¿Sabías que no es lo que pasa, sino lo que piensas, lo que te afecta?

La forma en que interpretamos lo que nos sucede determina en gran medida cómo nos sentimos y cómo actuamos. Esta idea, que hoy parece evidente, fue revolucionaria en los años 50 gracias a Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC). Su propuesta, conocida como Modelo ABC, es una herramienta sencilla y práctica que nos ayuda a comprender y modificar la relación entre pensamientos, emociones y conductas. ¿En qué consiste el Modelo ABC? Ellis explicó que muchas veces pensamos que nuestras emociones dependen directamente de lo que nos ocurre. Por ejemplo, creemos que “estoy triste porque alguien me rechazó” o que “me siento ansioso porque tengo una entrevista de trabajo”. Sin embargo, lo que realmente determina cómo nos sentimos no es el hecho en sí, sino la interpretación que hacemos de ese hecho. De ahí surge el Modelo ABC: A (Activating Event – Acontecimiento activador): Es la situación o hecho que ocurre. Puede ser algo externo (una discusión, perder un examen, recibir una crítica) o interno (un recuerdo, una preocupación, un pensamiento intrusivo). B (Beliefs – Creencias): Son los pensamientos, interpretaciones y creencias que elaboramos a partir de lo sucedido. Estas creencias pueden ser racionales (realistas, flexibles, útiles) o irracionales (distorsionadas, absolutistas, rígidas). C (Consequences – Consecuencias): Se refieren a las emociones y conductas que resultan de esas creencias. Ansiedad, tristeza, ira, evitación o bloqueo pueden aparecer si las creencias son irracionales; mientras que calma, aceptación o motivación pueden surgir si los pensamientos son más racionales. Ellis lo resumía así: “No son los hechos los que nos perturban, sino lo que pensamos acerca de esos hechos”. Ejemplo práctico Imagina la siguiente situación: A (Acontecimiento activador): Un amigo no responde tu mensaje. B (Creencia): Opción irracional: “Ya no le importo, seguro me está ignorando a propósito”. Opción racional: “Probablemente esté ocupado, ya responderá cuando pueda”. C (Consecuencia): Si piensas de forma irracional, sentirás ansiedad, tristeza o enojo, y quizás lo enfrentes con reproches. Si piensas de forma racional, mantendrás la calma, esperarás su respuesta y seguirás con tu día. La diferencia está en el B: la interpretación. ¿Por qué es tan importante el Modelo ABC? El Modelo ABC no solo explica cómo funciona nuestra mente, sino que también ofrece un camino para mejorar nuestra salud mental: Favorece la autoconciencia: Aprendemos a identificar qué pensamos y cómo eso impacta en nuestras emociones. Reduce el malestar emocional: Al detectar pensamientos irracionales, podemos cuestionarlos y sustituirlos por otros más adaptativos. Promueve la resiliencia: Nos ayuda a responder de forma más flexible ante las dificultades, sin quedarnos atrapados en reacciones automáticas negativas. Facilita el cambio conductual: Cambiar cómo interpretamos lo que ocurre también cambia cómo actuamos. ¿Cómo aplicar el Modelo ABC en tu vida? Ellis proponía un ejercicio práctico que cualquiera puede incorporar en su día a día: Anota el acontecimiento (A): Describe lo que sucedió de manera objetiva, sin juicios. Ejemplo: “Llegué tarde al trabajo porque había mucho tráfico”. Identifica tu creencia (B): Pregúntate qué pensaste en ese momento. Ejemplo: “Soy un desastre, nunca hago nada bien” o “Hoy el tráfico estaba peor de lo normal, no siempre está en mis manos llegar puntual”. Observa las consecuencias (C): Toma nota de cómo te sentiste y qué hiciste después. Ejemplo: Con la primera creencia aparece culpa y desmotivación; con la segunda, aceptación y capacidad para seguir con tu día. Reformula tu pensamiento: Sustituye la creencia irracional por una más realista y útil. Ejemplo: “Hoy llegué tarde, pero puedo avisar la próxima vez y salir con más tiempo para prevenirlo”. Este ejercicio, repetido con frecuencia, entrena a la mente para detectar pensamientos automáticos irracionales y transformarlos. Los cuatro tipos de creencias irracionales más comunes Albert Ellis identificó varias creencias irracionales que suelen estar en la base del malestar emocional: Exigencias absolutistas: Pensar en términos de “debo” o “tengo que”. Ejemplo: “Debo ser amado y aceptado por todos”. Catastrofismo: Magnificar lo negativo. Ejemplo: “Si fracaso en esto, será terrible y no lo soportaré”. Baja tolerancia a la frustración: Creer que no se puede manejar la incomodidad. Ejemplo: “No puedo soportar que las cosas no salgan como quiero”. Condena global: Juzgar a uno mismo o a los demás de manera absoluta. Ejemplo: “Si me equivoco, soy un inútil”. Aprender a reconocerlas es el primer paso para cambiarlas. Más allá del ABC: la “D” y la “E” Con el tiempo, Ellis amplió su modelo e incluyó dos pasos más: D (Dispute – Debate): Cuestionar activamente las creencias irracionales. Preguntarse: ¿Qué pruebas tengo de que esto es verdad? ¿Es útil pensar así? ¿Existe otra interpretación posible? E (Effect – Efecto): Los efectos positivos de sustituir la creencia irracional por otra racional. Aparecen emociones más sanas y conductas más adaptativas. De este modo, el modelo completo es ABCDE, un esquema aún más práctico para el cambio personal. Conclusión El Modelo ABC de Albert Ellis es una herramienta poderosa para comprendernos mejor y transformar nuestro bienestar emocional. Recordemos: no siempre podemos elegir lo que nos ocurre, pero sí podemos decidir cómo interpretarlo. Ese cambio de perspectiva puede marcar la diferencia entre sentirnos atrapados en la ansiedad o vivir con mayor serenidad y resiliencia. Practicar el Modelo ABC es, en definitiva, un ejercicio de autocuidado y de responsabilidad personal con nuestra salud mental.    

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