atención plena

¿TDAH o solo distracción? Averígualo con este test.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición que afecta tanto a niños como a adultos, caracterizándose por dificultades en la concentración, la impulsividad y la hiperactividad. Aunque es más conocido en niños, muchos adultos también pueden tener TDAH sin haber sido diagnosticados previamente. Si te preguntas si podrías tener TDAH, hay varios test y cuestionarios que pueden ayudarte a entender mejor tus síntomas y a determinar si debes buscar una evaluación profesional. ¿Qué Es el TDAH? El TDAH es un trastorno neurobiológico que se manifiesta principalmente a través de dificultades para concentrarse, controlar impulsos y, en algunos casos, mantener la calma. Las personas con TDAH pueden experimentar olvidos frecuentes, inestabilidad emocional, desorganización y dificultad para seguir instrucciones. Aunque se asocia comúnmente con niños, los adultos también pueden experimentar los mismos síntomas, lo que puede afectar su vida profesional y personal. ¿Por Qué Es Importante Realizar un Test para TDAH? Realizar un test para evaluar si tienes TDAH es una herramienta útil para comprender mejor tus comportamientos y cómo estos impactan tu vida diaria. Sin embargo, es importante recordar que los test no son diagnósticos definitivos. Si el resultado sugiere que podrías tener TDAH, es fundamental acudir a un profesional de la salud, como un psicólogo o psiquiatra, para obtener un diagnóstico oficial. Test Comunes para Evaluar el TDAH Existen varios cuestionarios y test validados que pueden ayudar a identificar síntomas comunes del TDAH. A continuación, te presentamos algunos de los más utilizados: Cuestionario de Autoinforme de Conners Este es uno de los test más utilizados tanto para niños como para adultos. El Cuestionario de Conners consta de una serie de preguntas sobre los comportamientos del individuo, la atención, la impulsividad y la hiperactividad. Está diseñado para ayudar a los profesionales a evaluar si los síntomas son consistentes con el TDAH. Test de Atención de la Universidad de Vanderbilt Este test se utiliza principalmente en niños, pero también puede ser útil para adultos que sospechan tener TDAH. El cuestionario incluye una serie de preguntas que examinan la capacidad de concentración, la impulsividad y otros aspectos relacionados con el TDAH. Escala de Evaluación de TDAH para Adultos (ASRS) El ASRS es una herramienta específicamente diseñada para evaluar los síntomas del TDAH en adultos. Está compuesto por preguntas centradas en la atención, la organización, la impulsividad y la gestión emocional. El ASRS tiene la ventaja de ser más accesible para quienes no fueron diagnosticados en la infancia. Cuestionario de Evaluación de TDAH de Brown Este test está orientado a adultos y se enfoca en los problemas relacionados con la memoria de trabajo, la organización y el control de impulsos. Es muy útil para personas que tienen dificultades a nivel laboral o social debido a los síntomas de TDAH. Inventario de TDAH para Adultos de Wender Este inventario está diseñado para evaluar si los síntomas del TDAH en la infancia persisten en la adultez. A través de preguntas que exploran los recuerdos de la infancia y los síntomas actuales, este test ayuda a identificar patrones persistentes que podrían ser indicativos de TDAH. ¿Cómo Interpretar los Resultados de un Test para TDAH? Es importante tener en cuenta que los resultados de un test son solo una parte del proceso diagnóstico. Aunque un test pueda indicar que tienes síntomas compatibles con el TDAH, se necesita una evaluación clínica completa para confirmar el diagnóstico. Los profesionales de la salud utilizan una combinación de entrevistas, pruebas psicológicas y análisis de antecedentes médicos para realizar un diagnóstico adecuado. ¿Qué Hacer Después de Realizar un Test? Si los resultados de un test sugieren que podrías tener TDAH, el siguiente paso es consultar a un médico especializado. El diagnóstico de TDAH se basa en una evaluación completa y en la consideración de los síntomas desde la infancia. Un profesional de la salud podrá ofrecerte un plan de tratamiento que puede incluir terapia cognitivo-conductual, medicamentos o estrategias de manejo personal. Conclusión Si sospechas que puedes tener TDAH, realizar un test es un primer paso valioso para comprender mejor tu situación. Sin embargo, recuerda que solo un profesional de la salud puede realizar un diagnóstico oficial. Si los síntomas del TDAH están afectando tu vida diaria, buscar ayuda es esencial para mejorar tu calidad de vida y gestionar los síntomas de manera efectiva. ¿Has hecho alguna vez un test de TDAH? ¿Qué te pareció? ¡Nos encantaría conocer tu experiencia!  

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¿Cuáles son los beneficios de la atención plena y cómo puede transformar tu vida?

¿Cómo actúa mindfulness? Hölzel et al (2011) proponen una serie de mecanismos de acción distintos e interactivos para dar respuesta a esta pregunta. A partir de la propuesta teórica de Hölzel, se procede a profundizar en cada uno de estos conceptos, vinculándolos a la práctica de mindfulness y a nuestro día a día. Regulación de la atención. Modelo de instrucción. Mantenimiento de la atención en un objeto seleccionado, cada vez que se produzca una distracción, la atención regresa al objeto Áreas del cerebro asociadas. Córtex cingulado anterior Conciencia del cuerpo Modelo de instrucción. La atención generalmente es un objeto de la experiencia interna: experiencias sensoriales de la respiración u otras sensaciones corporales Áreas del cerebro asociadas. Ínsula. Intersección temporoparietal Regulación de las emociones Reevaluación. Acercamiento a las reacciones emocionales de forma diferente a la habitual: sin juicio y con aceptación. Área del cerebro asociada. Córtex pre frontal dorsal Exposición y extinción y re consolidación. Exposición de uno mismo a aquello que está presente en el campo de conciencia: permitirse a uno mismo ser objeto, abstenerse a las reacciones internas. Área del cerebro asociada: córtex pre frontal ventromedial. Amígdala. Hipocampo. Cambios en la perspectiva del self o de uno mismo. Modelo de instrucción. Desapego de la identificación con una imagen estática de uno mismo Área del cerebro asociada. Córtex prefrontal medial. Córtex cingulado posterior. Ínsula. Intersección temporoparietal. Regulación de la atención En la práctica de la meditación se invita a que el alumno focalice su atención en un estimulo (objeto de meditación), que puede ser una imagen, sonido, sensación corporal, propia respiración. Es normal que el alumno pierda su atención en determinados momentos y que le surjan pensamientos de todo tipo. En estos casos, se le entrena a redirigir su atención hacia el punto de anclaje seleccionado; así tantas veces como sea necesario, manteniendo una actitud amable hacia él mismo y considerando las distracciones como ocasiones extraordinarias para regresar y practicar la atención plena. A pesar de que esta tarea puede parecer sencilla, la práctica de reorientar continuamente la atención a este momento y estar abierto a la experiencia es muy laboriosa, al menos al principio. En nuestra vida diaria, nuestra mente se halla continuamente deambulando entre el pasado y el futuro (ejemplo: tengo que hacer, le voy a decir que, qué feliz era cuando, etc.) entre pensamientos que no tienen entidad y que además se caracterizan por ser muy repetitivos. El hecho de dirigir la atención a cualquier objeto de meditación que conecte con el momento presente puede ayudar a detener la cascada de pensamientos que va generándose Conciencia del cuerpo Mindfulness nos ayuda a salir del espacio cerrado de nuestra mente y nos invita a contemplar y a experimentar el cuerpo, a través de diversas prácticas que preservan y amplían el sentido de lo físico. La conciencia corporal ha sido descuidada en muchas escuelas. La educación física ha asumido el papel de atender al cuerpo, mientras que el resto de las asignaturas se han ocupado de atender a la mente, cuando lo corporal y lo mental debería desarrollarse conjuntamente, Diversos autores han propuesto redimensionar la importancia de lo corporal en todo acto educativo, con independencia del área de conocimiento. La realización de prácticas de mindfulness puede contribuir a que el alumno  tome conciencia de sí mismo y se asuma como totalidad. Estas prácticas pueden ser integradas en diversas asignaturas. Regulación de las emociones Reevaluación. Algo cambia en el niño y en su relación con el medio que lo rodea cuando cierra los ojos para meditar. El alumno se sitúa en el espacio externo e interno que le acogerá durante los próximos minutos; en ellos permanecerá abierto a todo cuanto surja, con curiosidad, respeto y aceptación, sin tratar de juzgar ni modificar la propia experiencia. Esta actitud es fundamental en el alumno para el mejor afrontamiento de sus reacciones emocionales, ya que le aleja del habito de modificarlas o suprimirlas y le acerca a reconocerlas como validas. Exposición, extinción y re consolidación. Cuando el alumno medita, se hace consciente de los fenómenos mentales que surgen durante la práctica, toma nota y los deja pasar; los observa, sin reaccionar a ellos. Nhat Hanh (2015) nos enseña que la aparición de emociones fuertes en nuestro interior se asemeja a una tormenta que sopla contra un árbol. Cuando la tormenta sopla, podemos llevar nuestra atención a la respiración o a las sensaciones corporales que son estables como el tronco de un árbol enraizado en la tierra y desde ahí observar la tormenta sin permitir que nos arrastre. Cambios en la perspectiva del self Los cambios en la perspectiva del self o uno mismo son el último mecanismo de actuación que propone Hölzel et al (2011). El concepto del self incluye nuestras autorrepresentaciones, que conforman una idea estructurada de cómo somos. Mantener un modelo fijo de nosotros mismos condiciona nuestra experiencia, nuestra interacción con el mundo y nuestra forma de ver a los demás. A menudo solemos actuar de las siguientes formas: Nos acercamos continuamente a lo que nos gusta y rechazamos y evitamos lo que nos disgusta, limitando en gran medida nuestros movimientos Cuando el comportamiento que realizamos no se ajusta a nuestra perspectiva del self se genera una disonancia entre lo que hemos hecho y lo que consideramos que deberíamos haber hecho según lo que somos y experimentamos un gran malestar Sesgamos la realidad dotándola de nuestras propias interpretaciones, perdiendo así una enorme cantidad de matices que solo proporciona la experiencia “desnuda” Desde la superioridad de nuestro modelo de ser, juzgamos a todas las personas que se comportan de manera diferente a éste, desaprovechando así las diferentes perspectivas y oportunidades que pueden ofrecernos La práctica de mindfulness favorece el cuestionamiento del modelo de self que hemos creado, ayudando a que nos desidentifiquemos de los contenidos de nuestra conciencia (somos más que esa voz que no cesa de hablar en nuestro interior). Debilitar el yo puede producirnos vértigo, pero ofrece una gran libertad.   (Información extraída de Bienestar emocional y mindfulness en

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¿Qué Es el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)?

Bajo el concepto de trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) se pretende agrupar un conjunto de disfunciones cognitivas que dan lugar a un agregado de conductas consensuadas por expertos como problemas de atención y problemas de la hiperactividad-impulsividad. El TDAH, al igual que el resto de trastornos del neurodesarrollo, es un constructo consensuado, que pretende delimitar un patrón cognitivo-conductual, heterogéneo pero identificable, al que se le supone una identidad genética y neurofuncional. La elevada prevalencia de este trastorno y la enorme repercusión escolar y adaptativa, han conducido a que en la última década haya alcanzado una gran resonancia, no solo en ámbitos científicos especializados, sino también en medios de comunicación y en entornos con orientaciones profesionales no siempre ubicadas en el marco de la medicina basada en la evidencia. Es por ello que existe una ingente información, pero también desinformación, al alcance de todos los ciudadanos. Por lo tanto, no sorprende que el TDAH trascienda ámbitos científicos y que se cuestione o defina su naturaleza desde posturas puramente ideológicas. El TDAH hace referencia a personas inatentas, despistadas, impulsivas, poco eficientes en tareas que requieren capacidades organizativas, inconstantes y, en definitiva, poco eficientes en las demandas generadas en el colegio, en la vida laboral y en la vida social. El TDAH pretende dar una explicación neurocognitiva al fracaso derivado de una falta de eficiencia en los mecanismos que rigen aprendizajes y adaptabilidad al entorno social. Puesto que estas personas han existido siempre, ya se identificaron médicamente a principios del siglo XVIII, a partir de Sir Alexader Crichton, quien bajo la denominación “inquietud mental” ya describió en su libro Una indagación sobre la naturaleza y el origen del desajuste mental, publicado en 1798, lo que actualmente se denomina TDAH inatento. Crichton afirmaba hace más de dos siglos: “La incapacidad para atender con el suficiente grado de constancia hacia un objeto casi siempre proviene de una sensibilidad patológica de los nervios, por cuyo motivo esta capacidad se halla constantemente desplazada de una impresión a otra. Su origen tanto puede ser de nacimiento como ser el resultado de enfermedades accidentales”. La terminología aplicada a lo que actualmente denominamos TDAH ha variado a lo largo del tiempo, lo cual indica la dificultad para establecer unos límites entre este y otros trastornos. Por ello, el TDAH o algo parecido, ha recibido diferentes denominaciones: daño cerebral mínimo, disfunción cerebral mínima, discapacidad del aprendizaje y de la conducta, hiperactividad, reacción hipercinética de la infancia, trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad y el trastorno de déficit de atención. El termino DAMP (déficit de atención, del control motor y de la percepción) propuesto por Gillberg y usado en países nórdicos, hace referencia a un concepto muy próximo al TDAH. El TDAH viene definido por la coincidencia de los síntomas derivados de una baja capacidad atencional, de una falta de control de la impulsividad y de una manifiesta inquietud. Tanto el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV-TR como la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE 10 partes de las mismas manifestaciones como base conceptual del trastorno: sin embargo, existen importantes diferencias en el modo de agrupar e interpretar los síntomas usados como criterios diagnósticos. La CIE 10 si bien recoge los mismos síntomas del DSM-IV-TR, difiere en los siguientes aspectos: La CIE-10 en lugar de TDAH, utiliza la denominación “trastorno hipercinético” El “síntoma a menudo habla en exceso” ubicado en el DSM-IV-TR como síntoma de hiperactividad, la CIE-10 lo considera síntoma de impulsividad Según el DSM-IV-TR “algún síntoma” se debe iniciar antes de los 7 años mientras que la CIE-10 exige que todos los síntomas requeridos se inicien antes de los 7 años. Según el DSM-IV-TR algunos criterios deben cumplirse en más de una situación (por ejemplo, en casa y en el colegio), en cambio CIE-10 exige que se cumplan en más de una situación (por ejemplo, en casa y en el colegio) El DSM-IV-TR exige para el diagnostico seis criterios de inatención y/o seis criterios de hiperactividad-impulsividad mientras que el diagnostico de tratamiento hipercinético requiere seis criterios de inatención más tres criterios de hiperactividad más un criterio de impulsividad. En realidad, el trastorno hipercinético de la CIE-10 puede considerarse como una forma grave de TDAH, puesto que exige un mayor número de síntomas. En el DSM-IV-TR los síntomas no deben coincidir con un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y no pueden verse mejor explicados por otro trastorno mental (depresión, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o trastorno de personalidad). En la CIE-10 el trastorno hipercinético “no debe diagnosticarse” si se cumplen los criterios de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, depresión, trastorno bipolar o trastorno de personalidad. Ello implica que la CIE-10 a diferencia del DSM-IV-TR, no acepta la comorbilidad con otros trastornos, como depresión, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o trastorno de personalidad. (Información extraída de Trastornos del neurodesarrollo / editores, Josep Artigas-Pallarés, Juan Narbona, 2011)

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¿Qué beneficios obtienes de practicar mindfulness?

Todo lo que hacemos los seres humanos tiene una motivación, una razón de ser. A veces las motivaciones son inconscientes; en otras ocasiones nos auto engañamos porque las verdaderas razones de nuestros actos nos parecen inadecuadas y, en otros casos, los menos realmente conocemos el verdadero motivo de por qué actuamos. En el momento en que empezamos nuestra práctica de mindfulness también tenemos una motivación. Algunas de las motivaciones más frecuentes para empezar a practicar mindfulness Ser más felices Tener mayor bienestar psicológico Alcanzar una mejor concentración Controlar las emociones Tener más paz interior No tener pensamientos Tener mejor salud Tener menos estrés Un ejercicio habitual en los cursos de introducción a mindfulness, aparte de preguntar por la motivación, es pedir a los participantes que observen los tres primeros minutos de su práctica. La idea es responderse cada uno a la pregunta ¿cómo quiero que sea mi meditación? ¿Qué espero de ella? El problema de la motivación en mindfulness Hay dos grandes formas de funcionar a nivel mental: el modo hacer y el modo ser. El modo hacer es el que estamos acostumbrados a utilizar siempre y se caracteriza por tener un objetivo, algo que ganar o solucionar. Estamos acostumbrados a manipular la realidad, a modificarla, para alcanzar nuestras expectativas y objetivos. Con mindfulness se hace lo mismo: según nuestras expectativas, manipular el proceso meditativo para alcanzar lo que queremos. Así, en las prácticas intentaremos buscar la paz, el bienestar, la felicidad o el control de emociones y pensamientos. Sin embargo, por definición, mindfulness constituye el modo ser, que se caracteriza por no tener un objetivo. No queremos que el mundo o nuestra mente sean o funcionen de una forma particular. Solo queremos experimentar lo que son, de forma natural, sin artificio ni construcción mental. Por eso, las expectativas distorsionan la realidad y la manipulan y, por tanto, es importante no tener una motivación especial durante las prácticas de mindfulness, simplemente se debe estar abierto a la práctica. Es una aparente paradoja: para que las prácticas de mindfulness sean beneficiosas, no debe haber expectativas o buscarse nada especial en cada una de ellas. La explicación es que, si alguien busca algo concreto o tiene un objetivo especial en la práctica, ya no está practicando mindfulness, es decir, ya no está presente en la experiencia con apertura y curiosidad La actitud correcta en mindfulness ¿Cuál es la actitud correcta para practicar mindfulness? Es decir, ¿cuáles deben ser nuestras expectativas? No esperar nada. Este aspecto es uno de los más importantes en la tradición budista y se denomina, en japonés, mushotoku. No debemos tener una expectativa concreta. Debemos despojarnos de nuestras imágenes, representaciones y nuestras interpretaciones porque no son la realidad. En la meditación queremos descubrir la realidad tal y como es, no como quisiéramos que fuese. Dado que la meditación es un proceso de observación participativa, nuestras expectativas modifican la realidad, por lo que si tenemos una expectativa clara de cómo queremos que sea nuestra meditación, la estaremos distorsionando. No pensar/no juzgar. Libérate del pensamiento conceptual porque nuestros pensamientos no son la realidad. La realidad es experiencia pura, directa, sin palabras. Los conceptos y razonamientos no son más que obstáculos en el camino. Si aparecen juicios del tipo bueno/malo, me gusta/no me gusta, la práctica fue buena o mala, es que ha aparecido el pensamiento conceptual. Aceptar/no rechazar. Todo lo que aparece en la mente está bien. Acepta tus pensamientos y emociones, por desagradables, negativos o vergonzantes que parezcan. No te juzgues ni te critiques por tener tales pensamientos o por los fracasos que hayas tenido en la vida, y que aparecerán en la meditación. Aunque tú también eres esos pensamientos y emociones negativas, no eres solo eso, sino mucho más. Tu vida es un presente continuo y cualquier cosa que te haya ocurrido en el presente, si practicas mindfulness, no tiene por qué condicionar tu futuro. No forzar. No tienes que forzar nada en la meditación, no hay que esforzarse. No debe haber violencia ni rudeza. El esfuerzo debe ser perseverante pero relajado y amable No resistencia/soltar. No rechaces nada que aparezca en la mente (sobre todo eventos negativos), pero tampoco te aferres a ello (a los positivos). Son las dos caras de la misma moneda. Si te aferras a lo positivo tenderás a rechazar lo negativo ya que, desde en el momento en que hay juicio, surge el apego o el rechazo. Fluye con todo lo que ocurre en la mente, surfeando los fenómenos mentales sin dejarte atrapar por ellos. Pese a lo que podría parecer, dejar de aferrarnos a lo positivo suele ser más difícil que dejar de rechazar lo negativo. Actitud amable hacia uno mismo. Uno de los elementos clave de mindfulness es la actitud de compasión y de amabilidad que debemos mantener hacia nosotros mismos. No debemos enfadarnos por perder la concentración o porque aparezca cualquier tipo de pensamiento o emoción. En las tradiciones orientales se compara la mente a un mono o a un niño pequeño. ¿Quién se enfadaría con un mono pequeño o un niño pequeño por sus travesuras? Esto es así porque en un principio no son responsables de sus actos. Tampoco la mente es responsable. Pensar continuamente es su naturaleza. Mente de principiante. Tendríamos que poder experimentar cada nueva situación o relación interpersonal como si fuese la primera vez que la vivimos, libre del recuerdo de nuestros estereotipos y prejuicios, consecuencia de nuestras experiencias previas, que nos impiden ver la realidad tal cual es. Así, cada práctica de mindfulness es, en verdad, una nueva experiencia, y hay que estar abierto y con curiosidad, ante todo. Paciencia. Los estudios dicen que una práctica constante de unos 20-30 minutos al día empieza a producir cambios psicológicos significativos a las 8-12 semanas. Sin embargo, no debemos tener prisa. Las cosas importantes en la vida solo se consiguen de forma gradual. Los beneficios del mindfulness Pese a que practiquemos mindfulness con la actitud correcta de desapego, es cierto que la meditación posee una serie de

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