El retraso en el habla es una preocupación común para padres y cuidadores. Aunque cada niño tiene su propio ritmo, la ausencia o dificultad para comunicarse verbalmente puede ser indicio de trastornos del neurodesarrollo que requieren atención. En este artículo, profundizamos en señales menos conocidas que pueden ayudarte a identificar estas condiciones.
¿Cuándo debería preocuparme?
Es normal que los niños desarrollen el habla de manera diferente, pero generalmente:
- A los 12 meses, los bebés empiezan a decir sus primeras palabras como “mamá” o “papá”.
- Entre los 18 y 24 meses, combinan palabras para formar frases simples.
- A los 3 años, pueden mantener conversaciones básicas.
Si tu hijo no habla o balbucea para estas edades, es importante observar otras señales y consultar con un profesional.
Trastornos del neurodesarrollo y el habla: señales menos conocidas
- Dificultad para imitar sonidos o gestos
La imitación es fundamental en el aprendizaje del lenguaje. Los niños aprenden a comunicarse reproduciendo sonidos, entonaciones, y movimientos faciales de quienes los rodean. Un niño que no intenta copiar sonidos simples como “mamá”, “papa” o no imita gestos básicos (saludar con la mano, señalar objetos) puede estar mostrando un retraso en habilidades comunicativas. Esta dificultad puede ser una señal temprana de trastornos como el trastorno del espectro autista o retrasos en el desarrollo del lenguaje.
El proceso de imitación es un indicador de que el niño está atento a su entorno y está desarrollando conexiones neuronales para el aprendizaje social y comunicativo. Por eso, cuando la imitación no ocurre o es muy limitada, es necesario investigar más a fondo.
- Escasa interacción social y contacto visual limitado
El lenguaje va más allá de la producción de palabras; es un medio para conectar y relacionarse con los demás. Un niño que evita el contacto visual, que no busca la atención de los adultos para mostrar objetos o compartir intereses, o que parece preferir estar solo, puede estar mostrando signos de dificultades en la comunicación social. Este tipo de conducta es común en trastornos del espectro autista (TEA).
El contacto visual es una de las primeras formas en las que los bebés establecen comunicación no verbal y comienzan a entender el mundo social. Su ausencia puede dificultar el desarrollo del lenguaje y la interacción. Además, la falta de respuesta a su nombre o a situaciones sociales puede indicar un problema en el procesamiento de información social.
- Respuestas no verbales o reacciones tardías
Cuando un niño no habla, puede comunicarse a través de gestos, expresiones o sonidos no verbales. Sin embargo, si estas respuestas son escasas, inapropiadas o tardías, puede indicar que el niño tiene dificultades para comprender o expresar sus necesidades. Por ejemplo, un niño que no señala objetos para llamar la atención, que no sonríe como respuesta a una sonrisa, o que reacciona tarde o no reacciona a estímulos verbales o emocionales, puede presentar problemas en su desarrollo comunicativo.
Estas señales reflejan posibles dificultades en la integración sensorial, en la capacidad de procesamiento del lenguaje o en el desarrollo emocional, factores importantes en trastornos del neurodesarrollo.
- Sensibilidad sensorial atípica
Muchos niños con trastornos del neurodesarrollo presentan una sensibilidad diferente a estímulos sensoriales. Pueden ser hipersensibles (molestados o angustiados por sonidos, luces, texturas) o insensibles (no reaccionar ante estímulos que normalmente llaman la atención).
Esta sensibilidad atípica puede dificultar la exploración y la interacción con el entorno, lo que limita las oportunidades de aprendizaje del lenguaje. Por ejemplo, un niño que se tapa los oídos ante ruidos cotidianos o que evita tocar ciertos materiales puede perderse experiencias clave para desarrollar la comunicación verbal.
Además, esta hipersensibilidad puede generar conductas evitativas o ansiedad, dificultando la socialización y el desarrollo del habla.
- Dificultad para comprender órdenes simples
La comprensión es la base para la comunicación verbal. Un niño que no habla debería, al menos, entender y responder a órdenes o preguntas sencillas como “dame la pelota” o “¿dónde está tu zapato?”.
Si tu hijo muestra dificultad para entender instrucciones básicas o parece no reaccionar ante el lenguaje hablado, puede haber un problema en la comprensión auditiva o en la capacidad cognitiva que afecta el desarrollo del lenguaje.
Esta dificultad también puede manifestarse en el juego, en la resolución de problemas o en la respuesta emocional, y debe ser evaluada para diseñar estrategias de intervención adecuadas.
¿Qué hacer si sospechas un problema?
- Consulta con un especialista: Un pediatra o un neurólogo infantil puede realizar una evaluación inicial y derivarte a un terapeuta del lenguaje, psicólogo o equipo multidisciplinar.
- Estimulación temprana: Los programas de estimulación del lenguaje y la comunicación, cuando se inician a tiempo, pueden mejorar significativamente las habilidades del niño.
- Observa y anota: Registra comportamientos, avances y dificultades. Esto facilitará la evaluación profesional.
- Busca apoyo: Participar en grupos para familias y en terapias grupales puede proporcionar estrategias y soporte emocional.
Conclusión
Identificar a tiempo señales menos evidentes de trastornos del neurodesarrollo puede marcar una gran diferencia en la vida de tu hijo. El silencio no siempre es un problema, pero cuando va acompañado de otras señales, es vital buscar ayuda profesional.
El acompañamiento, la detección temprana y el apoyo adecuado permiten que los niños desarrollen sus habilidades comunicativas y sociales, mejorando su calidad de vida y la de toda la familia.