de las de la madre y busca en ésta cuál es la respuesta adecuada ante cada situación. El aprendizaje de las distintas intensidades de la reacción emocional y la interpretación de unos licitadores como agradables o desagradables se gesta en el periodo de apego a través de la persona de referencia. Tipos de apego Al estudiar los tipos de apego y las consecuencias de sus fallos, se han caracterizado tres formas de vinculación emocional: el apego seguro, el apego inseguro o ansioso, este último con dos formas: apego ansioso evitador y apego ansioso ambivalente. El apego seguro se caracteriza porque el niño echa de menos a su madre en su ausencia y se consuela con su presencia. El apego evitador tiene como elemento distintivo el que el niño echa de menos a su madre cuando falta, pero en cambio la evita cuando regresa después de una separación. El apego ambivalente consiste en que el niño presenta una alteración muy fuerte de conducta ante la separación maternal y después desarrolla manifestaciones de ira al producirse la reunión. El apego está sometido a una evolución. Se da un periodo primero en donde las conductas mutuas de madre e hijo tienen un componente gestual de proximidad física, pero a medida que el niño crece el contacto verbal, que existe desde el principio por parte de la madre, va adquiriendo un papel protagonista, sobre todo desde que el niño comienza a entender el contenido de esos mensajes y no solo su componente prosódico emocional. En particular, hay una correlación efectiva entre las habilidades sociales de los niños y la capacidad de la madre para referirse a sus propias emociones, a las de sus hijos y a las de los otros, analizando sus causas. Consecuencias del apego en la conducta emocional del niño El apego guarda una estrecha relación con el desarrollo sentimental del niño. Un apego seguro correlaciona con una adecuada adaptación sentimental, sobre todo en lo que se refiere a una expresividad emocional positiva y el desarrollo de empatía. El papel de la expresividad emocional del niño y de su madre ha sido estudiado profusamente en relación con los tipos de apego. Las madres de niños por debajo de un año suelen comunicarse emocionalmente con el hijo en una posición de cara a cara. No solo los niños imitan a sus madres, sino que las madres suelen también imitar las expresiones del niño, sobre todo las de las emociones positivas, con una inmediatez total, lo que parece que facilita la comunicación empática del niño. Es evidente que las conductas emocionales

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¿Qué papel juega el vocabulario emocional en la regulación de la agresividad en adultos?

La agresividad es una experiencia objeto de una etiquetación subjetiva. Es una palabra que utilizamos para identificar nuestros pensamientos, nuestras respuestas fisiológicas y nuestras reacciones conductuales. Deberíamos utilizar palabras diferentes para identificar diferentes sentimientos, intensidades e incluso duraciones. Desgraciadamente, los pacientes suelen etiquetar inadecuadamente sus estados emocionales. Pueden clasificar erróneamente de agresividad o enfurecimiento niveles de activación pasajeros y leves, como el enfado. Otro de los problemas aparece cuando los pacientes utilizan categorías con significados menos específicos, tales como “alterado”, para describir su estado emocional subjetivo. En tales casos, los profesionales no saben si lo que se está sintiendo es agresividad, ansiedad o algo diferente, y tampoco es evidente la intensidad de la experiencia. Así pues, ayudar a los pacientes a desarrollar un vocabulario emocional claro constituye uno de los elementos importantes de cualquier programa que pretenda reducir la agresividad y son muchos los pacientes que se benefician de analizar la forma de clasificar el espectro total de sus experiencias emocionales. La agresividad ha sido identificada una y otra vez como una de las emociones humanas más básicas, que casi todo el mundo experimenta de vez en cuando. Aunque existen diferencias entre los expertos, la clasificación de otras de las emociones básicas, incluye el miedo, la alegría, la tristeza, la aceptación, el rechazo, la expectación y la sorpresa. Plutchick clasificó las emociones básicas sirviéndose de una media esfera. Su modelo pone de manifiesto que cada una de las emociones básicas, incluida la agresividad, varía en intensidad. En el caso de la agresividad, los tres niveles de intensidad básicos serían la ira, la agresividad y el enfado. Su teoría también postula que las emociones específicas son más claramente identificables en el “ecuador” de la media esfera, esto es, en el nivel más elevado. A medida que las emociones se van debilitando, perdemos la capacidad de identificar exactamente qué es lo que estamos sintiendo. Los profesionales tienen ocasión de observar a pacientes que se sienten ligera y vagamente “afectados” pero no pueden clasificar con claridad su estado emocional. Ciertos profesionales hablan de que algunas emociones se utilizan para encubrir otras. Consideran que en realidad la depresión es agresividad, o que la agresividad está enmascarando la culpa, etc. La opinión de Plutchick es más sencilla y aceptable. Cuando las emociones son débiles, resultan difíciles de identificar con claridad y con frecuencia utilizamos mal las categorías lingüísticas cuando comunicamos sentimientos leves a otras personas. Es precisamente en estos casos, cuando las emociones no son lo bastante fuerte como para prestarse a ser identificadas con claridad, cuando los profesionales pueden proyectar sobre el paciente sus propias percepciones. Pero conviene ser precavidos ante la posibilidad de que los pacientes manifiesten su acuerdo con nuestras interpretaciones debido únicamente a nuestro estatus profesional y no a que lo que les estemos diciendo les parezca cierto. Dada la dificultad que tienen muchos pacientes con la comunicación directa y sincera de la agresividad, conviene utilizar y definir palabras como “enfadado, insatisfecho, agresivo, ofendido, furioso y encolerizado” cuando los profesionales y los pacientes analicen los problemas dentro de la sesión. De esta forma, el profesional puede modelar un vocabulario emocional apropiado para que los pacientes lo utilicen en su vida cotidiana. El objetivo consiste en enseñar categorías verbales apropiadas para las experiencias emociones de intensidad baja, moderada y alta. La asertividad directa y apropiada de los sentimientos agresivos, sin recurrir a la hipérbole puede hacer mucho por mejorar la comunicación interpersonal y evitar conflictos. Un termómetro de la agresividad puede ser de utilidad para analizar los episodios de agresividad. Dado que los pacientes no aprenden de forma automática a clasificar adecuadamente la intensidad de sus emociones, el termómetro de la agresividad ayuda a los profesionales y pacientes a alcanzar un acuerdo sobre la base de un vocabulario común. Se requiere mucha práctica reforzada para aplicar adecuadamente las categorías. Valiéndonos del termómetro, podemos pedirle al paciente que valoren cómo se sintieron cuando, por ejemplo, fueron violados o maltratados de alguna forma o cuando un programa de televisión que estaba ansioso por ver fue cancelado de improvisto o cuando se descubrió que alguien había propagado un rumor sobre ellos. Se puede estimular con ejemplos específicos y utilizar el adverbio temporal cuando, encaminado a describir el estado para subrayar la definición de que la agresividad es una reacción que experimentamos subjetivamente cuando algo tiene lugar. El termómetro de la Agresividad de Kassinove y Tafrate Este es un instrumento para ayudarle a comunicar de forma apropiada el enfado, la agresividad y la ira. El objetivo consiste en comunicarle a otra persona su estado emocional de una forma directa, con la ayuda de una palabra que exprese la verdadera intensidad de lo que usted está sintiendo. A fin de cuentas, el hecho de exagerar o de minimizar lo que estamos sintiéndonos va a reportarnos ningún beneficio. Considere el problema que tiene por delante y revise las palabras que aparecen más abajo. Complete después la frase siguiente: “Cuando me paro a pensar en aquello de lo que estamos hablando, me siento —————-“ 100º Preso de ira-Loco-Maniaco-Psicótico-Violento-Demente 90º Frenético-Virulento-Desquiciado-Trastornado-Beligerante 80º Encolerizado-Enfurecido-Furioso-Rabioso-Histérico 70º Enrabietado-Soliviantado-Exasperado-A explotar-A reventar 60º Irritado-Sulfurado-Alterado-Enojado-Indignado-Descompuesto 50º Cabreado-Agresivo-Agitado-De mala leche-Fastidiado-Perturbado 40º Provocado-Impelido-Gruñón- Arisco-Dolorido-Molesto 30º Enfadado-Incomodado-Impacientado-Inquieto-Aturdido-Incómodo 20º Estimulado-Motivado-Conmovido-Tocado-Desafiado 10º Incitado-Animado-Alerta-Despierto-Activado 0º Dormido-Muerto-Borracho-Comatoso   (Información extraída de El manejo de la agresividad: manual de tratamiento completo para profesionales / Howard Kassinove, Raymond Chip Tafrate, 2005)

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¿Qué es la fobia escolar y cómo afecta el bienestar emocional de los niños?

La fobia escolar no puede reducirse a una fobia específica. Los aspectos psicopatológicos asociados a ella y el pronóstico de futuro se alejan de lo que es característico de las fobias específicas. Por ello, desde una perspectiva nosológica, la ubicación de este problema requiere un lugar propio. Descripción y aspectos generales La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún motivo de miedo relacionado con la situación escolar. Esta definición plantea algunas dificultades. En primer lugar, conviene diferenciar la fobia escolar de la vagancia. En segundo lugar, es conveniente distinguir la ansiedad de separación del hogar de la fobia escolar. Los miedos a la escuela en un momento u otro del desarrollo evolutivo son frecuentes y pueden llegar a afectar hasta el 18% de los niños entre los 3 y 14 años. Sin embargo, la fobia escolar, es decir, el rechazo al colegio, es el trastorno mas incapacitarte por las repercusiones en el rendimiento escolar y en las relaciones sociales, es poco frecuente y tiende a ocurrir entre los 3-4 años y entre los 11-12 años, así como cuando se producen cambios de escuela o cambios de ciclos. Afecta a un mayor número de niños que de niñas. El comienzo de la fobia escolar suele ser repentino en niños pequeños. En niños mayores y adolescentes, sin embargo, el desarrollo es más gradual, de carácter más intenso y grave y con peor pronóstico. La fobia comienza a manifestarse en forma de quejas más o menos vagas y trae como consecuencia una actitud de desgana a la hora de ir al colegio. Esta reticencia gradual surge en presencia de ciertos estímulos discriminatorios, como los lunes, la vuelta de vacaciones, el primer día de clase tras una enfermedad, el cambio de clase o de escuela, etc. y puede evolucionar hacia una negativa rotunda a acudir a la escuela. En algunos casos se produce incluso un rechazo a la cadena de conductas que preceden a ir al colegio: levantarse de la cama, lavarse y vestirse. Características clínicas Desde una perspectiva clínica, la fobia a la escuela viene precedida o acompañada habitualmente de síntomas físicos de ansiedad y de una anticipación cognitiva de consecuencias negativas asociadas a la escuela, así como de una relación muy dependiente con la madre y de la proliferación de temores específicos El resultado es la conducta de evitación o en el caso de ir forzado, la huida del colegio o una actitud de total inhibición. Los síntomas desaparecen si el niño se queda en casa y comienza a entretenerse con otras actividades. No obstante, la fobia escolar está asociada a otros trastornos clínicos, como la depresión y la baja autoestima. Algunos factores predisponentes de la fobia escolar son la existencia de trastornos de ansiedad o de depresión entre los padres, que dificultan el aprendizaje de estrategias adecuadas de afrontamiento por parte del niño. Entre los factores facilitadores de la fobia escolar se encuentran dos tipos de variables: Factores relacionados con la escolaridad, como el temor a un profesor, un mal rendimiento escolar, dificultades en las relaciones con los compañeros, el acomplejamiento por algún aspecto de la apariencia física, etc. así como los conflictos entre los padres y la administración de la escuela Sucesos vitales negativos, como una enfermedad prolongada, la separación de los padres, el fallecimiento de uno de ellos (especialmente de la madre, etc.) Ha habido un intento por distinguir dos tipos de fobia escolar que permite establecer unos criterios predictivos y terapéuticos. Esta clasificación tiene dos ventajas. En primer lugar, permite diferenciar a los niños con un buen pronóstico de los niños con mal pronóstico y con trastornos emocionales ulteriores. Y en segundo lugar, remite a la fobia escolar a un problema más global de conducta dentro del contexto familiar e indica por ello la importancia de ir más allá del problema de la vuelta del niño al colegio. No obstante, la limitación de esta clasificación dicotómica es que es reduccionista y no siempre se aviene bien a incluir en ella la variedad de casos detectados en la clínica. La fobia escolar es un fenómeno complejo que puede denotar la existencia de una fobia específica (temor a ser herido en los juegos del recreo), de una fobia social (temor a ser ridiculizado), o de un trastorno obsesivo-compulsivo (temor a ser ensuciado) o de una ansiedad de separación propiamente dicha. Fobia escolar y vagancia Si bien en ambos casos hay una negativa de ir a la escuela, no es difícil distinguir entre el niño con fobia a la escuela y el vago. Hay niños que rechazan acudir al colegio y, sin embargo, no tienen fobia a la escuela. El rechazo puede ser en estos casos fruto de otros problemas de conducta: la vagancia, hacer novillos, dificultades en el rendimiento escolar, problemas con la disciplina de la escuela y/o en casa, conductas predilectivas. En la fobia escolar hay una permanencia del niño en casa durante las horas del colegio con el conocimiento de los padres y no está presente la conducta antisocial. Desde la prospectiva de la psicopatología tradicional, la vagancia correlaciona con un tipo de comportamiento psicopático y el rechazo escolar con un comportamiento neurótico. El rechazo no fóbico es más frecuente en barrios sociales marginales y viene acompañado habitualmente de cambios frecuentes de escuela y de un historial de repeticiones de curso. Fobia escolar y trastorno de pánico/agorafobia en la vida adulta En un estudio de Gittelman-Klein y Klein (1985) los agorafóbicos adultos tenían con frecuencia una historia de fobia escolar en la escuela. Estos cuadros clínicos presentan algunas características similares: preferencia fóbica por estar en casa, soportal mal la lejanía de ésta, enfrentamiento al estimulo temido solo en presencia de seres queridos, preocupación hipocondriaca por los síntomas físicos, ataques de pánico ante la separación, historia familiar de ansiedad y depresión, etc. De este modo, el nexo común de estos trastornos de conducta puede ser la ansiedad de separación. Según este enfoque la ansiedad de separación se

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¿Cómo controlar una crisis nerviosa?

Cuando una persona se encuentra confundida, deprimida, agresiva tiene actitudes ilógicas y aspecto de no controlar sus actos, se suele diagnosticar la existencia de una crisis nerviosa, aunque esta denotación sea tan solo simbólica. En la mayoría de los casos no existen problemas físicos en el sistema nervioso, sino que se produce una interrupción transitoria en su capacidad para funcionar de forma armónica como una entidad conformada por cuerpo y mente, ante el medio exterior y en lo referente a las manifestaciones de la conducta. Un corto periodo de reposo fuera del ambiente habitual de trabajo acostumbra a ser suficiente para superar las crisis. Por el contrario, en los casos de personas psicóticas, se recomienda realizar el tratamiento en un hospital, donde se puede llevar a cabo con mayor control. La administración de sustancias tranquilizantes alivia los síntomas, pero no cura la enfermedad. De acuerdo con el caso que se presente se prescribirá un seguimiento de un tratamiento de psicoterapia que trate el proceso mediante sistemas como la sugestión, el análisis y la persuasión. Síntomas Los síntomas que caracterizan una crisis nerviosa varían de un modo considerable, de acuerdo con el tipo de alteración mental que la provoque. Por ejemplo, si está causada por una neurosis, los síntomas pueden ser la depresión, un miedo irracional al viajar, sobre todo en avión o a relacionarse con personas extrañas, ansiedad extrema, llanto, sobresaltos constantes y palpitaciones cardiacas. Una persona que sufre una crisis nerviosa puede muy bien perder el control de sus emociones, aunque conserve su actitud mental. Con frecuencia se producen ciclotomias o excesivos y rápidos cambios de humor, y pueden sucederse explosiones coléricas con periodos de calma e indiferencia. En el caso de una crisis psicótica se presenta una alteración profunda del raciocinio, alucinaciones, pérdida de la coherencia al hablar y desconexión perceptiva con el medio circundante. Neurosis La neurosis es un trastorno funcional que se manifiesta con la impotencia de la persona que la padece para responder de forma equilibrada ante la ansiedad o los conflictos internos. Hay diferentes tipos de neurosis, entre las que se puede mencionar la hipocondría, la fobia, la histeria, la neurosis profesional, la de conversión, la de ansiedad y la fatiga de combate. De todas maneras, la mayoría de enfermos neuróticos suelen evolucionar hasta padecer alteraciones o dolencias físicas, que deben tratarse como tales, mientras que la expresión “ataque de nervios” suele corresponderse con una neurosis de ansiedad. Las personas que padecen neurosis de ansiedad la manifiestan a través de una tensión constante, con sensación de timidez, fatiga, aprensión e indecisión. En casos más graves se percibe inquietud e irritabilidad, que pueden desembocar en actitudes agresivas por parte del enfermo. Las reacciones físicas en estos casos pueden ser temor, taquicardia, hipertensión, tensión muscular permanente y sudoración abundante, aunque también pueden aparecer nauseas, vómitos, diarrea, insomnio y variaciones del apetito Este tipo de neurosis puede tratarse con tranquilizantes y sesiones de psicoterapia Psicosis  La psicosis es una enfermedad mental grave, en la cual el paciente pierde el contacto con la realidad. Puede ser causada por una disfunción de las células cerebrales o por una sobrecarga psíquica extrema. En ciertos casos está causada por factores físicos, como una enfermedad cerebral, un traumatismo encefálico o una reacción ante ciertos medicamentos o drogas, por lo que se denomina psicosis orgánica. El tratamiento está dirigido a curar la dolencia física subyacente; el uso de tranquilizantes solo logra un alivio temporal de los síntomas más graves. (información extraída de Guía médica familiar, 1994)

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